25 de septiembre 2016
Desde hace unos ocho meses, las autoridades del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), presionan a los miembros de la junta directiva del Hospital Sumedico para que se los vendan, pese a que los dueños del hospital no están interesados en vender.
Ningún dueño de los hospitales privados que quedan en el país quiere dar declaraciones que se le puedan atribuir, pero sí están dispuestos a contar lo que saben, si se les promete mantenerlos en el anonimato.
De esa forma, fuentes del sector de la salud explicaron a Confidencial que hay presiones de parte del INSS para “comprar barato” a Sumedico. La más evidente de ellas, cuyos alcances se sabrán a finales de mes, es quitarle afiliados y destinarlos a cualquiera de los otros hospitales a los que el INSS compra servicios.
“Lo más seguro es que se los reasignen al Hospital Militar”, dijo una de las fuentes, quien explicó que siempre, a final de mes, hay una reunión en la que, de oficio, la administración del INSS distribuía equitativamente los nuevos afiliados que habían entrado al sistema y todavía no habían elegido una Institución Proveedora de Servicios de Salud (IPSS, que es como se llaman ahora las antiguas Empresas Médicas Previsionales, EMP).
Desde hace unos meses, la queja de los dueños y directores de hospitales privados es que ese reparto dejó de ser equitativo, asegurando que la administración del INSS está haciendo todo lo posible para aumentar la cantidad de asegurados que elige al nuevo Hospital Militar como su IPSS.
Ese hospital tenía 52,000 afiliados a junio del año pasado, número que esperaban poder triplicar en el transcurso de tres años.
Las fuentes explicaron su certeza de que, al quitar afiliados a un hospital y pasárselos al Militar (o simplemente, al ‘cargar los dados’ a favor de la institución castrense), el INSS cumple dos objetivos: cumplir con la meta de triplicar el número de afiliados del Militar, y disminuir artificialmente el precio del hospital que quiere adquirir, para comprarlo barato.
Eso es precisamente lo que creen que está pasando con Sumedico, y de seguro, lo que hicieron con varias clínicas y hospitales que ya han sido comprados, de tal forma que de los 18 hospitales que conformaban la Cámara Nicaragüense de la Salud, ahora quedan unos ocho. “Los están comprando a todos”, dijo una de las fuentes.
Múltiples perdedores
Aunque de entrada, la decisión de tratar de comprar los hospitales —aun si se considera que el ‘comprador’ opera con ventaja— podría verse como el problema de un empresario privado, la situación tiene en realidad otras aristas que afectan no solo al resto de empresas del sector, sino también a los pacientes.
La razón es que “con estas actitudes, muchos de nosotros ya no queremos invertir para ampliar, mejorar o introducir nuevos servicios”, dijo el dueño de una de esas empresas dedicadas al cuido de la salud.
Esta fuente explicó que si bien es cierto, la mayor parte de los hospitales puede seguir funcionando aún sin los cuatrocientos córdobas por afiliado que el INSS les paga mensualmente, los primeros que saldrían perdiendo son los trabajadores (médicos, enfermeras, especialistas, administrativos, etc.) que habría que despedir.
Hasta 50% del personal, en algunos casos.
Las empresas también recibirían un fuerte golpe financiero, al tener que destinar altas sumas para pagar las indemnizaciones de ese personal, lo que sería especialmente dañino por ocurrir en un momento en el que estarían perdiendo grandes ingresos al quedarse sin los C$400 mensuales que les pagan por afiliado.
Los pacientes también perderían en ese panorama, si se cumple la premisa que la falta de competencia generaría no solo un descenso en la calidad de la atención y los servicios, sino también un freno a la inversión, que podría traducirse en menor adquisición de equipos modernos, así como un mayor tiempo de reemplazo de los mismos.
Confidencial llamó al Dr. Milton Mairena, Director de Sumedico, quien se excusó de brindar una entrevista, aduciendo que “estoy operando en este momento”, y se abstuvo de responder las llamadas posteriores.
En opinión de las fuentes consultadas, las opciones que le quedan a Mairena, luego de haber tratado de obtener el favor de la cúpula del FSLN, es tratar de negociar con Roberto López, titular del INSS, o esperar que el Consejo Superior de la Empresa Privada, (Cosep), negocie por ellos, a pesar que la Cámara de la Salud ya no es parte de esa entidad gremial.