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La Nicaragua de Ortega: “Una historia de éxito”

“La estabilidad política ha echado raíces gradualmente”, alega representante brasileño, porque en Nicaragua “no hay presos políticos"

Piero Coen

Iván Olivares

11 de noviembre 2015

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El director por Nicaragua ante el Fondo Monetario Internacional, el brasileño Otaviano Canuto, publicó un artículo en el Global Post titulado “Nicaragua: una historia de éxito en proceso”, elogiando la estabilidad política existente y el ¨consenso entre los agentes económicos¨ para lograr el ¨crecimiento inclusivo¨ del país.

El texto, escrito con la colaboración de Manuel Coronel Novoa, representante de Nicaragua ante este mismo organismo, elogia el modelo corporativista de Daniel Ortega y su alianza con los grandes empresarios, presentándolo como un factor positivo para la estabilidad económica y el clima de negocios.


Canuto representa a Brasil ante el FMI y preside el grupo de países del que forma parte Nicaragua, junto con Cabo Verde, Ecuador, República Dominicana, Guyana, Haití, Panamá, Surinam, Timor Oriental, y Trinidad y Tobago.

Aunque las opiniones del brasileño no representan la voz oficial del FMI, su valoración representa un fuerte espaldarazo para el gobierno de Ortega, al omitir cualquier referencia a las denuncias de fraude electoral que se han dado desde 2008 y al proceso de demolición las instituciones democráticas que ha ocurrido en el país, culminando con la reforma constitucional del 2014.

El representante del FMI, --una institución que supuestamente comprometida con la institucionalidad democrática- describe el autoritarismo del régimen de Ortega como un ejemplo de estabilidad política, alegando que en Nicaragua no hay “prisioneros políticos ni exiliados políticos” y dice que la persecución política es un asunto del pasado.
Canuto señala que “en 1984, después de medio siglo de una dictadura de puño de hierro, un nuevo período de incipiente democracia liberal fue inaugurado cuando los sandinistas legitimaron su mandato a través de las primeras elecciones libres, universales, y plurales en el país”.

“El traspaso del poder ha ocurrido cada vez con menos tensiones, siendo la más memorable en 1990, al ocurrir la primera transferencia pacífica del poder en la historia contemporánea de Nicaragua cuando -en un entorno complejo y volátil- el líder sandinista y presidente saliente Daniel Ortega, ‘concedió la victoria’ (entrecomillado nuestro) a la candidata de la oposición y presidenta electa, Violeta Chamorro”.

¨Los sucesivos presidentes -todos ellos vivos y ojalá bien- con sus méritos y aportes han contribuido a los esfuerzos de construcción de la nación hacia esta nueva situación de estabilidad¨, escribe el autor.

Canuto considera que Nicaragua ¨se ha reconciliado de forma bastante pragmática, dejando sus diferencias en el terreno de lo político. Hoy, los nicaragüenses aborrecen la violencia y los conflictos, y están esperanzados y felices sobre sus perspectivas de futuro. Muchos, ejerciendo su libertad, incluso han establecido alianzas con sus antiguos enemigos, o simplemente se apartaron de la política para saborear el más largo período de paz que han conocido¨.

El director del FMI atribuye el ‘éxito económico’ de la administración Ortega, a “un proceso de consenso entre los agentes económicos en la formulación de políticas ha sido el eje político de crecimiento inclusivo de Nicaragua y la estabilidad social”.

“Desde su llegada al poder en 2007, el gobierno ha construido una plataforma de consenso de tres vías donde funcionarios gubernamentales, sindicatos y sector privado, diseñan e implementan estrategias de políticas sectoriales, reformas estructurales a largo plazo, y acciones inmediatas. Esta troika refleja una dinámica estrategia de consenso que genera estabilidad política y resultados tangibles en varias áreas -incluyendo impuestos y reformas del sector financiero, reducción de burocracia y un mejor clima de negocios e inversión- que fomenta la creación de empleo y mejora la competitividad”, aseguran.

25 años de paz, y una baja tasa de robos y de homicidios por cada 100,000 habitantes –que se explicarían en parte, por la formación en los años 80 de “un ejército y una policía de jóvenes idealistas”- ayudarían a explicar los ‘logros’ del régimen de Ortega. Los esfuerzos en pro de la igualdad de género y la inversión en programas sociales, también integrarían esa lista de razones.

Los ‘éxitos económicos’

El artículo ensalza las decisiones de la administración Ortega en materia económica, comenzando por la posibilidad de que el país deje de usar petróleo para generar electricidad de aquí al 2020, aunque los especialistas han advertido que no es posible prescindir plenamente de esa fuente de energía, porque aunque sea la más contaminante, también provee de la estabilidad que requiere el sistema.

De paso, se señala el crecimiento de más de 4 puntos porcentuales en los últimos años, y la posibilidad de que también lo haga este año. El crecimiento de la inversión extranjera directa y de las exportaciones también están en esa lista, así como la disminución de la inflación, el déficit fiscal y la deuda pública, que se explican en parte por la caída de los precios internacionales del petróleo.

“La estabilidad macroeconómica y la disciplina fiscal son la base de la política económica del país como una plataforma para el crecimiento, pero también lo es la inclusión social”, aseguran los autores, que también llegan a asegurar que “en la lucha contra la pobreza, las perspectivas nunca fueron mejores en los últimos 25 años”.

Finalmente, Canuto y Coronel mencionan el ‘Informe Mundial de Felicidad 2015’, editado por John Helliwell, Richard Layard y Jeffrey Sachs, según el cual “los nicaragüenses son de hecho más felices ahora que en 2007. Nicaragua ocupa el primer lugar en el mundo, entre los países que más aumentaron sus niveles de felicidad entre 2007 y 2014”.

“Nadie tiene una respuesta empírica bien fundamentada a por qué los nicaragüenses son hoy más felices que en 2007. Pero los buenos resultados de un conjunto de programas sociales emprendidos por el gobierno para satisfacer las necesidades básicas de los pobres pueden ser una buena razón”, concluye el autor.

Lea aquí el artículo completo (en inglés).


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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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