La socióloga nicaragüense Claudia Vargas, viuda del mayor en retiro del Ejército de Nicaragua y opositor nicaragüense Roberto Samcam, asesinado el 19 de junio de 2025 en Costa Rica, habla por primera vez sobre las amenazas que recibía su esposo y las circunstancias que rodearon el crimen que ha conmocionado a la comunidad de exiliados nicaragüenses.
En entrevista con CONFIDENCIAL, transmitida en el canal de YouTube, Vargas revela que las amenazas contra su esposo y su familia comenzaron desde que él se involucró en la Rebelión de Abril de 2018, en Nicaragua. “Roberto tenía un programa de radio que se llamaba Renovación en Marcha (…) empezó a escribir en el blog y en su Facebook, a escribir reportajes de lo que estaba pasando y haciendo análisis y predicciones de cosas que podían pasar. Y desde ahí empezó a tener problemas también y empezaron a llegar flyers amenazándolo”, relata Vargas, quien tenía 25 años de casada con Samcam.
Las amenazas escalaron rápidamente en gravedad. “Ponían que Roberto Samcam y su mujer estaban organizando los tranques y organizando todo, y ponían la dirección de la casa”, recuerda Vargas. Los panfletos amenazantes advertían: “Hay que ir a pegar fuego a la casa o hay que pasar rafagueando la casa”.
La familia decidió abandonar Nicaragua el 13 de julio de 2018, después de la llamada Operación Limpieza, en Carazo.
Amenazas contra Roberto Samcam en Costa Rica
En Costa Rica, Roberto Samcam siguió siendo una voz constante de denuncia contra el régimen nicaragüense, lo que mantuvo las preocupaciones de seguridad. “Roberto empezó a tomar todas las precauciones debidas que conocía”, señaló Vargas, quien agregó que en las reuniones con grupos de oposición “siempre le hablaba de temas de seguridad, de cómo caminar en las calles, de cómo irse, de andar en grupos, de no ir chateando en el bus”.
Vargas es cautelosa sobre los detalles de la mañana del asesinato, debido a la investigación en curso, pero describe una jornada que comenzó como cualquier otra. “Como todas las mañanas nos levantamos, desayunamos y yo me fui para el trabajo. Siempre tengo un mismo horario y una misma rutina”, relató.
Cuenta que su hija, quien se encontraba en la casa al momento de los disparos, “estaba dormida, afortunadamente, y escuchó los ruidos y los ruidos no sabían qué pasaba, porque uno no está acostumbrado a vivir entre balas y disparos”. Su hija “no vio al agresor, no vio nada”, detalla.
Vargas también explica que su esposo “se reunía de manera muy frecuente con los agentes de la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional”, pero nunca recibieron una inspección de seguridad en su hogar.
“No recuerdo nunca que ellos hayan llegado a mi casa a hacer una inspección en el tema de seguridad y hacernos algunas recomendaciones”, señaló, agregando que “nosotros no íbamos a pensar jamás que en nuestro hogar, en un lugar, que este espacio seguro, que este espacio de amor donde vive tu hija, donde vive tu esposa, pudieran llegar a cometer este crimen”.
Demanda de justicia internacional
Vargas demanda una investigación más profunda del caso y la participación de España, país que había otorgado la nacionalidad a su esposo. “España tiene que formarse, España tiene que involucrarse más en esto, tiene que pronunciarse directamente en este atentado de un reo nacional”, declaró.
La viuda también pidió que Costa Rica “acepte la ayuda del Departamento de Estado para que pueda haber un equipo interdisciplinario con mayores capacidades” y que España “forme parte de este equipo tripartita”.
Para su representación legal, Vargas anunció que trabajará con la abogada española Almudena Bernabéu, del equipo Guernica 37, quien conoció cuando Samcam testificó en el Tribunal de Conciencia sobre el Uso de la Violencia Sexual como Crimen de Lesa Humanidad.
Un sueño inconcluso
Roberto Samcam, ingeniero industrial y estudiante de una maestría en Geopolítica, se retiró del Ejército en 1990, para dedicarse a la vida civil. Vargas asegura que él regresó a la política motivado por su convicción de que “había que hacer algo y que ya no podía estar desde el margen opinando la política”.
Vargas recuerda que su esposo tenía un sueño, ahora inconcluso: “Era que Nicaragua volviera a ser república. Y ese plan todavía que nos queda inconcluso no solo a Roberto, le quede inconcluso a todos y a todas”.
