15 de enero 2022
El mundo cuenta con la primera vacuna contra la covid-19 libre de patente, Corbevax. Su desarrollo busca reducir la inequidad de vacunas en medio de la emergencia por el SARS-CoV-2 e incentivar la producción en la región, aseguró la microbióloga y química clínica, María Elena Bottazzi, codirectora del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, en Houston, Estados Unidos.
Bottazzi junto a su colega, el científico Peter Hotez, y su equipo de trabajo, acumulan más de una década de experiencia en investigar vacunas contra otros coronavirus. Esos conocimientos facilitaron la producción de un suero con tecnología de proteína recombinante, que también ha sido utilizado en vacunas contra la hepatitis B.
“Esta vacuna es basada en una proteína recombinante. Las proteínas son los productos que se tienen que presentar a nuestro sistema inmune. Cuando agarras una vacuna de ARNm, como la de Pfizer y Moderna, nuestro cuerpo tiene que procesar ese código genético, y eventualmente, crear una proteína, y la proteína es la que se presenta a nuestro sistema inmune. Cuando usamos una vacuna de adenovirus, como es la de Sputnik o AstraZeneca o Johnson & Johnson, es un código de ADN, que después se convierte en ARNm y después se convierte en proteína dentro de nuestro cuerpo. Nosotros decidimos ir directo a producir una proteína en el laboratorio (…)”, explicó la científica de origen hondureño en una entrevista en el programa Esta Noche.
Al utilizar una metodología convencional, la vuelve más asequible; ese tipo de sueros no cuesta más de dos dólares por dosis, expresó Bottazzi. Por su parte, la manufactura de la vacuna está a cargo del laboratorio indio Biological E, que además de recibir todos los insumos por parte de los científicos, se encargaron de los estudios clínicos de fase tres. Se comprobó que el porcentaje de eficacia de Corbevax es superior al 80% ante las variantes delta y beta.
Actualmente estudian el nivel de protección que ofrece ante ómicron, y su posible combinación como refuerzo. También realizan estudios en edades pediátricas.
A diferencia del resto de vacunas contra la covid-19, el uso libre de Corbevax, facilita que un científico pueda “leer nuestros artículos y recrear nuestra vacuna, sin ni siquiera llamarnos si es necesario”, señaló . Pero además, permite que se produzca a nivel local.
“No nos interesa producirla únicamente en países de altos ingresos, queremos que los países de mediano y bajo ingreso la logren producir por ellos mismos, y al mismo tiempo, reforzar esa capacidad local, y eventualmente, que también se aprenda nuevas tecnologías y entrenar los nuevos científicos”, expresó la microbióloga.
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La promesa de producir vacunas
El régimen orteguista prometió en 2020 la producción de vacunas rusas contra la covid-19 en el Instituto Méchnikov. En octubre 2021, la vicepresidenta Rosario Murillo, aseguró que la planta iniciaría pruebas de laboratorio para producir y aplicar en este año, la vacuna rusa CoviVac, el tercer suero contra la covid-19 que desarrolló ese país. Sin embargo, hasta ahora no hay señales de avances concretos.
Bottazzi desconoce la capacidad de producción de la planta, pero afirma que desarrollar “proteína recombinante no es necesariamente fácil, pero tampoco es tan complejo comparado con otras tecnologías (…)”. Considera que cualquier fábrica de manufactura que tenga el interés de traer esa capacidad dentro de su ecosistema podría hacerlo, lo que representaría un aporte importante para la región.
En 2021 la meta de vacunar al 40% de la población mundial no se cumplió, en gran parte, por el acaparamiento de las vacunas de países desarrollados. La inequidad pasó factura a las naciones más pobres con bajas tasas de inmunización. La meta de este 2022 es cubrir el 70% de la población mundial y, bajo esa línea, lo que busca esta nueva vacuna es "llenar esa brecha de inequidad”, expresó Bottazzi.
Consideró que para países como Nicaragua u Honduras, no es “sostenible poder seguir comprando a precios muy altos. La intención es que, eventualmente, se seleccionen productos que sean de alta seguridad, buenas eficacias, pero que también les puedan dar la opción de que tengan precios más módicos, porque pueden comprar muchas más dosis con la misma cantidad de dinero. Yo creo que eventualmente, el mercado se va a balancear. Ahorita, la urgencia es realmente hacer que estas vacunas lleguen donde no hay y que se logre hasta reforzar la vacunación en las poblaciones que están viendo ahorita el impacto de ómicron y que siguen siendo desprotegidas”, expresó.
En búsqueda de la aprobación mundial
India autorizó el uso de emergencia de Corbevax a finales de 2021. Y por otro lado, el equipo también valora la producción en países como Indonesia, Bangladesh y Botsuana, señaló Infobae.
Asimismo, trabajan en cumplir todos los procesos para obtener la autorización global por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La doctora Bottazzi señala que además de facilitar una producción a gran escala, esta vacuna libre de patentes puede crear más confianza entre la población que se resiste a inmunizarse contra la pandemia debido a que usa una tecnología conocida frente a las otras vacunas que desarrollaron una tecnología nueva en medio de la crisis sanitaria.
“Esta vacuna trae una solución que ya es convencional y que ya se ha usado por muchos años, entonces yo creo que en el área de acceso, en el área de producción, en el área de eficacia y seguridad, esta vacuna va ayudar mucho al mundo”, expresó.