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Emprendedores sobreviven en la economía nicaragüense y esperan días mejores

Tres microempresarias narran a CONFIDENCIAL sus dificultades para seguir haciendo negocios. Más del 75% de la población está en la informalidad

Fotoarte de unos emprendedores

Fotoarte de unos emprendedores nicaragüenses. // Foto: Confidencial

Iván Olivares

16 de marzo 2025

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Nohemí opera, con intermitencias, una comidería que actualmente está cerrada por falta de ventas. Elízabeth vende repuestos automotrices desde finales de 2024, y todavía goza del impulso inicial, lo que le permite mantener a dos personas en planilla. Violeta despidió a cuatro empleados para “garantizar la continuidad” de su negocio, porque las ventas han bajado.

Sus testimonios son una pequeña muestra de una historia más grande. Una en la que el presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes, afirma que uno de los pilares del crecimiento del producto interno bruto (PIB) en 2024 fue “el impulso que ha tenido el emprendimiento”. Tal aseveración “es una burla, un escarnio”, opina el economista Enrique Sáenz.

Violeta tuvo que despedir personal

Violeta heredó de su madre un local comercial, en las afueras de un hospital, donde atiende a “cualquier hora del día”. Ahí vende comida y refrescos, pero también artículos de aseo personal, para atender a los pacientes que llegan a ese lugar, incluyendo papel higiénico y jabón de baño.

“Trato de vender todo lo que considero que ellos necesitan. Mi negocio es similar a una pulpería, pero sin abarrotes. Vendo Lotto (para atraer a la clientela del barrio que está alrededor); recargas, etc. También vendo ropa íntima, para las mujeres que están criando; tobilleras; ropita de bebé, porque tal vez les dijeron que la niña iba a ser niño. Todo muy básico”, detalla la microempresaria a CONFIDENCIAL.


Aunque hubo una época en que empleaba hasta 14 personas para mantener su negocio abierto todo el tiempo, las malas ventas de los últimos meses la obligaron a tomar una decisión dolorosa: prescindir de cuatro de ellas. “Ahora que no las tengo, me toca cubrir esas posiciones”, sostiene.

Los que ya no están son una persona que tenía en caja, así como una cocinera adicional, cuyo puesto deben suplir ahora un ayudante, o el esposo de ella, que la apoya los días más ajetreados. Los otros dos despedidos son una persona que ayudaba con las labores administrativas, y otra que apoyaba en el área de bodega.

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Fotoarte de una emprendedora nicaragüense trabajando en una cocina. // Foto: Confidencial

Violeta enfatiza que “si antes un cliente se comía un pollo asado, ahora solo se come unas tajadas con queso. Si antes se comía unas tajadas con queso, ahora solo se come una enchilada. Y si antes le alcanzaba para una enchilada, ahora ya no compra más que un refresco, o una galleta y un café”.

Y eso que trata de vender productos acorde con todos los gustos. A modo de ejemplo, relata que ofrece dos calidades distintas de papel higiénico: uno que cuesta 35 córdobas, y otro más barato por el que pide 20. Acorde con los tiempos que vive el país, refiere que “el que más se mueve es el producto más económico”.

El negocio de Elízabeth todavía va bien

Elízabeth dirige, desde octubre de 2024, un pequeño emprendimiento que importa y revende accesorios y repuestos para vehículos, motos y camiones. Consciente de que estaba entrando a un mercado tan demandado como atendido por muchas empresas con décadas en el sector, decidió que se concentraría en importar desde Estados Unidos, “cosas que no se encuentran en Nicaragua”.

Gracias a sus estudios en Mercadeo y Administración de Empresas, pudo sondear el mercado antes de hacer una inversión seria. 

“Me decidí por este rubro, porque alguien de mi familia trabaja en el área de transporte, y había veces en que no se encontraba un repuesto”, comenta la joven. Después de investigar el mercado, encontró un proveedor en Estados Unidos y lanzó un pequeño emprendimiento donde emplea a dos personas que se encargan de la publicidad y de las ventas.

Cuando casi cumple un semestre de estar en el mercado, el pequeño negocio se beneficia del remanente del efecto novedad que impulsó sus ventas cuando comenzaron en octubre. “Hemos tenido excelentes ventas, porque son productos que apenas están llegando a Nicaragua”, destaca.

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Fotoarte de una emprendedora nicaragüense preparando unas herramientas. // Foto: Confidencial

Elízabeth relata que, después de unos primeros meses muy buenos, vio una disminución en las ventas cuando otras personas comenzaron a importar las mismas cosas que su negocio y se comenzó a “llenar el mercado”. 

