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Una herencia de indignidad

Hay que conocer el pasado para no repetirlo, dicen; pero también hay que borrar los rescoldos del sentimiento antipatriótico

caricatura vendepatrias

Onofre Guevara López

11 de julio 2023

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Por motivos muy obvios, las dictaduras y, en particular los Gobiernos estadounidenses, han tenido el interés en ocultar la historia de las intervenciones armadas y golpes de Estado en América Latina. Nada de lo cual es para asustarse, pues es algo políticamente lógico; por ejemplo, esa historia la ocultaron las tres dictaduras Somoza en los textos escolares y, por supuesto, fue tema tabú para los maestros.

Ahora, sobre todo desde 2007, el Gobierno dictatorial, que hace alardes de “antiimperialismo”, esta historia es solo materia para los discursos de ocasión, abordado de una forma limitada, muy parcial, con una pobreza propia de la propaganda y, por ende, superficial.


El interés por el estudio de la historia casi ha desaparecido en las nuevas generaciones por la limitación que al estudio de la materia le impone la educación pública, en la cual se le da más espacio a los discursos políticos oficialistas que presentan los hechos históricos con una visión reducida a la lucha sandinista y, de paso, los dictadores aprovechan para presentarse como los guardianes de la soberanía nacional.

No solo se trata de una deformación histórica, sino de promover el culto a la persona de Daniel Ortega, a través de los centros escolares públicos. Vamos a señalar un caso escalofriante: en un preescolar público, una maestra les dejó a los niños la tarea en casa, consistente en pegar la fotografía de Daniel sobre un papel blanco, pintar corazones rojos alrededor de la fotografía… ¡y luego colgarla en una pared, o ponerla en una mesa de sala!

II

Ante tales deformaciones de la mente de los niños, es necesario y oportuno hacerse esta pregunta:

¿No fue acaso por esa aculturación que los nicaragüenses de generaciones anteriores, cuando llegaron a ser adultos y entraron a la política, ya tenían deformado el sentido de patria, y cuando llegaron a ser gobernantes —después de haber aceptado y hasta pedido las intervenciones— complementaron con sus acciones las injerencias políticas y la explotación de los recursos naturales?

Esta aculturación se ha complementado a su vez, con el sistema social imperante. Pues, como en toda sociedad clasista, se han complementado el amo y el fámulo, el patrón y el jornalero, el capitalista y el obrero, así también se han complementado los colonialistas y los cipayos en nuestro país; reflejo de esa aculturación ha sido la práctica política de liberales y conservadores.

Sin este tipo de sirvientes ningún país interventor hubiese podido dominar a otro país, tan fácilmente. Aún más: no hubiera dominación ideológica de un país sobre otro, si dentro del país dominado no actuaran intelectuales que se identifican con la cultura del país interventor; incluso, la defienden individual o partidariamente.

Esta minoría de intelectuales, utiliza su prestigio como creadores o sus cualidades artísticas para adulterar los valores culturales nacionales y actuar como agentes de la cultura metropolitana, en contraste con las actitudes patrióticas de otros intelectuales.

Pero también, en Nicaragua, se ha visto que —igual que en todo el mundo— en su momento y, de cualquier forma, los fámulos, los jornaleros, los obreros…  se han rebelado; esto es resultado de un largo y doloroso proceso de luchas que incluyen la concepción de la historia. En cambio, muchos gobernantes han muerto agradecidos y besando el collar que se dejaron poner desde afuera.

III

Hay que conocer el pasado para no repetirlo, dicen; pero también hay que borrar los rescoldos del sentimiento antipatriótico. Para comenzar con algo, pensamos lo que otros pensaron antes: que el diplomático estadounidense Eprhaim George Squier, fue quien nos descubrió en su libro Nicaragua, sus gentes y paisajes, publicado en 1852, relatando experiencias en su visita en 1849, después de haberla recorrido de San Juan del Norte hasta León, entonces la capital. El libro fue traducido por el nicaragüense Luciano Cuadra, y otro nicaragüense, el historiador Jorge Eduardo Arellano, lo prologó para la edición de la Editorial Nueva Nicaragua en 1989.

En una parte de su extraordinario libro, Squier escribió: “…[N]os llamó la atención cierto tinte de extrema obsequiosidad en los cumplimientos, ya fuese para con nosotros mismos o con respecto a nuestro país (…) Todos estaban concordes en que el inestable estado de la cosa pública se debía en gran parte a la intervención e intriga extranjeras…”

Con esas pocas palabras —y quizás sin proponérselo— el estadounidense acertó en la descripción de la Nicaragua del futuro: la excesiva cordialidad de su gente con los visitantes estadounidenses, la aprovecharon los extranjeros para beneficiarse y causar la inestabilidad del país. Recordemos que Squier vino tras la concesión canalera que otro yanqui ya la había obtenido, como lo veremos adelante. 

