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La “barrida” en el Poder Judicial evidencia la “descomposición de la dictadura”

Economista Enrique Sáenz analiza la “tragedia” de los migrantes y las remesas, el “crecimiento mediocre” de Nicaragua, y las promesas del TLC con China

Corte Suprema de Justicia de Nicaragua

Fachada de la Corte Suprema de Justicia, en Nicaragua. // Foto: Archivo

Carlos F. Chamorro

21 de noviembre 2023

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La “renuncia” forzada del secretario general del SICA, Werner Vargas, y la nominación de Valdrack Jaentschke como su sustituto –coincidiendo con la elección de la costarricense Gisela Sánchez como presidenta del BCIE, con el voto de Nicaragua– forma parte del toma y daca de las negociaciones políticas entre los Gobiernos de Centroamérica, considera el economista nicaragüense Enrique Sáenz. 

Sin embargo, Sáenz destaca la expectativa de que la nueva presidenta del BCIE se distancie de la gestión del presidente saliente Dante Mossi, y promueva una gestión transparente que no esté al servicio de los regímenes dictatoriales de la región. 


En esta entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, el investigador de la Fundación Puentes para el Desarrollo, analiza las tasas de “crecimiento económico mediocre” que The Economist Intelligence Unit pronostica para Nicaragua, la “tragedia” del impacto de las remesas familiares para dinamizar el consumo, la promesa del TLC entre China y Nicaragua, y el impacto político y social de la barrida de más de 900 funcionarios en el Poder Judicial. 

¿Qué significa la renuncia de Werner Vargas, el funcionario nicaragüense que fue electo secretario general del SICA en agosto de 2022, y la terna que Daniel Ortega envió a los Gobiernos de Centroamérica para sustituirlo, encabezada por el exvicecanciller y encargado de negocios en Costa Rica Valdrack Jaentschke? 

Normativamente, este señor no es funcionario del Gobierno de Ortega, no lo designó Ortega, sino que fue resultado de una elección por parte de un órgano del Sistema de Integración Centroamericana. Entonces, estamos frente a una renuncia anómala, ante quien formalmente no debía renunciar, de tal forma que, el órgano que lo designó –que es el conjunto de los presidentes centroamericanos– no podemos asumir que ha recibido su renuncia.

Desde el punto de vista político, es la confesión manifiesta de cómo Ortega pretende gestionar sus relaciones con el Sistema de Integración Centroamericana. Él designa al secretario general, cuando tampoco le corresponde designar al secretario general porque la Secretaría General, que es la máxima representación del sistema, no es patrimonio o está matriculada con un Gobierno. 

Sin embargo, con la presentación de, primero la comunicación en la que afirma de que prácticamente la Secretaría General para este periodo es patrimonio de Ortega; y segundo, inmediatamente presenta la troika, teóricamente asumen que esa es una formalización de la renuncia de Werner, se abre un proceso político de elección donde seguramente Ortega va a pretender imponer el candidato que ha seleccionado. 

El viernes 17 de noviembre, los gobernadores del BCIE eligieron a la ingeniera Gisela Sánchez como nueva presidenta ejecutiva, una funcionaria costarricense, después de descartar la reelección de Dante Mossi. ¿Qué significa esta nueva elección? 

Es una evidencia de que estas designaciones o elecciones obedecen a un toma y daca, a negociaciones. Originalmente, se sabía que había una alianza entre Honduras, El Salvador y Nicaragua para elegir a un candidato salvadoreño. No había todavía una candidatura costarricense. Cuando salieron dos candidaturas costarricenses y una de Guatemala, las aguas empezaron a agitarse de tal forma que, aunque era predecible que iba a ser electa la candidata de Costa Rica, hasta el último momento, no había una absoluta seguridad. 

(La elección de Gisela Sánchez) significa la expectativa de que se rompa lo que impuso Dante Mossi de respaldar abiertamente regímenes autoritarios, empezando con Ortega, pero además con una gestión desde el punto de vista más allá de lo político, dudosa en cuanto a la transparencia en la asignación y en la ejecución de estos fondos. La expectativa es, en primer lugar, que la nueva presidenta abra un proceso de auditoría sobre cómo se ejecutaron, cómo se gestionaron los fondos bajo la presidencia del BCIE, que le imprima una tónica distinta, por lo menos que muestre independencia frente a Gobiernos, empezando por el suyo propio. 

En segundo lugar, que muestre transparencia en la gestión de los fondos. Y, en tercer lugar, que abra la caja del BCIE para que medios de comunicación, organizaciones sociales, organizaciones políticas, centros de investigación puedan escrutar cómo se gestionan, cómo se administran los fondos del BCIE. Hay una gran oportunidad.

En esta elección, Ortega se distanció a última hora de uno de sus principales aliados, que era Honduras y apoyó a la candidata de Costa Rica. ¿Estaría esperando Ortega reciprocidad de parte de Costa Rica y que respalde ahora a Valdrack Jaentschke, como su candidato a secretario general de SICA? 