La microempresaria asegura que “cuenta con la lealtad de los clientes” a los que ha servido en estos casi seis meses. “Nos prefieren porque se sienten en confianza con nosotros a la hora de hacer una compra, porque hacemos esto con pasión”.

Nohemí sigue esperando tiempos mejores 

Nohemí comenzó a vender comida en su casa a principios de 2020. Los gastos del hogar eran cubiertos con el salario de su hijo y su esposo, de modo que los vaivenes del negocio no afectaban a la economía familiar hasta la pandemia de la covid-19 y su marido quedó sin empleo. Eso la obligó a aparcar sus planes de crecimiento, que incluían comprar una plancha para comenzar a ofrecer pupusas en casa.

Sin embargo, una amiga le ayudó a entrar al programa Usura Cero, donde les aprobaron un crédito de 15 000 córdobas, y compró la cocina. Acondicionaron una parte de la casa, y reabrieron el negocio con ayuda de su esposo, que también se puso a vender comida y atender a los clientes.

Cuando las ventas volvieron a descender, puso en pausa nuevamente su negocio, y centró sus esfuerzos en las ferias de barrio, donde la venta de cervezas demostró ser “una buena y muy rentable iniciativa”. Poco después, gracias al consejo de un amigo emigrado a Estados Unidos, comenzó a buscar y encontró un local en una vía más transitada para ampliar el negocio vendiendo huevos, queso y tortillas.

Nohemí relata que midió bien los tiempos, y se preparó para comenzar en ese nuevo local en los primeros días de diciembre de 2023. Antes de eso, tuvo la oportunidad de ir a dos ferias más en donde ganó unos 10 000 córdobas. Usó ese dinero para iniciar su negocio, en el que ya tiene un año y tres meses de estar atendiendo.

Al recapitular sobre el desempeño de las ventas durante ese período, recuerda que “al principio, fueron muy buenas, hasta los inquilinos de la casa me compraban, pero después todos esos inquilinos se fueron” y, por varias razones, las ventas comenzaron a bajar. Luego de un tiempo volvieron a subir: pasaron de 600 córdobas al día, a 700, 1000, 2000, y los sábados y domingos 3000, detalla.

La emprendedora lamenta que, “en los últimos meses las ventas han disminuido: el mercado se ve vacío, las calles vacías, los bares vacíos… todo ha estado así”. 

Al inicio, asumía que las bajas ventas de enero de 2025 eran por el gasto del regreso a clases. En febrero, pensó que la gente seguía recuperándose de ese mismo gasto, pero “desde mediados de febrero hasta hoy 12 de marzo (de 2025), esto ha estado muerto. Literalmente muerto, y ni siquiera pude ganar un dinerito en la feria. No quisieron hacerla, porque a veces llegan los chavalos a armar pleitos”.

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Fotoarte de un emprendedor nicaragüense entregando un paquete. // Foto: Confidencial

Más del 75% en la informalidad

“La dictadura habla de emprendedores para mencionar a mujeres, personas de la tercera edad, adolescentes y jóvenes que se ganan la vida de sol a sol en la economía informal. Y para endulzar el hecho de que más del 75% de la población laboral nicaragüense se encuentra en la informalidad, decidieron llamarles ‘emprendedores’, pero en realidad es gente que vive en los límites de la sobrevivencia, y sin seguridad social”, explica el economista Enrique Sáenz, investigador de la Fundación Puentes para el Desarrollo.

Sáenz señala que , según el Banco Central, desde 2021 el país tuvo tasas de crecimiento del PIB de alrededor del 4%, “pero eso significa que es una economía incapaz de crear empleos formales, porque la proporción de nicaragüenses en la economía formal se ha mantenido invariable a lo largo de estos años. Entonces, ¿qué clase de crecimiento económico es ese?”.

Quizás, una parte de la respuesta aparezca en las páginas del Índice Global de Complejidad Corporativa 2024, que ubica a Nicaragua en la posición 53 del mundo. destacando el riesgo político de comenzar un negocio en el país. El índice señala que Nicaragua enfrenta desafíos económicos y políticos que han puesto en peligro su estabilidad empresarial.

La referencia más notable es la crisis desatada en Nicaragua a partir de abril de 2018. Este contexto ha impactado directamente el crecimiento económico y las interacciones entre la empresa privada, la inversión extranjera y el Gobierno, según detalló el Banco Mundial en su índice “Doing Business 2020”.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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