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Stranger Things, el horror que vino de los Ochentas

Rareza de los 80s: un homenaje a Spielberg y sus pares en “Stranger Things”

Juan Carlos Ampié

31 de julio 2016

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Los jóvenes de las nuevas generaciones podrán experimentar la sensación de ser un niño de los 80s con esta serie original de Netflix. “Stranger Things” es un cariñoso pastiche que destila los elementos de películas, series de TV y libros que, sin ser necesariamente orientados a un público infantil, servían como puerto de entrada en una apreciación más madura de la cultura popular.

La acción se desarrolla en el pequeño pueblo de Hawkins, Indiana. En un laboratorio secreto del Departamento de Energía, se manifiesta una extraña emergencia. Alguien o algo se ha escapado. A poca distancia, cuatro niños juegan “Calabozos y Dragones”. No lo saben, pero es una partida profética. Mike (Finn Wolfhard) es el virtual líder del grupo; Dustin (Gaten Matarazzo) tiene una discapacidad que lo hace blanco de “bullies”; Lucas (Caleb McLaughin) es un muchacho afroamericano eminentemente práctico; y Jonathan (Charlie Heaton), con inmensos ojos de Bambi, es el más inocente del grupo. El juego queda inconcluso por la clásica llamada a cenar de mamá. En el camino de regreso a casa, Jonathan es perseguido por un ser invisible, e inexplicablemente desaparece. Su atribulada madre Joyce (Winona Ryder) y el sherrif Hopper (David Harbour) encabezan la búsqueda. El niño no aparece, pero sí una niña (Millie Bobby Brown). No conoce su nombre y viste una bata de hospital. 


Esta sinopsis apenas cubre algunos elementos del primer episodio, que funciona como una especie de declaración de principios. A lo largo de 8 capítulos, que conforman poco mas de 6 horas y media de contenido, se desarrolla una intrincada mitología que conecta la paranoia frente a la utoridad, el miedo al mundo adulto y la más franca fantasía. “Stranger Things” usa todos los elementos posibles para invocar a sus santos patrones: la tipografía del título es como la de los libros de Stephen King; la música original, puro sintetizador, suena como las composiciones de John Carpenter; los niños corriendo por un suburbio nocturno con los focos encendidos de sus bicicletas se siente como Spielberg. La escenificación en los 80s permite guiños más explícitos, como posters de películas o canciones emblemáticas.

Pero más que una pieza de nostalgia para la generación X, “Stranger Things” funciona como una irresistible pieza de ficción juvenil, suficientemente densa como para atraer también a adultos. La trama mezcla con abandono elementos del horror, el suspenso y la comedia. Afortunadamente, la serie actualiza algunas tendencias de la época. Esto la hace más honesta e interesante. Demasiados libros y películas de los 80s imponían una reacción punitiva a la sexualidad femenina. Por ejemplo, en los thrillers de asesinos en serie, la primera muchacha que tenía sexo era la primera en morir, y la virgen solía ser la sobreviviente. Nancy (Natalia Dyer), la hermana de Mike, se debate entre el popular atleta Steve (Joe Keery) y el rebelde sensible Jonathan (Charlie Heaton), quien además es hermano del desaparecido. En lugar de usar el triángulo amoroso con afán moralista, Nancy posee control sobre sus decisiones, y explora las consecuencias a través de un arco narrativo que se extiende a lo largo de los ocho capítulos. Los adultos solían definirse como remotas figuras de autoridad, incapaces de ayudar o siquiera escuchar a sus hijos. Al brindarle atención a los antecedentes de Joyce y el Sheriff, los mayores de edad son humanizados e integrados en la acción.

El casting de Wynona Ryder es una movida magistral, pues no sólo es una actriz emblemática de los ochentas y noventas. También ha estado fuera del radar demasiado tiempo, y aún tiene mucho que ofrecer. Matthew Modine ancló melodramas juveniles pero también sirvió a las órdenes del legenadario Stanley Kubrick en “Full Metal Jacket” (1987). Su papel es mas simbólico que sustancial, pero quizás se desarrolle más en el futuro.

Ya se anunció una segunda temporada. No es exactamente una sorpresa. Los presagios están visibles en el último capítulo. Tengo sentimientos encontrados, pues la narrativa podría haber cerrado límpiamente sin esos llamados a una continuación. Pero le doy el beneficio de la duda a sus creadores. Por lo pronto, es su mejor apuesta para entretenerse el fin de semana. Tuve la inusual oportunidad de ver la serie de un solo tirón, a lo largo de un día. Le recomiendo espaciarla en entregas de dos. Será como ver cuatro películas diseñadas para el niño interno.

“Stranger Things”

https://www.youtube.com/watch?v=XWxyRG_tckY

Producción: The Duff Brothers

8 episodios (6 horas, 37 minutos aprox.)

Clasificación: * * * (Buena)

Disponible en Netflix

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Juan Carlos Ampié
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