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Daniel Zovatto: El ‘patinazo’ de la “narrativa” de Lula sobre Maduro en Venezuela

América Latina acude a la OEA en un estado de “polarización política”; elecciones en Guatemala, Ecuador, y Argentina apuntan a segunda vuelta

Daniel Zovatto

El politólogo Daniel Zovatto. // Foto: IDEA

Carlos F. Chamorro

5 de junio 2023

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América Latina concurrirá a la próxima reunión de cancilleres de la OEA en Washington el 21 de junio de 2023 en un estado de “fragmentación y polarización política”, con el liderazgo del secretario general Luis Almagro “agotado”, considera el politólogo Daniel Zovatto, director regional de IDEA Internacional para América Latina.

“La OEA se va a mover hasta donde sus países miembros estén dispuestos a dejarla moverse”, opina Zovatto, y advierte que a pesar de los intentos por “fortalecer la Carta Democrática”, me temo que “no vamos a tener sorpresas positivas en la próxima Asamblea General, en materia de democracia, respecto de Venezuela y de Nicaragua”.

En un entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL Zovatto analiza las consecuencias del patinazo de Lula, presidente de Brasil, quien fue criticado por Chile, Uruguay, Paraguay y Ecuador en la cumbre de países sudamericanos cuando calificó como una “construcción narrativa” el autoritarismo en Venezuela y las violaciones a los derechos humanos. 

Al comentar sobre el ciclo electoral 2023 en América Latina, que monitorea Idea Internacional, Zovatto considera que las elecciones presidenciales programadas en Guatemala (25 de junio), Ecuador (20 de agosto), y Argentina (22 de octubre) se definirán en segunda vuelta.


Una de las noticias de la semana ha sido una cumbre de presidentes sudamericanos que promovió el presidente de Brasil, Lula, en Brasilia, con la presencia del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. ¿Qué dejó esta cumbre para Lula y para Maduro?

Hay que dividir dos temas. Por un lado, la reunión bilateral de Lula con Maduro el día previo a la reunión que después hubo de Lula con todos los presidentes sudamericanos, salvo el caso de Perú, que estuvo representado por el primer ministro.

Lo que más críticas le causó a Lula fue la manera en que él recibió a Maduro previo a la cumbre. En algunos casos, sin haberle avisado a los presidentes, como lo reclamó el propio presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, que dijo: “Yo no estaba enterado de que esto iba a ocurrir”. Pero es por sobre todo la manera en que se expresó Lula respecto de Maduro, al que llamó “compañero” en un exceso de retórica y a su vez de la manera que describió a Venezuela diciendo que lo que estaba pasando en Venezuela era una “construcción narrativa” en contra del régimen de Maduro.

Esto obviamente generó un nivel de crítica generalizado tanto dentro de Brasil como fuera de Brasil y dentro de varios de los propios presidentes que atendieron a la cumbre, particularmente Luis Lacalle Pou y el caso del presidente de Chile, (Gabriel) Boric. Fíjate cómo titularon dos de los principales periódicos brasileños este acto, O Globo dijo: “La recepción de Lula a Maduro fue una vergüenza”. Y en el caso del otro periódico muy conocido, Estadao, dijo: “Lula avergüenza a Brasil al abrazar a Maduro”. Así que realmente, no solamente a nivel de los medios de comunicación, sino también de muchos de los analistas y también dentro de la región latinoamericana, dentro del cual yo me incluyo.  

La falsa “narrativa” de Lula

Pero aparte de esas críticas tajantes que esgrimieron el presidente de Uruguay y el presidente de Chile, invocando cuestiones de principios sobre temas de democracia y de derechos humanos, la mayoría de los otros Gobiernos simplemente callaron. Y bueno, al final de cuentas Maduro terminó formando parte de esta comunidad de presidentes sudamericanos. ¿Esto es un aval para Maduro?

Es un aval para Maduro el hecho de haber sido invitado por Lula y de la manera que Lula se expresó, pero no creo que sea un aval completo, porque vuelvo a decir no solamente el presidente Luis Lacalle Pou, también el presidente Boric, pero también el caso del presidente de Paraguay, y también en el caso del presidente de Ecuador, tuvieron comentarios críticos respecto de la situación que se vive en Venezuela ahora. 

