10 de enero 2023
Daniel Ortega utilizó su primer discurso de 2023, durante la instalación del nuevo período legislativo, para dejar claro que no absolverá a los 235 presos políticos a pesar de las “campañas” por su liberación y aseguró que “ni con cadena perpetua” podrían saldar el daño que, según él, le produjeron a Nicaragua durante las protestas masivas de 2018, que volvió a calificar como un “intento de golpe de Estado” al que agregó el calificativo de “sangriento”.
Ortega insistió en que “los terroristas”, como llama a todas las personas opositoras a su régimen, causaron un grave daño a las familias nicaragüenses y a la economía nacional “con los tranques que mantuvieron” en 2018, por lo que se justificó diciendo que no tenía más opción que “restaurar el orden” a través de “la Policía, la Policía voluntaria y el Ejército, resguardando áreas estratégicas”. En 2018, Ortega se refirió a la “Policía voluntaria” para justificar la masacre a manos de grupos paramilitares, integrados por turbas y simpatizantes orteguistas, que actuaron junto con la Policía, ahora convertida en el principal brazo represor de su dictadura.
Ortega atribuye muertes de 2018 a la oposición
La represión de las protestas de 2018 dejó más de 300 muertos en Nicaragua, que fueron negados por Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, limitándose a reconocer únicamente a simpatizantes sandinistas y policías. Ahora, Ortega se refirió a estas muertes, mencionando el número precisado por organismos internacionales de derechos humanos. Sin embargo, las atribuyó a la oposición, a pesar de que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) confirmó en diciembre de 2018 que, entre el 18 de abril y el 30 de mayo de 2018, durante las primeras semanas de la masacre, hubo 109 asesinatos en el país, la mayoría atribuibles al Estado y grupos paraestatales, a los que responsabilizó por crímenes de lesa humanidad, antes de ser expulsados del país por la dictadura orteguista.
Daniel Ortega también instó a su gabinete de Gobierno a “no confiarse” porque, insistió, “los terroristas ahí andan siempre conspirando” y aseguró que tienen financiamiento de los Estados Unidos y la Unión Europea.
“Estamos viendo cómo actúan con la mayor desfachatez. Aquí, donde se cometieron crímenes, si se captura a los criminales vienen las campañas para que se pongan libres a los criminales”, advirtió Ortega. “¿No les va a caer el peso de la ley? ¿Va a desaparecer la justicia ante los terroristas, ante los golpistas? ¡No! Así como defendemos la paz, tenemos que defender la justicia y la aplicación de la justicia contra los criminales”, justificó Ortega.
La “copresidencia” de Rosario Murillo
Al final de su discurso, con el que inauguró el nuevo periodo legislativo de la Asamblea Nacional, Daniel Ortega saludó a los miembros de su gabinete y destacó la labor de algunos de ellos, como el viceministro de Gobernación, Luis Cañas, a quien dijo que llama a medianoche para controlar los movimientos migratorios en el país —inclusive— de quienes se van por puntos ciegos, dijo.
Al concluir las notas del Himno Nacional, Ortega volvió a tomar la palabra para destacar el trabajo de Rosario Murillo, su esposa, vocera y vicepresidenta. Aseguró que “ella ejerce funciones de presidenta”, porque “aquí (en Nicaragua) lo que hay es una copresidencia”.
El saludo de Daniel Ortega a Rosario Murillo ocurre nueve días después de que ambos protagonizaron una discusión en público. La pareja —que normalmente se muestra sonriente frente a las cámaras— llegó enojada al acto en conmemoración del 50 aniversario de la muerte del pelotero puertorriqueño Roberto Clemente, en el antiguo Estadio Nacional de Béisbol y, después de intercambiar algunas palabras, Murillo se retiró del lugar y dejó a Ortega solo antes de entrar al acto que presidirían juntos.
