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¿Qué debemos hacer para desmontar la xenofobia hacia los nicas en Costa Rica?

En medio de la pandemia por el coronavirus, el rechazo hacia los migrantes nicas se exacerbó. Dos expertos explican por qué y cómo contrarrestarlo

Entre una casa del lado tico y otra del lado nica, un policía costarricense vigila la frontera entre ambos países. La raya imaginaria se dibujó con la llegada de la pandemia de covid-19 e interrumpió las relaciones entre los poblados transfronterizos. // Foto: David Bolaños.

Cindy Regidor

14 de julio 2020

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Llegó la pandemia de covid-19 y la gente buscó a quién culpar. En Costa Rica, en medio de una segunda ola de casos que crece de manera exponencial, una de las partes frecuentemente señalada como responsable es la comunidad migrante nicaragüense, contra la que ha incrementado la xenofobia.

En un país de cinco millones de habitantes, de los cuales menos de medio millón son nicaragüenses, las expresiones de xenofobia no son nada nuevo. Sin embargo,  en el contexto de la crisis sanitaria, muchos de los comentarios en redes sociales y en las conversaciones diarias apuntan con el dedo a “los nicas”, a quienes se cruzan la frontera por algún punto ciego y traen consigo el virus. Otros señalan a quienes viven en cuarterías en la capital San José y se infectan entre sí, ocasionando el aumento vertiginoso de casos. Hasta este 13 de julio, el total de casos en Costa Rica ascendía a 8036. De ellos, 2370 fueron detectados en personas extranjeras, es decir el 29.49%.


Los medios costarricenses La Voz de Guanacaste e Interferencia de Radioemisoras UCR, en conjunto con CONFIDENCIAL de Nicaragua, organizaron una charla virtual sobre el aumento de la xenofobia y cómo contrarrestarlo. Este esfuerzo forma parte de la investigación La Frontera Dibujada. El equipo periodístico binacional recorrió once puntos de la frontera entre Nicaragua y Costa Rica para retratar cómo viven la pandemia los pueblos transfronterizos. El incremento de la xenofobia fue uno de los temas recurrentes entre las personas entrevistadas. 

Cynthia Castro, psicóloga especialista del comportamiento humano y Carlos Sandoval, investigador especializado en migración de la Universidad de Costa Rica (UCR), fueron entrevistados por las periodistas María Fernanda Cruz, editora de La Voz de Guanacaste, y Hulda Miranda, periodista del programa Interferencia. 

Todos tenemos sesgos

Castro explicó que todas las personas tenemos sesgos, ya sea explícitos o implícitos. Lo que cambia con la pandemia, añadió, “es el permiso social para expresar esos sesgos”. 

En Costa Rica, vemos hoy a más gente “verbalizar ese prejuicio hacia ciertas poblaciones”.

Los prejuicios hacia las personas migrantes no son ideas nuevas, pero en este momento hay una justificación social para expresarlos, dijo. A ello se le suma que los espacios virtuales como las redes sociales elevan el grado de agresividad con que se manifiestan. 

Sandoval expuso los motivos históricos del rechazo hacia los extranjeros. Los conceptos de la migración y de los migrantes llegaron con la decisión de los Estados de crear las fronteras para determinar su soberanía. Paradójicamente, expuso, en las zonas fronterizas es donde menos importancia tienen dichos conceptos. 

“Donde se pasa la raya es tan arbitrario, que, irónicamente, tiene más relevancia en los centros políticos de los países que en las zonas geográficas llamadas fronteras”, explicó Sandoval.

Así lo revelan las personas entrevistadas en el especial, quienes forman parte de comunidades transfronterizas que vivían y se relacionaban sin distinguir la frontera entre Nicaragua y Costa Rica, hasta que la pandemia dibujó una raya que interrumpió esa cotidianidad. 

¿Rechazo a las personas pobres?

En Costa Rica, como en otros países, la sociedad establece “categorías” dentro de la población extranjera que reside en el país. Están los “expats”, los “inversionistas” y los migrantes. Estos últimos son los nicas. Pero no todos, sino, más que todo, los pobres. Así lo explicó Sandoval, al preguntársele sobre la relación que guarda el rechazo al extranjero con la discriminación hacia las personas pobres. 

