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Nicaragua facilita trasiego de más de 100 000 migrantes a EE. UU. a través de vuelos chárter

Manuel Orozco: Hay un negocio millonario y una provocación política con el trasiego de miles de cubanos, haitianos y asiáticos hacia Estados Unidos

aeropuerto de Managua

Migrantes haitianos en el aeropuerto internacional de Managua. Foto: Confidencial

Carlos F. Chamorro

15 de enero 2024

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El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo está fomentando el trasiego de decenas de miles de migrantes irregulares a Estados Unidos, provenientes de Cuba, Haití y países extracontinentales que llegan a Nicaragua a través de 700 vuelos chárter que manejan unas quince empresas en distintos países, advierte el investigador del Diálogo Interamericano Manuel Orozco.

En un entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, Orozco explicó que Estados Unidos está evaluando si está provocación política del régimen de Nicaragua representa una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. 


Daniel Ortega está exportando a Estados Unidos decenas de miles de migrantes que llegan al aeropuerto internacional en vuelos chárter. Primero eran principalmente ciudadanos cubanos, después haitianos y ahora gente que viene de diferentes países y nacionalidades de Asia y África. ¿Cuál es la envergadura de esta operación? 

Si la medimos en términos numéricos, estamos hablando que Nicaragua a través de Aeronáutica Civil, y solamente en vuelos charters, facilitó el transporte de por lo menos 100 000 personas, de las cuales dos tercios son cubanos y haitianos y un tercio personas que vienen de terceros países. Se les llama extracontinentales, fundamentalmente personas de Asia y algunos del continente africano.

 Una vez que fue detectada esta red, en donde hay una empresa que ha estado realizando las negociaciones de conducción de vuelos charters, se ha cambiado el modus operandi, reduciendo la cantidad de vuelos y cambiando las rutas. Por ejemplo, Curazao-Aruba está operando ahora una vez o dos veces a la semana con vuelos charters no comerciales, y después se está utilizando una tercera vía para un remanente de personas por los vuelos comerciales. 

Esta es una tendencia que ocurrió de manera premeditada, con un motivo y con los medios que tenía el régimen para facilitar este proceso de trasiego. Pero en términos prácticos, Nicaragua ha facilitado prácticamente el 10% de la migración irregular a Estados Unidos. 

¿Esa empresa que mencionas está relacionada con Nicaragua, con el Aeropuerto Internacional, o es una empresa internacional que opera desde Estados Unidos en otro país? 

Es una empresa internacional no nicaragüense que tiene la capacidad de organizar todo este tipo de contratación de más de 15 empresas especializadas en hacer solamente vuelos chárter. Entre junio y diciembre del año pasado se produjeron más de 700 vuelos, no fueron realizados por una sola empresa, sino que fueron por lo menos diez empresas las que estuvieron trabajando. Empresas que tienen licencias en Alemania, en Francia, algunas en Estados Unidos, en Europa, hasta Rumania. Es un trabajo que no pudo haber sido realizado por agentes nicaragüenses, pero sí con autorización oficial del Gobierno en Nicaragua, en particular de Aeronáutica Civil. 

Lo que está ocurriendo puede interpretarse como un trasiego de personas, porque Nicaragua está facilitando la llegada de personas que se van a presentar a la frontera con México y Estados Unidos de manera irregular iniciando el proceso de transporte a través de Nicaragua. 

¿Qué implicaciones económicas tiene esta operación para el régimen? ¿Quién está detrás en Nicaragua para obtener los beneficios económicos que pagan los contratantes de estos vuelos chárter? 

Aquí hay un buen negocio. Solamente el costo del impuesto que un pasajero paga por este tipo de vuelos chárter por lo menos es del 3% por persona. Si estamos hablando de una economía de escala de 120.000 personas, es una situación millonaria de más de 20 millones de dólares. Esto lo administra, el director de Aeronáutica Civil que es un militar, hay personas que están vinculadas con el negocio propiamente dicho, toda vez que se encargan una vez que el pasajero llega, aterriza en Nicaragua, pasa por migración, encuentra un destino, llevan transporte hasta Honduras y en algunos casos los llevan hasta la frontera con México. 

Todo esto es una operación coordinada, manejada desde el conocimiento del Gobierno de Nicaragua. Entonces aquí hay más de una persona que está vinculada, empresarios, así como también autoridades oficiales y empresas transnacionales. Es un negocio bien organizado, si se le llama crimen organizado, pues de alguna manera puede concluirse que podría estar en esos límites, toda vez que estás trabajando en función de una actividad que es considerada irregular, como es el trasiego de personas. 

Además de ser un negocio multimillonario, esta es una provocación política de parte del régimen hacia Estados Unidos. ¿Se puede hacer esto con impunidad o puede provocar alguna reacción de parte de Estados Unidos hacia Nicaragua? 

El objetivo principal es provocar a Estados Unidos, aumentar la carga de la capacidad administrativa de los migrantes que van llegando de la frontera. Ortega dijo que ellos iban a mandar migrantes hacia Estados Unidos. Entonces, la motivación es fundamentalmente política e ideológica por el odio que Ortega tiene contra Estados Unidos. 

Ahora, las implicaciones son sustanciales. Una de ellas es la amenaza de la seguridad de Estados Unidos, la seguridad nacional, toda vez que el control que tiene Nicaragua sobre quien está llegando de esas nacionalidades es mínimo y ahí puedes llegar con un pasaporte falso y puede ser un terrorista. 

