Guillermo Rothschuh Villanueva
9 de enero 2016
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¿Cuándo sabremos cuáles son los canales que posee Ángel González y cuáles son de la familia gobernante?
Logotipo de la productora Difuso, propiedad de Juan Carlos Ortega Murillo, a quien le fue asignada la frecuencia de canal 22.
Dos años después que la periodista Lucía Astorga de CB 24,diera a conocer las pretensiones de Juan Carlos Ortega Murillo —el 23 de septiembre de 2013— de hacerse de un nuevo canal televisivo, fue aprobada la solicitud introducida por Difuso Comunicaciones S. A., empresa de la cual es propietario y director ejecutivo, igual lo es de Telenica Canal 8. La resolución administrativa No 369-2015, dada a conocer en La Gaceta, Diario Oficial, el 23 de diciembre de 2015, contiene el otorgamiento de licencia habilitante para operar la estación denominada Canal 22, utilizando la frecuencia 519.25 MHZ (Video) y 523.75 MHZ (Audio). El director ejecutivo de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), Orlando Castillo —fiel a su palabra— había anunciado que él favorecería a la familia gobernante, cuantas veces solicitaran el otorgamiento de frecuencias radiales y televisivas. En idénticos términos ha beneficiado al empresario Ángel González.
Nada extraordinario tendría esta decisión,sino no fuese porque manifiesta de nuevo la parcialidad con que actúa el director del ente regulador de las telecomunicaciones en Nicaragua. Desde que fue transferido de Canal 4 —donde ejercía el cargo de contable— para ocupar la cartera de Telcor, ha venido inclinando la balanza a favor de quienes lo instalaron en el puesto. Sin ambages manifestó ante la prensa nacional, su decisión irrevocable de conceder el beneplácito a cuanta solicitud hicieran los hijos del presidente Ortega, en esa ocasión lo hizo de manera premeditada, tenía la intención de congraciarse con quienes detentan el poder. No existían motivos para que hablara de esa manera. Debido a su falta de comedimiento, en vez de ser llamado al orden, alcanzó su objetivo: su permanencia indefinida como director de Telcor. No hubo exabrupto. Sabía lo decía.Los resultados saltan a la vista.
El problema sustancial continúa siendo que Telcor amplía y consolida el duopolio televisivo existente en el país. En vez de rectificar, profundiza la permanencia de una estructura de propiedad que limita las capacidades de expresión de la sociedad nicaragüense. Sin la existencia de medios de comunicación ajenos a los intereses de estos dos propietarios —articulan un mismo discurso y promueven los mismos intereses políticos— es impensable un verdadero y auténtico pluralismo. La democracia para fructificar requiere diversidad de voces, planteamientos, propuestas, contrapropuestas, réplicas y contra-réplicas, ymuy especialmente propiciar la discusión abierta de cualquier tema, sin otro límite que el respeto por las ideas de los demás. La democracia no puede estar sujeta a lo que deciden los dos dueños de la televisión del país, continuamos sujetos a las decisiones que toman ambos actores mediáticos.
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En un año electoral la apertura de un nuevo canal televisivo por parte de la familia presidencial, la coloca en una situación ventajosa frente a los demás partidos y alianzas políticas.
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Mientras América Latina debate la necesidad y urgencia de poner fin a toda forma de concentración de los medios audiovisuales, en Nicaragua seguimos nadando a contracorriente. Los argumentos y señalamientos acerca de laimportancia de desmontar este esquema y contener el apetito de quienes detentan el duopolio televisivo, han sido infructuosos. Telcor continúa mostrándose ajeno a las consideraciones políticas, económicas, educativas y culturales, vertidas por diferentes organizaciones que muestran lo nocivo que resulta para cualquier sociedad,el acaparamiento de la TV por uno o dos dueños. Una sola razón basta. Además de haberse convertido en la principal agencia de socialización, la televisión ha pasado a ser el escenario donde se plantean y debaten los temas más apremiantes del momento. La experiencia enseña lo letal que resulta el control de la agenda por estos dos actores.
En un año electoral la apertura de un nuevo canal televisivo por parte de la familia presidencial, la coloca en una situación ventajosa frente a los demás partidos y alianzas políticas. En la actualidad la prima política más alta proviene del control de los medios audiovisuales; especialmente de la tenencia de la televisión. La superioridad que logran quienes concentran la televisión, resulta vital para el desarrollo de cualquier campaña proselitista. La televisión personaliza la política. Los gastos más onerosos provienen de la inversión publicitaria en este campo. Durante la campaña electoral de 2011, el presidente Ortega desplegó una ofensiva mediática sin parangón. La más costosa efectuada hasta hoy en Nicaragua. Los candidatos con mayores dispositivos mediáticos y recursos financieros, copan todos los espacios con el propósito de incidir de manera sistemática en el ánimo de los electores.
Todos los intentos realizados para que Telcor se replantee y modifique la entrega de licencias radiales y televisivas, han resultado vanos. ¿A cuenta de qué otorgar nuevos títulos para que los oferentes continúenbrindando programas similares a los ya ofertados por los demás canales?La resolución administrativa No 369-20125 viene a darnos más de lo mismo. No establece nuevas obligaciones para Difuso Comunicaciones S. A., más bien sirve para deducir que en el plazo inmediato, no podemos pensar en la aprobación de una nueva Ley de Telecomunicaciones. A estas alturassería inoportuno para el gobierno. A nivel nacional e internacional no existe terreno más sensible que los temas relacionados con la concentración mediática y la libertad de expresión. Un movimiento en falso convertiría a la nueva ley,en temasustancial de la agenda política. La llamada oposición nuncase planteó la promulgación de una Leyde Telecomunicaciones.
La concesión de Canal 22 a la familia gobernante, junto con la negativa de Telcor de dar a conocer nombres de los beneficiados con los cambios de propiedad ocurridos a lo largo de los últimos nueve años, más su renuencia de entregar el listado que contenga la totalidad de medios autorizados para operar a nivel nacional, imposibilita determinar con exactitud quién es dueño de qué canal o radioemisora, donde figuran las verdaderas personas dueñas del duopolio televisivo. Sabemos quiénes son, pero no de cuántos canales son propietarios. Lo único que se conoce son las nuevas autorizaciones dadas por Telcor.Una constante en su funcionamiento ha sido laopacidad con que labora. ¿Cuándo podremos saber cuáles son los canales que posee Ángel González —actúa a través de prestanombres— y cuáles son de la familia gobernante. Lo único visible es la intención de perpetuarse en el control de la televisión nicaragüense.
En la era del dominio de los audiovisuales, la oposición política entrará en condiciones adversas a disputar la contienda electoral. ¿Cuánto hizo para revertir esta situación? Poco o nada. Con el agravante que la familia presidencial se muestra sorda e inflexible a los cuestionamientosdela gestión de gobierno del presidente Ortega y de Ángel González en su condición de mayor favorecido,quien no abre espacio para que las otras fuerzas políticas accedan libremente a sus canales. La licencia de Canal 22 viene a fortalecer el aparato mediático gubernamental. En un contexto electoral no podía llegar mejor, lo que avizora un empobrecimiento del debate nacional. Las pantallas televisivas continuarán siendo monocromáticas. Los mismos rostros. Las mismas voces. El ejercicio de la crítica seguirá constriñéndose a la mínima expresión. Para que el disentimiento exista y prospere, Nicaragua necesita una parrilla televisiva plural. Algo todavía inimaginable.
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Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.
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