3 de septiembre 2018
En las últimas dos décadas, en América Latina y Europa –Chile, Guatemala, Venezuela y España, entre otros–, han estallado protestas sociales de un movimiento que reivindica su “indignación” por el cierre de los espacios políticos, la corrupción, y el poder de las cúpulas, teniendo siempre como denominador común el protagonismo del movimiento estudiantil universitario. El desenlace ha sido distinto en cada país: en Chile –tras la denominada “Marcha de los Pingüinos”– hubo una reforma educativa y los líderes del movimiento saltaron al Congreso; los indignados de Guatemala lograron derrocar al Gobierno corrupto de Otto Pérez Molina, pero no se ganó la democracia; en Venezuela, la rebeldía estudiantil liberó las universidades públicas del sometimiento chavista, pero Maduro sigue en el poder y en España se produjo un terremoto político, del que surgieron nuevos partidos como Podemos y Ciudadanos.
La rebelión de abril que estalló en Nicaragua sin aviso se diferencia de todas esas experiencias, en que en ningún otro país la protesta cívica ha sido reprimida con tanta violencia y brutalidad, provocando un baño de sangre. El hartazgo de once años de dictadura y la indignación generada por la represión del Gobierno de Daniel Ortega desató un movimiento nacional que demanda el fin del régimen. Las universidades se sacudieron el letargo y surgió un nuevo movimiento estudiantil valiente e imprudente a la vez. Su despertar les costó sangre, pero generó un gran entusiasmo en un país cansado. Cuatro meses después, tras el recrudecimiento de la represión, el movimiento estudiantil enfrenta al menos dos grandes dilemas: el inmediato, de su propia representatividad ante los estudiantes, y su rol en la Alianza Cívica, como la fuerza con mayor legitimidad para gestar una estrategia el momento para poner fin a la dictadura. Y el reto de mediano plazo sobre la conquista de la autonomía universitaria, la democracia, y su papel en la política nacional ¿Qué busca este movimiento estudiantil? ¿Cuál es su identidad? Sus representantes dicen que quieren romper los vicios heredados del pasado, pero ¿hasta dónde están dispuestos a llegar para lograr un cambio de paradigma en Nicaragua?
Durante las dos últimas semanas de agosto CONFIDENCIAL entrevistó a ocho representantes de al menos cuatro de las cinco agrupaciones que conforman la Coalición Universitaria. Conversamos con Lesther Alemán, estudiante de Comunicación de la UCA, y vocero de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN). Harley Morales, sociólogo de la UCA y miembro de AUN; Jeancarlo López, estudiante de Ingeniería en Sistemas de la UNAN y del Movimiento 19 de abril; Fátima Villalta, estudiante de Psicología de la UCA; Claudia (pidió que no se le identificara con su nombre completo) estudiante de la UNI y Mila, las tres representantes de la Coordinadora Universitaria; Justina Orozco y Juan Ramón González, ambos estudiantes de la UNA y miembros del Comité de la Universidad Nacional Agraria. A todos les formulamos las mismas preguntas sobre el presente y el futuro. Aborrecen el caudillismo, y se definen como “voceros”, no como líderes estudiantiles, y sopesan con cautela sus opiniones políticas. Pero al final de esta plática coral, sigue flotando en el ambiente la pregunta que miles se hacen hoy en Nicaragua, ¿cuál es la estrategia de lucha, para lograr el fin de la dictadura Ortega Murillo?
Pregunta: ¿Qué es la Alianza Cívica para ustedes? ¿Se trata solo de un grupo negociador o es una organización capaz de conducir una lucha para poner fin a la dictadura de Daniel Ortega?
Fátima Villalta:
La Alianza es una arista de toda la amalgama de alianzas que han surgido alrededor de lo que ha sucedido después del 19 de abril. Si me parece un grupo de negociación, pero también puede encausar las demandas de los distintos movimientos. Algo importante de la Alianza, es la articulación de movimientos sociales de la sociedad civil, nosotros formamos parte de la articulación y también formamos parte de la Alianza, porque entendemos que hay que tener un vínculo real con los distintos movimientos sociales, porque son los movimientos sociales los que han generado este estallido, que han creado vínculos y lazos muy fuertes para seguir movilizándose y para seguir hablando de las demandas de los distintos sectores.
