4 de abril 2019
La regeneración natural del bosque calcinado en la Reserva Biológica Indio Maíz podría tardar entre 15 y 25 años, según estimaciones del Centro Humboldt, que un año después del siniestro ha verificado que el daño al ecosistema es mayor de lo que se creía y que la reforestación implementada por el régimen de Daniel Ortega no sirvió para nada.
Víctor Campos, director ejecutivo del Centro Humboldt, señaló que el panorama en la reserva es bastante desolador, principalmente en el área que fue afectada por el paso del huracán Otto, en noviembre de 2016, y luego arrasada por el incendio en abril de 2018.
“Para dar una idea, se hizo un inventario de especies (de animales) y plantas y no fue posible ubicar en la zona ninguna especie de mamíferos, el proceso de regeneración de la zona está sumamente alterado”, precisó Campos.
El inventario de especies al que se refiere Campos, forma parte de la “Evaluación Ecológica de los Daños Provocados por el Huracán Otto y el Incendio en la Reserva de Biósfera Indio Maíz”, elaborada por el Centro Humboldt y la Fundación del Río, las primeras organizaciones en denunciar la negligencia oficialista ante la catástrofe ambiental, que el Gobierno primero trató de negar y luego quiso minimizar.
Los resultados de la investigación fueron presentados este tres de abril, un año después del incendio que consumió 5551.33 hectáreas de bosque y en el que la negligencia del régimen desató las protestas de jóvenes y ambientalistas.
Regeneración lenta y suelo pobre
El documento detalla que: “en el área impactada por el incendio se encontró poca regeneración o rebotes. A simple vista, el estado del suelo es pobre con una capa de material calcinado y restos de troncos y ramas secas aún después del paso del invierno, lo que representa un riesgo en época seca ante el paso de otro incendio”.
Además del daño al ecosistema, la investigación indica que los colonos siguen invadiendo la reserva biológica para talar el bosque y extender la ganadería. “Hay gente que está entrando sobre el territorio Rama-Kriol y hay cultivos que ya están instalados, no solo en la parte del incendio, sino por la parte oeste y por la parte norte de la reserva. Son frentes de frontera agrícola”, subrayó Campos.
El ambientalista precisó que no tienen un dato específico sobre el terreno invadido por los colonos en Indio Maíz, pero la cantidad de bosque derribado entre 2011 y 2019 ronda las 163 000 hectáreas.
Sobre la presencia de colonos y el avance de la frontera agrícola el estudio refiere que: “dentro del área protegida, y en especial en el paisaje quemado, se encuentran actualmente bajo procesos de antropización acelerado (actividad agrícola) en la Reserva Biológica Indio Maíz, lo que ha llevado al incremento de asentamientos humanos y de parcelas para siembra de granos básicos, hortalizas, lo que aumenta el riesgo de deterioro”.
Aldric Beckford, del Gobierno Territorial Rama-Kriol, lamentó que las autoridades locales y nacionales permanezcan pasivas ante la invasión de los colonos en territorios indígenas.
“Consideramos que debe haber un poco más de efectividad, un poco más de acompañamiento, a como lo demanda la Ley 445, (Ley del Régimen de Propiedad Comunal de los Pueblos Indígenas y Comunidades Étnicas). Es obligación del Estado de Nicaragua acompañar a los territorios indígenas para llevar a cabo su saneamiento o su ordenamiento territorial”, enfatizó Beckford.
El ecólogo Gabriel Vega, uno de los autores del estudio, destacó que además del daño ambiental que hay en Indio Maíz, la presencia de los colonos es una amenaza constante debido a sus técnicas de cultivos.
“Hay áreas donde se están realizando actividades agrícolas que deberían revisarse más a fondo para que no acentúe el daño del incendio grande, porque las actividades agrícolas requieren de hacer quemas, pero en una reserva natural, en un refugio silvestre, ¿es posible hacer eso? ¿Es permitido por la ley?", se preguntó Vega.
Entre las principales recomendaciones del documento se destacan: no retirar la madera caída tras el paso del huracán Otto, frenar el avance de la frontera agrícola y la elaboración de un plan para el manejo de la reserva.
Para los autores del estudio, el incendio en la reserva biológica evidenció la repuesta tardía del régimen de Daniel Ortega, que esperó 72 horas para actuar y mostró que las instituciones estatales no cuentan con la suficiente preparación para atender un incendio forestal de esa magnitud. Además, indican que mostró cómo la juventud nicaragüense tiene un alto grado de conciencia ambiental.