Las amenazas y el exilio en 2018
¿Cómo fue el involucramiento de Roberto en las actividades de la rebelión pacífica de abril de 2018 en la ciudad de Jinotepe?
Roberto tenía un programa de radio que se llamaba ‘Renovación en Marcha’, en Radio Romance en Jinotepe. Ese programa ya tenía muchos años de estar al aire. Tenía una buena cobertura, a la gente le gustaba escuchar los análisis políticos que él hacía. Ese fue su aporte: hacer análisis político. En cuanto a la insurrección cívica ciudadana, él empezó a escribir en el blog y en su perfil de Facebook, escribía reportajes y hacía análisis de lo que estaba pasando y predicciones de cosas que podían pasar. Desde ahí empezó a tener problemas también y empezaron a llegar flyers amenazándolo.
¿Cuáles fueron los detalles que les convencieron de que era necesario dejar el país y buscar refugio en Costa Rica?
En esos flyers ponían que Roberto Samcam y su mujer estaban organizando los tranques y organizando todo, y ponían la dirección de la casa. Eso nos dio mucha preocupación. Además, amenazaban con irle a pegar fuego a la casa o con pasar rafagueando la casa. Y eso nos preocupaba porque ya estaba pasando: ya estaban quemando casas, y ya pasaban rafagueando casas. Entonces, creímos en la amenaza y empezamos a buscar lugares seguros donde dormir o donde pasar el día, hasta que la situación se volvió insostenible y tomamos la decisión de venirnos para Costa Rica el 13 de julio de 2018.
¿Salieron solo ustedes dos, o también otros miembros de la familia?
Mis hijos salieron para Estados Unidos el 3 de junio de 2018. Luego que regresamos de la marcha en Managua, la Madre de las Marchas, en honor a las Madres de Abril, vimos que la situación era demasiado peligrosa, y sacamos a los niños. Nosotros dos nos quedamos sumándonos a la resistencia, siempre en las marchas pacíficas, y Roberto, desde lo que mejor sabía hacer, que era documentar, escribir y analizar.
¿Hubo alguien que lo buscara pidiendo consejo dada su experiencia como militar?
No, de ninguna manera. Roberto siempre estuvo en el análisis político. Siempre le habló a la gente desde el blog, y desde Facebook -ahí están los reportajes- y les habló de protegerse, de resguardarse en sus casas, de poner trabas en la casa por cualquier cosa, de salir a la calle en grupos y algunas estrategias, pero siempre en el marco cívico.
La preocupación continuó en Costa Rica
Al establecerse en Costa Rica, él como analista en temas de seguridad, era una de las principales voces del exilio en la denuncia de la represión y las violaciones a los derechos humanos. ¿Te preocupaba que él asumiera ese papel?
Sí, me preocupó siempre. Desde que él regresó a la política, a la que había dejado en 1990. En ese momento, él dijo: ‘Ya no hay necesidad de la guerra, ahora vienen tiempos de paz. No tiene ningún sentido que me quede en el Ejército’. Pidió su baja, y se integró a la vida social. Volvió a estudiar, y buscó un empleo fuera del tema de las armas o el tema de seguridad.
Regresó a la política, cuando Herty Lewites y Mundo Jarquín hicieron una propuesta política de cambio. A él le gustó esa propuesta, y se sumó a un grupo de apoyo a Herty y Mundo. Luego que muere Herty en condiciones todavía no esclarecidas, a Roberto esto le reafirma su convicción de que había que hacer algo y que ya no podía estar desde el margen opinando sobre política, desde la cena familiar o en reuniones con amigos, sino que tenía que involucrarse a hacer algo. Y volvió a la política. Y desde entonces, vivimos con miedo siempre.
Ahora sabemos que aquí en Costa Rica, él había recibido amenazas de muerte. ¿Podrías detallar qué tipo de amenazas, cómo se recibían, qué decían? Además de eso, ¿qué intentaron hacer al respecto?
No puedo hablar sobre algunos detalles porque hay una investigación abierta. Solo puedo decir que todos los aparatos tecnológicos de Roberto están en poder de la OIJ, que está analizando toda la información que hay en ellos. Es lo único que puedo decir, pero cuando llegamos acá, por supuesto, que las necesidades de seguridad eran muchísimo más altas y Roberto empezó a tomar todas las precauciones debidas.