José Ramón González:
La Alianza se formó de repente por la situación que estaba pasando el país en ese momento, con cuatro caras: empresarios, organizaciones de la sociedad civil, estudiantes y campesinos. La Alianza es un grupo de personas que hacemos negociaciones para una salida inmediata a la problemática que estaba cruzando el país, pero con lo que ha pasado, el Gobierno simplemente lo tomó como una distracción, mientras reprimía al pueblo con balas. La Alianza lograría una salida más fuerte a la crisis si hubiera involucrado a otros sectores como los transportistas. Creo que es tiempo de que la Alianza se expanda para fortalecerse.
Jeancarlo López:
La Alianza no era algo previsto por ninguno de los actores que estaban dentro del Diálogo. Cuando convocaron a todas estas personas heterogéneas, a los estudiantes que acabamos de unirnos ahora con otros actores de la sociedad civil , académicos y empresarios, no teníamos previsto una alianza. El primer día que logramos un enfrentamiento directo a Ortega y Murillo no teníamos algo bien concreto como Alianza. Ahora la dinámica de la Alianza es algo muy curioso, porque nosotros somos interlocutores dentro del Diálogo, a medida que ha avanzado el tiempo nosotros hemos cambiado ese rol, porque ahora no solo simplemente somos interlocutores, sino también ejecutamos acciones que tienen que ver mucho con la sociedad, por ejemplo: organización de marchas, apoyo a las personas que están sufriendo, avances en la denuncia internacional. Son una serie de cuestiones que van cambiando la dinámica de la Alianza, porque la Alianza no es una cuestión estática solo de cara al Diálogo: es algo que viene cambiando.
Pregunta: ¿Cuál es el rol de la Coalición Universitaria dentro de la Alianza? ¿Qué peso tienen y qué iniciativas promueven los estudiantes?
Harley Morales:
Al principio teníamos la posición de creer que hablando alto íbamos a conseguir las cosas, es decir, imponiéndonos: los estudiantes pusimos los muertos y pensábamos que teníamos la completa legitimidad de decidir por ciertas cuestiones fundamentales dentro de la Alianza. Esa era nuestra posición y creo que todavía la tenemos, porque mucha de la legitimidad que gana la Alianza, es por la juventud y estos cinco movimientos. Luego comenzamos a poner las cosas más sobre la mesa y a sincerarnos entre los sectores y vimos que la solución a todo esto era dialogar de una manera activa y donde los estudiantes llevaran propuestas concretas. Nosotros tenemos mucha incidencia en la Alianza y no porque levantemos la voz y digamos: “ustedes estuvieron con el régimen tantos años, o ustedes no han estado haciendo tal cuestión y nosotros hemos puesto los muertos”; no, creemos que hemos madurado en la forma de hacer política dentro de la Alianza. Ahora tenemos propuestas concretas y estamos de cara a cuestiones fundamentales, como la Comisión Política, la Comisión de Organización. No es solo hacer marchas, sino organizar los territorios también.
Fátima Villalta:
No entramos contentos al diálogo y eso lo sabe todo el mundo. Al principio sí nos generaba muchos conflictos, y no es que a hora no los tengamos, pero es bien importante y se tiene que seguir manteniendo esa posibilidad, sabemos que tenemos que seguir estando en la Alianza, tenemos que seguir intentando estar en el diálogo de alguna forma. Pero viene la otra parte de la movilización: nosotros respondemos con la parte de la desobediencia estudiantil. La diferencia es que la Alianza tiene un sector empresarial que es muy importante, pero, por ejemplo, cosas como la desobediencia fiscal, de la que se viene hablando desde hace mucho tiempo, seguimos esperando que suceda.
¿En qué se basa la cohesión de estas cinco organizaciones que forman la Coalición? ¿Ven ustedes la posibilidad de nombrar a un representante en nombre de los cinco grupos o eso generaría una crisis?
Lesther Alemán:
No creemos en el caudillismo. Las caras que han visto en algún momento, tenían que ser caras visibles porque si no, no creamos esa empatía con la gente. Pero no somos indispensables, ni lo seremos, porque en realidad, yo me aparto y siguen muchos. Nosotros siempre hemos apostado a un relevo generacional, pero no necesariamente voy hacer yo quien va a estar en un Ministerio, pero sí quiero a alguien que me identifique a mí, que esté pensando igual que yo.
