19 de marzo 2019
Las nuevas generaciones, y parte de la generación anterior, se encuentran en uno de los momentos más extraordinarios de la historia nacional, como protagonista y testigo a la vez, pero igualmente afectadas y, por ello, han tomado conciencia de su deber patriótico frente a una dictadura que se contradice con el derecho al bienestar humano y social de la mayoría de los nicaragüenses.
La lucha hoy por la justicia y la democracia, es tan crucial como lo fue la lucha contra el filibusterismo entre 1854-1857 para recuperar la patria enajenada al filibustero William Walker por los oligarcas libero conservadores.
Es tan difícil la lucha actual como lo fue la lucha de Augusto Calderón Sandino y su ejército de campesinos para expulsar la intervención armada norteamericana, por culpa de los políticos conservadores primero y liberales después.
La dictadura Ortega-Murillo, ha sido tan cruel e inconstitucional en doce años como lo fue la dictadura somocista durante 45 años. La dictadura actual, es resultado de la traición de parte de los Ortega-Murillo, y se definió de una vez tal cual, después del 18 de abril 2018.
La lucha contra la dictadura actual, además de ser más cruel contra un pueblo desarmado frente a policías y paramilitares armados como para una guerra, es más compleja en términos políticos e ideológicos que todas las luchas anteriores y hace más difícil el poder adoptar una posición consecuente.
Afirmo lo anterior, por lo siguiente:
*Entre 1854-1857, cuando los filibusteros pisoteaban la dignidad ciudadana y la soberanía territorial, todo el mundo sabía que era culpa del liberal Máximo Jerez, y del colaboracionismo conservador. Ambos grupos reaccionaron cuando William Walker se les “cogió el mandado”.
*Con su “patriotismo” herido, liberales y conservadores se unieron para expulsar a los filibusteros con ayuda centroamericana, y la participación del pueblo con su patriotismo (siempre mal pagado). Aquel conflicto careció de complejidad política o ideológica.
*A comienzo del siglo XX, los políticos conservadores invocaron la intervención de los Estados Unidos, país convertido ya en un floreciente imperio de gran fuerza bélica y económica, estrenada catorce años atrás en la guerra contra España para quedarse con Cuba, Puerto Rico y Las Filipinas (1898).
*Después de pisoteado el país militarmente entre 1912-1933, y asesinado Sandino en 1934, el tutelaje yanqui continuó a través de los Somoza hasta 1979. Hubo poca complejidad política e ideológica, porque todo fue muy descarado.
¿Y ahora?
*Ahora todo se ha vuelto complejo: el mundo tiene un ilimitado desarrollo de la ciencia y la técnica, los medios de información, las relaciones comerciales bajo el predominio de los países desarrollados –en particular Estados Unidos— con gobiernos dóciles ante el complejo industrial militar y el gran capital financiero. La complejidad de las luchas sociales y políticas, puede confundir a medio mundo.
*Gran parte de la humanidad, pese a creer estar mejor informada que nunca, vive una especie de esclavismo mental ante las grandes maquinarias de una información manipulada y manipuladora de la conciencia de manera efectiva, veloz, sutil y hasta divertida.
*La guerra mediática ha logrado que millones de humanos piensen –y muchas veces actúen— influenciados por campañas mediáticas conjugadas con la geopolítica de los gobiernos de países dominantes hacia una región, varios países o un solo país, combinando la presión diplomática, económica y militar, según sus intereses del momento.
*Dentro de ese ámbito histórico, infinitamente más complejo que nunca, los nicaragüenses estamos librando nuestra dramática lucha por los derechos humanos y las libertades políticas. Ahora hay hechos muy difíciles de digerir, como:
*Cuando desde abril/2018 la crueldad dictatorial comenzó a sumar víctimas fatales, heridas, secuestradas y exiliadas, el pueblo desarmado clamó por la solidaridad internacional, y luego, un viejo conocido nuestro, Estados Unidos, se hizo presente, y a través de la OEA, enarbola la bandera de la protección de nuestros derechos humanos.
*Al mismo tiempo, durante la misma agresión, y ante el mismo clamor de solidaridad, también se hicieron presentes gobiernos de países hermanos y del movimiento de la izquierda conservadora, con sus voces de solidaridad… ¡pero con los represores del pueblo!
