8 de mayo 2019
El año 2018 nos dejó un país convulsionado por una crisis política y socioeconómica, con un alto costo humanitario.
La respuesta del Estado con uso excesivo de la fuerza para acallar las manifestaciones ciudadanas de 2018 dejó, al menos, la muerte de 325 personas, dos mil heridos y 600 personas privadas de libertad, sin incluir las personas que han sido desprovistas temporalmente de su libertad, también por ejercer sus derechos ciudadanos. A esto se suma más de 100 personas desaparecidas al día de hoy.
Una crisis política, socioeconómica y humanitaria
Las condiciones de vida de todos los nicaragüenses desmejoraron en 2018. La economía decreció 3.8%, más de cien mil personas cayeron en el desempleo y más de 200 mil personas se sumaron a las 1.5 millones que vivían en situación de pobreza. El Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), que se encarga de pagar las pensiones a la tercera edad, está quebrado, sin la capacidad financiera y administrativa para responder a la confianza y necesidades de sus asegurados.
El Sistema Financiero está perdiendo la credibilidad para ejercer de forma efectiva su actividad de intermediación financiera, para incentivar el ahorro interno y asignar eficientemente estos recursos a las diversas actividades productivas y de servicios, que son la base del desarrollo del país.
La perspectiva del nuevo ciclo agrícola ante la contracción aguda del crédito es más que sombría y más afectaciones se suman con las últimas medidas fiscales implementadas que han elevado los costos de producción y reducido drásticamente la liquidez y rentabilidad de las empresas.
El país ha perdido toda su atracción a los flujos externos que permitían financiar las inversiones sin sacrificar fuertemente el consumo interno, ya de cierta forma limitado en esta pobre economía. El talento humano, tan necesario en el proceso de desarrollo económico, está saliendo del país, resultando en una migración que se estima en más de cien mil personas.
Lo más preocupante y triste es que, a falta de respaldo popular y por su aislamiento de la comunidad internacional, el grupo gobernante sigue utilizando, como único elemento que le posibilita mantenerse en el poder y continuar gozando de sus beneficios, la violencia extrema y organizada contra la población a través de todos los poderes del Estado.
Es de esperar que en 2019 se agudice la crisis política y socioeconómica, así como los niveles de pobreza.
El origen del problema: caudillismo sin democracia
Después de varias décadas de construir lo que líderes políticos y empresariales consideraban una sociedad administrada bajo el principio de la razón más infalible, sujeta al orden y la paz social, ejemplo a imitar por otros países en búsqueda de crecimiento económico, ¿Cómo fue posible que llegáramos a estos extremos de deshumanización y pobreza ética y social? ¿Cómo fue posible que instituciones que se construyeron para proteger a la sociedad, ahora se vuelquen con toda violencia contra ella? Debemos responder estas preguntas si FUNIDES quiere ser parte de la solución para salir de la crisis y no regresar jamás. No hay que continuar repitiendo los errores del pasado.
El origen del problema está en el estilo de liderazgo predominante en Nicaragua, que concibe que la sociedad, nuestras instituciones públicas y aquellas del ámbito de la sociedad civil, así como nuestras instituciones gremiales, se manejan mejor bajo el control de unos pocos líderes, del Caudillo como lo llaman algunos, dueños del monopolio de la razón, y no bajo la participación democrática de sus constituyentes. La sociedad, su gobernanza, se argumenta erróneamente, es tan importante que su administración debe ser controlada por unos pocos y no regirse por la incertidumbre del proceso de toma de decisión que produce la democracia. Siguiendo esta lógica se valoró la seguridad, el orden y el crecimiento económico sobre el resto de elementos que componen el desarrollo humano, llegando básicamente a deslegitimar las manifestaciones sociales en Nicaragua, pues era causante del desorden; a privatizar la información, pues era muy valiosa para compartirla con el ciudadano común; a evitar el crecimiento de la sociedad civil, que perseguía el cuido del medio ambiente, el derecho a la diversidad, etc., por ser nido de radicales; pero lo peor y más peligroso, y quiero hacer énfasis, fue hacer del Gobierno el único interlocutor con el Estado, acabando así con la poca institucionalidad del país; y así sucesivamente bajo esta lógica se fue creando, inconscientemente, una dictadura y conteniendo a quienes le ponían barreras.
Se quiso vender, por interés y conveniencia o por ignorancia, que la democracia no era la ruta al desarrollo, cuando más bien la experiencia global muestra que el orden, la seguridad y el crecimiento, que son la base de la estabilidad y el progreso, para ser sostenibles requieren de instituciones, reglas y leyes que promuevan la cohesión social y el bien común.
