8 de septiembre 2024
Brooklyn Rivera, líder principal de Yatama, no fue liberado como parte del grupo de 135 personas recientemente excarceladas políticas del régimen de los Ortega-Murillo. Tampoco lo fue Elizabeth Henríquez, miembro del Directorio Político de la organización Yatama. La última declaración pública de Brooklyn Rivera la realizó en abril de 2023 durante la reunión anual del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas. En esa ocasión Rivera denunció las violaciones de los derechos de los Pueblos Indígenas en Nicaragua por las invasiones de colonos no-indígenas sobre las tierras ancestrales de la Muskitia. También se refirió a la falta de acciones de las autoridades nicaragüenses ante los crecientes reclamos de los líderes de las comunidades.
En represalia, el gobierno de Nicaragua canceló sin un debido proceso a la organización Yatama, e impidió a Rivera su regreso a Nicaragua. Meses después, el 29 de septiembre de 2023 fuerzas policiales le detuvieron arbitrariamente de su casa de habitación en Bilwi, a donde se había trasladado para estar junto a su pueblo. Desde entonces Brooklyn Rivera se encuentra en condición de desaparición forzada y las autoridades del país no han indicado donde se encuentra, cuál es su estado de salud y tampoco han hecho público bajo qué cargos se le ha detenido.
Sus familiares, quienes han sufrido amenazas, acoso y persecución de parte de las autoridades policiales del país – han peticionado por la protección de los derechos humanos de Brooklyn Rivera ante el sistema judicial nicaragüense, sin efecto alguno. También han recurrido al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) la que dictó medidas cautelares en octubre de 2023; cuatro meses después, en febrero de 2024, la Corte-IDH dictó medidas provisionales a favor de Brooklyn Rivera, y requirió al Estado de Nicaragua que “de forma inmediata proceda a su liberación y adopte las medidas necesarias para proteger eficazmente su vida, integridad personal, salud y libertad personal.” Los Ortega-Murillo han ignorado estas medidas y han desoído las peticiones de clemencia de parte de sus familiares y de las comunidades.
Brooklyn Rivera Bryan es una figura destacada de la historia nicaragüense y de la región de la Muskitia, ha dedicado su vida a defender los derechos y la autonomía del pueblo indígena Miskitu, y de otros Pueblos Indígenas y comunidades afrodescendientes de Nicaragua. Nacido el 24 de septiembre de 1952 en la comunidad de Li Dakwra, en la costa caribeña de Nicaragua, Rivera creció en las comunidades de Sandy Bay Tara y Wawa al cuidado de su madre Pulcita Bryan Budier y de su abuela, rodeado de la rica cultura y tradiciones de su herencia cultural Miskitu. Su padre fue Fabio Rivera Willmor, fallecido en 1992.
Desde muy temprana edad, Brooklyn Rivera fue testigo de las luchas a las que se enfrentaba su pueblo debido a la discriminación, la marginación del Estado nicaragüense y la invasión de poderes externos en sus tierras ancestrales. A los dieciséis años se trasladó a la capital del país Managua, donde cursó estudios de secundaria en el Colegio Experimental México, y posteriormente completó una licenciatura en matemáticas en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). Brooklyn Rivera es padre de Tininiska, Jerry, Yaslam, y Wailandin, jóvenes profesionales arraigados en la cultura Miskitu caribeña y a las relaciones familiares que les une a su padre.
La trayectoria de Rivera como líder comenzó en la década de 1960, cuando se involucró activamente en la lucha de los Miskitus por la autonomía política y el reconocimiento cultural. Durante este período, Nicaragua experimentaba una importante agitación política, con el FSLN liderando un movimiento nacional para desafiar y posteriormente derrocar al régimen autoritario de Somoza. Rivera se alineó con las aspiraciones de su pueblo y buscó un espacio para la autodeterminación de los Miskitus en el marco más amplio de cambios de la sociedad nicaragüense.
Cuando la acción sandinista se extendió por Nicaragua a finales de la década de 1970, Rivera se encontró en desacuerdo con la visión del FSLN para la región de la Muskitia. Aunque inicialmente apoyó los objetivos de justicia social e igualdad de la Revolución, se desilusionó con lo que percibía como la centralización del poder, desconfianza y supresión de los derechos indígenas por parte del gobierno Sandinista. En 1981, el gobierno Sandinista disolvió la organización indígena Misurasata, formada inicialmente para representar a las comunidades de la Costa en proceso de cambio en el país. La disolución de la organización de la cual Rivera era miembro de la Junta Directiva, el arresto temporal y persecución a sus principales dirigentes por parte de las autoridades, obligaron a Rivera a exiliarse en Costa Rica en ese mismo año. Esta desilusión con la revolución llevó a Rivera a convertirse en una figura clave de la resistencia Miskitu contra los sandinistas, que culminó en el conflicto armado de la década de 1980, conocido como la Guerra de la Costa de la Muskitia.
