
27 de febrero 2025
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Rosario Murillo tomó promesa de ley a 30 000 encapuchados en Managua; ella está creando su propio ejército represivo, afirman especialistas
El tamaño de la Policía Nacional en Nicaragua pasó de 20 474 oficiales en 2024 a 105 285 en febrero de 2025. // Fotoarte: CONFIDENCIAL
En sólo seis semanas, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo quintuplicó el tamaño de su principal brazo represor en Nicaragua, al integrar a la Policía Nacional a más de 84 811 efectivos, entre nuevos oficiales y supuestos “policías voluntarios”, un término bajo el cual la dictadura justificó la actuación de grupos paramilitares contra las protestas ciudadanas de 2018. Con ellos el número de policías pasó de 20 474 oficiales en 2024 a 105 285 en febrero de 2025, según un análisis de datos oficiales realizado por CONFIDENCIAL. Este incremento, calificado como el "ejército" de Rosario Murillo, se trata del mayor número de policías en la historia del país, pese a que la dictadura dice que se viven tiempos de paz.
En total, se incorporaron 76 887 policías voluntarios y 7924 nuevos policías a través de juramentaciones realizadas en 20 municipios del país, entre el 15 de enero y el 26 de febrero de 2025, cuando el director de la Policía y consuegro de Ortega y Murillo juró para un nuevo mandato. La mayor cantidad de “policías voluntarios” fue en Managua, donde juraron lealtad unas 30 000 personas.
La juramentación de estos supuestos policías voluntarios es una expresión de intimidación, valoran expertos en seguridad nacional, que conversaron bajo condición de anonimato para evitar represalias de la dictadura.
Afirman que, detrás de la operación de agigantar la fuerza policial está el interés de la vocera, y ahora “copresidenta” Murillo de establecer su propia fuerza armada, ante el fracaso de intervenir el Ejército de Nicaragua, que le responde a Daniel Ortega.
“Rosario ha querido meter su mano en el Ejército, con la democión y el retiro de varios oficiales. Y uno de los que recientemente quiso remover porque no es de su agrado, es el propio general Julio César Avilés, pero al ser ratificado, Daniel está frustrando las intenciones de Rosario de crear su propia influencia dentro del Ejército de Nicaragua”, apunta uno de los analistas consultados.
En la Policía, agrega, quien tenía influencias desde antes del nombramiento del superministro Horacio Rocha, separado de esta institución en febrero de 2025, es Murillo. Por lo que ahora, es allí donde “está creando su propio ejército y esta es una dinámica del poder bicéfalo”.
“El poder bicéfalo por naturaleza es antagónico. Rosario tiene sus propios intereses y sabe que Daniel ya está de salida. Entonces lo que está es ‘granjeándose’ de una fuerza que haga posible mantenerse el poder. Lo que está haciendo es adelantándose a los escenarios futuros, creando su propio músculo y su propia fuerza”, opina un analista.
La Policía Nacional lleva años incrementando su tamaño. Sin embargo, se ha duplicado desde 2019, tras la instalación del estado policial de facto.
Entre 2007 y 2017 solamente incrementó en 6263 nuevos policías. En 2018, reportó por primera vez una baja de 533 oficiales. Sin embargo, de 2019 a febrero de 2025, se sumaron 13 452 nuevos efectivos, más del doble de todos los agregados en los primeros 11 años desde el regreso de Ortega al poder.
Hasta 2021, fecha del último anuario estadístico disponible, la Policía Nacional tenía una fuerza policial de 17 349 efectivos a nivel nacional. A estos se suman 3125 que se incorporaron en cinco graduaciones de cursos básicos en 2022, 2023 y 2024, según una revisión hemerográfica.
En promedio, esta institución suele sumar a sus filas a dos o tres grupos de nuevos policías, que pasan un curso de cuatro meses, pero el máximo de graduados en los últimos tres años fue de 1780, cuatro veces menos que los agregados en las primeras semanas de 2025.
“Es un aumento con fines de intimidación”, opina otro analista consultado, y agrega que es para “crear una imagen de fortaleza de la Policía en un momento crítico, porque ellos saben que con este tema de la imposición de ese marco jurídico constitucional, de la sucesión dinástica, el descontento de la gente sigue creciendo”.
Los departamentos que más incrementaron la fuerza policial son Managua, que pasó de contar con unos 2740 efectivos a disponer de 32 740, tras la incorporación de 30000 voluntarios. Ahora por cada oficial de esta institución, hay 11 policías voluntarios.
Matagalpa es el segundo departamento que multiplicó su “fuerza policial” al pasar de 498 oficiales a 8148. De estos 1148 son policías y 7000 son voluntarios. El 35.4%, equivalente a 2484, son mujeres.
