La creación del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA) en el exilio representa un acto de resistencia intelectual y cultural sin precedentes en la historia contemporánea de América Central. Impulsado por la Universidad Centroamericana (UCA, también en el exilio), esta iniciativa emerge como respuesta directa a la sistemática destrucción del tejido académico nicaragüense por parte de la dictadura Ortega-Murillo, y constituye un paradigma de cómo las instituciones universitarias y del conocimiento pueden reinventarse para sobrevivir a los embates del autoritarismo.
La memoria como campo de batalla
La decisión de establecer el IHNCA en el exilio no es meramente una reubicación geográfica; es una declaración política, ética y epistemológica sobre el derecho inalienable de los pueblos a su memoria histórica. En un contexto donde la nueva dinastía nicaragüense ha instrumentalizado el pasado para legitimar su presente autoritario, el IHNCA se erigirá como un contra-archivo que desafía las narrativas oficiales y preserva las múltiples voces que componen la historia nicaragüense.
La cancelación arbitraria de la UCA y la confiscación de sus archivos históricos configura un intento de destrucción deliberada de la memoria colectiva como estrategia de control político. Este acto trasciende la mera supresión institucional; representa un intento de reescribir la historia, de borrar las evidencias de las luchas sociales, de las violaciones a los derechos humanos y de las resistencias ciudadanas que han marcado la historia nicaragüense.
Un proyecto de futuro desde el exilio
El IHNCA en el exilio se configura como un espacio que opera en múltiples dimensiones temporales y espaciales. Por un lado, funciona como un nodo de la memoria histórica nicaragüense, preservando documentos, testimonios y archivos que corren el riesgo de desaparecer bajo el régimen actual. Por otro, se proyecta hacia el futuro como una institución que contribuye a preparar el terreno para la reconstrucción democrática de Nicaragua.
Esta doble función es crucial para entender su importancia. El instituto no solo salvaguarda el pasado, sino que aporta a las bases éticas y conceptuales para una eventual transición democrática. La experiencia histórica demuestra que los procesos de justicia transicional y reconciliación nacional requieren de archivos confiables, investigaciones rigurosas y narrativas plurales que el IHNCA está posicionado para poder proporcionarlas.
Integración de la diáspora: tejer la memoria dispersa
Uno de los roles más significativos del IHNCA será su función como articulador de la diáspora nicaragüense. El exilio ha dispersado a académicos, intelectuales, activistas y ciudadanos por múltiples geografías, fragmentando no solo la comunidad física sino también la memoria colectiva. El instituto puede convertirse en un punto de convergencia donde estas memorias dispersas se reencuentren, dialoguen y se reconstituyan en una narrativa más amplia y compleja de la experiencia nicaragüense.
Esta función integradora es particularmente relevante en el contexto actual, donde la diáspora nicaragüense se ha convertido en un actor político y cultural fundamental. El IHNCA puede facilitar la creación de redes transnacionales de investigación, promover proyectos colaborativos de recuperación de memoria y establecer protocolos para la documentación sistemática de la experiencia del exilio, un capítulo crucial pero frecuentemente subrepresentado en las historias nacionales.
La memoria como acto de futuro
La creación del IHNCA en el exilio representa más que una respuesta defensiva al autoritarismo; es un acto propositivo que imagina y construye las bases para una Nicaragua democrática. En un momento histórico donde los regímenes autoritarios intentan controlar no solo el presente sino también la interpretación del pasado, iniciativas como esta demuestran que la memoria histórica puede ser un poderoso instrumento de resistencia y transformación social.
El éxito del IHNCA dependerá de su capacidad para mantener los más altos estándares de rigor académico mientras abraza su rol como acervo de la memoria democrática nicaragüense. Su trabajo no solo preservará el pasado, sino que contribuirá activamente a la construcción de un futuro donde la verdad histórica sea la base para la reconciliación nacional y la justicia social.
En última instancia, el IHNCA en el exilio nos recuerda que la historia no es solo el estudio del pasado, sino una herramienta fundamental para la construcción de futuros más justos y democráticos. Su existencia misma es un testimonio de que, aunque los regímenes autoritarios pueden cancelar instituciones, no pueden borrar la memoria ni silenciar la voluntad de un pueblo por conocer y preservar su historia.
*Este artículo se publicó originalmente en El INHCA en el exilio.