Esto hay que ponerlo en el contexto del otro tema que debemos analizar, que fue la necesidad que hay y el consenso que existe en Sudamérica de la importancia de relanzar el proceso de integración dentro de los países sudamericanos, precisamente porque es un proyecto que ha venido teniendo sus altos y bajos. Unasur se creó en el año 2008. Luego, con la llegada de los presidentes más bien de centroderecha, a partir de 2015 a 2017 se desinfló, se creó Pro Sur. Luego con el nuevo cambio de ciclo político, ahora se está tratando de relanzar Unasur. En esta reunión, del martes 30, uno de los objetivos centrales que tenía Lula era precisamente ver si había consenso para relanzar Unasur. Y ese consenso no quedó plasmado en la declaración final llamada Consenso de Brasil, que tiene nueve puntos. En mi opinión, más allá del dislate con Maduro, creo que América Latina en general y de manera especial. América del Sur. si es una unidad geopolítica, sí necesita retomar el proceso de integración, porque tiene muchas cosas que ofrecer en un mundo que está necesitando precisamente alimentos, energía, minerales estratégicos, que está ofreciendo posibilidades de nearshoring

Así que esa iniciativa de Lula es muy bienvenida, como también fue bienvenido a la posibilidad de ver cómo se puede, si es que es posible, ayudar a Venezuela a encontrar una salida de su laberinto, tratando de que se retomen las negociaciones que están interrumpidas en este momento en México entre el Gobierno y la oposición y sobre todo, generar garantías para que las elecciones de 2024 se lleven a cabo con un ámbito de integridad electoral, de manera tal de que quien resulte electo tenga la legitimidad del caso, cosa que en este momento no la tiene Maduro.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (der.), y su homólogo venezolano, Nicolás Maduro. Foto: EFE / André Coelho

¿Puede Lula jugar ese papel que sea del que se había hablado, antes de ser un puente, si no acaso un mediador en Venezuela cuando este ha tomado partido abiertamente por el régimen de Maduro?

Ese es el patinazo que pega Lula, el lunes 29, cuando recibe a Maduro y cuando tiene los comentarios respecto de Maduro, pero sobre todo de la situación de Venezuela, que han sido totalmente críticos. Esto generó, obviamente, un rechazo rotundo de parte de los diferentes sectores de oposición venezolana que dicen “con esas expresiones usted se descalifica como posible mediador”. También hemos visto que él tuvo el interés de jugar un papel de mediación en la guerra entre Rusia y Ucrania, y precisamente por sus comentarios Zelenski, en la reciente reunión del G7, en la que fue Lula, y que había supuestamente una reunión pautada entre Zelenski y Lula. Finalmente, esa reunión no se llevó a cabo y esa mediación también ha quedado suspendida en el aire. Así que hay un gran interés de Lula por retomar un protagonismo internacional, como tuvo en sus primeras dos presidencias, cuando Obama lo calificó como el presidente más popular del mundo. 

Aprovechar y reinsertar a Brasil en el escenario internacional, porque los cuatro años de Bolsonaro fueron prácticamente de aislamiento de Brasil, salvo unas pocas excepciones, pero de momento sus varios intentos se le están complicando y uno de ellos es el caso precisamente de Venezuela, que aunque con buenas intenciones, sus expresiones realmente le jugaron una mala pasada.

¿Cómo impacta este discurso de Lula sobre Venezuela, en otros casos? Por ejemplo, en el de Nicaragua ¿Cómo se ve la crisis de Nicaragua en este contexto? ¿Podría mañana Lula decir que las violaciones a derechos humanos en Nicaragua también son una “construcción narrativa”?

No, creo que después del error que ha cometido respecto de Venezuela, afortunadamente para Nicaragua no corresponde. Fíjate, que justo esta semana también en Madrid se presentaba un informe muy importante en materia de derechos humanos. CASLA, un instituto que está monitoreando la situación de los derechos humanos y que daba cuenta también con datos de las investigaciones que está llevando a cabo la Corte Penal Internacional, el alto comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de las groseras violaciones de derechos humanos de los más de 200 presos políticos. Y uno de los comentaristas de ese informe era precisamente el expresidente Felipe González, que dijo: “no es posible blanquear una situación que no permite bajo ningún punto de vista que sea blanqueada”. Es decir, le ha llovido munición dura porque realmente ha cometido un exabrupto y creo que afortunadamente para Nicaragua, eso lo blinda para que mañana no pueda terminar diciendo que también lo que ocurre en Nicaragua es una narrativa construida.

