23 de junio 2021
La arremetida represiva demencial de la dictadura ha concentrado la atención, los comentarios y las opiniones en los temas políticos. Y es natural, dada la brutalidad de los atropellos. Sin embargo, la gravedad de la crisis política no debe llevarnos a dejar de lado “la otra cara de la política”.
En efecto, a la par de la crispación que provoca la represión generalizada y la falta de libertades y derechos, puertas adentro de cada hogar nicaragüense y de la mayoría de las empresas, se sufren en silencio y en soledad los estragos provocados por la crisis socioeconómica. Es la otra cara de la política.
Las madres o padres, cabezas de familia, en su inmensa mayoría, se las ven “de a palito” para poder salir adelante, de día en día, aunque sea con la comida. Los empresarios, agobiados con impuestos, bajas ventas, precios fraudulentos del combustible y de las tarifas eléctricas, enfrentan el diario desafío de cómo sacarles paso a sus establecimientos en medio de la incertidumbre y las condiciones adversas.
A pesar de ser uno de los flancos más débiles de la dictadura, desde los liderazgos y organizaciones opositoras, tanto en el pasado como en el presente, ha recibido muy poca atención, ni siquiera para refutar los embustes y falacias del discurso oficial. De hecho, la pasada semana, funcionarios de la dictadura comenzaron a exhibir pregones triunfalistas sobre una presunta reactivación de la economía. Corresponde pues entrarle a esta otra dimensión de la política.
Comencemos con el precio de la canasta básica. El INIDE, que es la institución estatal a cargo de las estadísticas oficiales, informó que al mes de mayo el costo de la canasta básica era, en números redondos, de 15 mil córdobas. Recordemos que la canasta básica es el costo de un conjunto bienes y servicios mínimos para que una familia de 5 personas cubra sus necesidades básicas. Incluye los gastos de alimentos, transporte, electricidad, agua, vestuario, artículos de uso personal, entre otros. Pero el componente principal es la comida. Según el INIDE, el costo del componente de la canasta básica correspondiente a la comida fue ligeramente superior a 10 mil córdobas, en el mes de mayo.
¿Ajustan los salarios para comprar la canasta básica?
Para comenzar, si los ingresos en su hogar no llegan a 15 mil córdobas mensuales, usted forma parte del ejército cuyos ingresos no alcanzan para cubrir el costo de la canasta básica.
¿Y de qué tamaño es ese ejército?
De acuerdo con el gobierno, el 20% de la fuerza laboral nicaragüense se encuentra empleada en lo que se llama economía formal, esto es, tienen un puesto de trabajo permanente en empresas debidamente establecidas. Solamente dos de cada diez.
El salario promedio de estos trabajadores o empleados en la economía formal es de 11 mil córdobas. Pongamos el ejemplo hipotético de un contador, que tiene esposa en desempleo y tres hijos que mantener: si gana el salario promedio nacional, de once mil córdobas, apuradamente le alcanza para comprar la comida. Pero no llega a cubrir el costo de la canasta básica.
Pero hay una parte de esos trabajadores de la economía formal que apenas devenga el salario mínimo. Para que nos demos una idea, el salario mínimo de una trabajadora de las zonas francas es de 7000 córdobas. ¿Cómo hacen para sobrevivir ella y su familia? O se mecatea con riesgo de su salud trabajando horas extras, o comen salteado.
Pero están en peor condición los trabajadores del sector industrial, en este sector el salario mínimo es de 6000 mil córdobas mensuales.
Ahora pensemos en los aproximadamente 300 mil pensionados ¿Cómo hacen para sobrevivir con sus raquíticas pensiones?
Decíamos que este drama se vive en silencio, en primer lugar, porque casi no se habla de estos temas. Y denunciarlos, encierra el riesgo de perder el trabajo, principalmente si se labora para una institución pública. Y decíamos que, en soledad, porque ante la represión generalizada que impone la dictadura, por ahora resulta muy difícil organizar acciones colectivas. Frecuentemente, se padece puertas adentro sin tener clara conciencia de que millones de nicaragüenses se encuentra en la misma zozobra.
Pensemos de nuevo en los jubilados y pensionados, a quienes en los dos últimos años la dictadura les sacó de los bolsillos aproximadamente 800 millones de córdobas. Con seguridad la gran mayoría ni siquiera se percató del despojo pues se concretó mediante un artificio técnico: la modificación de la tasa de deslizamiento cambiario. Sienten el golpe cuando la pensión no les alcanza a cubrir necesidades elementales, pero ni siquiera se dieron cuenta de dónde vino.
Pero todavía falta hablar del 80% de ese ejército, que son los trabajadores de la economía informal. Son aproximadamente 2 millones 840 mil nicaragüenses. Buena parte de estos trabajadores ni siquiera ganan el salario mínimo.
¿A quiénes beneficia la reanimación económica que pregona la dictadura?
Dado que algunos funcionarios de la dictadura anunciaron que la economía había registrado un crecimiento del 3% en el primer trimestre, es lógico suponer que esta reanimación se traduce en más y mejores empleos, y en mejoras de los salarios.
No obstante, el informe del INIDE sobre el comportamiento del empleo en el mismo período, esto es, el primer trimestre, revela que el 5% de la fuerza laboral se encontraba en desempleo abierto; 44% en subempleo; y 14% en la categoría “trabajadores no remunerados”. Así se les denomina a los trabajadores que desempeñan una actividad económica pero que no reciben salarios: la muchacha que le ayuda a la señora de la fritanga, no le pagan un salario, pero le dan una ayudita; o el adolescente que llega a ayudar en el taller de mecánica.
El 63% de la fuerza laboral se encuentra en desempleo abierto, subempleo o sin remuneración salarial. Una cifra muy semejante a la de un año atrás. O sea, presunto crecimiento económico, pero sin generación de empleo.
¿Qué ocurre con los salarios?
El Banco Central registra que desde hace varios meses se viene deteriorando progresivamente el poder adquisitivo de los salarios. El ritmo del deterioro interanual es el siguiente: -2.8% en enero; -3.3% en febrero y -3.7% en febrero. O sea, presunto crecimiento económico, pero con deterioro del poder adquisitivo de los salarios.
La pregunta obvia es: ¿Qué clase de crecimiento económico es ese que no genera empleo y más bien deteriora los salarios?
En estas precarias condiciones de la inmensa mayoría de la población se produjo la embestida represiva de la dictadura la cual, al profundizar la incertidumbre y la desconfianza, fatalmente agravará la crisis socioeconómica.
La crisis política va de la mano de la crisis económica y social.
A fin de cuentas, la política solo tiene sentido en función de las necesidades, agobios y aspiraciones de la gente. Esta otra cara de la política, por hoy, marcha en silencio y en soledad
En conclusión, la única forma de abrir una puerta de esperanza a los millones de nicaragüenses que padecen día a día los embates del desempleo, el subempleo, los bajos salarios o las tribulaciones con sus empresas es salir de la dictadura.
Porque no hay esperanzas de mejora con Ortega en el poder.