Ortega no se ha quedado quieto en estos procesos frente a la renuncia de Mossi. Hasta el último momento era un defensor de Mossi. Al final, se sumó al consenso y apareció como parte del consenso, precisamente como una estratagema para la elección de la nueva presidencia y tener vela en ese entierro, y apoyar en último momento, ya cuando el barco estaba saliendo y de todas maneras iba a ser electa con sus votos o sin sus votos, para tratar de ver si puede rescatar el apoyo de Costa Rica y de algún otro Gobierno. 

La otra noticia es el impacto que está teniendo en la economía nicaragüense el flujo de remesas familiares que está llegando al borde de los 5000 millones de dólares en 2023, que sería el 30% del Producto Interno Bruto y está provocando un efecto dinamizador. Las empresas distribuidoras de productos de consumo, el comercio, están registrando un gran crecimiento en sus ventas. ¿Qué hay detrás de esta aparente normalidad? 

Son dos tragedias. Primero, porque han crecido de manera espectacular las remesas por la tragedia que significa esta hemorragia de nicaragüenses hacia Estados Unidos, hacia Costa Rica y hacia otros países. Una tragedia que va a ser muy difícil de revertir en el mediano y el largo plazo, porque está afectando la estructura sociodemográfica del país y la principal fuerza productiva, que es el factor humano. 

Otra tragedia es que la evidencia del principal fracaso en la gestión económica de la dictadura deviene en un elemento para que la dictadura exhiba presuntos éxitos. 5000 millones de dólares, que es lo que se estima que va a ser al final del año, es como que alguien te regale cada año 5000 millones de dólares contantes y sonantes. 

Efectivamente, uno de los primeros impactos es en el consumo, porque la mayor parte de estas remesas vienen para personas afectadas por el subempleo, el desempleo, y por la carestía de la vida. Las ocupan para comprar comida, ropa, zapatos. En el crecimiento económico, uno de los principales dinamizadores es el consumo. Pero las remesas no solo repercuten en el consumo, como son divisas líquidas entonces los voceros de la dictadura (dicen) que hay reservas récord en el Banco Central, pero jamás dicen que esas reservas de divisas récord son resultado de esta tragedia que se expresa en las remesas. 

Pero, además del consumo, la mayor parte de las remesas se canalizan por medio del sistema bancario y, de alguna forma, aunque se consume, esto está reciclándose y alimenta la liquidez de los bancos. Entonces empiezan los pregones triunfales sobre la solvencia de los bancos, sobre las utilidades de los bancos. 

También tiene otro impacto, y es que una importante parte de este consumo paga impuestos, los que compran productos importados, otra parte están grabados por el IVA. En consecuencia, también representan ingresos para el Presupuesto General de la República.

Sin embargo, ninguno de los voceros, empezando por Ortega, ha tenido la generosidad de reconocer el sacrificio, porque detrás de cada dólar que entra en remesas hay un nicaragüense sacrificado en el exterior, hay un nicaragüense que trabaja doble y hasta triple jornada para ayudarle a su familia y por eso decía que son dos desgracias. Primero, la desgracia que significa la hemorragia de nicaragüenses al exterior y después que la dictadura obtenga réditos en términos de propaganda a nivel económico y político. 

El último informe de The Economist Intelligence Unit pronostica para Nicaragua un “crecimiento mediocre” del 2.6%, no solo para 2024, sino hasta 2028. Y en parte lo atribuyen al sistema extorsivo que extrae exageradamente ingresos fiscales de las empresas. Y dice este informe que el régimen está dependiendo de las promesas de China, del Tratado de Libre Comercio, de supuestas inversiones en infraestructura, para fomentar el crecimiento económico futuro. ¿Es sostenible este modelo? 

Si uno ve el último mes que el Banco Central publicó datos sobre empleo en las zonas francas, han perdido casi 19 000 empleos. ¿Cómo se explica que haya crecimiento económico con desempleo? Y cuando uno va a los afiliados al INSS se encuentra que, entre marzo y septiembre, el INSS ha perdido casi 15 000 afiliados. Esto significa que 15 000 trabajadores que tenían empleo se fueron a la calle, quiere decir que hubo empresas que quebraron o que disminuyeron sus actividades y tuvieron que echar gente a la calle. Entonces, detrás de estos pregones triunfales del 4%, el 5% (de crecimiento), ¿qué tiene que ver con la gente y con el empleo un “crecimiento económico” que provoca daño a la población en lugar de beneficiarla? Y por el lado de los precios, en 2022, solo el componente de comida creció según el Inide en 22%, pero el ajuste al salario mínimo fue el 10%, menos de la mitad. El ajuste en la zona franca fue 8%. El ajuste a los trabajadores del Estado fue 5% y el ajuste de las pensiones fue 2%. ¿Qué significan estos datos? Hambre, lisa y sencillamente, hambre. 

Y si tomamos las previsiones de que en los próximos años el crecimiento económico va a ser menor, pues obviamente el sufrimiento de la gente va a ser mayor. 