A Squier le fue fácil imaginar cuál sería el comportamiento de los futuros gobernantes del país, orientado por el discurso de Norberto Ramírez, quien entonces ejercía la dirección Suprema del Estado de Nicaragua. En su respuesta al discurso de presentación del diplomático, Ramírez, creó el modelo de comportamiento antipatriótico de los futuros políticos y gobernantes, ante los Estados Unidos.

Veamos si no. Ramírez, con la promisión de sus palabras, definió el futuro de la política liberal y conservadora, propiciatoria de las intervenciones estadounidenses. Así lo vemos desde los primeros dos párrafos de su discurso. Respetamos la redacción original:

“Señor: La satisfacción que experimento al tener el honor de recibir, por primera vez en nuestra historia, a un digno representante de la República de Norte América, solo iguala a las aspiraciones y grandes esperanzas que este acontecimiento me inspira. La gratitud de que vuestras palabras me han llenado, la extraordinaria intercesión de vuestro Gobierno en las circunstancias en que se halla el Estado de Nicaragua, me impone hoy el grato deber de agradecer a la Divina Providencia las mercedes que sobre nosotros ha derramado

“Hace mucho tiempo Nicaragua sentía necesidad de abrigarse bajo el esclarecido pabellón de Norte América; pero no ha había llegado aún la hora en que el Árbitro de las Naciones debía levantarnos a tan alto grado de dicha y prosperidad”. Antes de despachar una delegación cerca de del Ministro de los Estados Unidos en Guatemala, y antes aun de haber firmado con el Doctor Brown (ciudadano de vuestra República) un tratado para la construcción de un canal, ya habíamos hecho algunas gestiones ante el Gobierno americano tendentes a su feliz realización; el resultado, sin embargo, no llenó nuestras esperanzas”.

IV

Colgados de esas “esperanzas”, los futuros gobernantes —ya como presidentes— entregaron soberanía, dignidad y recursos naturales a todo Gobierno y empresa estadounidenses que lo quisieran. Daniel Ortega, solo cambio la ruta, no la del canal, sino la ruta geográfica para la entrega de la soberanía al millonario chino Wang Jing, pero con mayores e indignas concesiones.

Con esa su versión empeorada del Tratado Chamorro Bryan de 2014 y, sin intervención militar, sino por su propia voluntad y a un año del centenario del tratado canalero de los conservadores, lo celebró en el 2013. Por su tratado, los conservadores se ganaron el apodo de “vendepatria”, apodo que a Ortega le gusta utilizar contra todos sus opositores… pero, como dice el dicho, quien para el cielo escupe, en la cara le cae.

V

En Siglo XX comenzó a reproducirse el modelo de Norberto Ramírez, entre los discursos de conservadores y liberales. Ya con los interventores armados hollando el suelo nacional, veamos la última parte de la carta que el conservador Diego Manuel Chamorro, le escribió a Benjamín Jefferson (4/9/1913):

“… mi Gobierno tiene la honra de manifestar a V.E. que, animado de los más vivos deseos por el bienestar del pueblo y Gobierno norteamericano, ofrece la faja del Canal…por la cantidad de tres millones de dólares…

“El Gobierno, teniendo confianza en el de V.E. propone también la estadía de las fuerzas norteamericanas en esta ciudad… aunque para ello tenga que suspender muchos pagos para atender a los nobles y valientes soldados americanos”.

Otra joya de indignidad de otro líder conservador a nombre de su partido, esta vez de 1926, al regreso de las tropas interventoras, después del golpe de Estado de Emiliano Chamorro, contra el Gobierno de coalición libero-conservador:

“En el desembarco de la marinería norteamericana, veo la mano protectora del gran hermano norteamericano protegiendo a Nicaragua contra la dominación mexicana.”

Con estas cínicas palabras se refería al peligro del apoyo “bolchevique mexicano” a la revolución liberal constitucionalista del vicepresidente del gobierno derrocado por Chamorro, Juan Bautista Sacasa.

Última muestra del joyero apátrida –no por falta de muestras, sino por falta de espacio—: el liberal José María Moncada— quien traicionó la revolución constitucionalista por el precio de la presidencia (1928-1932):

“Nuestro deber está regido por la doctrina de aceptar la influencia de los Estados Unidos para lograr el progreso, la libertad y la civilización”.

Al margen de estas cuartillas

*Las citas corresponden: primera, al libro de Squier; segunda, al libro Amigo, ¿qué país es este? de Heberto Incer; y tercera y cuarta al libro Siempre más allá… de Michelle Dospital…

*Al concluir su discurso, Norberto Ramírez, le presentó a Squier copia de unos versos de un Francisco Díaz Zapata: Salutación a la bandera de los Estados Unidos…

*Desde los primeros versos, al poeta se le salió la pobreza espiritual de Ramírez:

*“¡Presagio de poder y de grandeza! /¡Enseña ilustre de virtud y gloria! /Yo te contemplo en su sublime alteza: /Y al contemplarte siento /Que de mi Patria ensalzaráz (sic) su historia”.

*No conocemos nada parecido de ningún poeta de los últimos dos siglos; si usted lo conoce, aquí lo esperamos.

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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