No todos los extranjeros son percibidos de la misma manera. “Costa Rica, en términos relativos, tiene uno de los porcentajes más altos de personas estadounidenses respecto del total de personas costarricenses que viven acá, pero a ese estadounidense que vive en el Pacífico Norte (en una de las zonas más turísticas del país), a esos se les llama ‘inversionistas’’, ejemplificó.

Es una noción muy selectiva que tiene que ver con clase social, color de piel… “Hay algunos nicaragüenses que “no son nicas”, dijo. El concepto de migrante “es un término selectivo y tiene un rostro de pobreza”, aseguró. 

Cuidado con los discursos

Durante la conversación se abordó también la importancia de los discursos oficiales, desde los Gobiernos y los medios de comunicación, como parte del manejo de la pandemia. Castro advirtió del peligro de hablar de “la guerra contra el coronavirus”. 

“Cuando hablan de guerra se necesita encontrar alguien a quien culpar. En la guerra tiene que haber un enemigo y aquí estamos ante un virus, que es invisible, es algo demasiado abstracto… Y segundo, la guerra requiere acción, requiere luchar contra alguien. Y cuando a mí me dicen que me quede en casa, que me quedé pasiva ante una guerra, a nivel psicológico es muy complicado. Caemos en situaciones donde, por ejemplo, en lugar de estar indignados por la desigualdad social y económica que existe para que gente tenga que vivir en condiciones como las que existen en las cuarterías, lo que hacemos es convertir a las personas que viven en cuarterías en el enemigo”, dijo Castro. 

La psicóloga también advirtió que, en situación de pandemia, el discurso de protección de la tribu aumenta ese miedo al otro y esa necesidad de responsabilizarlo de todos los problemas que ocurren. 

En su lugar, recomendó usar la metáfora de la travesía, ver la pandemia como la travesía que requiere un trabajo en equipo, al contrario de la metáfora de guerra que requiere que haya ganadores y perdedores.

¿Cómo distinguir entre las cifras y la xenofobia?

El Ministerio de Salud diariamente brinda el reporte epidemiológico de la situación del coronavirus en Costa Rica. En ese reporte se hace la distinción entre casos en personas nacionales y extranjeras. Sandoval explicó que, desde el punto de vista epidemiológico, hay una razón de trazabilidad, para rastrear brotes, o desde el punto de vista de los salubristas, que requieren identificar los casos para la comprensión del fenómeno.

Sin embargo, esa distinción también tiene un uso “deliberadamente despectivo, hostil y agresivo”. Si bien el porcentaje de la población nicaragüense que vive en Costa Rica es menos del 10% y el porcentaje de extranjeros contagiados de coronavirus llega al 30%, Sandoval apuntó que “hay una realidad que merece explicación. Detrás de ese 30% hay una enorme desigualdad que no podemos nombrarla. Como no tenemos la narrativa para hablar de la desigualdad, el reemplazo es la de los extranjeros...La pregunta es por qué han dado positivo”.

Entre las múltiples respuestas, Sandoval señaló, por un lado, “una enorme irresponsabilidad” del Gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, que no ha adoptado medidas de distanciamiento físico, sino que, incluso, ha promovido aglomeraciones. Por el otro, también trajo a colación “la irresponsabilidad de algunas empresas del sector de la agricultura de la exportación que han asumido que necesitan trabajadores y no les importan los seres humanos. Hay que llenar el container que va a Bruselas, Ámsterdam… y ahí va la fruta, la piña por la que ahora es famosa Costa Rica, junto con el café y el banano... y lo demás no interesa”.

¿Cómo se cura la xenofobia?

Nos hace falta una narrativa propositiva a la xenofobia, como la noción de la interdependencia por la geografía, la historia, la economía, añadió Sandoval. “El 11% del producto interno bruto lo producen los nicaragüenses. Con la recolección del café se nos va a abrir la pregunta de reconocer que necesitamos a aquellos que rechazamos”, dijo, refiriéndose a la necesidad de más de 70 mil recolectores extranjeros que pronto necesitará Costa Rica para levantar sus cosechas.  

