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Carlos F. Chamorro: La prensa independiente contará la caída de la dictadura

Director de CONFIDENCIAL advierte escalada contra periodistas; pero el régimen no es sostenible y caerá por la resistencia y elecciones libres

Director de CONFIDENCIAL advierte escalada contra periodistas; pero el régimen no es sostenible y caerá por la resistencia y elecciones libres

Alejandra Padilla

27 de mayo 2021

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La nueva ola represiva contra la prensa independiente de Nicaragua aún no se detiene. En las últimas 48 horas, al menos diez periodistas, propietarios o representantes de medios independientes fueron citados para testificar por el supuesto de lavado de dinero, en la causa abierta contra la precandidata presidencial Cristiana Chamorro, exdirectora de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro. En esta nueva ola de persecución y criminalización que enfrenta la prensa independiente, el periodista Carlos Fernando Chamorro destaca que el periodismo “prevalecerá en la medida que haya periodistas y ciudadanos comprometidos con la verdad, comprometidos con informar y con mantener viva la libertad de prensa, la libertad de expresión”.

En entrevista con el programa Esta Noche, Chamorro advirtió que el panorama para los comunicadores nicaragüenses puede volverse más “sombrío” con nuevas criminalizaciones y encarcelamientos, que podría desatar el régimen de Daniel Ortega, que el pasado 20 de mayo ejecutó un segundo allanamiento contra CONFIDENCIAL y Esta Semana. Pero, al final, la prensa independiente prevalecerá para contar la caída de la dictadura Ortega Murillo.

En medio de la persecución, la trayectoria del periodista Carlos F.  Chamorro fue galardonada este martes, 25 de mayo, con el Premio Ortega y Gasset, otorgado por el diario El País de España. El reconocimiento a su trayectoria - valoró el director de CONFIDENCIAL- es un “mensaje de aliento para el periodismo independiente de Nicaragua, que está defendiendo la libertad en estos momentos de persecución”.

En esta entrevista, Chamorro analiza la nueva amenaza de criminalización masiva contra periodistas independientes, el apoyo que espera de los organismos y medios de comunicación internacionales y la resistencia que mantienen los comunicadores independientes frente a la censura que ha impuesto el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.


¿Cómo recibe este reconocimiento? ¿Qué significa en este momento de nuevos ataques al gremio periodístico nicaragüense?

Lo recibí con mucha sorpresa porque no sabía que estaba nominado. Pero también con mucha alegría porque desde el primer momento leí esta decisión del jurado del Diario El País, al otorgarme este premio, como una manera también de enviar un mensaje de aliento y solidaridad a la toda la  prensa independiente nicaragüense; en primer lugar, a la redacción de CONFIDENCIAL que es el soporte que me ha permitido a mí resistir estas agresiones de la dictadura (Ortega-Murillo) —no de hoy— desde hace más de 14 años, pero también a toda la prensa independiente que nos ha inspirado, que nos hemos acompañado en esta resistencia que se agravó sobre todo desde la matanza de abril de 2018.

El premio llegó una semana después del segundo allanamiento ilegal al estudio de Esta Semana y CONFIDENCIAL ¿cómo interpreta esa saña hacia usted y hacia este medio?

Es imposible encontrar explicaciones y racionalidad en las acciones de fuerza bruta de la dictadura, ahí están retratados Daniel Ortega y Rosario Murillo, que desde un principio se han propuesto aplastar la libertad de prensa, medios de comunicación independientes, periodistas y, cada vez que los periodistas persistimos en ese desafío, el nivel de brutalidad y de irracionalidad es todavía mayor. Ortega y Murillo han pretendido desde julio de 2018 criminalizar a toda la sociedad nicaragüense, atribuyéndole al ejercicio del periodismo y la protesta cívica un delito criminal y no es un delito reclamar la salida de Ortega y Murillo del poder, reclamar elecciones libres, ni hacer periodismo. Cuando los policías entraron a las oficinas provisionales de CONFIDENCIAL y Esta Semana dijeron y preguntaron si estaban en la Fundación Violeta Barrios de Chamorro y Leonel Gutiérrez, (camarógrafo de Esta Semana), les dijo que no había ninguna Fundación, entonces, dijeron: ´ah… bueno, este es el medio de Carlos Fernando Chamorro, recojan y se llevan todo´, es decir, hay una decisión de criminalizar y de intentar cerrar un medio de comunicación, en un momento en que estamos en una escalada y que el régimen está intentando cerrar todos los espacios de libertad que aún quedan en el país y  eliminar la competencia política, como ya lo hicieron con la Coalición Nacional, y están apuntando también a eliminar a varios candidatos presidenciales, incluyendo a mi hermana Cristiana (Chamorro).

¿Cómo sigue trabajando la redacción de CONFIDENCIAL tras este nuevo asalto?