En el presupuesto de 2024 no existe ninguna previsión del impacto del Tratado de Libre Comercio con China y de las supuestas inversiones de China en infraestructura. Sin embargo, el Gobierno está promocionando la alianza con China como la gran panacea de la solución del crecimiento económico del país. 

En primer lugar, hay que ver qué ha ocurrido en el vecindario. Bukele visitó China en 2019, fue recibido con parada militar y alfombra roja por el presidente de China. Vino con un paquete de promesas, más que de compromisos. Y si hablamos de relaciones comerciales, los chinos en realidad, son comerciantes, se guían por el afán de lucro. 

El Salvador, en 2020, exportaba un dólar en mercancía y compraba 30 dólares. En 2022, esa proporción pasó (a) El Salvador exportando un dólar y China vendiendo 60 dólares. Y en 2023 esa brecha comercial se sigue ensanchando, es decir, las relaciones comerciales de una economía competitiva como la China, con economías bastante rezagadas como las de Centroamérica, es un negocio para los chinos, no para los países con el nivel de rezago que tiene Nicaragua. 

Todavía no se conoce el texto del Tratado. Pero el carbón aparece como un producto de libre comercio: ¿ y por qué metieron el carbón? ¿Cuándo ha exportado Nicaragua carbón? ¿Es que van a acabar con los bosques?

Estoy hablando de la poca seriedad, porque –más que motivaciones económicas– esta desesperación de Ortega por mostrar que es un socio privilegiado de la potencia emergente mundial China, es por motivos políticos, para trasladarlo a su base cada vez más escuálida un mensaje de esperanza que las cosas van a mejorar; a los sectores empresariales, que las cosas van a mejorar, pero también a la comunidad internacional. 

Vuelvo al tema del SICA. En realidad, la Secretaría General del SICA es relativamente irrelevante, estuvo Vinicio Cerezo cinco años y pues no, no pasó nada, pero si es relevante para Ortega, por su afán de trasladar la crisis nacional al ámbito regional y el ámbito internacional quiere tener un sirviente en la Secretaría General para tratar de forzar a meter a Rusia como observador, sacar a Taiwán del BCIE, donde todavía está, y meter a China a jugar en el ámbito centroamericano. 

Esto es por motivos de la asfixia política que tiene Ortega. Pero cuando uno ve el vecindario, los chinos no regalan nada, solo regalan estadio como le regalaron a Costa Rica o una biblioteca como le regalaron a Bukele. Pero lo demás son visiones. 

La otra noticia que ha tenido más impacto dentro del sector público y dentro del propio partido Frente Sandinista es la barrida que se ha ejecutado en el Poder Judicial con el despido de más de 900 funcionarios judiciales y también trabajadores administrativos y de servicio, que ha dejado este poder del Estado totalmente paralizado. Aunque las diez vacantes de magistrados a la Corte Suprema de Justicia que se habla, van a ser objeto de premio político de parte del régimen. También se está posponiendo para enero de 2024. 

Hay que contrarrestar el discurso de la dictadura y algunas opiniones desde los sectores opositores que esto es por razones de corrupción. Si fuera por razones de corrupción, todo el Estado quedaría desmantelado porque estamos hablando de un Estado mafioso.

He escuchado también que es por razones de lealtad. Allí todos han demostrado a lo largo de todos estos años y su permanencia ha estado condicionada por su nivel de servilismo. Si hay algún tipo de competencia es, por ver, no quién era menos leal, sino quién ha sido más servil. Estamos frente a una evidencia de la descomposición de la dictadura, que saben que están erosionados cada vez más en las bases que los apoyaban, que se atrincheran por este sentimiento de paranoia que les da a los dictadores cuando ven que se van socavando las bases de su poder, empiezan a desconfiar de todo mundo. 

Es la primera vez que ocurre algo de estas dimensiones a lo largo de los 16 años con Ortega en el poder. Esto puede ser un punto de quiebre. ¿Por qué solo en el aparato judicial? Hay que esperar que (con) estas mismas motivaciones que han llevado a esta barrida, también la mira esté puesta en otras instituciones. 

Obviamente, aquí van trabajadores que no tienen nada que ver con la represión, que no tienen nada que ver con la corrupción y hay un impacto en las familias, en los ingresos, porque lo están despidiendo sin indemnizar, sin pagarles el décimo tercer mes. 

Pero también hay un efecto político que es difícil de medir en el sector público. Desde mi punto de vista, estamos frente a una evidencia de descomposición de la dictadura. ¿Qué Ortega se va a caer mañana? No. A lo mejor, Dios quisiera, pero sí es una evidencia de que no estamos frente a una dictadura en proceso de fortalecimiento, es una dictadura que cada vez se debilita más.

El problema es que la principal fortaleza de la dictadura es la debilidad de la oposición, de los liderazgos y de las organizaciones opositoras. Entonces, Ortega comete desmanes, incluso deslizamientos como este, y el precio que paga es relativamente bajo porque no hay quien lo cobre.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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