Es complicado romper los prejuicios cuando no hay apertura a escuchar los datos, apuntó Castro. La gente no sigue tanto los datos, sino las historias. “Solo basta una historia de una persona migrante que comete un crimen para hacer la generalización”.

“Hay muchos mitos sobre los nicas desmentidos, pero hay gente que no quiere escuchar. Desde esos sesgos que tenemos consumimos información que solo confirma nuestros sesgos”, agregó. 

Humanizar y contar las historias de estas personas, que muchas veces son estereotipadas y dejan de ser personas, puede lograr cuestionar esos prejuicios, consideró. 

“No somos tan racionales como pensamos. La invitación es a que todas las personas tengamos conciencia de que tenemos sesgos”, destacó. 

Los migrantes nicas en el imaginario social costarricense

Para Sandoval hace falta que la migración se discuta y se haga más visible en más ámbitos sociales y no solo en los académicos. “Me intriga que todavía no tenemos una novela sobre la migración, por ejemplo, la que va a leer el estudiante de octavo grado”. 

Los aportes deben venir de distintos sectores. “Necesitamos un lenguaje distinto del sector privado, de las iglesias….”. Sandoval lamentó la postura ajena y distante de la Iglesia Católica en estos temas y que en grupos cristianos neoconservadores haya quienes se preocupan mucho por la vida “en la concepción”, “pero una vez que la vida nace, se preocupan poco por esa vida”. 

Castro coincidió en la necesidad de humanizar a la comunidad migrante. Es importante que a través de los medios generemos contacto, visibilizar, tocar los afectos de las personas. “¿Cuánta población extranjera habrá ahorita trabajando en los hospitales, por ejemplo, o en garantizar la seguridad alimentaria del país? Eso es lo que más provoca cambios en los sesgos inconscientes, más que los datos o las capacitaciones”, señaló.

Una reflexión autocrítica desde la sociedad tica

Para eliminar la xenofobia, el académico, además, consideró importante que la sociedad costarricense reconozca que esta hostilidad existe y es de vieja data.  Esta xenofobia “se incrementa a partir de la Revolución Sandinista de 1979. Esto tiene 40 años… Había una discusión hace 25 años sobre si el cólera se transmitía en Costa Rica por los nicaragüenses…”

“Una ironía de la sociedad costarricense es que se dice pacífica, tiene un gran potencial autoritario y agresivo. Es un rasgo al que hay que prestarle mucha atención”, advirtió.

Necesitamos reinventar el sentido de nacionalidad. Tenemos esta idea de que somos homogéneos y somos excepcionales... Se enseña, no de manera consciente, a no hablar de los orígenes nicas. Hay tantas familias binacionales de muchos años, esas historias, de eso no se habla. Se refuerza la idea de que somos homogéneos, cuando en realidad somos una sociedad que ha cambiado mucho”, argumentó. 

¿Qué podemos hacer los nicas?

Para ambos especialistas, esta fue una de las preguntas más difíciles de contestar. 

Castro señaló que la comunidad nicaragüense en Costa Rica tiene derecho a indignarse ante un ataque xenófobo, pero invitó a tomar distancia. “Ojalá esas personas puedan ser quienes tiendan puentes y no aportar al conflicto. No tienen la obligación de educar a la otra persona, pero lo mejor es tomar una perspectiva más a la distancia”.  

Sandoval aconsejó construir el relato de hermandad. “No se trata de reivindicar el nacionalismo nica, como decía Arnoldo Alemán ‘el río San Juan es nica’, sino de reconocer lo que tenemos en común”, finalizó.


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Cindy Regidor

Cindy Regidor

Periodista nicaragüense desde 2007, con experiencia en prensa escrita, televisión y medios digitales. Tiene una especialización en producción audiovisual y una maestría en Medios de Comunicación, Estudios de Paz y Conflicto de la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. Fundadora y editora de Nicas Migrantes, proyecto por el cual ganó el Impact Award 2022 del Departamento de Estado de EE. UU. Ha realizado coberturas in situ en Los Ángeles (Estados Unidos), México, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Costa Rica. También ha colaborado con France 24, The Guardian, Al Jazeera, BBC World Service. Ha sido finalista y ganadora de varios premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación Javier Valdez, del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), 2022.

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