15 de agosto 2022
El sacerdote Óscar Danilo Benavidez, párroco de la iglesia Espíritu Santo de Mulukukú, en el Caribe Norte de Nicaragua, fue detenido la tarde de este domingo 14 de agosto, por agentes de la Policía Nacional, según fuentes eclesiásticas.
Benavidez fue bajado de su vehículo y subido a una patrulla policial con destino desconocido, según las fuentes. El cura salía de oficiar una misa en la parroquia La Asunción, cuando fue interceptado por tres patrullas llenas de antimotines.
La Diócesis de Siuna, a la que pertenece la parroquia de Benavidez, confirmó la detención e indicó que desconocen las causas del arresto, aunque esperan que “las autoridades nos mantengan informados”.
En un comunicado, la diócesis destacó que la “única misión (del sacerdote) es y ha sido la de anunciar la buena nueva de Jesucristo, qué es la palabra vida y salvación para todos”.
La detención del sacerdote se da en medio de una serie de acciones del Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo en contra de la Iglesia católica nicaragüense, que incluye el secuestro policial de monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, junto a cinco sacerdotes, tres seminaristas y dos laicos. La Policía los acusa, sin pruebas, de intentar organizar “grupos violentos”.
Además, la Policía Nacional impidió este domingo a dos sacerdotes de los municipios matagalpinos de Rancho Grande y El Tuma, viajar hacia la catedral de San Pedro, en Matagalpa, para participar en el recibimiento de la imagen de la Virgen de Fátima. Uno de ellos fue visitado a su parroquia para informarle de la prohibición, y al otro lo regresaron en la carretera El Tuma-La Dalia.
A esta acciones se suma la expulsión de un grupo de misioneras de la orden Madre Teresa de Calcuta, el cierre de ocho radioemisoras católicas, la exclusión de la programación de la televisión por suscripción de tres canales católicos y el ingreso a la fuerza y allanamiento a una parroquia.
Tercer sacerdote preso
De oficializarse la detención, Benavidez se convertiría en el tercer sacerdote encarcelado por el régimen orteguista: en junio apresó al párroco de Nandaime Manuel García, y en julio a monseñor Leonardo Urbina de Boaco.
García fue acusado de agredir presuntamente a una mujer, y Urbina de una supuesta violación a una adolescente. Ambos han enfrentado juicios considerados, por expertos independientes, como ejemplos de procesos sin garantías, mientras desde el Ejecutivo ha arreciado el discurso de odio contra los sacerdotes, a quienes acusan de conspirar en un supuesto “golpe” de Estado como llaman a las manifestaciones de 2018.
En su homilía de este domingo, el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, dijo que “los tiranos no soportan la palabra profética que pone al descubierto su maldad y sus crímenes”.
“Los poderosos de hoy temen a una Iglesia profética, quisieran ver a la Iglesia encerrada en la sacristía, con la boca cerrada y ojalá doblegada ante ellos. Al no lograrlo, se llenan de rabia con discursos agresivos con los cuales no hacen más que mostrar su propia debilidad y la oscuridad de su conciencia, pero todo es inútil”, predicó Báez.