Siempre que teníamos reuniones con grupos para organizarnos, les hablaba de temas de seguridad, de cómo caminar en las calles, de cómo irse, de andar en grupos, de no ir chateando en el bus, de no ir chateando en las calles. Y él también aplicaba esas medidas de seguridad. Lo que pasó no fue un descuido. Roberto pensó en absolutamente todo, pero creo que nunca pensó que fueran capaces de llegar hasta la casa, a plena luz del día.
El asesinato y la investigación
En la Asamblea Legislativa de Costa Rica se presentó una moción para citar al director de la Dirección de Inteligencia y Seguridad, para que explique cuáles fueron los protocolos que activó en protección del mayor Roberto Samcam cuando él denunció este tipo de amenazas y persecución. ¿Hay algo de lo que sí puedas contarnos de lo que hizo el Estado de Costa Rica para proteger de forma activa la vida de Roberto?
Yo sé que Roberto se reunía de manera muy frecuente con los agentes de la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS) y que ellos estaban al tanto de las situaciones que Roberto denunciaba, pero no recuerdo que ellos hayan llegado a la casa a hacer una inspección en el tema de seguridad y hacernos algunas recomendaciones. No recuerdo que Roberto lo haya contado en el espacio familiar.
Sí sé que Roberto me decía: ‘los de la DIS dicen que en la calle no ande así, no vaya así’, o algunas recomendaciones que Roberto manejaba también. Pero en nuestro espacio familiar, en la casa, en el condominio donde vivíamos, en el residencial donde vivíamos, nunca llegaron a decirnos cosas como: ‘esto no es lo suficientemente seguro, dada la alerta que vos tenés’. Y claro, nosotros no pensamos jamás que hasta nuestro hogar, un lugar que un espacio seguro, este espacio de amor donde vive tu hija, donde vive tu esposa, pudieran llegar a cometer este crimen.
Él también presentó testimonios ante diversos organismos internacionales. ¿Qué esperas de estas entidades internacionales de protección de los derechos humanos?
Yo desde ahorita le puedo agradecer a todas las entidades de derechos humanos que se han sumado a esta demanda y a esta denuncia por el esclarecimiento del asesinato de Roberto. Hoy estaba leyendo el comunicado del GHREN, también vi a ACNUR hacer un comunicado y creo que SUMA de España también, los diputados, el Congreso, el Departamento de Estado, creo que ha sido una avalancha de solidaridad, pero también de denuncia y de pedir de manera contundente que se investigue este caso a profundidad.
Es difícil pedirte que nos ayudes a reconstruir cómo fue esa mañana, pero quisiera pedírtelo. ¿Qué estaban haciendo? ¿Cuáles eran los planes para el día?
Nos levantamos, desayunamos y me fui para el trabajo. Siempre tengo un mismo horario y una misma rutina. Él se quedó. Mi hija estaba dormida, afortunadamente, y escuchó ruidos, pero no sabía qué pasaba, porque uno no está acostumbrado a vivir entre balas y disparos. Es más, en el condominio mismo nadie sabía qué estaba pasando, no sabían qué eran esos ruidos.
Fue superrápido. Cuando mi hija logró salir del cuarto, ya había pasado todo. No puedo, una vez más, porque hay una investigación en curso, dar más detalles sobre esa mañana. Sí quiero dejar en claro que mi hija no fue testigo directa. No vio al agresor, ni vio nada. Ella estaba dormida porque era temprano en la mañana todavía y cuando se levantó ya había pasado todo.
¿Cuál es la demanda que hacen ustedes ante los organismos de justicia y ante los Gobiernos de Costa Rica y de España?
España tiene que involucrarse más. Tiene que pronunciarse en este atentado de un nacional. Costa Rica además, le ofreció protección en un contexto muy especial, y ese ofrecimiento de la nacionalidad, y de protección, igual que la protección que tenía acá en Costa Rica, tiene que ser activada y tiene que haber justicia. Debe haber una investigación. Que Costa Rica acepte la ayuda del Departamento de Estado para crear un equipo interdisciplinario con mayores capacidades o que compartan el análisis para llegar al esclarecimiento de este caso de manera más rápida.
