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Netflix combina ambiciones de Óscar con crimen verdadero en “The Good Nurse”

“The Good Nurse” entra en la categoría de dramas de denuncia sobre instituciones corruptas y es la apuesta de Netflix para ser nominada por la Academia

Juan Carlos Ampié

13 de noviembre 2022

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La crítica social y el crimen verdadero se diluyen en el drama inerte de “The Good Nurse”, la primera incursión del director danés Tobias Lindholm en la industria estadounidense.

Amy Loughren (Jessica Chastain) es una devota enfermera, trabajando en un hospital de New Jersey. Madre soltera de dos niñas pequeñas, apenas ajusta para pagar sus cuentas. De remate, una seria condición cardíaca la pone en riesgo inminente de sufrir un derrame. Solo tiene que simular sentirse bien por unos meses, hasta que se active el seguro de salud de su trabajo y pueda practicarse una operación para reparar un daño congénito cardíaco. La vida se le hace más fácil cuando Charlie Cullen (Eddie Redmayne) se une al ‘staff’. El recién llegado la cubre en momentos de debilidad, le consigue medicinas y hasta le ayuda a cuidar a sus hijas. La intensa amistad que desarrollan es un bálsamo, al menos, hasta que empiezan a aflorar sospechas sobre la responsabilidad de Charlie en la muerte súbita de unos pacientes.

Hay que darle puntos a “The Good Nurse” por tomar el camino menos traficado. Es fácil imaginar una película donde la protagonista desarrolla de la noche a la mañana habilidades detectivescas y lleva a la justicia al asesino en serie. Sin embargo, el guion de Kristy Wilson-Cairns, basado en el libro-reportaje de Charles Graeber, asume una agenda costumbrista, más interesada en retratar las dificultades de la vida cotidiana y las bizantinas complicaciones del sistema de salud de Estados Unidos.

El problema no está solamente en que la madre soltera del título tiene que cruzar los dedos para no tener un derrame antes de tener la atención que amerita. La burocracia, por protegerse de reconocer responsabilidades criminales que podrían exponerla a demandas millonarias, encubre los crímenes de Cullen y lo deja seguir su carrera criminal. Para cuando llega a la órbita de Amy, ha matado a tantas personas que ya perdió la cuenta.


En ese sentido, “The Good Nurse” entra en la categoría de dramas de denuncia sobre instituciones corruptas. Véase a la ganadora del Óscar “Spotlight” (Tom McCarthy, 2016), sobre un grupo de periodistas investigando el encubrimiento a curas pederastas perpetrado por la Arquidiócesis de Boston. Esa película no tenía un villano tan visible y palpable como Cullen, pero lograba cultivar un sentido de urgencia y furia justicia que aquí, brilla por su ausencia. Si nos preocupamos por algo, es por como Amy navegará su dilema ético personal. ¿Qué hacer ante la evidencia creciente? ¿Hacerse de la vista gorda, o ponerse del lado de la justicia?

El suspenso no dura mucho, y pronto la vemos colaborando con los policías Baldwin (Nnamdi Asomugha) y Braun (Toby Emmerich). Cualquier tensión remanente se concentra en el peligro que pueda representar para ella que Cullen caiga en cuenta de sus lealtades divididas. Los detectives asumen parte de la trama, pero sus personajes no tienen mucha vida más allá de los particulares del caso. Cada vez que están en pantalla, la película se siente divagante.

Si de personajes secundarios se trata, tenemos más suerte con Linda Garran (Kim Dickens), la administradora de riesgo del hospital es la encarnación de la burocracia. En breves apariciones, Dickens construye un personaje intrigante que demanda más atención. Una película más astuta habría reconocido en ella la cualidad letal de la abogada que Tilda Swinton interpretó en “Michael Clayton” (Tony Gilroy, 2007). Son cómplices necesarios, que se escudan en las reglas para sacrificar a la humanidad en el altar del lucro. Puede escucharlos, diciendo “yo solo estaba haciendo mi trabajo”. Es una lamentable condición universal, presente en múltiples contextos. Ya nos tocará en Nicaragua escuchar a muchos de esos, cuando la dictadura se vaya al basurero de la historia.

Pero estoy divagando. Volviendo a “The Good Nurse”, no se asuste si Netflix desata una campaña para que la Academia considere a Chastein y Redmayne para nominaciones al Óscar. Después de todo, ambos han ganado la estatuilla. Ella por “The Eyes of Tammy Faye” (Michael Showalter, 2018), él por interpretar a Stephen Hawking en “The Theory of Everything” (James Marsh, 2014). Y ahora aquí están otra vez, con otra historia de la vida real. En papel, esto se ve irresistible. Pero en ejecución, la película se queda corta. Redmayne sugiere la profundidad de la psicopatía de Cullen, pero nunca nos deja conocerla realmente.

“El Ángel de la Muerte”
(The Good Nurse)
Dirección: Tobias Lindholm
Duración: 2 horas, 1 minuto
Clasificación: * * (Regular)
*Disponible en Netflix

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Juan Carlos Ampié

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