23 de noviembre 2021
La próxima inauguración de la nueva sede del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), en Managua, que se construye en Plaza Cobirsa a un costo de 16.5 millones de dólares, es una manifestación de las magníficas relaciones existentes entre el presidente ejecutivo de esa institución, Dante Mossi, con el titular del Gobierno de Nicaragua, Daniel Ortega.
En respuesta a esa estrecha relación, que convirtió al BCIE en el principal fondeador externo del régimen, la oposición, la diáspora, y el exilio nicaragüense, enviaron cartas a los cancilleres y gobernadores del Banco -que se reunirán el 26 y 27 de noviembre en Punta Cana, República Dominicana- denunciando la asistencia al régimen, y pidiendo boicotear la inauguración del edificio en Managua.
Después que algunos organismos financieros multilaterales cerraran sus fuentes a Ortega, en respuesta a la crisis de derechos humanos provocada por la represión estatal y el estado policial desde abril de 2018, el BCIE se convirtió en el principal proveedor de recursos públicos del Gobierno, al que aprobó 2289 millones de dólares en nuevos proyectos, entre enero de 2017 y junio de 2021.
Según el exrepresentante de Costa Rica ante ese Banco, Ottón Solís, una de las razones para que el Banco decidiera construir una nueva sede en Managua es que Mossi (de nacionalidad hondureña) tiene una “obsesión por ir a inaugurar, y salir en una foto. ¡Es una cosa enfermiza!”, enfatizó.
Un experto que conoce el manejo de los multilaterales, y pidió opinar desde el anonimato, coincidió con Solís al asegurar que el hondureño padece de un afán por figurar, por lo que ha gastado “dinerales en edificaciones; comprar terrenos en Honduras sin licitación; aprobar sedes para Taiwán, Corea, y España, y construir esta sede en Nicaragua”, complementó Solís, quien recientemente denunció el sistema de privilegios que prima en ese Banco.
En referencia a la inauguración de la sede en Managua programada para el próximo 15 de diciembre, un economista que se desligó del BCIE, dijo que este “es un proyecto viejo aprobado hace unos años, que se ejecuta hasta en este momento, pero el terreno estaba comprado desde hace tiempo, y tanto el diseño como los planos, también estaban elaborados desde hace tiempo”.
“La visita de Mossi salió en los medios cuando llegó a poner la primera piedra, (en octubre de 2019), así que no es algo que se esté haciendo a propósito ‘en este momento’. Es un proyecto en ejecución con contratos firmados, con firmas constructoras que no se pueden detener sin caer en multas o daños a los contratantes”, insistió.
Para el exdirector por Costa Rica ante el BCIE entre 2015 y 2018, Alberto Cortés, “si bien es un proyecto que viene de atrás, es necesario tomar en consideración el contexto actual, en el que acaba de suceder un fraude electoral en Nicaragua, y esa inauguración será utilizada como una forma de legitimación del Gobierno. Por eso, sería recomendable que el Banco no envíe representantes a esa inauguración”, sugirió.
El ansiado voto nicaragüense
El exrepresentante Solís advierte otra razón para explicar la afinidad del hondureño con Ortega: el deseo de Mossi de reelegirse por cinco años más, como presidente ejecutivo del Banco.
El día que inauguren el edificio, la plana mayor del régimen va a estar ahí, junto con la del Banco. Ese día se les verá compartir, unidos, como preámbulo de lo que Mossi espera que suceda después, que es, contar con el voto de Nicaragua para buscar su reelección.
“Cuando haya que elegir presidente del BCIE, él va a buscar la reelección, y claro, tener el voto de Nicaragua es importante para él”, porque sabe que si el gobernante Partido Nacional gana las elecciones del 28 de noviembre en Honduras, él va a tener ese voto, pero si Xiomara Castro gana las elecciones, él no tendrá el voto hondureño, consideró Solís.
No sería la primera vez que Nicaragua apoya a Mossi. En 2018, mientras el Banco buscaba al sustituto de Nick Rischbieth Gloë para presidir el Banco por cinco años, Nicaragua propuso al economista Francisco Mayorga “pero el Directorio no estaba muy cómodo con su candidatura”, dijo la fuente.
En ese momento, el candidato más fuerte era el costarricense Alejandro Rodríguez, (el vicepresidente de Rischbieth), pero la falta de apoyo de la Dirección y de la gobernadora por Costa Rica, hizo que varios países se inclinaran por Mossi como salida de consenso.
Mossi venía de trabajar en Ghana (África), como funcionario del Banco Mundial. Su posición en el BM no era la más sólida, cuando salió la oportunidad de aplicar a la Dirección del BCIE, obteniendo el puesto de forma sorpresiva “después de varias rondas de negociaciones internas, con el apoyo del voto nica, lo que explica su actitud para con Nicaragua”, explicó la fuente.
“Él comentó en varios foros al asumir el cargo, que para él mismo había sido una sorpresa, pero no solo para él, sino para muchos más allá del Directorio, porque el director anterior -Rischbieth- también era hondureño”, añadió.
Los apoyos del BCIE
El BCIE siempre ha sido un buen apoyo para el Gobierno de Nicaragua, independientemente de quién ocupe la presidencia del país, recordando que en años electorales, el Banco ponía a disposición del Banco Central de Nicaragua (BCN), una línea de crédito contingente, para apoyar a la banca comercial, en caso que esta sufriera una fuga de capitales, por temor a una victoria electoral de Daniel Ortega.