Mila:
Lo que me ha gustado de esta revolución, si le podemos llamar así, es que no tiene una cara fija, es el pueblo en conjunto, y si empezamos hacer esa representatividad dentro de estos pequeños actores, caeríamos en lo mismo, que es contra lo que estamos luchando: una sola persona no puede con la representación de mentes tan diversas, como es un espacio universitario. La historia nos ha mostrado que la representatividad solo de una persona corrompe, no es algo viable.
Justina Orozco:
Diría que no podría haber un líder, más bien un vocero de los chavalos que estuvieron en esa lucha y los que no pudieron estar, esos chavalos que sufrieron esa masacre del 19 de abril y de todos estos días. Decimos que nuestro movimiento es autónomo porque todos los “agrarios” nos sentamos y decimos: “esto está pasando en Nicaragua, qué pensás vos y vos”, desde el que estaba en la trinchera hasta el que está hablando de política, porque así estamos organizados. Somos un movimiento que trabajamos como hormiguitas y creemos que esto podría hacerse en las distintas universidades. Desde la perspectiva del movimiento agrario somos un movimiento que tenemos la esencia de acercarnos al pueblo e ir a la calle a enseñar de qué manera podemos llevar esta lucha pacífica.
Pregunta: Las autoridades de las universidades públicas hablan de reanudar las clases. ¿Cuál es la posición de ustedes, creen que se deben reanudar las clases?
Lesther Alemán:
Nosotros hemos incidido mucho en lo que es el paro estudiantil por los niveles de inseguridad altísimos. Vos llegas y te incorporas a la universidad y nos van a sacar en buses, porque para Ortega es delito ser joven y ser estudiante. Como ha trascendido la lucha cada quien puede decir hoy, yo me puedo articular mejor estando en la universidad, porque estamos dispersos, vos ves estudiantes de la UCA que están en sus departamentos y otros que no salen por el miedo.
José Ramón González:
Nosotros estamos peleando dentro de la universidad como movimiento. Todos tenemos derecho de estudiar, pero creo que no es justo que un universitario se siente en una silla a recibir clases sabiendo de que hay universitarios que no van a volver a esa silla, te vas a sentar en una silla manchada de sangre, porque fueron hermanos universitarios los que cayeron. No es justo que nosotros nos sentemos en clases, cuando no está normal, cuando sigue gente muriendo, cuando hay desaparecidos, gente que está siendo arrestada arbitrariamente por el Gobierno, por paramilitares, por la policía. Esa campaña se viene dando por UNEN, que es brazo del Gobierno, que está para desacreditar a todos los movimiento que se levantaron en las diferentes universidades. En la Agraria, ahora que regreses, tenes que presentar tu cédula y tu carnet, significa que no podés entrar en la universidad si no tenés cédula y con la cédula te pueden identificar fácilmente: si participaste o no en el movimiento.
Mila:
No es normal que el pasado fin de semana hayamos estado todo un sábado hablando en todas las redes, hablando para que soltaran a nuestros compañeros. No es normal que estemos preocupados porque ahorita tenemos seis compañeros secuestrados en El Chipote, que no sabemos absolutamente nada de ellos, no estamos en normalidad. Este llamado a las universidades solo demuestra una vez más que quiere montar un circo en el país. En el caso de la UNI no ha llamado a reintegro de clases, pero es más por el hecho de que saben que si los estudiantes entran a la universidad vamos a desconocer completamente a las autoridades y a los representantes estudiantiles que tenemos.
Pregunta: ¿Cuál es su opinión sobre la toma de los campus universitarios. Jugaron un papel importante en abril, mayo y junio, luego Ortega desató una brutal represión contra la UNAN. Los campus ya quedaron aplastados o ustedes creen que pueden ser de nuevo una plataforma de la lucha universitaria?
Fátima Villalta:
Esta es una nueva etapa de la resistencia, los costos fueron altísimos, no solo en vidas, sino también en personas que fueron torturaras, detenidas arbitrariamente, sin contar a las que están huyendo. Creo que aunque quisieran recuperar la normalidad es imposible con tanta gente que está huyendo, a lo que apelamos muchos es a esto de plantarse como estudiante y no hacer caso al llamado de volver a las universidades.
