16 de mayo 2018
¿Qué se espera del diálogo nacional, desde la perspectiva del sector privado? ¿Se contempla la opción de negociar reformas electorales e institucionales que garanticen elecciones libres y transparentes en 2021, bajo la condición de que la pareja presidencial no se reelegirá?
La posición de consenso más amplia desde el sector privado se refleja en el comunicado que emitieron las distintas organizaciones de forma conjunta recientemente, AMCHAM, ASOBANP, COSEP, los Consejeros de COSEP y FUNIDES. Allí se plantean las propuestas de reformas para el diálogo que están en línea con lo que amplios sectores de la sociedad igual están demandando. Aparte del llamado a las reformas electorales, no se aborda el futuro del Ejecutivo en sí, no obstante, y desde mi punto de vista no se hace porque no hay consenso internamente.
Difícilmente se puede decir que existe una sola posición que englobe el sentir del sector privado. Pero hay quienes tienen el deseo de que se tenga en el país, una transición ordenada y probablemente sea un punto de vista predominante. Creo que en todo caso no se tiene la expectativa de que se pueda reelegir ni Daniel Ortega ni su esposa, aún si lo quisieran, por el cambio posiblemente irreversible que ha habido en el país, por lo cual no es que eso sería una gran concesión, pero es una carta que alguna aceptación podría tener. Se tiene la esperanza de que no interferir en los plazos de gobierno, permita esa transición ordenada, y por ende estabilidad positiva para la economía. Pero, esto sería hasta que se de el desenlace de elecciones libres. Sería poco probable pensar que en el ínterin, se consolide la estabilidad totalmente antes de nuevas elecciones en este escenario. Lo que si tal vez se evita, es un caos mayor.
La adopción de reformas electorales, institucionales, y constitucionales que conduzcan a la convocatoria de elecciones anticipadas, y reducir el período presidencial de la pareja presidencial. ¿Incidiría de forma positiva o negativa en la estabilidad económica?
En el sector privado, existe una preocupación amplia de que el adelanto de elecciones puede significar más bien inestabilidad. Pero igual, hay quienes consideran que precisamente el no adelanto de las elecciones, y después de los hechos acontecidos, harían que el país quedará inestable, pues habrán amplios sectores que hemos visto movilizarse por todo el país, que no se conformarán con que no haya rendición de cuentas por parte del régimen que a final, es el responsable de lo que desde su perspectiva ha ocurrido.
Se reconoce que se quisieron emplear los mismos métodos autoritarios, intimidadores y represivos del pasado, que en otro momento dieron resultados, pero esta vez, ya no. Este actuar se le atribuye al régimen independiente de quien puntualmente pueda ser el responsable más directo y hay una sanción ética y moral que se considera se debe de pagar. Por tanto, habrá quienes quedarían inconformes y prolongar este gobierno más de lo estrictamente necesario, lo consideran fuente de inestabilidad. De allí que una transición ordenada que contemple unas elecciones anticipadas, también es algo en lo que algunos piensan que se hace necesario, siempre y cuando se dé el tiempo para preparar una buena estrategia de transición hacia la democracia, que permita la organización de una oposición renovada y madura. A la vez, tendría que haber generosidad con el adversario en cualquier caso, para lograr consolidar una estabilidad al momento que una alternativa se imponga sobre cualquiera de las otras.
Si el diálogo fracasa, se corre el riesgo de que ante nuevas y mayores protestas, se desate más represión. ¿Puede esto provocar una salida abrupta de la pareja presidencial del poder, bajo la negociación de otros actores, como el Ejército, para facilitar las reformas?
Esto pareciera ser poco probable. El diálogo tiene probabilidades de quedarse corto, pues la posibilidad de que se adelanten las elecciones probablemente enfrentará una negativa por parte del Gobierno, independiente de los deseos del sector privado y la sociedad en general. Se tiene la posibilidad de una resistencia civil, cívica y no violenta que no es tan fácil de reprimir ni creo que estaría en el interés del régimen hacerlo. Pero, si se diera una fuerte represión, este es un escenario de inestabilidad aún mayor, y hará el bienestar económico poco probable mientras dure esa etapa. Si se diera represión en todo caso, eso pone efectivamente más en riesgo el Gobierno, pero probablemente más porque la Policía desobedecerá, que porque se meta el Ejército. En este caso, la inestabilidad durará mientras aguante el régimen, pero con más represión lo cual es un escenario que puede botar al Gobierno si al alzamiento se mantiene generalizado y a nivel nacional, que con menos represión, pero inestabilidad de todas formas, pues habrá inconformidad al fracasar el diálogo.
Si el diálogo fracasa, ¿puede el Gobierno mantenerse en el poder, con el apoyo del Ejército y la Policía, ofreciendo concesiones económicas al sector privado, y la promesa de reforma electoral para 2021?
Este escenario es altamente improbable. El país ya fue más allá de esta posibilidad. A estas alturas y en este escenario no creo que sea con concesiones económicas que estará satisfecho el sector privado, pues tampoco había una aceptación generalizada sobre el modelo de falta de institucionalidad o de democracia. Lo que no se veía era la alternativa, pero ahora la posibilidad existe de cambiar para mejorar. Si acaso en estas circunstancias el sector privado se deberá enfrascar en construir la alternativa a este régimen para que se de una transición ordenada. Lo que ha pasado en el país, ha sido una vergüenza para todos, y nada puede regresar al pasado además desde mi punto de vista muy personal.
¿Cuál es el escenario más probable y cuáles son sus implicaciones?
Creo que el escenario más probable es que se proceda con reformas sin adelanto de elecciones, e inclusive que se sea severo con los más responsables directos, pero no quiere decir que eso llevará a estabilidad bajo la permanencia del actual régimen. En ese contexto, el país sufrirá de inestabilidad de todas formas probablemente, la cual podrá ser más o menos severa. Es imposible de predecir la severidad y el desenlace francamente. Podría hasta terminar el gobierno su período, pero no habrá tanta estabilidad ni bienestar económico. Y si cambia en el camino, dependerá de que tan ordenada sea la transición, el que se alcance estabilidad y bienestar económico. Este es el gran dilema. Al final de cualquier forma más probablemente habrá elecciones, el sandinismo lo más probable es que las perderá, y entonces, si es que no deciden gobernar desde abajo nuevamente, a lo mejor habrá paz si una nueva administración, prueba ser incluyente y de forma deliberada empuja una nueva reconciliación.
Este último escenario del que hablo, donde no se adelantan las elecciones, pero tampoco se reprime fuertemente, es un escenario probable y más deseable entre las alternativas tal vez considerando las circunstancias y las intransigencias probables de ambos lados, y puede ser el que pueda lograr más equilibrio al final entre las fuerzas en contienda. Si no hay represión, eso en si puede ser desmovilizador, algo de normalidad habría, y probablemente más bienestar económico. Esto podría permitir a la oposición organizarse de todas formas y al mismo sandinismo recomponerse, y aceptar que vamos a tener que coexistir en el corto plazo, y a mediano y largo plazo, construir una nueva sociedad e institucionalidad que consolide un proceso democrático más sostenible. Tal vez en ese caso, el sandinismo también gana en civilismo y permita a una nueva administración gobernar. Pero tengo que advertir que la falta de institucionalidad, y el que Ortega no es de los que cede fácilmente y todo pasa por él, nos deja en un nudo gordiano, en donde puede que las posiciones también se radicalicen y el desenlace sea imprevisible.