A pesar de los retos y el peligro personal a los que se enfrentó, Rivera se mantuvo firme en su compromiso de defender los derechos de su pueblo desde una posición cívica. Rápidamente se convirtió en un símbolo de la resistencia y la capacidad de recuperación de los Miskitus, y atrajo la atención internacional sobre la difícil situación de las comunidades indígenas de Nicaragua. El 21 de enero de 1986 Rivera sobrevivió a un ataque armado en la comunidad de Layasiksa por parte de las fuerzas sandinistas en donde resultaron tres guerrilleros indígenas fallecidos y cinco lesionados, además de varias muertes civiles. Rivera junto a sus acompañantes lograron escapar de los ataques del ejército y con el apoyo de las comunidades indígenas del litoral caribeño, encontró refugio en la isla de San Andrés, en territorio colombiano. Su labor de resistencia – que acarreó enormes riesgos personales – contribuyó a sensibilizar a la opinión pública mundial sobre las cuestiones relacionadas con los derechos de los Pueblos Indígenas, lo que allanó el camino para un mayor apoyo y solidaridad con la causa Miskitu.
En 1987, Rivera dirigió un esfuerzo colectivo para la unificación de la resistencia armada Miskitu que dio lugar a la fundación de Yatama, la Organización de los Pueblos de la Madre Tierra. Yatama desempeñó un papel fundamental en las negociaciones de paz con los Sandinistas, que condujeron a la firma del Acuerdo de Sapoá de 1987, que concede una autonomía limitada a las regiones de la Costa Caribe de Nicaragua, incluidos los territorios de la Muskitia. Aunque el acuerdo no satisfacía plenamente las aspiraciones de autodeterminación del pueblo Miskitu, representó un importante paso adelante en su lucha por el reconocimiento, el respeto a los derechos de propiedad de la tierra comunal, y la autonomía.
En los años posteriores a la guerra, Brooklyn Rivera, a quien también se le conoce como Taupla Brooklyn (líder principal), continuó su labor como defensor de los derechos y la autonomía indígena en Nicaragua. Entre 1990 y 1994, se desempeñó como ministro-director del Instituto de Desarrollo de la Costa Atlántica (INDERA), creado por el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro para atender las urgentes necesidades de la Costa Caribe tras el fin del conflicto armado.
Tras el fin de la guerra, Yatama, como una expresión organizada del Pueblo Miskitu y bajo el liderazgo principal de Brooklyn Rivera, se incorporó a la vida política de las regiones autónomas y desde 1990 participó regularmente en elecciones municipales y regionales, convirtiéndose en la principal organización política regional de la Costa Caribe. En 2005 YATAMA ganó una sentencia favorable por parte de la Corte-CIDH contra el Estado de Nicaragua por violaciones a sus derechos de participación política, tras su exclusión de las elecciones municipales del año 2000. Sin embargo, hasta hoy la sentencia no ha sido cumplida a cabalidad por parte del Estado nicaragüense.
El liderazgo de Rivera ha trascendido el ámbito de la política para abarcar la preservación cultural y las iniciativas de desarrollo comunitario. Ha desempeñado un papel decisivo en los esfuerzos por revitalizar la lengua y la cultura Miskitu, garantizando a las generaciones futuras una fuerte conexión con su patrimonio histórico. En 2005, Brooklyn Rivera fue uno de los principales promotores del Sihkru Tara, un festival cultural binacional del pueblo Miskitu de Nicaragua y Honduras que se celebra anualmente a través de una serie de actividades comunitarias que honra el patrimonio Miskitu. Además, ha trabajado incansablemente para promover la autonomía económica, la educación universitaria, y el desarrollo sostenible en las comunidades Miskitu, abogando por un mayor acceso a la educación media y superior, la salud y las oportunidades económicas.
En el año 2007, a través de una alianza electoral con el FSLN, Brooklyn Rivera fue elegido diputado en la Asamblea Nacional de Nicaragua. Desde su posición de diputado promovió los derechos de los Pueblos Indígenas, y en particular acciones de titulación para proteger las tierras ancestrales. La alianza con el FSLN enfrentó muchas dificultades para lograr un cambio de fondo en el respeto a los derechos de las comunidades de la Costa Caribe. El FSLN, más interesado en una estrategia de control político de las regiones costeñas, cometió irregularidades en los procesos electorales y no cumplió una serie de compromisos acordados con Yatama para proteger los derechos de autonomía indígena. En el 2014 la alianza llegó a su fin, por lo que un año después, en 2015, el FSLN despojó ilegalmente a Brooklyn Rivera de su condición de diputado. En el 2016 Brooklyn Rivera fue electo nuevamente por su pueblo como diputado independiente de la Región Caribe Norte, desde donde continuó su lucha por la defensa de los derechos de los Pueblos Indígenas.
Al confirmarse que Brooklyn no fue liberado, sus familiares, miembros de la organización perseguida Yatama, y organizaciones civiles nicaragüenses han hecho escuchar su clamor ante la comunidad internacional para exigir a las autoridades nicaragüenses la liberación inmediata e incondicional de Brooklyn Rivera y de Elizabeth Henríquez; y restituirles a ambos sus derechos fundamentales; requerir la protección a sus familiares inmediatos ante amenazas y persecución de las autoridades nicaragüenses; y la restitución de los derechos políticos de Yatama, como la legítima organización de los pueblos de la Muskitia.
A lo largo de su vida, Taupla Brooklyn Rivera se ha enfrentado a la adversidad con valentía y determinación, ganándose el respeto y la admiración de su pueblo y de sus seguidores en todo el mundo. Su legado como incansable defensor de los derechos de los indígenas sirve de inspiración a todos los que luchan por la justicia, los derechos humanos y la igualdad. Mientras continúa la lucha por los derechos de los Pueblos Indígenas, Rivera sigue siendo un faro que nos recuerda la importancia de la perseverancia, la solidaridad y la búsqueda inquebrantable de un futuro mejor para todos los Pueblos Indígenas.