
La batalla por la memoria: Siete años de la Rebelión de Abril

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Comentario del periodista Elmer Rivas en el programa Esta Semana: Los resultados de la más reciente encuesta de opinión pública de CID Gallup y la Fundación Sin Límites realizada en Nicaragua en enero de 2025, confirma el fracaso de la dictadura a siete años de la insurrección cívica de la Rebelión de Abril.
“La represión en Nicaragua ha podido anular por completo las libertades civiles y democráticas del país, pero no puede ocultar el desempleo, el hambre, la falta de oportunidades, la migración masiva, y las preocupaciones económicas de las familias nicaragüenses, cuya gran mayoría está convencida, de que el régimen Ortega Murillo no les puede ofrecer una solución a sus problemas cotidianos.
Por el contrario, el Estado policial no cambiará la percepción de los nicaragüenses sobre el rumbo equivocado del país, conducido por un codictador y una codictadora, que comprometen el futuro del país, a los intereses familiares de la sucesión dinástica
El discurso virulento de odio, y la narrativa oficial que pretende cada año para estas fechas manipular y borrar la memoria de la rebelión de abril y de las víctimas, tampoco acabará con la necesidad y la demanda del cambio profundo que urge el país en todos sus ámbitos, que pasa por el fin de la dictadura y el restablecimiento de la democracia.
Daniel Ortega y Rosario Murillo no tienen otra cosa qué ofrecerle a los nicaragüenses, que más represión, vigilancia y estado policial, para sostenerse en el poder, y preservar los intereses económicos de la cúpula gobernante con más corrupción.
¿Qué ciudadano puede estar contento en el país cuando persiguen su fe, restringen su libertad religiosa, y su libertad de conciencia?
La radicalización del régimen es la tragedia de todo un país, incluidos los servidores públicos, quienes muchos de ellos son obligados a ser paramilitares encapuchados, o supuestos “policías voluntarios”.
Los empleados públicos también sufren las consecuencias de la crisis de confianza en el Estado y el gobierno, que cada vez erosiona más las propias filas del FSLN, como resultado de la paranoia de una dictadura que se siente asediada por el rechazo del pueblo, y perseguida por las demandas de la rebelión de abril, incluido el reclamo de verdad y justicia.
La nueva Constitución “chamuca”, que ha promulgado la dictadura matrimonial en Nicaragua, también evidencia la desesperación de quienes, habiendo aplastado la movilización y las protestas sociales hace siete años, nunca pudieron acabar con la resistencia ciudadana de abril de 2018. Prueba de eso, son las decenas de reos políticos que continúan en las cárceles del país y bajo “casa por cárcel” de facto, y los centenares que en el pasado, la dictadura nunca los doblegó, y no le quedó otra opción que desterrarlos y dejarlos en libertad.
Y otra prueba de que no han podido borrar la memoria y las demandas de abril, es el último informe del Grupo de Expertos de Derechos Humanos de la ONU para Nicaragua, que describe el dolor de la represión y las muertes, pero también señala con nombres y apellidos a 54 altos funcionarios responsables de cometer esos crímenes de lesa humanidad, despejando una ruta clave en la búsqueda de justicia.
A siete años de la Rebelión de Abril, pese a la falsa “normalidad” que la dictadura pretende imponer en el país, la mayoría política azul y blanco en Nicaragua y el exilio que surgió de las protestas, se mantiene intacta, y continúa demandando el cese del estado policial y el fin de la dictadura, para que los nicaragüenses no solo gocen de vivir en un país en libertad y en verdadera paz, sino también que sus familias puedan aspirar a mejores oportunidades de prosperidad.
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