19 de mayo 2023
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Cuando el avión que traslada al embajador estadounidense Kevin K. Sullivan despegue este viernes 19 de mayo del Aeropuerto Internacional de Managua, con rumbo a Washington, las relaciones entre Nicaragua y Estados Unidos quedarán en su punto más bajo en 34 años. Nicaragua no tendrá un nuevo embajador de Estados Unidos, aunque sí un experimentado diplomático en un rango menor.
La sede diplomática estadounidense quedará a cargo de un encargado de negocios, representado por Kevin Michael O'Reilly, quien se ha desempeñado en puestos en Panamá, México, Argentina y República Dominicana.
También fue director superior de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Cumplimiento de la Ley en la Embajada de los Estados Unidos en Bagdad, Irak, y director de Asuntos Latinoamericanos en la Oficina de Asuntos Internacionales del Departamento de Seguridad Nacional, entre otros puestos diplomáticos relevantes.
O'Reilly será el interlocutor con la dictadura orteguista
El exembajador estadounidense en Panamá John Feeley, un conocedor de la región con una experiencia de 29 años en el servicio diplomático de su país, defendió las credenciales de O'Reilly --con quien trabajó en el país canalero-- para asumir las volátiles relaciones entre el país norteamericano y la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“O'Reilly llega a Managua en un momento bastante tenaz y difícil. Parte de su trabajo involucra la cuestión administrativa y el manejo del personal de la Embajada, en lo cual es experto. Ha trabajado en embajadas en toda la región. Habla un perfecto español. Ha laborado en importantes puestos en la Casa Blanca. No hay mejor reemplazo para Sullivan que O'Reilly ”, valora Feeley.
Añade que “más allá, O'Reilly será el interlocutor responsable del diálogo con el régimen Ortega-Murillo. Aquí Kevin utilizará sus formidables destrezas diplomáticas, la discreción y su aguda inteligencia. Si los vientos políticos cambian será primero, porque el régimen reconozca que su dictadura no es sostenible y va a buscar una salida, y dos, será por la interlocución de embajadores talentosos como los dos Kevin”.
La embajada de Estados Unidos en Managua comunicó en una nota de prensa que O'Reilly llegará en junio para asumir la sede diplomática, y que trabajará en su misión en Nicaragua con la ministra consejera Carla Fleharty.
La última vez que las relaciones entre Managua y Washington estuvieron en un punto tan mínimo fue en 1988, cuando Nicaragua, gobernada en ese entonces también por Daniel Ortega y la Dirección Nacional del Frente Sandinista, expulsó al embajador norteamericano Richard Melton y otros diplomáticos de menor rango.
La sede diplomática norteamericana estuvo administrada entonces por el encargado de negocios interino John P. Leonard, hasta 1990, cuando con la llegada de la democracia, se normalizaron las relaciones con el nombramiento del embajador Harry Shlaudeman.
El retiro del plácet a Hugo Rodríguez
Las tensiones con Estados Unidos se agravaron cuando la dictadura orteguista retiró en julio de 2022 el beneplácito concedido al candidato a embajador de los Estados Unidos en Nicaragua, Hugo Rodríguez, apenas horas después que éste compareciera ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado del país norteamericano, abogando por el retorno a la democracia y el cese a las violaciones de derechos humanos en el país.
La salida de Sullivan culmina una misión de cuatro años y medio, caracterizada por las tensiones generadas por las constantes diatribas de Daniel Ortega en contra de Estados Unidos y los ataques personales en contra del embajador por parte de Rosario Murillo.
El 11 de octubre de 2021, Murillo, leyó una carta, que posteriormente fue replicada como una nota oficial por la Cancillería de Nicaragua, en la que atacó visceralmente a Sullivan por felicitar a CONFIDENCIAL, por sus 25 años de existencia.
“Felicidades CONFIDENCIAL por sus 25 años defendiendo los valores democráticos de la libertad de prensa y del periodismo independiente”, escribió Sullivan en Twitter.
“Absténgase, señor Sullivan, de seguir violentando nuestra concordia nacional, y renuncie de querer imponer su vulgar, rastrera, aberrante, insolente, innoble, abominable y decadente política yanqui, que declaramos, una vez más, nada grata para los nicaragüenses”, advertía la misiva dictada por el régimen.
Los dos escenarios de la relación con EE. UU.
Manuel Orozco, investigador del Diálogo Interamericano, advirtió que la salida de Sullivan abre las puertas a dos escenarios políticos potenciales en las relaciones entre Estados Unidos y Nicaragua, que no necesariamente están vinculados a la política exterior de ambas naciones.
“El primero es la continuidad ante el impasse que creó Nicaragua al no reconocer al nuevo embajador estadounidense, lo que mantiene a Estados Unidos con una posición de bajo perfil. El segundo escenario es de un esfuerzo más proactivo de la diplomacia norteamericana sobre Nicaragua, tocando puntos claves, entre otros, la relación con el representante en Washington (embajador Francisco Campbell) o la apelación por reconocer al embajador (Hugo) Rodríguez”, explicó Orozco.
“El primer escenario es más probable, dado el clima electoral que prevalece en Estados Unidos y que resalta mantener un bajo perfil en las relaciones diplomáticas por el momento”, añadió.