OEA, Almagro y la fragmentación de América Latina

Este encuentro desencuentro de los países sudamericanos, ¿dice algo sobre lo que podría ocurrir en la Asamblea General de la OEA dentro de un mes del 21 al 23 de junio?. Hay un intento por relanzar la Carta Democrática Interamericana, y por el otro, pareciera que hay también un agotamiento del liderazgo de Luis Almagro en la OEA. ¿Qué se puede esperar de esta Asamblea de cancilleres?

La OEA se va a mover hasta donde sus países miembros estén dispuestos a dejarlo moverse. Obviamente, el papel de liderazgo del secretario general siempre juega a favor o en contra. Creo que el liderazgo del señor Luis Almagro como secretario general de la OEA se ha agotado hace rato. Los próximos años que todavía le quedan de su mandato, de una manera u otra van a limitar la capacidad de incidencia que pueda tener la OEA. Pero aun teniendo muy buen secretario general, con mucho liderazgo y con mucha llegada a los diferentes presidentes, creo que la OEA depende del nivel de voluntad política que tengan sus países miembros.

Luis Almagro, secretario general de la OEA. Foto: EFE

Lo que estamos viendo es que hay un nivel muy importante de fragmentación y de polarización que se expresó esta misma semana, particularmente cuando se acaba de aprobar, en el ámbito del Consejo Permanente, un aumento del presupuesto y eso generó una batalla campal, quizá de las más duras que ha habido en la OEA. No tanto por el tema de derechos humanos o el tema de democracia, sino por el tema de presupuesto, con posiciones muy fuertes y muy duras que llevaron a una aprobación en una votación muy dividida, 25 a favor del aumento del presupuesto, cinco votos en contra y otras abstenciones, y que creo que se va a repetir esta discusión en el ámbito de la Asamblea General. Así que, y sin perjuicio de la reunión reciente que hubo también esta semana en el ámbito del Consejo Permanente de la OEA para identificar: ¿Cómo fortalecer a la Carta Democrática Interamericana? creo que la voluntad política, no está presente como para generar un amplio consenso similar al que permitió en 2001 que se adoptara la Carta Democrática Interamericana. 

Sería una sorpresa si hubiera un cambio muy radical respecto de un gran consenso para que, en casos como los de Venezuela o Nicaragua, se pudiera aplicar el tema de la Carta Democrática Interamericana. Lo que se está intentando, particularmente Estados Unidos, está tratando de liderar un proceso junto con otros países, pero me temo que no vamos a tener demasiadas sorpresas positivas en la próxima Asamblea General en materia de democracia respecto de Venezuela y de Nicaragua.

Elecciones en Guatemala

Hablemos de las tres elecciones que se llevarán a cabo este año en América Latina, que está monitoreando también en Idea Internacional. La primera es la de Guatemala, 25 de junio, bajo un clima de eliminación judicial y electoral de candidatos y también de persecución judicial contra la libertad de prensa.

La elección de Guatemala es un caso muy grave y muy preocupante. Se está llevando a cabo en un clima de marcada irregularidad, exclusiones judiciales, debilidad del Estado de derecho que viene siendo denunciado por grupos de derechos humanos. Wola, Human Rights Watch; también viene siendo alertado el tema de la exclusión de varios candidatos por la misión que tiene la OEA en el terreno. Hemos visto un Tribunal Electoral que no está a la altura de sus responsabilidades y está siendo muy parcializado, que está aplicando criterios con doble estándar, excluyendo a algunos candidatos o candidatas y permitiendo correr a otros candidatos que incluso tienen mayor razones para ser excluidos. De momento han sido excluido tres candidatos: desde la izquierda a Thelma Cabrera, desde la derecha, Roberto Arzú, y también más recientemente, Carlos Pineda, que es el que venía liderando las últimas encuestas. La carrera está en este momento, si es que no hay nuevas exclusiones para el 25 de junio, entre Sandra Torres, que ya había participado en la elección pasada y que había quedado que había pasado la segunda vuelta y que después perdió frente a Giammattei, Zuri Ríos y a su vez, Edmond Mulet.

