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Un mes y medio después del cierre de CISA, cafetaleros siguen en el “limbo”

Temen que después de la bancarrota de CISA, quebrarán los productores. Aún no vislumbran “cómo encontrar quién compre el café que está prendado”

Café recién cortado

Un cortador nicaragüense muestra un puñado de granos de café recién cortados. Foto: Tomada del Facebook de Mercon Coffee Group

Iván Olivares

18 de enero 2024

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Cualquiera que entre al sitio web de Mercon Coffee Group (matriz de CISA Exportadora en Nicaragua), así como su perfil en la red social Facebook, podría pensar que todo está bien en la empresa que llegó a estar entre las más grandes comercializadoras de café del planeta, aunque es seguro que los productores del ‘rojito’ (en especial, los grandes productores), tendrían una letanía de quejas lamentando la situación en que los dejó la quiebra de Mercon.

De hecho, tienen muchas quejas, mientras vislumbran cómo hacer para salir de ese limbo.


Productores que brindaron declaraciones a CONFIDENCIAL reclamando el anonimato, explican que la quiebra no pudo ocurrir en peor momento, dado el hecho que en diciembre ocurre el momento pico de la cosecha del grano, y las empresas de Mercon en Nicaragua eran uno de los elementos más importantes de la cadena cafetalera del país.

“Nuestro mayor problema es encontrar quién compre ese café que está prendado”, dijo uno de esos productores, relatando que algunos han recibido la visita de entidades bancarias que les ofrecen comprar la deuda y financiar sus operaciones a corto y a largo plazo, aunque para ellos necesitan que CISA se comprometa a liberar la garantía prendaria, para que ellos puedan transferírsela a los bancos.

“Sabemos que los funcionarios de CISA han planteado esta propuesta a los interventores de la DGI, que no responden nada, porque están a la espera que desde El Carmen les indiquen qué hacer. “Todos -hasta el nivel de ministro- son razoneros. Ninguno tiene poder de decisión, así que seguimos en el limbo”, dijo el cafetalero.

La opción que algunos están considerando es poner el café a nombre de otra persona para poder ser sujetos de crédito con los bancos, aunque eso no resuelve el hecho que sus propiedades seguirían hipotecadas.

El mercado de China no es opción

“A la quiebra de CISA le puede seguir la quiebra de muchos productores, si no pueden salir de ese ‘limbo’, en el que estamos, porque no tenemos cómo financiarnos. Ya ha pasado mes y medio desde la quiebra de CISA y la situación es la misma, pero se sigue agravando porque al finalizar el corte hay que empezar labores en la finca, pero sin financiamiento estamos fritos”, relató.

Además de habilitar (financiar, en el argot agropecuario) a los productores de ese rubro, CISA también ofrecía el servicio de beneficiado del café, proceso determinante para lograr las mejores calidades que permitan reclamar mejores precios en los mercados internacionales.

CISA era también la plataforma por la que el país vendía alrededor del 50% de la producción exportable, por lo que su repentina desaparición dejó a los productores no solo sin los recursos económicos para sufragar este momento de la cosecha, sino también sin las instalaciones necesarias para garantizar la calidad del grano, y la plataforma para exportarlo.

El reciente involucramiento del Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo cobrando una supuesta deuda impositiva que el representante legal de Mercon Coffee Group, el abogado Paul Keenan cifró en 30 millones de dólares -después de prometer que trataría de ayudar a solucionar el problema- solo sirvió para elevar las angustias del sector.

Al momento de explotar la crisis, el régimen se pronunció tratando de descartar cualquier responsabilidad en el suceso, al señalar que esa quiebra de operaciones es global, y “no está ocurriendo solamente en Nicaragua”, a la vez que anunciaban que las instituciones gubernamentales que atienden al sector cafetalero, estarán “facilitando la comercialización y exportación del café que resulten de la producción y las cosechas cafetaleras”.

“También realizaremos gestiones con aquellos países interesados en adquirir nuestro café de calidad ahora que hemos abierto nuevos espacios comerciales internacionales”, precisó, aunque es sabido la alta complejidad de los mercados globales, que impiden resolver este tipo de problemas con la premura que sugería el régimen, y que requiere el sector.

“El Gobierno anunció que exportará a China, pero eso no es creíble ni soluciona el problema, porque apenas estaban hablando de 12 000 quintales oro, que es una centésima parte de la producción nicaragüense”, dijo el productor citado antes.

Una cadena concatenada de problemas

Si a lo largo de los últimos años los cafetaleros han tenido que batallar con los altos costos de los insumos agrícolas, la falta de mano de obra (la que no se ha ido del país, a veces prefiere la seguridad de un empleo en una plantación tabacalera o buscar suerte en la minería artesanal); los fluctuantes precios internacionales de su producto, más el cambio climático que afecta a un cultivo que es por demás sensible.

A eso se añade una crisis global tras otra (la pandemia de covid - 19 y la subsecuente crisis de los contenedores; la agresión rusa contra Ucrania; más las reverberaciones del conflicto palestino israelí que afecta la navegación por el Mar Rojo), que altera la lógica y la logística de las cadenas de producción, a la vez que aumenta los costos de producción, incluyendo el aumento de las tasas de interés.

Tal como se declaró en su momento, la búsqueda de recursos para financiar la operación de la empresa cuya sede corporativa está en Países Bajos (Europa), y tiene operaciones en Asia, África y América Latina, se convirtió en el ancla que le impidió salir a flote cuando se agravaron sus problemas financieros.

Información oficial presentada ante una corte de Nueva York (Estados Unidos), para poder acogerse al Capítulo 11 del Código de Quiebras de ese país, indican que Mercon Coffee Group sucumbió por una deuda que supera los USD 363.3 millones, producto de una línea de crédito renovable por 450 millones de dólares que recibió en 2019, más otros USD 325 millones que el Banco Rabobank, con sede en Países Bajos, le aprobó el 30 de junio del año pasado.

A pesar de las vertiginosas sumas involucradas en esas operaciones financieras, ambas inyecciones de capital fueron insuficientes para resolver la situación de la empresa, hasta que se declaró en quiebra a inicios de diciembre de 2023, al verse incapaz de hacer frente a la deuda de USD 202.5 millones con el neerlandés Rabobank, así como a los USD 25 millones que debe pagar a la también neerlandesa FMO.

Adicionalmente, el 8.3% de las deudas que llevaron a la quiebra a Mercon está contratada con bancos nicaragüenses o centroamericanos, siendo Lafise el mayor de ellos, con USD 19.5 millones. Le sigue la deuda de USD 7 millones con el Banco de Fomento a la Producción; más otros USD 2.0 millones con el BDF; USD 1.5 millones con el BAC Nicaragua; USD 3.0 millones con el BAC Panamá; y USD 3.5 millones con el Banco Internacional de Costa Rica, (BICSA).

Todas esas cifras forman parte de la evaluación que están realizando los compradores potenciales de la empresa global nacida en Nicaragua en la década de los años 50 del siglo pasado -según el sitio web de la empresa- ecuación que tratarán de equilibrar al incluir los activos de la empresa, que supera los USD 300 millones.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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