Luego, cuando la crisis financiera global de 2008 hizo temer por la solidez de las instituciones financieras locales, el BCIE aprobó una línea de crédito de 200 millones de dólares que puso a disposición del BCN. “Mientras los demás dijeron: ‘vamos a ver qué hacemos’, el BCIE fue el único que mantuvo bastante estable la afluencia de recursos, sobre todo a la banca comercial, con líneas de crédito”, dijo la fuente.
Estos fondos siguen disponibles, ahora con la figura de un “Programa de Crédito para Apoyar la Gestión de Liquidez de los Bancos Centrales de los Países Fundadores del BCIE”.
“El tercer momento es ahora”, dice la fuente, recordando que “el Banco necesita colocar fondos, y los países no estaban requiriendo esos recursos, cada uno por razones propias, mientras la estrategia de Nicaragua indicaba explícitamente que le interesaba incrementar su cartera de créditos en el BCIE, donde estaba rezagado: mientras Nicaragua ocupaba cerca del 13% de la cartera del Banco, los demás países andaban en el 20% o más”.
“La cartera nicaragüense pasó del cuarto al segundo lugar -casualmente en el período de mayor represión- mientras Costa Rica, que era la segunda cartera, cayó al cuarto, pero no hay lógica ni comparación”, pese a que la economía tica es tres veces mayor que la economía nica, detalló el exdirector ante el BCIE por Costa Rica, Alberto Cortés.
Oposición nicaragüense reclama a gobernadores del BCIE
Organizaciones opositoras nicaragüenses en el exilio, demandaron a cancilleres y gobernadores del BCIE de Argentina, Belice, Colombia, Costa Rica Corea, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Panamá, República Dominicana, y Taiwán, todos miembros de la Asamblea de Gobernadores y del Directorio del BCIE que no participen en la inauguración del nuevo edificio del BCIE en Managua, prevista para este 15 de diciembre.
Además, les demandan que condicionen “cualquier desembolso” a Nicaragua, al respeto de los derechos humanos, la liberación de los presos políticos, el cese de la represión y el cumplimiento de las resoluciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), que establecen condiciones mínimas para la celebración de elecciones.
En la comunicación enviada este lunes, las organizaciones sugieren al directorio del BCIE que reevalúen “el riesgo reputacional y financiero” que significa continuar otorgando financiamiento a un Gobierno considerado “ilegítimo”.
“El BCIE no solo ha mantenido, sino que ha incrementado su financiamiento al régimen Ortega-Murillo, convirtiéndose en el principal sustento financiero de la dictadura”, dice la comunicación suscrita por la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, el Movimiento Campesino, Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), Iniciativa por el Cambio, Asociación Médica del Exilio de Nicaragua (AMEN), Grupo de Reflexión de Excarcelados Políticos (GREX) y Nicaragua Freedom Coalition.
Lo anterior sucede “a pesar de las graves violaciones a los derechos humanos, incluyendo crímenes de lesa humanidad, las cuales han sido ampliamente documentadas por organismos internacionales”, agrega la carta.
La cláusula democrática
El reclamo de la oposición nicaragüense sugiere la necesidad de que el BCIE incluya una cláusula democrática de obligatorio cumplimiento para aprobar un préstamo o programa de financiamiento.
Ottón Solís asegura que tal discusión no existía mientras él representó a Costa Rica. “El 18 de julio fue mi último día en el banco, y no estaba esa cláusula ahí. Yo creo que ahora sí van a cambiar las cosas. Este es un buen momento para que el banco se mueva por el desconocimiento de las elecciones en Nicaragua”, opinó.
“No sé si deba hablarse específicamente de una cláusula ‘democrática’, pero sí algo que vaya más allá de lo financiero. Ya hay consideraciones ambientales, pero que haya algo que vele por el cumplimiento de los derechos humanos, no está tan lejos”, dijo el profesional que conoce el manejo de los multilaterales.
En el caso del asesinato de Berta Cáceres, el BCIE fue el último en salir, hasta después que lo hizo un banco holandés que también era parte de las instituciones que estaban financiando el préstamo para construir la represa, pero “el BCIE no tiene esta facilidad de manejo, porque los países son los dueños”, complementó.
“¿Qué pasará si Centroamérica desconoce al Gobierno de Ortega cuando comience su nuevo período, y después Nicaragua solicita un préstamo? ¿Van a reconocer al ministro de Hacienda como gobernador, al director por Nicaragua, nombrado por Ortega, y los préstamos que presenten? Recordemos que, cuando le dieron el golpe de Estado a Manuel Zelaya, el BCIE no reconoció al Gobierno posterior”, rememoró.
Para el exdirector Alberto Cortés “no es posible el desarrollo, si no tiene como base una sociedad respetuosa de los derechos humanos fundamentales y el Estado democrático de derecho. Por eso es necesario que el BCIE establezca una cláusula democrática, de manera tal que no se canalicen recursos a Gobiernos autoritarios y no se repita el patrón de 2018 a 2021, cuando a Nicaragua se le aumentó de manera importante el financiamiento, obviando la deriva autoritaria y la violación a los derechos humanos -incluyendo crímenes de lesa humanidad- que estaban ocurriendo en ese país”.