7 de septiembre 2023
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El Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo quedará plasmado en la historia de América Latina como un régimen “despótico y deleznable” que persigue a la Iglesia católica y coarta las libertades de los nicaragüenses, considera el secretario general de la Conferencia del Episcopado Dominicano, monseñor Faustino Burgos Brisman.
“Desafortunadamente lo que pudo haber sido un tiempo de gloria para el Gobierno de Nicaragua, por todo el apoyo que suscitó (la Revolución) en nuestra América Latina y en todos los lugares, va a pasar como un régimen despótico y deleznable”, afirmó monseñor Burgos en entrevista con el programa Esta Noche.
La persecución contra la Iglesia católica de Nicaragua ya es innegable, opina el obispo. “Todo esto lo vemos con profunda preocupación y nos da una profunda pena y dolor porque es una situación que va sumergiendo al pueblo en un callejón sin salida”, lamenta.
“Quitar todo lo que es religioso e incluso las manifestaciones, las procesiones, todo esto va por un camino o por un derrotero que no es el mejor”, añade el también obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, que recientemente se manifestó contra la persecución a la Iglesia en Nicaragua.
Sin embargo, agrega, cuando un régimen como el de Ortega emite leyes represivas o resoluciones que atentan las libertades y derechos de los ciudadanos es una muestra de su debilidad. De lo contrario buscaría caminos de diálogo y paz entre los ciudadanos y las instituciones.
“Y más con la Iglesia católica, que es una institución milenaria y que siempre ha buscado el desarrollo integral de la persona y de los pueblos”, reitera.
Ortega pasó de combatir el totalitarismo a instalar uno peor
El obispo auxiliar de Santo Domingo, confesó que en la época de la Revolución sandinista conoció a Daniel Ortega. “Él y otros tantos vinieron a República Dominicana y los escuchamos con entusiasmo, pero ahora ha pasado de un totalitarismo al cual combatían a otro todavía peor porque está sin Dios y sin la más mínima expresión religiosa. Eso todavía es más deleznable y muy grave realmente”.
Monseñor Burgos señaló que las acusaciones que hoy se hacen en contra de la Iglesia “no es más que una justificación de la impotencia de ellos mismos, de la incapacidad de poder llevar al pueblo por un camino de desarrollo y de bienestar”.
La persecución se compara con la que sufrió la Iglesia católica de su país, con la dictadura de Rafael Trujillo. “Había un ambiente de mucha represión. No se podía hablar, no se podían asociar las personas. Y entonces todo esto hizo que la Iglesia emitiese una carta pastoral que se leyó en todas las iglesias y que esto fue el detonante”, cuenta.
“El régimen entonces empezó a quemar los templos, a perseguir a los sacerdotes, algunos fueron encarcelados, torturados y otros desaparecidos que todavía hoy no se sabe. Llevaron prostitutas a los templos a ciertas horas de la noche para tomar fotos y sacarlas en los periódicos. Él pueblo tuvo que organizarse secretamente para proteger los templos”, recuerda.
El religioso confiesa que desde fuera de Nicaragua han seguido “con gran preocupación” y “con dolor” la represión en contra de la Iglesia católica.
La expulsión de las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta, la prohibición de celebraciones religiosas, la persecución, encarcelamiento y condena de monseñor Rolando Álvarez, y recientemente el ataque a los jesuitas, quienes tienen un compromiso social muy profundo en Centroamérica.
Poca información sobre monseñor Álvarez
El obispo señala que ante el encarcelamiento de monseñor Álvarez, la Conferencia Episcopal de Nicaragua decidió mantenerse lo más prudente posible. Sin embargo, esto ha provocado que la información que se conoce sobre el caso sea muy escueta.
“La Conferencia (Episcopal de Nicaragua) quiere ser lo más prudente posible para no incitar al régimen a tomar acciones o justificar acciones contrarias a la Iglesia y al mismo pueblo nicaragüense. Entonces, todo lo que nos llega es muy escuetamente”, afirma.
Sin embargo, podemos decir que su salud y estado "es estable, pero no en las mejores condiciones". Aunque reiteró la situación de monseñor Álvarez es “totalmente injusta e inhumana” porque él en ningún momento ha incitado a la violencia, “siempre ha invitado a la oración, al diálogo en todo caso”.
El obispo dominicano considera que monseñor Álvarez merece ser distinguido con el Premio Nobel de la Paz por su testimonio de fe y por ser un estandarte de la libertad, de la justicia y de la paz.
“Ha sido un hombre que, con paciencia, con entrega y con generosidad ha asumido su encarcelamiento y desde allí su actitud de orante le hace a él, creo yo, ser merecedor de este y cualquier otro premio al cual se le postule realmente”, valora.
Monseñor Burgos también rechazó las acusaciones de lavado de dinero levantadas en contra de la Iglesia católica y opina que a pesar de la asfixia económica que intentan imponer, no podrán porque la Iglesia siempre encuentra cómo resistir.
“Nosotros somos seres humanos débiles y frágiles. Podemos en cualquier momento cerrar los ojos a esta vida, pero Dios permanece. Dios es el mismo ayer, hoy y siempre y en ese tenor, pues, podrán apretar a la Iglesia, pero las cosas de Dios van más allá”, afirma.
Llamado de justicia
El secretario de la Conferencia Episcopal aprovechó para hacerle un llamado al régimen Ortega-Murillo para buscar el camino de la justicia. Asimismo, a las conferencias episcopales del mundo a manifestarse en solidaridad por la Iglesia perseguida y a seguir haciendo esfuerzos a nivel diplomático para que el diálogo se abra.
“Exhorto a la Iglesia de Nicaragua a seguir siendo esa Iglesia valiente y a dar ese testimonio de fe y de entrega al Evangelio, que es el servicio a los más pobres. Y a la población a que se mantenga siempre alerta, que apoye su clero y a toda la Conferencia Episcopal”, dijo.