La defensa de las instituciones democráticas
FUNIDES debe continuar abogando por las Instituciones Inclusivas, las cuales nacen con la documentación de los derechos del hombre en la Revolución Americana y la Revolución Francesa y se consolidan con la institución de la democracia, el libre mercado y el Estado de derecho sustentado en la independencia de poderes. Estas instituciones liberan el potencial humano, derrumbando las falsas divisiones y dando oportunidades de educación y acceso al poder a mayores grupos de la población.
Lo más inverosímil es que habiéndonos dado de frente con la realidad, se siguen manteniendo exactamente los mismos patrones de comportamiento. Se desarrollan argumentos para seguir manteniendo las mismas conductas que nos llevaron a esta catástrofe: continúan algunas mentes calificando de radicales a aquellos ciudadanos que simplemente pretenden ejercer el derecho ciudadano a manifestarse, a la movilización o a la expresión, ahora con el argumento de que entorpecen el proceso de negociación; continúan molestos contra aquellos movimientos sociales que no pueden controlar; siguen creando movimientos sociales con el objeto de controlarlos y usarlos y no de impulsarlos; siguen creyendo que la solución viene de fuerzas externas y no de nosotros mismos; y siguen estigmatizando a partidos políticos aludiendo que no son democráticos, cuando nosotros mismos no lo hemos sido.
Es por lo anterior que hoy más que nunca es relevante que FUNIDES ponga sus esfuerzos para desarrollar estos temas institucionales, pues el imperio del orden bajo la razón de unos pocos continúa siendo un argumento falso, pero tentador, que hay que combatir ya que impera y carcome a diario nuestra sociedad. Bajo esta óptica la democracia no fomenta el desarrollo, es más bien su competencia.
El papel de FUNIDES ante la crisis nacional
Se dice que las crisis sacan lo mejor y lo peor de las personas, de las instituciones y de las sociedades. Con mucho orgullo puedo decir que en el caso de ustedes los miembros, directores y personal administrativo y de investigación de FUNIDES, sacó lo mejor. Yo me siento más que orgulloso de poder decirles que la fundación, como institución, se puso del lado correcto, rápidamente y con valentía, al momento de la crisis. En conjunto con la Junta Directiva, tomamos actitudes de liderazgo: No dudamos en participar, como institución, en el proceso de diálogo y negociación; no dudamos en apoyar a la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), cuando desde el primer momento ofrecimos nuestro soporte logístico; no dudamos apoyar sin ambages a nuestro director ejecutivo en su participación en la Unidad Azul y Blanco; acompañamos a los estudiantes, el sector más desprotegido ante la violencia estatal; hemos hecho todo lo posible por apoyar con asesores de primer orden a nuestros representantes en la Mesa de Negociación del Diálogo Nacional en el ámbito de comunicación, negociación, justicia transicional, proceso de paz y resolución de conflictos; y seguimos apoyando, dentro de nuestra Misión y Estatutos, la salida pacífica de la crisis para la construcción de la democracia y el Estado de Derecho en una sociedad donde haya cabida para todos.
Al final, nuestra institución actuó con sabiduría, con valores y principios humanos, principalmente por el proceso altamente institucionalizado que hemos implementado para la toma de decisiones, por medio del cual los miembros de nuestra Directiva han sido informados, consultados y tomados en cuenta. Es la sabiduría colectiva, regida bajo valores y principios, la que también nos hizo ponernos del lado de las víctimas a través del Fondo de Asistencia a las Víctimas (FAV). Es esta sabiduría de la colectividad la que debemos fomentar en la sociedad.
Aprendiendo tolerancia y democracia
Pero nuestra institución no trabajó sola, supo acompañarse y aconsejarse de aquellos liderazgos que vienen desarrollándose en la sociedad. En el FAV trabajamos muy de cerca con médicos y personal de diferentes hospitales; en nuestras decisiones trabajamos muy de cerca con varias Cámaras del sector privado y organizaciones de la Sociedad Civil que han demostrado su compromiso con la democracia y el Estado de Derecho; en la negociación, trabajando junto con la ACJD y la Unidad Azul y Blanco, estamos aprendiendo de tolerancia y democracia, a no tener miedo a escuchar, entender y comprender ópticas diferentes a la nuestra; a no estigmatizar o estereotipar opiniones de movimientos políticos con los cuales diferimos; también hemos aprendido de valor y compromiso en la defensa de los derechos ciudadanos, especialmente de aquellos jóvenes que han despertado nuestra conciencia; con el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) hemos trabajado técnicamente muy de cerca para poder elaborar nuestros informes periódicos sobre la actividad económica; también hemos encontrado solidaridad internacional de muchos organismos y países, así como recibido de ellos valiosos consejos para guiar mejor nuestro actuar; y así sucesivamente hemos sido parte de una red de organizaciones y personas que buscamos un mejor futuro para la sociedad. Nos convertimos en la Suiza de Nicaragua, atrayendo a todos los grupos democráticos que quieren presentar su punto de vista.