Estados Unidos está investigando las diferentes opciones que tienen, pero sí están midiendo una respuesta que incluye algunas acciones más allá de las sanciones. Lo que está tratando de determinar en este momento el Gobierno de Estados Unidos, es el nivel de complicidad que tiene Nicaragua en todo el proceso del negocio de trasiego. Y si ellos detectan que Nicaragua no solamente estuvo facilitando los vuelos charters, pero también que hay una red de operación a nivel nacional para transferir a estas personas hacia terceros países, pues realmente estás confirmando no solamente la captura de Estado, sino un Estado criminal bastante funcional. Drogas por un lado (a Rusia), trasiego de personas, por otro lado. 

La migración y la exportación de mano de obra nicaragüense a Estados Unidos, a Costa Rica, a España, a otros países, generó el año pasado un flujo de remesas cercano a los 5 mil millones de dólares, que tiene un enorme impacto en la economía nacional, en el consumo, en los impuestos y en otras actividades. ¿Este impacto económico está controlado totalmente por el Estado o pueden los migrantes tener alguna suerte de decisión o de control sobre el envío de remesas? 

En términos principales, el control está en manos del mercado, en el sentido de que la intervención del Estado es indirecta a través del Impuesto al Valor Agregado por el consumo del dinero que entra de las remesas y por otro lado, a través de la forma en cómo el Gobierno está permitiendo todavía un nivel de competencia en la transferencia y pago de remesas. Sin embargo, el inmigrante, en la experiencia cubana y de otros países totalitarios se cansa de ver la magnitud del efecto que tiene el dinero que ellos están enviando sobre el enriquecimiento del régimen totalitario. Y yo creo que la tendencia de la conducta del remesador nicaragüense va a girar en torno en esa dirección en el futuro próximo, ¿cuando? En dos años posiblemente, en un año. 

Además, el número de personas que ha emigrado es tan grande que la tasa de crecimiento de remesas realmente no va a llegar a tener ese ritmo que tuvo el año pasado y el año antepasado. Para este año el cálculo del crecimiento de remesas va a ser menor del 10% porque ya ha salido. Estamos hablando de 1 millón y medio de transferencias mensuales de remesas en un país de 6.7 millones de habitantes, de 1.6 millones de hogares. Entonces esto te indica que los migrantes están asumiendo un rol mucho más preponderante y una vez que asumen conciencia del significado que esto tiene para la dictadura, el cambio de conducta se va a producir. 

El año pasado, después que Estados Unidos estableció restricciones en las políticas migratorias y el parole humanitario, disminuyó la migración en relación a 2022. ¿Cuál es la tendencia migratoria de los nicaragüenses este año 2024 y el próximo año? 

Este año va a ser una tendencia similar a la del 2023. Y todo depende en gran parte de la señalización de las políticas migratorias y el debate electoral que existe en Estados Unidos, que puede crear restricciones aún mayores. Por ejemplo, el número de deportaciones de nicaragüenses ha crecido. El año pasado fueron 20 000 nicaragüenses deportados. El año antepasado fueron 12 000. Hay un crecimiento en la deportación, a pesar del alto flujo de personas que va saliendo. 

Un dato interesante, sin embargo, es que en el momento en que se introdujo el parole, la intención de emigrar bajó a sus niveles menores en los últimos cinco años, por ahí del 30%, para noviembre del año pasado la intención de emigrar había vuelto a subir a más de un 50%. Es decir, que hay gente que está pensando salir a Estados Unidos este año. Yo creo que si el año pasado llegaron alrededor de 90 000 nicaragüenses a Estados Unidos, 78.000 de ellos llegaron a través de la frontera, nada más. Este año la tendencia va a ser relativamente parecida y tal vez un poco menor, debido a las restricciones migratorias que se produzcan. 

Ya para el 2025, yo creo que va a ser mucho menor la migración a menos que se produzca una crisis económica en Nicaragua.

La decisión de emigrar la toman las familias, pero en un contexto en el cual hay una incidencia grande del Estado. Hay gente que dice bueno, el Estado está exportando mano de obra. ¿En última instancia, es una decisión económica o política? 

La decisión de migrar ocurre con una combinación de factores macro, como el ambiente político, la condición aspiracional, yo no veo futuro en este país, no tengo sentido de quedarme, el nivel de represión es bastante alto. Ese es un tema político. En todas las encuestas encontramos una fuerte correlación estadística entre la percepción política del deterioro del país y la intención de migrar. El tema económico, paradójicamente, no juega un peso tan grande como en el caso del Salvador o de Guatemala. Y es porque el tema subyacente es político. Ahora, la última decisión, la hora que vos decides irte, si realmente tiene que ver con condiciones económicas, porque has reunido los recursos necesarios para irte del país. Entonces, mientras el ambiente político continúe, la gente se va a querer seguir yendo de Nicaragua. 

¿Se puede estimar qué peso está teniendo la migración entre los partidarios del régimen o los mismo funcionario o exfuncionario público? 

 En términos de los que han salido, que estamos hablando de más de 750 000 nicaragüenses, es posible que por lo menos el 15% de esas personas son partidarios (del régimen). En las encuestas, el 60% de los pro gobierno, orteguistas, sandinistas, como se les quiera llamar, quieren irse del país. Los que creen más en los estándares democráticos, los que están en contra del régimen, tienen una intención de migrar del 70 al 80%. Pero la realidad es que aún los pro gobierno quieren irse de Nicaragua porque ellos no creen en el sistema y están ahí porque no les queda de otra o porque realmente tienen una oportunidad clientelista para ellos. Los “leales” son muy pocos y esos se van a aguantar, por bravuconería, fundamentalmente. 

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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