Justina Orozco:
Si vos convocás a los estudiantes y les decís: "vamos a tomarnos todos los recintos", van haber muchos que te van a decir que sí, aunque solo tengamos morteros. Pero nos podemos a pensar que no queremos ni un muerto más. El tiempo te lo va decir.
Lesther Alemán:
La toma de universidades ya no, porque estás seguros que van a ir atacarte directamente, es ir a exponer tu vida de manera clara. Si querés ir a morir, tenés que tomarte la universidad. El paro estudiantil es algo que venimos apoyando mucho. En la UNAN crearon un comité de seguridad, ¿y esos quienes son? Son paramilitares. Las personas en la universidad están siendo requisadas, entonces cómo podés entrar a clases cuando tenés violentada la autonomía. La rectora de la UNAN, Ramona Rodríguez, tiene violada la autonomía permitiendo que paramilitares permanezcan dentro de la universidad. Entonces está completamente abolida la posibilidad que entremos a clases.
Pregunta: Si el presidente Daniel Ortega cediera adelantar las elecciones, ¿cuál sería el rol de la Coalición Universitaria? ¿Se convertiría en un movimiento político? ¿Un partido? ¿Apoyaría a un candidato de oposición?
José Ramón González:
Es el pueblo el que va elegir quién se va sentar en la silla presidencial, no sería ni la Coalición, ni la Alianza. Se le preguntaría al pueblo si la Alianza sería un partido representativo para ellos. Es Nicaragua quien decide quién se sienta y se va.
Mila:
Algo que dijimos desde el inicio es que la Alianza tiene que ser algo únicamente de transición. Creo que la Alianza, si en algún momento es partido político, personalmente no la apoyaría, porque sería volver a lo mismo. En un contexto ideal, en un país donde se respeten los derechos humanos, donde sabes que las leyes no van a ser tocadas nunca por un hombre o por un régimen, sí, que haya elecciones, porque la democratización es lo mejor que puede tener un país. Pero, ¿creemos de verdad que nos van a dejar meter un nuevo partido político en nuestro contexto? No solamente estás luchando ya contra el partido de gobierno, estas luchando con partidos zancudos que sabes que si una vez se unieron para llevarnos a nuestra actualidad se van a volver a unir.
Jeancarlo López:
Por nuestros héroes, las personas que dieron sus vidas por una libertad en Nicaragua, tenemos que lograr que la persona que va quedar, tenga la confianza del pueblo de Nicaragua. Nosotros, como estudiantes, vamos apoyar a la persona indicada, pero esa persona tiene que saber que quienes cayeron, como la primera persona que yo levanté en la UPOLI, querían una Nicaragua libre y democrática. Nosotros tenemos la responsabilidad clara como estudiantes de que la persona que va quedar ahí va hacer su rol y papel importante para la reconstrucción de Nicaragua y no vamos a permitir que ninguna persona vaya aprovecharse de la situación del país.
Harley Morales:
Nosotros siempre hemos jugado un papel con un carácter meramente ético, dando una lección al pueblo de que el sacrificio, compromiso y la entrega, deben de ser los pilares con los que debe construir la nueva Nicaragua. Somos una fuerza simbólica, articuladora, unificadora y tenemos la responsabilidad de legitimar o no toda propuesta, todo acuerdo político y toda fórmula electoral. La gente no apoya a la Alianza solamente por apoyarla. Si vos ves en las marchas, la gente no apoya a un Juan Sebastián Chamorro, apoyan a Jeancarlo, a Lesther, que son los chavalos. Nosotros no pretendemos como movimiento convertirnos en un partido político, no lo hemos hablado, sería muy pretencioso. Todas las expresiones organizativas en un momento tendrán que unirse pensando en cómo conformar un vehículo electoral y apoyaríamos de manera consensuada saber si de verdad esas personas que van de candidatos o de candidatas son las personas que nos representan y que van a cumplir con la exigencia y el deber ético por el cual muchas y muchos se han sacrificado. Esa ética que nos enseñó Alvarito Conrado, sobre esa ética se va crear la nueva Nicaragua y la nueva cultura política.