17 de abril 2017
Todo indica que la manifestación convocada por la oposición venezolana para el día 19 de Abril (19-A) marcará un hito. Será sin duda la más grande demostración de masas ocurrida en toda la historia de Venezuela.
A fin de ayudar a entender el carácter y sentido de esa manifestación, he redactado las siguiente siete tesis.
1. Importante es remarcar que, en contra de lo que han supuesto algunos sectores no organizados de la oposición, dicha manifestación no obedece a un llamado insurreccional. Hasta el momento en ninguna convocatoria se lee, “a salir del gobierno”, o algo parecido. Que así pueda suceder como consecuencia de este u otro acontecimiento, nadie lo puede vaticinar. Venezuela atraviesa por una situación en la cual cada suceso puede revertir sobre otro, generándose así dinámicas imposibles de ser previstas.
2. Se puede afirmar, sin embargo, que nunca en toda la historia del chavismo y del madurismo las condiciones han sido tan desfavorables para el régimen. El aislamiento internacional de Maduro es casi total. En América Latina solo lo apoyan las dictaduras cubana y nicaragüense y el autoritarismo boliviano. El repudio de los gobiernos democráticos europeos es general. Ni siquiera las dictaduras militares del siglo XX lograron concitar tanto rechazo. En el plano interno es minoría absoluta. La situación económica es catastrófica y no hay visos de recuperación. A Maduro solo lo sigue una clientela cada vez más disminuida, una cúpula militar corrupta y grupos de ilegales para-militares. Por otro lado, la oposición nunca ha estado tan unida como en estos últimos días. Las fisuras producidas entre la ciudadanía y sus parlamentarios ya están cerradas. Las multitudes han perdido el miedo y enfrentan con manos y piedras a tropas armadas hasta los dientes. En fin, para decirlo en términos directos, la dictadura agoniza. Si esa agonía será breve o larga, es una pregunta que nadie puede responder.
3. La convocatoria del 19-A ha sido redactada como protesta en contra del golpe de estado al parlamento, golpe que culminó con la anulación de la AN por el TSJ. Pero como ha señalado la mayoría de quienes se ocupan de estudiar el caso venezolano, no fue ese un golpe repentino. La anulación de la Asamblea fue un golpe más en una cadena de golpes asestados a la Constitución, a la democracia y al pueblo. Tal vez, el más decisivo, el más evidente, el más grosero. Golpes precedentes fueron dados al revocatorio (constitucional y electoral) y a las elecciones regionales pautadas para el 2016 y 2017. La cadena golpista ha continuado en la reciente inhabilitación a Henrique Capriles. Esa es la razón por la cual la protesta en contra del golpe será, inevitablemente, una protesta en contra de toda la dictadura de Maduro. Pues la naturaleza de la dictadura es golpista. Detener el golpe –como reza la convocatoria al 19-A- significa detener a la dictadura. El golpismo es la dictadura. La dictadura es el golpismo.
4. El 19-A se encuadra dentro de la más estricta continuidad con la historia de la lucha antidictatorial. Esa lucha ha sido definida por sus cuatro puntos cardinales: pacífica, democrática, constitucional y electoral.
5. La convocación a elecciones fue, antes del golpe a la AN, la principal exigencia de la oposición. Pero después del golpe a la AN las exigencias pasaron a ser dos: elecciones y devolución de su soberanía a la AN. Lo último pasa por la inmediata destitución de los magistrados golpistas. A esas dos exigencias, y surgidas de la propia lucha, han sido agregadas otras dos: anulación de la inhabilitacioes y disolución inmediata de los grupos para-militares.
6. Las elecciones (regionales o generales), la reivindicación constitucional de la AN, el fin de las inhabilitaciones y la disolución de los para-militares, no son puntos separados entre sí. Constituyen un todo. Cada uno depende del otro. Cualquier intento del régimen por sacar del contexto a una o a algunas de esas cuatro exigencias, debería ser considerado como una simple coartada destinada a engañar y a dividir a la oposición.
7. El llamado a elecciones, a las cuales el régimen podría aceptar como una posibilidad de sobrevivencia, debe ser entendido como un llamado a la celebración de elecciones libres. Pero no puede haber elecciones libres con un parlamento secuestrado, con políticos ilegalmente inhabilitados, y con grupos armados disparando en contra de la ciudadanía.
Por muy repetida que sea, la frase no deja de ser cierta. El 19-A el pueblo venezolano tiene una cita con la historia.