Trabajamos con las uñas, pero sobre todo con determinación, con la convicción que lo menos que los periodistas podemos hacer es mantenernos firmes con la verdad, con reportear, con ser fieles a la confianza que han depositado en nosotros nuestras fuentes. Nosotros estamos aquí por la audiencia, por la credibilidad que han depositado en nuestro periodismo y creo que también es importante reconocer la voluntad de los ciudadanos de seguir colaborando con la prensa. En Nicaragua se ha producido un hermanamiento de la libertad de expresión y la libertad de prensa. La gente que con sus teléfonos celulares está compartiendo información, haciendo denuncias y tiene que pasar por el filtro de nuestra curaduría, así se hace periodismo a pesar de la pandemia, periodismo remoto, periodismo aprovechando al máximo las ventanas que nos permiten las tecnologías.

El régimen ha desatado una especie de cacería contra periodistas independientes; directores de radio, corresponsales de cadenas internacionales, periodistas de medios locales, de canales confiscados y comentaristas, ¿cuál cree que sea la intención de estos señalamientos de implicación en lavado de dinero y campañas de desprestigio hacia el gremio?

El objetivo fundamental es criminalizar el ejercicio del periodismo, ya se hizo en 2018  y en  2019, cuando se llevó al extremo esta criminalización al someter a Miguel Mora y a Lucía Pineda a un juicio criminal y, ahora, nuevamente se acusa a directores de medios de comunicación independientes, periodistas, algunos que han recibido donaciones de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, que recibió de la cooperación internacional… para que los medios puedan adquirir equipos y —hago la aclaración— CONFIDENCIAL y Esta Semana no son receptores de fondos de esas donaciones de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, aunque ellos llegaron a asaltarnos como parte de esa Fundación. El objetivo de todo esto es criminalizar, y eso va a depender de cómo la prensa independiente siga reaccionando ante estos ataques.

Ese señalamiento enfilado directamente hacia su hermana ¿por qué acusar a una Fundación que se dedica a la defensa de la libertad de prensa de lavado de dinero?

Han acusado antes a otras fundaciones y a otros medios de lavado de dinero para criminalizarlos. En 2008, acusaron a la oenegé Cinco, que yo presidía, de lavado de dinero, por ejecutar un programa de cooperación de la Unión Europea. Cuando me interrogaron en la Fiscalía, emplacé al fiscal Douglas Vargas a que llamara a la Unión Europea, Holanda, y Suiza a declarar para certificar el origen de los fondos, pero nunca lo hizo. En 2018 cerraron al Cenidh, a Popol Na, a Fundación del Río, Cinco y el IEEPP y otras organizaciones con el propósito de aplastar la libertad de asociación y libertad de expresión. En este caso, además de ese tipo de objetivos, está claro que tiene un propósito inhibitorio para sacar de la competencia política a mi hermana Cristiana Chamorro como precandidata presidencial y despojarle de sus derechos políticos.

Ya lo ha dicho usted, en Nicaragua el régimen mantuvo preso a dos periodistas durante seis meses, Lucía Pineda y Miguel Mora y también ha habido enjuiciamientos contra periodistas ¿podríamos ver más enjuiciamientos y más encarcelamientos?

Podemos esperar cualquier cosa. Hasta hoy, la naturaleza primordial del régimen ha sido actuar de facto, es decir, asesinar y después inventar un supuesto delito de las víctimas, igual que con los encarcelados y en el caso de los periodistas. El caso de CONFIDENCIAL es la mejor prueba de esto, se han producido dos asaltos en dos años, nunca bajo una justificación de orden judicial, han sido acciones de facto. Ahora, ellos cuentan con cuatro leyes para criminalizar el derecho ciudadano; la Ley contra el Lavado de Activos, Financiamiento al Terrorismo y el Financiamiento a la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva, que es la que le están aplicando a la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, la Ley Especial de Ciberdelitos, la Ley de Regulación de Agentes Extranjeros y la Ley de traidores a la patria (Ley de defensa de los derechos del pueblo a la independencia, la soberanía y autodeterminación para la paz), esto es la incorporación de elementos represivos de la estrategia de Cuba y Venezuela para reprimir en la sociedad nicaragüense, de manera que pueden surgir más juicios, más acciones de encarcelamiento, aunque —repito— la tónica predominante del régimen ha sido la represión de facto.

¿Cómo leer esta escalada represiva en este preciso momento, en un contexto político electoral bajo dictadura?