Las regiones autónomas de la Costa Caribe Norte y Sur se ubican entre las que más policías y voluntarios aumentaron. En el Caribe Norte hubo dos juramentaciones, una en Bilwi y otra en Siuna. Así pasaron de disponer de 675 en todo el territorio caribeño a superar los 7375. De esta cantidad 1375 son oficiales y 6000 son voluntarios.
Antes de las juramentaciones, el Caribe Sur disponía de 532 policías, pero ahora la fuerza policial incrementó a 6609, al añadir a 4989 voluntarios y 1088 nuevos oficiales. Las ceremonias de ingreso se realizaron en los municipios de Bluefields, Nueva Guinea y El Rama.
Jinotega es otro de los departamentos que más incrementó la fuerza policial. Hasta 2021, había unos 368 policías activos, pero ahora el número de efectivos supera los 4968. El 82% de estos, equivalente a 4100, son policías voluntarios.
En León y Chinandega, en el occidente del país, pasaron de tener menos de 430 policías cada uno, a superar los 4500 efectivos respectivamente. El primero de estos pasó de 420 policías hasta 2021 a contar con una fuerza policial de 4626, que incluye 3636 voluntarios. Mientras, el segundo incrementó de 385 a 4271, de los cuales 735 son oficiales y 3536 policías voluntarios.
En el resto del país, la fuerza policial es menor a los 2300 efectivos. Sin embargo, hay departamentos como Masaya, Granada y Carazo que son los más pequeños en extensión y es donde la Policía ejecutó “operaciones limpieza” en 2018, que tienen hasta un 800% de aumento en fuerza policial.
En Nicaragua, la policía voluntaria existe desde los años ochenta, pero los nuevos juramentados son completamente distintos, opina un analista en seguridad ciudadana. Antes, “los policías voluntarios eran simples soldados rasos, por decirlo de alguna manera, que aportaban con actividades muy puntuales a la seguridad ciudadana. Pero hoy su naturaleza es otra”, compara.
“Esta policía voluntaria es parte activa orgánica de la Policía Nacional. Por lo tanto, se convierte en un brazo más o una dirección más, aunque no pueda tener rango de dirección de la Policía Nacional. Esa parte ya es oficial e institucional. La policía voluntaria no la podemos ver como la policía de los años 80 o la de los años 90”, señala.
“Aunque se le llame policía voluntario, es en realidad, institucionalmente hablando, un solo cuerpo. Y todas las acciones que haga la policía voluntaria son achacables jurídica y administrativamente, tanto el director general como la copresidenta”, agrega.
En las juramentaciones, el primer comisionado general, Francisco Díaz, jefe de la Policía Nacional, reitera que el compromiso “lealtad y obediencia” es hacia “jefatura suprema del comandante Daniel Ortega Saavedra, copresidente de la República y compañera Rosario Murillo, copresidenta de la República”.
La policía voluntaria estaba establecida cuerpo auxiliar y de apoyo de la Policía Nacional en la ley 872 o Ley de Organización, Funciones, Carrera y Régimen Especial de Seguridad Social de La Policía Nacional. Sin embargo, fue hasta que el régimen orteguista la elevó a rango constitucional, con la llamada Constitución “Chamuca”, que inició la juramentación masiva de estos ciudadanos.
Estos policías voluntarios aparecieron por primera vez el 15 de enero de 2025 vistiendo camisa blanca, jeans azul oscuro y un pasamontañas negro. En los actos de juramentación, la Policía no informó quiénes integran este grupo, cuándo se enlistaron, qué entrenamiento tuvieron ni tampoco explican qué formación tienen.
El director de la Policía Nacional se limitó a decir que la policía voluntaria está “conformada por compañeros y compañeras nicaragüenses que expresan su servicio de forma voluntaria para defender la paz y la seguridad”.
Sin embargo, en una entrevista al oficialista Canal 13, el comisionado general Jaime Vanegas, Inspector General de la Policía, admitió que la integran “obreros, trabajadores de la salud, de la educación, constructores, albañiles, comerciantes, emprendedores por cuenta propia y toda la población que de alguna forma se ha identificado a lo largo de todos años con este proyecto revolucionario”.
En Matagalpa, fue identificada como miembro de la policía voluntaria, la jueza segundo local civil, Meybol Damaris Quintana Orozco. También fue reconocida Marcela Urbina González, funcionaria de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos de ese mismo departamento.
En Bluefields, funcionarios de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN) posaron sin el rostro cubierto durante el acto de juramentación.