Acá la gran pregunta, porque las encuestas son muy confusas. Algunas le dan ventaja a Sandra Torres, otra a Zuri Ríos, otra le daban a Carlos Pineda, pero ya no corre. ¿Cómo se van a redistribuir las intenciones de voto entre los candidatos que quedan? ¿Si estos votos se van a redistribuir o por el contrario, van a aumentar la abstención y van a aumentar los votos nulos? Porque varios de estos candidatos que no pueden participar han dicho que vayan a votar, pero anule su voto, en un país donde la participación electoral promedio es muy baja y cae en la segunda vuelta. Así que hay un gran interrogante, pero un proceso muy irregular, muy viciado, que puede comprometer claramente la credibilidad y legitimidad de los resultados. Y no hay que descartar que entre el paso de primera y segunda vuelta o incluso después en segunda vuelta, puede haber nuevas denuncias de fraude.

“Muerte cruzada” en Ecuador

En Ecuador, el presidente Guillermo Lasso disolvió el Congreso y activó lo que llaman la “muerte cruzada” al convocar a elecciones anticipadas, recortando su mandato para agosto de este año. ¿Esto es inédito en América Latina?

Es una acción inédita porque además es la única Constitución, la ecuatoriana de 2008, en su artículo 148, que establece este mecanismo de “muerte cruzada" bajo tres hipótesis. Una de ellas fue la que argumentó el presidente Lazo diciendo que había una situación de crisis política y conmoción interior y que, por lo tanto, la Constitución le faculta legal y constitucionalmente al presidente si se da una de estas tres hipótesis a disolver al Congreso y tiene que convocarse elecciones en los próximos tres, cuatro meses. El presidente va a durar solamente esos cinco o seis meses que se demore en hacer la primera vuelta y si hay necesidad de hacer una segunda vuelta y se elige de nuevo un nuevo presidente o vicepresidente, y a su vez los 137 miembros de esa Asamblea Nacional para cumplir únicamente el período que quedaba por cumplir. 

Es decir, este presidente que va a ser electo, el vicepresidente y los 137 asambleístas van a estar únicamente hasta fines mayo de 20 o 25. Y nuevamente ahí se va a hacer una nueva elección por un periodo completo de cuatro años. Inédito, muy diferente a lo que vimos en Perú cuando Castillo quiso disolver el Congreso de una manera inconstitucional y terminó siendo bajado, es decir, destituido por el Congreso.

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, junto a su esposa, María de Lourdes Alcívar. Foto: EFE

Elecciones en Argentina

La tercera elección, posiblemente la de mayor repercusión, es la de la Argentina en octubre de 2023, donde pareciera que está en juego el futuro político de Cristina Fernández, que no es candidata pero está determinando al menos una parte de la elección.

La elección de Argentina es una elección donde se juega la presidencia y también hay una renovación parcial del Congreso de ambas Cámaras, tanto de la de Diputados como del Senado. Ahí lo que estamos viendo también es una elección que va a tener lugar en una suerte de vía crucis electoral, porque ahora, a fines de junio, se cierra el período para la presentación de candidaturas. El 13 de agosto van a tener lo que en Argentina se llaman las PASO, es decir, las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para definir quiénes van a ser las o los candidatos de las diferentes fuerzas políticas. El 22 de octubre va a haber una primera vuelta y de haber necesidad se va a disputar una segunda vuelta el 19 de noviembre. Y luego hay transferencia de mando entre el presidente actual, Alberto Fernández, y quien resulte electo el 10 de diciembre. Pero esta elección es totalmente inédita, yo la he llamado la elección de las renuncias, es decir, el presidente Alberto Fernández fue elegido con muy poco oxígeno político y no va a correr. Cristina Fernández de Kirchner dijo –yo no voy a buscar la presidencia. Macri que era el líder de la oposición de Juntos por el Cambio dijo: "Yo no voy a buscar la presidencia". Entonces, los tres principales actores han renunciado y ahora lo que hay que definir es cómo se van a acomodar dentro de cada una de las tres principales fuerzas políticas, porque este es otro elemento muy novedoso en Argentina.

