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La ofensiva de Ucrania causa conmoción en Rusia

Estallan críticas contra Vladímir Putin y el Ejército ruso. “Ya hemos perdido, es solo cuestión de tiempo”

Militares izan la bandera de Ucrania en la recuperada ciudad de Balakliya. Foto: EFE

Guillermo Cortés Domínguez

13 de septiembre 2022

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Mientras el sábado 10 de septiembre el presidente Vladímir Putin dirigía los festejos por el 875 aniversario de la fundación de Moscú, simultáneamente las imparables tropas ucranianas en ofensiva desde el 29 de agosto, ocupaban la pequeña pero estratégica ciudad de Izium, tras la recuperación de más de treinta poblados y varias otras ciudades en tres mil kilómetros cuadrados de territorio, asestándole graves derrotas al Ejército ruso y marcando lo que podría ser un punto de inflexión de la guerra.

La velocidad del avance de los ucranianos tomó por sorpresa a los rusos e incluso a especialistas militares, quizás porque desde mediados de julio, reiteradamente Kiev ha estado anunciando una contraofensiva que durante casi dos meses no se produjo, o, más bien, estaba en preparación, sobre todo con la destrucción de puestos de comando y logísticos tras las líneas de las tropas rusas, gracias a su recién adquirida artillería de precisión de mediano alcance.


Ahora los círculos conservadores de Rusia están alarmados y comenzó una andanada de críticas al presidente Putin y a las Fuerzas Armadas, incluso de altos oficiales cercanos al “zar”, como el líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov, quien dijo el domingo 11 que estaba “consternado” por el desempeño del Ejército ruso en el noreste de Ucrania.

En una cuenta en “Telegram” que tiene 2.4 millones de seguidores, Kadyrov acusó al Ministerio de Defensa de haber cometido graves errores, y demandó una explicación al público por la retirada de tropas en la región de Járkov, que inicialmente anunció el viernes 9 de septiembre como “un reagrupamiento”. El anuncio encubría una retirada que en algunos sitios fue desbandada.

Más categórico (y desmoralizador) fue el excoronel del servicio ruso de inteligencia militar, Igor Girkin, quien afirmó: “La guerra en Ucrania seguirá hasta la derrota total de Rusia. Ya hemos perdido, el resto es solo cuestión de tiempo”.

Hace unos días, el principal propagandista del Gobierno de Putin, el presentador de televisión Vladímir Soloviov, confesó ante su público: “Estoy preocupado. Por supuesto, queremos que nuestros chicos les machaquen y solo avancen, pero la vida no funciona así”.

Antes, los consejos municipales de Smolninskoye y Lomonosovski, distritos de las principales ciudades rusas, San Petersburgo y Moscú, emitieron por mayoría sendas resoluciones que exigen la dimisión de Putin. En Smolninskoye, los representantes incluso pidieron que se le juzgue por traición.

El indetenible avance de las tropas ucranianas también ha impactado entre los ultranacionalistas blogueros rusos, una comunidad que ha jugado un papel importante en la propaganda a favor de la invasión a Ucrania. Algunos acompañan a las tropas rusas en el teatro de operaciones, otros laboran en oficinas del Ministerio de Defensa, y un grupo es privado.

Algunos de los blogueros reprochaban la fiesta por el aniversario de Moscú que representó unos mil millones de rublos en gastos, mientras los soldados ucranianos apaleaban al Ejército ruso, de cuyos soldados señalaron que carecían de botiquines de primeros auxilios, chalecos antibalas y gafas de visión nocturna.

El bloguero Yuri Podolyaka expresó que, si los militares continuaban minimizando sus reveses en el campo de batalla, los rusos “dejarían de confiar en el Ministerio de Defensa y pronto en el Gobierno en su conjunto”. Mientras, su colega Maksim Fomin dijo: “Es hora de castigar a los comandantes que permitieron este tipo de cosas”, aludiendo a que en algunos territorios ocupados las fuerzas rusas ni siquiera intentaron resistir cuando el Ejército de Ucrania se aproximaba.

La huida de las tropas rusas ha sido tan precipitada en la ciudad de Balakliya, que abandonaron cerros de cajas de municiones; en otros sitios dejaron equipo de comunicación, artillería y tanques bajo la cobertura de árboles; y en otro lugar se observa una improvisada mesa donde soldados no pudieron terminar una comida.

En busca de minas y otros artefactos explosivos, zapadores examinan cuidadosamente los territorios recuperados en decenas de pequeños poblados y principalmente en las ciudades de Kupiansk, Balakliya, Izium y Lyman, así como en la comunidad de Chkalovske, en camino hacia Járkov. La previsible caída de esta última (segunda más importante de Ucrania con casi un millón y medio de habitantes), representaría un golpe catastrófico para Rusia.

La ciudad de Izium, de cuarenta mil habitantes, para los rusos jugó un papel crucial como base de operaciones y centro de mando para sus ataques en el este de la región del Dombás, porque es un nodo de carreteras y ferrocarriles. La rodearon y comenzaron a bombardearla el 28 de febrero, y se apoderaron de ella a finales de marzo. Ahora sus tropas salieron en estampida de un día para otro ante la inminente llegada del Ejército ucraniano.

El reciente fin de semana las buenas noticias causaron una explosión de júbilo en el pueblo ucraniano cargado de aflicciones desde el 24 de febrero en que inició la invasión rusa y el proceder brutal de sus tropas, a quienes por esta razón llaman “orcos”. La gente no se despegaba de sus teléfonos celulares observando videos que daban cuenta del avance victorioso de su Ejército.

Muchas personas expresaron su alegría por las derrotas de las tropas rusas, las recuperaciones territoriales, y por la captura del oficial enemigo de mayor rango detenido hasta hoy, el teniente general Andrei Sychevoi, principal comandante de la región occidental de las Fuerzas Armadas de Rusia. El Ejército ucraniano informó que está teniendo problemas para manejar la gran cantidad de soldados rusos que ha capturado o se han rendido.

A doscientos días del inicio de la guerra, se acerca un invierno que podría ser devastador para las tropas rusas con uniformes de verano, ante unos soldados ucranianos no solo bien pertrechados, sino con una moral agigantada y el ímpetu arrollador que produce la victoria, pues ahora llevan la iniciativa.

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Guillermo Cortés Domínguez

Guillermo Cortés Domínguez

Periodista nicaragüense. Escribió prensa clandestina y fue redactor y editor del diario Barricada. Coautor de "Corresponsales de Guerra". Fundador y director de la revista Medios y Mensajes y la editorial Editarte. Ganó el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí, de la agencia de noticias Prensa Latina S.A. Además, es autor de "Huérfanas de Guerra" y "El oráculo de la emperatriz", entre otros libros.

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