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Lo que hice por amor propio (Parte 2)

Ejercitarnos es lo que más cuesta. Entrevisté a una entrenadora para analizar las excusas más comunes que damos para no hacerlo

María Portillo

11 de marzo 2016

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En este asunto del amor propio, el ejercicio fue la parte que me costó más. “Sedentario” puede ser una palabra que describe casi por completo el hogar donde crecí y era de las que fingía enfermedades para evitar las clases de educación física en el colegio.

Pasé por gimnasios convencionales, clases de baile, “correr”, volver al gimnasio, artes marciales mixtas, Insanity, otros videos que hacía en casa y ahora estoy de vuelta en un gimnasio. ¿Qué descubrí? Que el secreto es borrar las excusas para buscar, buscar, y buscar hasta que encuentres no solo lo que te gusta sino lo que te va a obligar a moverte en cualquier etapa de tu vida. El cuerpo te lo va a seguir pidiendo pero, a mí, me lo pide siempre más la mente.


En este último gimnasio conocí a Elka Lopes. Ella es entrenadora personal, especializada en esa área y en clases grupales. Tiene 20 años en este rollo y su estilo me funciona. Personifica lo que la psicóloga y autora Diana Kirschner llama Tender and Tough Loving Care (algo así como cuidado amoroso con ternura y fuerza): alguien que, a pesar de que vigila de que hagas las cosas a tu ritmo -pero bien hechas-, te exige y presiona tus límites para que no te conformes con el mismo esfuerzo de siempre.

La entrevisté y le pedí que me ayudara brindándonos consejos para vencer las excusas más comunes que nos alejan del ejercicio. Estas son sus palabras:

Excusa número 1: “No tengo tiempo para hacer ejercicio”.

Elka López: A la excusa de no tener tiempo, solo puedo decir que lo que se necesita es tener voluntad y ganas. Siempre les digo a mis clientes “saca una cita contigo mismo , coloca ejercicio como una prioridad en tu agenda”, ¡porque es una cita a la que no se debe faltar! Así como se saca tiempo para ir al médico, saca tiempo para ejercitarte.

Excusa número 2: “Desde que me lesioné no hago nada”.

E.L: Las excusas de lesiones muchas veces no son excusas. Puede ser que la persona, simplemente y de verdad, esté lesionada y por ende se le complica hacer ejercicio. Sin embargo, con la ayuda de un experto, se puede adaptar el ejercicio de acuerdo al tipo de lesión que tenga.

Excusa número 3: “Como soy flaco, no necesito hacer ejercicio”.

E.L: Lo de ser flaco o flaca es un mito porque eso no quiere decir que no se necesita ejercitar. El ejercicio ayuda a mantener un corazón saludable, unos huesos fuertes ¡y una mente sana!

Excusa número 4: “Es que hacer ejercicio me da pereza”.

E.L: Para quitarse la pereza nada mejor que hacer ejercicio. El ejercicio da energía y tiene que ser un hábito, así como el de comer o lavarse los dientes. Debe ser prioridad en la vida de todos.

Y si necesitas un empujón adicional, te dejo esta lectura de tarea: El sedentarismo es perjudicial incluso para las personas que cumplen con la recomendación de 30 minutos de actividad física o ejercicio.

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Consulte el blog de la autora. 


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María Portillo

María Portillo

Periodista venezolano-costarricense. Asesora en comunicación y prensa para la industria de alimentos y bebidas; colaboradora de diversos medios de comunicación.

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