España tiene que pronunciarse y formar parte de este equipo tripartito para hacer una investigación más profesional. Costa Rica tiene que ser contundente, tiene que ser contundente. Estamos hablando de la soberanía de Costa Rica. Estamos hablando de un crimen que se perpetra en el corazón de lo más valioso que tiene la sociedad costarricense, que es el hogar y la familia.
Anunciaste también que la abogada española, Almudena Bernabéu, iba a ser su representante legal en la investigación y en un juicio eventual. ¿Qué tipo de apoyo están recibiendo de ella?
Almudena, el equipo de Guernica 37, Michael y otras personas que se están sumando a este equipo, del que Almudena en su momento podrá hablarles, ha sido increíble. Me contactaron, me preguntaron cómo estaba, cómo era el caso y que ellos podían hacerse cargo de la representación. Roberto y yo conocimos a Almudena, cuando se ejecutó el Tribunal de Conciencia sobre el Uso de la Violencia Sexual como Crimen de Lesa Humanidad, en el que Roberto testificó como perito.
Quedamos encantados con ella. La habíamos investigado, vimos su perfil y todo para que participara, ella lo hizo de manera ad honorem, sin cobrar absolutamente nada. Entablamos una relación, y me gustó mucho. La vi muy humana y además una mujer tenaz y profesional hasta el final, y me gustó mucho eso, su tenacidad, porque estos procesos llevan mucho tiempo, son muy desgastantes y necesitamos alguien que sea tenaz: que siempre vuelva y que siempre vuelva, y que siempre vuelva. Estoy muy contenta y agradezco a Almudena que haya aceptado llevar el caso de Roberto.
Su matrimonio y familia
Quisiera regresar al inicio de tu historia con Roberto. ¿Cómo se conocieron?
Lo conocí en una fiesta. A mí siempre me han gustado las personas serias, responsables e inteligentes. Siempre valoro a las personas inteligentes, y Roberto tenía todas esas cualidades: era serio, era responsable, era inteligente, pero sobre todo era divertido. Siempre le decía a Roberto que si algo lo salvaba en esta vida conmigo, es que era divertido.
Cuando yo me enojaba por alguna cosa con Roberto, me hacía un chiste y me hacía reír, y yo le decía: ‘con este chiste de hoy, ya ajustamos otro año de matrimonio’. Después que lo conocí en ese lugar comenzamos a salir, y estuvimos viviendo juntos un tiempo. Después nos casamos civil, luego por la iglesia, nos fuimos a vivir a Jinotepe, nacieron nuestros hijos y pasamos 25 años juntos.
Su hijo Gabriel dijo en la misa que Roberto era ingeniero, y que estaba estudiando Administración de Empresas.
Luego que salió del Ejército en 1990, Roberto decidió regresar a la carrera que había dejado para ingresar a la milicia. En 1979, cuando el triunfo de la Revolución, Roberto dejó la carrera de Ingeniería Industrial en la UCA -llevaba cuarto año- y entró al Ejército. Cuando terminó, decidió volver a estudiar Ingeniería Industrial. Al terminar la carrera ya estábamos casados. Mi hija estaba pequeña, y él tomó la decisión de estudiar la maestría en la UCA.
Luego dio clases ahí mismo, porque un profesor vio que él era muy inteligente, y lo contrataron para dar la clase de Planificación Estratégica en la UCA. Como a él le gustaba el análisis político, decidió estudiar una maestría en Geopolítica, especializándose, siendo coherente con lo que siempre le decía a los chavalos: estudien, sigan formándose, sigan aprendiendo.
¿Qué planes quedaron inconclusos con su muerte y cuáles de esos planes crees que van a ser efectivamente realizados?
Roberto tenía un sueño y era que Nicaragua volviera a ser república. Y ese plan sigue inconcluso, no solo para Roberto, sino que a todos y a todas, y nos convoca una vez más. Yo sí quiero hacer un llamado a esa unidad de la cual hablamos dentro de la diversidad; a empezar a hablar de consenso entre nosotros. A empezar a reconciliar a esta oposición que está tan fragmentada y que necesita sentarse, hablar, limar asperezas y pensar en ese bien mayor que nos une a absolutamente todos.
Necesitamos volver, necesitamos sacar a esa dictadura de Nicaragua porque queremos volver. Y no podemos seguir en el exilio. No podemos seguir. La situación de Nicaragua es insostenible, la situación del exilio es insostenible. Y eso nos convoca a todos por encima de un montón de cosas que son menores.