11 de septiembre 2024
"Nunca imaginé que por usar una camiseta alusiva a la Rebelión de Abril iba a pasar 505 días encerrado en una cárcel", dice Anner Herrera, quien tenía 16 años, cuando fue capturado en una calle de Jinotega, por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, el 19 de abril de 2023.
Menos de un mes después de su captura, la dictadura le hizo un juicio, acusándolo de "traición a la patria, ciberdelitos y menoscabo a la integridad nacional", algo que Anner no se explica. "Me alteraron la edad, mostraron pruebas falsas y me declararon culpable", lamenta este joven que ahora tiene 18 años y fue uno de los 135 presos políticos nicaragüenses desterrados a Guatemala y desnacionalizados por el régimen.
Todo el tiempo que estuvo en prisión, detalla que recibió amenazas y maltratos de sus carceleros; pero además dice que la comida y el agua que le proporcionaban "era muy mala".
"Nos decían cosas como que ellos tenían permiso de matarnos y hacer lo que quisieran con nosotros", narra.
Anner tiene afectaciones en la vista desde pequeño, por lo que debe usar lentes oscuros. Pero en prisión nunca se lo permitieron. "Me dolía la vista demasiado. Las luces pasaban encendidas todo el día y eso me afectó bastante", asegura.
En agosto de 2024, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares a Anner y otros dos presos políticos por considerar que estaban "en condiciones inadecuadas de detención y sin recibir la atención medica necesaria para sus padecimientos".
"Asimismo, enfrentan hechos de violencia tales como golpizas, malos tratos e intimidaciones por parte de agentes penitenciarios", menciona la resolución
Anner Herrera era un niño en 2018
Cuando inició la Rebelión de Abril de 2018, Anner Herrera apenas tenía 11 años, pero dice que recuerda todas las protestas y la brutal represión contra los nicaragüenses. "Siempre leía y veía todas las publicaciones en redes sociales", indica.
Además, desde 2020 empezó a hacer publicaciones en contra del régimen. "Hacía mucho contenido de denuncia", explica.
Pero en el juicio, el régimen presentó una cuenta de Facebook que no era de él para acusarlo y condenarlo. "Ni siquiera me permitieron defenderme", apunta Anner.
Asegura que tras su destierro decidió romper el silencio por su amor a Nicaragua y confía en que pronto el país será libre. "Quiero que miren todos los jóvenes lo que hacen con los adolescentes como yo (al ser encarcelado), que no respetan a nadie, ni respetan los derechos humanos", expresa.
Quiere seguir estudiando
Anner es uno de los 135 presos políticos desterrados a Guatemala que ya decidió qué hará con su futuro inmediato. "Me voy a ir a Estados Unidos, donde me recibirá un familiar", menciona.
Además dice que le gustaría terminar su secundaria y estudiar Derecho, pero la realidad es que tampoco sabe cuándo lo podrá hacer. "Cuando llegué a Estados Unidos pienso buscar trabajo", afirma.
A pesar de la incertidumbre, Anner dice estar feliz porque salir de prisión es algo que esperó durante todo su encierro. "Era algo que esperábamos todos los que queremos a Nicaragua, pero no podíamos quedarnos", agrega.