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Guillermo Rohtschuh Villanueva en la senda de la “chontaleñidad”

El libro "El Otro Chontales" nos adentra en el reconocimiento de ese territorio mítico de la región chontaleña, su naturaleza e influencia en su gente

El escritor Guillermo Rohtschuh Villanueva (izq.) junto a Fernando López Gutiérrez

El escritor Guillermo Rohtschuh Villanueva (izq.) junto a Fernando López Gutiérrez, en la presentación del libro “El Otro Chontales”. // Foto: Cortesía

Fernando López Gutiérrez

25 de mayo 2023

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Debo iniciar estos comentarios recurriendo a una cita del crítico Arturo Barberena García quien escribió en la Revista Niú del 6 de marzo de 2020 que “Guillermo Rothschuh Villanueva, es un maestro de la crónica, y hace de sus letras una obra de arte imperturbable en el tiempo”.

Y en ocasión de la publicación del libro de Guillermo Rothschuh Villanueva ¡Esto es Chontales! Afirmó que ese libro “es el grito de Leónidas en las Termópilas, de Vicente Hurtado Morales, Catarrán, recibiendo la estafeta de Heliodoro Catón allá en las mesetas de Hato Grande o de Julio Robleto, Julio Tortilla, recuperando las espuelas después de la última monta que hiciera Vicente Hurtado Morales en la barrera de Santo Tomás. 


Y que además logra recrear en sus páginas memorables a esos personajes que son indispensables de la historia y la geografía chontaleña como doña Josefa Toledo de Aguerri, Pablo Hurtado, Cornelio Nelo Bravo, Gregorio Aguilar, Vicente Hurtados Morales, Catarrán, entre otros destacados”.

Hoy nos hemos reunido para recibir otra obra de Guillermo “El otro Chontales” que da continuidad a ese tema que ha privilegiado Rothschuh Villanueva en su creación narrativa, y con la cual sigue entrando por la puerta de los grandes narradores nicaragüenses que han abordado con maestría la esencia de la chontaleñidad, como Pablo Antonio Cuadra, Carlos A. Bravo y su propio padre el maestro Guillermo Rothschuh Tablada.

En el presente libro nos adentra en el reconocimiento de ese territorio mítico de la región chontaleña, su naturaleza, y su influencia en su gente, ese espacio esencial que nos modela y de alguna manera nos condiciona y nos hace ser diferentes a seres de otras latitudes.

Logra un recorrido por el departamento de Chontales, de cada rincón de esa tierra fértil y rica en tradiciones, a través de personajes que han dejado una huella en nuestra historia y de hechos o actividades de impacto económico o social, positivo o negativo. 

Inicia con Comalapa y “El Cadejo” como se conoció al General Emiliano Chamorro Vargas. Cuapa lo asocia con su desarrollo de la mano de uno de sus mejores alcaldes “Melico Zelaya”. Santo Domingo y su devastadora fiebre del oro. San Pedro de Lóvago y el prestigio de sus toros de raza que enorgullece a los lugareños y retan a cualquiera.  Los diferentes nombres de la hoy Villa Sandino a través de su historia. El Coral con doña Carmen Bravo Duarte y su medicina bioenergética. Santo Tomás y la labor ciclópea de Wilfredo Espinoza Lazo un multifácetico personaje cultural de su lugar. Acoyapa donde todo el pueblo participa de la algarabía, los acoyapinos ante el menor pretexto, celebran a lo grande pachangas y bebederas y las infaltables cabalgatas en caballos, yeguas, machos y mulas, según señala el autor.

Fernando Centeno Zapata Juez Único de Distrito en Acoyapa y su novela mágica Chente Cruz (1956) incubada en Chontales.

Juigalpa, ciudad cabecera de Chontales, y la labor pionera de Aníbal Cruz Lacayo en la protección de las mulas que atrajo a criadores de mulas de todo el país. Por las carreteras que nos traen y nos llevan a Chontales. Su futuro centro comercial llamado Central Plaza  en Chontales para ponerse a tono con las otras grandes ciudades del país. Historias de aviación: amor y miedo. 

Todo lo anterior en los que Rothschuh aglutina geografía y personajes pero también nos cuenta algunas historias de hechos que perfilan esa propia manera de ser del chontaleño los reúne en los primeros dos capítulos.

En el siguiente capítulo III nos conduce por la historia de Juigalpa, la capital de su tierra fecunda. Y nos va llevando de la mano por aquellos sitios que han marcado sus recuerdos y los recrea para enseñárnoslos: Palo Solo, el parque, el zoológico y el museo. También no deja de fuera el papel de la mujer en el desarrollo de su terruño la primera alcaldesa doña María Elena Guerra Gallardo. Así dibuja el perfil de profesionales que han dejado huellas de su Juigalpa nativa.

En los capítulos IV y V nos deja su visión de lo que debe hacerse para que en el futuro inmediato se logre un ordenamiento y crecimiento urbano de la ciudad. Y se ejecuten o cumplan los anhelos que los juigalpinos han soñado para su cabecera departamental. Y filtra entre estas páginas algunos recuerdos de su niñez.

En el capítulo VI, titulado remembranzas, se deja morder por los recuerdos, se aparece por Managua y se le instala en la memoria desde aquellos instantes que vivió en sus primeros días de la capital nacional.

Y cierra el libro con una semblanza de una pianista granadina que sedujo a los chontaleños doña Esperanza González, a quien tuve la dicha y placer de conocerla y sentarme cerca de donde ella estuvo muchas noches ejecutando el piano en el hotel Granada, bajo los auspicios del empresario turístico don Ramón López Cisneros.

Guillermo nos hace recorrer con interés por cada lugar de ese departamento que a mí me lleva a recordar la región ubérrima de los chontales del Estado de Oaxaca en México, indígenas que habitan esa región y que hablan ese idioma, y quienes quizás podrían haber emigrado a estas regiones provenientes del sur de México y heredarnos su tenacidad y laboriosidad y el amor por el campo.

Con magistral dominio de la narrativa, la frescura del relato corto, la gracia con que maneja la anécdota, lo atractivo de los personajes bien escogidos, y la certeza de que rescata la esencia e idiosincrasia del chontaleño, así nos pone Rothschuh Villanueva ante su nueva obra, que la recibimos con agradecimiento,

Quiero terminar compartiendo un texto breve de mi cuñado Alejandro Bravo en referencia a Carlos A. Bravo y a Guillermo Rothschuh Tablada:

“Chontales sería literatura y amistad. Chontales sería para Carlos A. Bravo sinónimo de Guillermo Rothschuh Tablada, quien mantuvo viva la llama de amor por Carlos cuando muriera y cuando poca gente se acordara de él. El primero que celebró la aparición del libro Nicaragua, teatro de lo grandioso y creo que el principal comprador de ese texto que publicara la Editorial Nueva Nicaragua. De los galardones que en vida recibiera, nada llenó tanto de gozo el corazón de Carlos como el Sol de Oro que le impusiera el Clan Intelectual de Chontales, por iniciativa del maestro Rothschuh”.

Gracias Guillermo por traernos ese Chontales literario, vivo y siempre indeleble en el corazón de los nicaragüenses.

*Discurso leído en la presentación del libro en las instalaciones del Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica en Las Colinas, Managua, 10 de mayo de 2023

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Fernando López Gutiérrez

Fernando López Gutiérrez

Granadino. Arquitecto, promotor cultural, escritor, poeta y pintor. Ha trabajado en la restauración de la arquitectura colonial de Granada y en la promoción cultural desde distintos ángulos artísticos.

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