En Argentina, casi siempre las presidencias se disputaban entre dos fuerzas políticas, el peronismo y enfrente del peronismo, o estaba el radicalismo o estaba Juntos por el Cambio. Ahora va a ser por primera vez una competencia de tres partes. Por un lado, hay que ver ¿Quién define dentro de Juntos por el cambio que es el principal grupo opositor. Si va a ser el señor Horacio Rodríguez Larreta, que es el actual jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y va a ser la exministra Bullrich. Quién va a ser el candidato dentro del Frente de Todos, que es el grupo kirchnerista. Alberto Fernández dijo que no, Cristina dijo que no, entonces ahí hay varios candidatos, incluido el actual ministro de Economía, Sergio Massa, y ahí se está discutiendo si van a ir a una PASO o si va a haber un candidato por consenso. Y finalmente está el gran outsider, que viene jugando por la derecha de la derecha, un candidato de derecha radical que se llama (Javier) Milei y que obviamente es la gran sorpresa de esta elección y que es el que está  hoy creciendo con fuerza en las encuestas a tal punto de poder disputar de tú a tú, tanto a Juntos por el Cambio como al Frente de Todos esta elección. 

En estas tres elecciones que hemos analizado, la de Guatemala, la de Ecuador y la de Argentina, se contempla la segunda vuelta, y yo creo que en las tres casos hay alta posibilidad de que se pueda tener que disputar una segunda vuelta, precisamente en Guatemala, y precisamente en el caso a ver cómo se perfila en el caso de Ecuador, también por el nivel de fragmentación que estamos viendo de las diferentes fuerzas políticas.

La ultraderecha y el referéndum en Chile

Por último, hay un referéndum que ya está fijado a su fecha para el 17 de diciembre en Chile, para decidir sobre la nueva Constitución que tiene que elaborar este Consejo Constitucional, que está liderado primordialmente por la derecha.

Por la extrema derecha, que es el Partido Republicano de (José Antonio) Kast, exactamente. Chile trató de avanzar en su proceso de redactar una nueva Constitución que pusiera fin a aquella que se había aprobado en la época de Pinochet. Si bien había tenido más de 60 cambios durante gobiernos democráticos, particularmente en la presidencia del señor Ricardo Lagos. Pero ese texto que se sometió a un referéndum el año pasado en septiembre, fue rechazado por una amplia mayoría, 62% votó en contra. Por lo tanto se reactivó un segundo momento constitucional, pero ahora de manera diferente. Se creó primero un grupo de expertos de 24 personas con absoluta paridad que designaron las fuerzas que tienen presencia en el Congreso. Ese grupo de expertos elaboró un proyecto que acaba de ser terminado esta semana. Ese proyecto se le va a entregar a los convencionales constituyentes que fueron electos recientemente. Estos convencionales constituyentes van a empezar a trabajar el 7 de junio con ese proyecto. Pueden hacerle modificaciones, pueden hacerle cambio. Y ese nuevo texto que van a elaborar los convencionales constituyentes con este borrador va a ser sometido de nuevo a la población para que ésta decida en un segundo referéndum el 17 de diciembre, si lo acepta o si lo rechaza.

¿Es posible prever un desenlace?

 La paradoja del proceso constituyente chileno es que quienes hoy tienen la mayoría en la Convención Constituyente, es decir, tienen mayoría de 3/5 para imponer el texto que consideren adecuado y tienen una mayoría de 2/3 también como para poner su veto, son fundamentalmente la fuerza política tanto del Partido Republicano, que es el de extrema derecha que lidera Kast, que fue el que disputó la presidencia con Boric y que quedó en segundo lugar en la segunda vuelta. Y a su vez el partido de la derecha tradicional, Renovación Nacional y el otro partido UDI, tanto la UDI como Renovación Nacional, como Kast, cuando empezó el proceso en sus orígenes de reforma constitucional, dijeron: “nos oponemos a la reforma de la Constitución”. La Constitución de 1980 con las reformas es perfecta y puede seguir funcionando para el caso de Chile. Esas tres fuerzas son las que en este momento tienen la mayoría para poder, de una manera u otra, decidir qué tipo de texto van a someter a la ciudadanía. La única zanahoria, el único incentivo para las tres fuerzas y sobre todo para el partido de Kast de no hacer locuras con el texto, es evitar que haya un nuevo rechazo en las urnas, porque en 2024 vienen elecciones municipales  y en 2025 vienen elecciones presidenciales en Chile. Y hay mucho interés, tanto de la derecha más tradicional y sobre todo de Kast, de hacer una muy buena empatía con la ciudadanía de cara a esas elecciones municipales en 2024 y la presidencial en 2025.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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