Yo creo que la clave del momento que estamos viviendo radica en la resistencia que se mantiene latente en el país, en esa mayoría sin partido político que dice queremos salir de la dictadura Ortega-Murillo, queremos ser libres, queremos votar, queremos ejercer nuestros derechos, en la medida que ese reclamo se mantiene latente, el régimen se ve empujado de cerrar todas las ventanas de libertad. Quieren cerrar más los medios independientes, quieren intimidar a los ciudadanos que usan las redes sociales para comunicarse. Yo creo que depende de la prensa, de los ciudadanos de qué forma se responde a esta escalada represiva. Si los líderes políticos no son capaces de recuperar el derecho a la libertad de reunión, a la libertad de movilización, si los empresarios no son capaces de tomar riesgos, como un actor democrático, la dictadura se va a imponer. Nosotros como periodistas estamos haciendo lo que nos corresponde, que es recuperar derechos, ejerciéndolos y, eso, es lo que vamos a seguir haciendo.

¿Cómo será la cobertura de CONFIDENCIAL durante las elecciones de noviembre, bajo un estado policial?

Ya estamos haciéndola. No hay condiciones para elecciones libres, justas y transparentes, pero aquí estamos denunciando la maquinaria del fraude, informando, documentando, fiscalizando también a la oposición y tratando de darles voz a los ciudadanos que quieren expresarse. La prensa internacional también debe poner los ojos en la crisis de Nicaragua, que al final de cuenta deberían de ser los grandes observadores de estos procesos, porque el régimen no va a permitir observación de la OEA, la Unión Europea y el Centro Carter. Sea que se decida encauzar en un proceso de resistencia cívica, de participación electoral, o de denuncia, debe de estar presente la prensa internacional. Quiero reivindicar y además agradecerles a todos los colegas de todos los medios locales en el interior del país y medios en el exilio que mantienen esta convicción y este espíritu de hacer periodismo colaborativo, un periodismo en el que los reporteros se tienen que proteger para no ser capturados, agredidos y cateados por los policías y que también los medios nos tenemos que acompañar en el esfuerzo por divulgar contenidos que el régimen pretende censurar.

Quiere decir que la comunidad internacional no puede hacer nada más por la prensa independiente en Nicaragua, vemos que destacan con preocupación la situación crítica de la prensa en Nicaragua, pero ¿qué más pueden hacer?

Yo creo que hay una preocupación de organizaciones como la Relatoría de la Libertad de Expresión de la OEA, la SIP, el CPJ, Reporteros Sin Fronteras, medios internacionales que están pendientes de esta crisis, pero al final de cuentas la solidaridad y la preocupación debería transmitirse en producir más historias sobre la realidad nicaragüense, ojalá que los colegas internacionales puedan venir a Nicaragua a contar lo que están ocurriendo. Es verdad que no hay en este momento grandes barricadas, y afortunadamente no se han producido masacres como la del 30 de mayo de 2018, que se va a conmemorar este próximo domingo, pero Nicaragua está en una situación de estado policial que debe contarse y, también, debe contarse la resistencia de los ciudadanos que están intentando recuperar nuestros derechos, para ver si hay o no elecciones libres y en qué momento vamos a salir de esta dictadura. Pero la comunidad internacional, las sanciones, y el aislamiento del régimen, no tendrán mayor impacto si no hay un relanzamiento de la resistencia cívica, de la unidad nacional. Hace falta que todos los sectores de la sociedad, los autoconvocados, los líderes políticos, los precandidatos presidenciales, los empresarios, y también los líderes de la Iglesia católica, asuman riesgos para promover ese cambio. Sin ello, no tendrá ningún impacto la presión de la comunidad internacional.

¿Cómo seguirá existiendo el periodismo en Nicaragua si no se puede salir de la dictadura? ¿Podemos esperar un panorama más sombrío que el actual si el régimen continúa en el poder después de la elección de noviembre?

Sin duda que puede ser más sombrío, todos los días nos equivocamos en los pronósticos que se hacen sobre esta dictadura, el señor (Luis) Almagro dijo -hace dos semanas- que Nicaragua se aproxima a la peor elección posible y hoy las condiciones son peores que las que dijo Almagro. La situación del estado policial hoy es peor que ayer y mañana, si no hay competencia política, después de la elección, si Ortega se las roba, estamos claros de que el país no tiene salida. Pero la dictadura no es viable, no es sostenible a mediano plazo. Y caerá como resultado de la resistencia cívica y elecciones libres.

El periodismo prevalecerá en la medida que haya periodistas y ciudadanos comprometidos con la verdad, con informar y con mantener viva la libertad de prensa, la libertad de expresión. Entonces, ahí vamos a estar nosotros para contar cómo se cambia a esta dictadura, como cae Ortega y Murillo y cómo se reconstruye la esperanza en este país, ahí va a estar el periodismo como testigo de ese cambio.

 



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Alejandra Padilla

Alejandra Padilla

Periodista y productora audiovisual nicaragüense. Licenciada en Ciencias Políticas. Cofundadora de varias organizaciones de sociedad civil vinculadas a la lucha por los derechos de la comunidad estudiantil en Nicaragua. También se ha desempaño en proyectos de transformación digital para empresas y organizaciones.

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