La Policía admite públicamente que estos “policías voluntarios” participaron para detener el supuesto “intento de golpe de Estado” de 2018.
“Ya hace varios años ellos se han venido entrenando, se han venido capacitando en acciones de intervención, de conducción, de reducción y de restablecimiento del orden público”, agregó el comisionado general Vanegas.
Asimismo, los policías voluntarios lo han confirmado en los medios oficialistas:
“Desde 2018 nos integramos en la lucha para mantener y defender la Revolución, y así nos hemos quedado, luchando por nuestra soberanía y la paz de nuestra Nicaragua”; dijo Lesly Toledo, un policía voluntario juramentado en Chinandega.
En el Rama, otro policía voluntario dijo “con todo este bloque estamos dispuestos a mantener un orden para que no nos pase lo que sucedió en 2018. Ahora estamos más organizados para cualquier actividad que se dé y para defender a Nicaragua, a nuestro comandante, nuestro partido”.
La Policía Nacional no ha explicado cuáles son los requisitos ni las vías para incorporarse como voluntarios. En las juramentaciones se ha observado a personas en sillas de ruedas y de la tercera edad. El comisionado Vanegas afirmó que “cualquier ciudadano nicaragüense patriota que tenga la voluntad y la disposición” puede integrarse.
Antes, en 2018, Ortega también llamó “policía voluntaria” a los paramilitares que impusieron la represión y masacre contra la Policía. Un término que desde entonces ha repetido en varias ocasiones. Como en septiembre de 2022, cuando dijo que el Ejército, la Policía y la “policía voluntaria” ayudaron a restaurar “la paz” en Nicaragua.
“Fue ahí donde dijimos: ahora es el momento y fuimos, no hubo que librar grandes batallas, simplemente la Policía, acompañada de la Policía voluntaria, desmantelaron rápidamente los famosos tranques”, repitió también Ortega en mayo de 2023, en un acto de homenaje al natalicio de Augusto C. Sandino.
El comisionado general Vanegas afirmó que los policías voluntarios realizarán labores de prevención. Ellos “nos apoyarán en las labores de orden público. Nosotros realizamos vigilancia y patrullaje, nos apoyamos en la policía voluntaria”.
Sin embargo, admite, “su labor protagónica es en la defensa de la paz, en la protección de la paz, de esta paz que gozamos a día de hoy”.
“¿Qué es lo que hace nuestra policía voluntaria? Cumplir las indicaciones con lealtad y con obediencia, como lo hacemos nosotros. Ellos realizan todas las tareas que nosotros podemos realizar y que podemos encomendarles. Ellos están subordinados a la Policía Nacional y se constituyen en cumplidores de las tareas que le encomendamos”, reconoció Vanegas.
Aseguró que, supuestamente, los policías voluntarios no pueden participar en actividades de inteligencia o de investigación, allanamientos o cumplimiento de órdenes judiciales. Tampoco pueden arrestar ni participar en detenciones.
“Para ser más específico, no pueden actuar por cuenta propia si no es con la guianza de nuestra Policía Nacional”, enfatizó Vanegas.
Los policías voluntarios no reciben un sueldo, pero ante “cualquier incidencia” usarán los recursos que cuenta la Policía. “Nosotros tenemos un hospital, tenemos una cantidad de prerrogativas que son exclusivas para los policías profesionales, pero cuando ellos están en servicio también tienen esta cobertura”, explicó Vanegas.
Antes de las reformas totales a la Constitución Política de Nicaragua, en el artículo 92 se establecía que el Ejército podría intervenir cuando la estabilidad de la República estuviere amenazada por grandes desórdenes internos, calamidades o desastres naturales.
“Eso implicaba que la fuerza policial era una fuerza limitada que en determinado momento y de acuerdo a las circunstancias, podía ser apoyada, coadyuvada con la fuerza del Ejército. En esta nueva Constitución eso ya no existe”, señala uno de los analistas en seguridad.
Entonces, agrega, “lo que se está haciendo es reforzando la capacidad de la Policía para que tenga fuerza y capacidad, valga la redundancia, de responder a situaciones de mayor envergadura, sin necesidad del Ejército”.
En la nueva carta magna, en el artículo 87, esta disposición se limita a que el Ejército puede intervenir sólo “cuando la estabilidad de la República lo requiera” y por orden de la Presidencia.
“Lo que hay es un proceso de transición del poder, que al final, si se logra cuajar los intereses, se logran alcanzar las metas. El poder —sostiene uno de los analistas— lo va a tener Rosario a través de un estado policial como nunca antes se ha visto en Nicaragua y más que el Ejército de Nicaragua”.
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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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