El mensaje a Lula da Silva en Brasil
Ortega también aprovechó su intervención para referirse al ataque de miles de simpatizantes del expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, que tomaron por la fuerza –por cerca de cuatro horas– las sedes del Gobierno, el Parlamento y el Tribunal Supremo de Brasil, siete días después de la investidura del nuevo presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Según Ortega, el hecho repite “el mismo esquema” de los Estados Unidos.
“Lula estaba en Sao Paulo, estaba en otro Estado, pero entraron y la Policía no hizo nada por detenerlos, comenzaron hacer destrozos y salían las imágenes de los norteamericanos golpistas entrando al Congreso y luego los bolsonaristas golpistas entrando al Congreso en Brasil, la misma imagen”, comparó Ortega.
Lula da Silva, uno de los referentes de la izquierda latinoamericana, ha mantenido cierta distancia del régimen nicaragüense en los últimos años. En agosto de 2021 —inclusive— se sumó a la condena internacional al régimen de Ortega en medio de la brutal persecución contra la oposición de cara a las elecciones presidenciales.
“Toda vez que un gobernante se empieza a creer insustituible, toda vez que un gobernante se empieza a creer imprescindible, surge un poco de dictadura en ese país (…). Cuando uno piensa que no hay nadie para sustituirnos, nos estamos transformando en dictadores”, opinó entonces el actual mandatario brasileño.
En octubre de 2022, durante la campaña electoral en Brasil, Lula da Silva volvió a referirse a la situación nicaragüense. “Si alguien se cree imprescindible, está naciendo un dictador. Pero si Ortega está equivocándose, que el pueblo nicaragüense lo castigue”, dijo durante un debate con el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro.
Ataque a Canadá
Ortega también dedicó parte de su discurso a reiterar ataques contra el pueblo diplomático, mientras su régimen se ha autoaislado por los reclamos de la comunidad internacional democrática que cuestiona la legitimidad de su mandato y demanda la libertad de los presos políticos.
“Nosotros invitamos a todo el cuerpo diplomático, a los que nos respetan y a los que nos odian también los invitamos. ¿Por qué? Porque es el cuerpo diplomático, como es normal invitarlos. Pero hay unos, que tienen tal rabieta que dijeron: ‘no, no vamos’”.
Tras la inauguración del nuevo período legislativo, de acuerdo a las leyes vigentes, Ortega también tendría que rendir su informe de Gobierno. Este 10 de enero, además, se cumple un año del establecimiento de su cuarto mandato consecutivo, tras las votaciones de noviembre de 2021, en las que se reeligió tras encarcelar a siete precandidatos presidenciales y decenas de líderes cívicos y políticos. Además, está previsto que el tribunal electoral –bajo control absoluto de su dictadura– juramente a los 153 alcaldes que se adjudicó el gobernante Frente Sandinista, obteniendo así el control de todos los territorios del país.
Según Ortega, el argumento de parte del cuerpo diplomático fue que “no asistirían ‘hasta que hagan lo que nosotros queremos, no vamos’”, y acusó en concretó al representante del Gobierno de Canadá.
Ortega agregó: ¿Qué le decimos: ‘nosotros no somos colonia de Canadá, ocúpense de que no se sigan cometiendo crímenes horrendos, como los que han cometido en Canadá contra población indígena, miles de asesinados, niños, miles de niños asesinados’. Estamos hablando de un crimen que se descubrió hace poco, que desenterrando ahí miles de niños asesinados”.
El caso al que se referiría Ortega es el hallazgo de los restos de 215 estudiantes menores de edad en un internado católico de Canadá, publicado en mayo de 2021.
Ortega agregó que hubo “otro representante” –que no precisó– que “simplemente se excusó, tuvo el cuidado de no decir que no venía, porque no hacíamos lo que ellos quieren que hagamos”. Según el dictador, este otro representante no identificado “sí fue respetuoso, porque simplemente se excusó”.
“Pero el de Canadá –continúo– Canadá es un país completamente gobernado por gobiernos colonialistas y que a la vez son colonias del gran imperio, o sea Canadá es colonia de los Estados Unidos y ese imperio ha venido buscando cómo convertirnos en colonia a los latinoamericanos y caribeños”.