*Esta contradicción causa traumáticas consecuencias políticas, y trae a la memoria del pueblo nicaragüense las humillaciones militares de gobiernos norteamericanos, pero estando entre la cárcel y la muerte bajo la dictadura, ¿sería antiético aceptar su solidaridad? No, siempre que no venga condicionada.
*También le vino a la memoria la actitud de los gobernantes venezolanos –Chávez y Maduro— quienes… ¡con miles de millones de dólares enriquecieron a la mafia orteguista que persigue, secuestra y mata con su máscara “revolucionaria”! ¿Sería ético perdonar eso? No, siempre que no se olviden los intereses del pueblo venezolano.
*Mientras Estados Unidos amenaza a Venezuela con un ataque armada (“entre otras opciones”), y les agrede con bloqueo económico, campañas descalificaciones, cercos políticos y sabotajes, el gobierno venezolano se solidariza con nuestros opresores.
*Al mismo tiempo, sus atacantes (Estados Unidos, nuestro viejo conocido interventor) se solidarizan y nos ayudan a defender los derechos humanos.
*Como puede verse, no hay “confusión” más “clara”: el mal cálculo político, o como quiera llamársele, de los gobernantes venezolanos de enriquecer a la dictadura Ortega-Murillo, y la decisión de los Estados Unidos (que “no tiene amigos, sino intereses”) de ayudarnos en la lucha frente a la misma dictadura, colman la contradicción y la complejidad política e ideológica del problema.
*Dentro de tal complejidad, opositores nicas propagan la ilusión, para conveniencia de los norteamericanos, de que “resuelto el problema” de Venezuela de inmediato vendrá nuestra liberación, y se suman a la campaña anti venezolana.
*Con esa ilusión, mantienen y amplían la distorsión de la realidad con el consecuente perjuicio político para los nicaragüenses, y a la vez, complaciente con las agresiones a Venezuela, sabiendo que ninguno de los dos pueblos tiene culpa, pero que ambos podrían ser victimizados.
*Ante esta verdad histórica, mientras se pueda esgrimir, será la mejor arma de los pueblos teniendo presente, que:
1) El historial de los Estados Unidos como agresor de pueblos, no cambia por aparecer solidario con el pueblo nicaragüense;
2) Las situaciones son disímiles, y también son disímiles las políticas norteamericanas hacia uno y otro país:
- a) Más agresiva contra Venezuela: desde hace 17 años (2002), Estados Unidos utilizó a la cúpula del ejército y empresarial para secuestrar a Chávez y tomar el poder por la fuerza;
- b) Fracasado el método Pinochet (igual que el gorilato en el Cono Sur), inició su guerra económica, buscando crear la inconformidad popular, lográndolo solo parcialmente;
- c) Fracasada la oposición corrupta tradicional, se inventó un “presidente” virtual, cuyos ventrílocuos hablan por él desde los Estados Unidos y cuyo “poder” solo existe en los medios de comunicación;
- d) Ha incautado (robado) miles de millones de dólares venezolanos, y con cinismo ofreció 20 millones de dólares como “ayuda humanitaria”;
- e) Su última agresión económica fue el sabotaje cibernético a la segunda presa hidroeléctrica más grande de América Latina;
- f) En el fondo de todo, está el sueño imperial por apoderarse de las reservas de petróleo y de otras riquezas naturales venezolanas, las más grandes del mundo.
3) En cambio, contra la dictadura orteguista, todo es pasivo:
- a) Sanciones económicas en el papel y el discurso;
- b) El poco oro que dejaron en el subsuelo nacional, sigue siendo de norteamericanos y canadienses, con la anuencia de la dictadura.
- d) Antes de los sucesos de abril/2018, y el gran capital tenía su armónica relación con Ortega, los gobiernos estadounidenses eran felices con Ortega y aún respeta su romance con el FMI.
- e) Los Estados Unidos, después de casi un año de represión, no ha encontrado su “Guaidó nica” entre el movimiento de los auto convocados.
- f) Lo podría hallar entre la oposición tradicional, pero sus políticos no tienen ningún carisma entre el pueblo. Y si lo “fabricara”, no lograría nada con eso, mientras el pueblo no deje de reconocer que el conocimiento de la historia es su mejor arma.