Para 2019, a nuestra nueva Junta Directiva y a nuestras autoridades que estarán tomando cargo el día de hoy, les insto a continuar promoviendo la democracia y el Estado de derecho como elementos intrínsecos para lograr la reducción de la pobreza y el desarrollo económico sostenible.
No somos demócratas por nacimiento. Tristemente la democracia no se hereda, se aprende por procesos de socialización, se construye y se cuida día a día, se tiene que invertir en ella. Y hasta ahora, ni el Estado, ni los partidos políticos han invertido en crear cultura democrática, no lo hacen en el sistema escolar, ni en el funcionamiento de los partidos, mucho menos en sus instituciones, pero tampoco lo hacemos en el sector privado.
Sociedad civil, y participación ciudadana en la política
Es alentador, sin embargo, que la agenda para el diálogo propuesta por la ACJD recoge la necesidad de un régimen democrático, un Estado de derecho y la justicia, como puerta de salida a la crisis. Igualmente, es alentador el espíritu democrático que hemos visto con mucho orgullo en las elecciones de AMCHAM y en su manejo institucional. Lo anterior da esperanza que la construcción de la nueva Nicaragua justa y democrática no parte de cero, pero la experiencia autoritaria vigente exige juntar todos los esfuerzos posibles para propagar esta cultura imprescindible para el desarrollo sostenible de Nicaragua.
FUNIDES debe ser promotor de la sociedad civil y de la participación ciudadana en la política, pues el músculo de estas fuerzas es la mayor barrera ante la dictadura y la fuente de las instituciones inclusivas que promueven el desarrollo económico sostenible.
Les insto a continuar fortaleciendo la institucionalidad e independencia de FUNIDES para enfrentar el monopolio de la razón que pretenden tener e imponer los Poderes de Hecho en Nicaragua, que tanto daño han hecho a nuestro país. Nuestra dependencia debe ser con nuestros valores y principios que están en nuestra Misión, manteniendo nuestra integridad y objetividad en nuestros estudios.
Para fortalecer nuestra institucionalidad es básico evitar la dependencia financiera en unos pocos, especialmente en aquellos que la usan para imponer sus puntos de vista fuera de un proceso de decisión participativo, pero para ello es decisivo que cada uno de nosotros incremente su apoyo financiero; también es importante la rotación de las autoridades, los presidentes deben cambiar cada dos años para evitar el uso personal de la institución; debemos mantener nuestra Certificación SGS NGO que asegura la transparencia en el manejo de la institución; el director ejecutivo debe continuar desarrollando equipos de trabajo, reduciendo nuestra dependencia de investigación y comunicación institucional en pocas personas; debemos fortalecer el área de investigación institucional, especialmente el relacionado con la construcción de sociedades democráticas, como es el tema de la Justicia Transicional como medio para entender la transición de una dictadura a una democracia.
FUNIDES debe ser ejemplo en regirse institucionalmente bajo valores, prácticas y comportamientos democráticos, como son el pensar que todos somos iguales, que cada uno de nosotros es un voto, aunque seamos diversos, que las decisiones deben ser transparentes y participativas y que debemos ser tolerantes con la discrepancia. Estos patrones de pensamiento y valores son propios de la democracia sin los cuales esta no es posible.
Con respecto a la defensa del sector privado, lo que debemos defender es el sistema de mercado libre, la propiedad privada, la libre competencia, y luchar contra sistemas que promueven el abuso en el uso de influencias para competir con ventaja. No somos defensores de empresarios particulares, debemos ser defensores del sistema y por ello debemos proponer políticas públicas que además de promover la inversión, también busquen a corto plazo paliar la pobreza que persiste en Nicaragua. El sistema democrático, la división de poderes, la libre empresa, tiene sentido en la medida que da bienestar a la población.
Finalmente, quiero felicitar a Juan Sebastián Chamorro por su determinación y valentía demostrada dentro de la ACJD y de la UNAB; a Federico Sacasa por su liderazgo y por su excelente desempeño en la administración de nuestra institución, donde ha sabido ser líder indiscutible sin interés de figuración, donde ha sabido delegar y fomentar el potencial de nuestro equipo de investigación y, lo más importante, tomar decisiones para consolidar nuestra institución dentro de Nicaragua como abanderada de los intereses del sector privado, la democracia y del Estado de derecho; al equipo por el excelente trabajo realizado, logrando mantener la calidad y neutralidad en la investigación; y a José Antonio Baltodano, por ser junto con Federico, mis mayores consejeros en esta confusa tarea de presidente de FUNIDES en medio de la crisis social y represión que hemos vivido. Al resto de directores y miembros mil gracias por su solidaridad y apoyo a mi persona; y como dije anteriormente, muchas felicidades a todos por la sabiduría mostrada en esta situación tan complicada.
*Palabras del presidente saliente de la Junta Directiva de FUNIDES en su Asamblea ordinaria, 2 de mayo 2019