El pináculo de la gestión diplomática de Sullivan en Nicaragua fue su gestión durante la excarcelación y posterior destierro por parte de la dictadura orteguista de 222 presos políticos, que fueron llevados en un vuelo chárter hacia Estados Unidos en la madrugada del 9 de febrero de 2023.
“No es para minimizar los talentos de Sullivan, pero honestamente creo que cualquier embajador americano hubiese podido bregar con Ortega - Murillo para lograr la liberación de los presos. Como es sabido, en realidad no hubo una negociación per se. La dictadura decidió que ya no quería tener a los 222 dolores de cabeza en casa y utilizó a los EE. UU. como válvula de escape”, opinó el exembajador Feeley.
“Por los valores y principios de nuestra política, los EE. UU., representados por el embajador Sullivan, aceptó la oferta de una vez. Y luego Kevin Sullivan instrumentó la operación con la precisión de un cirujano. O'Reilly lo puede hacer igual. Y los dos serían los primeros en confesar que ningún embajador trabaja solo, es trabajo de un equipo”, añadió.
El viernes 19 de mayo, el embajador Sullivan publicó un video de despedida de su gestión en Nicaragua, en el cual recordó algunos de los principales experiencias vividas durante estos cuatro años y medios, como la represión a las protestas ciudadanas de 2018, el apoyo de Estados Unidos a los procesos de Diálogo Nacional y el trabajo para lograr la salida segura de los 222 presos políticos desterrados por la dictadura.
“Recuerdo también cómo apoyamos el diálogo político que reunió a diversos líderes con un propósito noble y que ofreció grandes esperanzas para el país, pero que se interrumpió demasiado temprano. La brutal represión que ocurrió tanto antes como después ha dejado profundas cicatrices, las cuales deben ser sanadas para que Nicaragua se convierta en el país vibrante e inclusivo que esta destinado a ser”, dijo Sullivan en el video.
Nombramiento de Kevin O'Reilly es a largo plazo
Un exdiplomático nicaragüense explicó --bajo condición de anonimato-- que los alcances y limitaciones de un encargado de negocios son casi iguales a los de un embajador.
“Es un jefe de misión y no existe impedimento para que este se relacione con las más altas autoridades del país donde ha sido acreditado. En términos protocolarios tiene un rango inmediatamente inferior al de embajador, ante los cuales no podrá tener precedencia en los actos oficiales”, explicó.
“El nombramiento de un encargado de negocios significa en este caso específico que las relaciones entre los dos países no son óptimas, debido a desacuerdos importantes. Normalmente el cargo de encargado de negocios es temporal. Pero en este caso, el nombramiento de Kevin O'Reilly se hizo expresamente como encargado de negocios de largo plazo, con lo que adquiere una connotación diferente, claramente un reflejo de la anormalidad en las relaciones”, resaltó.
Orozco, de Diálogo Interamericano, subrayó que un encargado de negocios tiene la experiencia y habilidad para manejar cualquier tipo de relación política. “Toda vez que tenga la autoridad para ejercer diplomacia y política exterior a la vez. Su gestión diplomática será limitada en el corto plazo, pero avanzará positivamente en coincidir con una política exterior más proactiva a fin de año”, puntualizó.
Las consecuencias de las tensiones con Estados Unidos
El especialista estimó que la política exterior de Nicaragua, que se enfoca en aislarse del mundo, tendrá implicancias en un mediano y largo plazo en el caso de la relación con Estados Unidos.
“La lectura de Estados Unidos es que esta es una etapa de consolidación dinástica que apunta a que en 2024 la familia Ortega Murillo se perfile con una masa mínima de clientes políticos y económicos que les permita entrar en 2025 con suficiente asidero para entregar el mando a Rosario Murillo”, opinó.
Estados Unidos mantiene una campaña por sus redes sociales destacando que son el principal socio comercial de Nicaragua, en detrimento y con una considerable diferencia, de los principales aliados políticos de la dictadura, como China, Irán, Venezuela y Cuba.
“Para Estados Unidos, la dirección antidemocrática de Nicaragua hacia los próximos siete años hace que este país reconsidere el bajo perfil en su política exterior y más bien acelere ciertas medidas como las relacionadas con el CAFTA y la migración, permitiendo una mayor salida de nicaragüenses, mientras reduce las relaciones comerciales con Nicaragua”, añadió.
Para el exdiplomático, la mala relación de Nicaragua y Estados Unidos llegó a un callejón sin salida, del cual solo hay dos caminos posibles: Una mejora, o la ruptura total.
“El mejoramiento de las relaciones diplomáticas sería consecuencia de un acuerdo en el que se recojan los principales requerimientos que ha hecho la comunidad internacional y en particular la Organización de Estados Americanos”, expuso.
“En caso de un empeoramiento de las relaciones, el paso subsiguiente sería reducir el personal diplomático, dejando solamente a un encargado de asuntos administrativos. Después vendría la ruptura de relaciones diplomáticas y el cierre de la embajada, un escenario que no se prevé en la actual coyuntura político diplomática”, advirtió el exdiplomático.
