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Silvio Prado:  “El Frente Sandinista ha colonizado los municipios”, donde no puede gobernar

El control político de las 153 alcaldías en Nicaragua, un paso más hacia el establecimiento de un sistema de partido único de facto

El control político de las 153 municipios y alcaldías en Nicaragua

13 de noviembre 2022

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La adjudicación de las 153 alcaldías de Nicaragua por el Frente Sandinista acabó con los últimos resquicios de “autogobierno” que existían en el país y estableció un sistema de partido único  de facto , al eliminar cualquier posibilidad que otro partido gobierne en los municipios históricamente opositores al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. 

“El régimen, al hacerse con todos los municipios decidió asumir los costos de gobernar en todos los municipios del país; algo que es políticamente y demográficamente imposible, máxime en un país con el que está enfrentado. Yo sí creo que son muchos pasos adelante ese escalar porque al fin y al cabo es reformar de facto el Estado”, explicó el municipalista Silvio Prado en una entrevista en el programa Esta Semana, que se transmite por Facebook y YouTube este domingo 13 de noviembre debido a la censura del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. 


Ortega y Murillo consolidaron su poder político en Nicaragua mediante las votaciones municipales, el pasado domingo 6 de noviembre, consideradas una repetición de la farsa electoral de 2021, en las que la pareja dictatorial se garantizó otro periodo en el poder sin competencia política. 

Prado señala que Ortega tenía opciones para “disfrazar” el multipartidismo, pero decidió imponerse en todas las municipalidades, al  incluir las 12 alcaldías que no estaban bajo su poder, y donde la ciudadanía no salió a votar reafirmando su inconformidad; un hecho destacado por el especialista como “un triunfo de la población” porque les “dio en la cara con su abstención”. 

Para el experto en municipalismo, el Frente Sandinista “ha colonizado los municipios”, donde no va a gobernar, sino que será encargado de administrar las decisiones que orienten desde Managua. El control político en todos los municipios del país representa un retorno “terrible” de décadas, al someter los problemas de los ciudadanos “por el colador del criterio del partido del Frente Sandinista”. 

Eso significa que los problemas de cada persona “va a tener que pasar la prueba si sos fiel, si sos votante o no sos votante del Frente Sandinista, significa que tus necesidades pesan menos si no sos del Frente Sandinista”, expresó Prado. 

En la farsa electoral del domingo pasado, el Frente Sandinista se asignó el control sobre los 153 municipios del país ¿Representa esto un cambio en el modelo de poder y de control político de Daniel Ortega y Rosario Murillo?

Sí, es un cambio incremental, porque ha significado una patada hacia adelante como lo ha hecho el régimen desde 2018. Es patear el tablero como se dice. El régimen tenía varias posibilidades: podía simular competencia electoral y pluralismo y no lo hizo; podía simular la posibilidad de compartir el poder del territorio con otros partidos que controla, partidos zancudos; podría simular alguna expresión de pluralismo y permitir la presencia institucional de la oposición en los gGobiernos locales y tampoco lo hizo y no lo hizo porque no quiso.

El régimen, al hacerse con todos los municipios del país, que lo podía hacer, decidió asumir los costos de gobernar en todos los municipios; algo que es políticamente y demográficamente imposible, máxime en un país con el que está enfrentado. Yo sí creo que son muchos pasos adelante ese escalar, porque al fin y al cabo es reformar de facto el Estado.  

El Estado de Nicaragua estaba bajo una política de descentralización que aprobó el expresidente Enrique Bolaños. Era un Estado que había adoptado un formato moderno de Gobiernos multinivel, donde había el nivel nacional, el nivel de los Gobiernos autónomos de la Costa Caribe y el Gobierno de los municipios. Pues todo eso se lo voló de un plumazo. Las consecuencias son mucho más profundas de lo que se ha visto. 

¿Qué significa para la vida de los ciudadanos en los municipios, el control político total del Frente Sandinista?

Significa que los problemas de los ciudadanos en cada municipio van a tener que pasar por el colador del criterio del partido del Frente Sandinista. Los problemas de cada persona, de tu barrio, de tu comarca van a tener que pasar la prueba si sos fiel, si sos votante o no del Frente Sandinista, significa que tus necesidades pesan menos, si no sos del Frente Sandinista. 

Es un retorno terrible hacia muchos años atrás, hacia los años ochenta y peor aún antes del ochenta, donde tenías que llevar  la Magnífica de por medio para demostrar que eras del Partido Liberal, para que tus demandas, tus necesidades, valieran algo. 

Daniel Ortega, FSLN

Daniel Ortega celebró su victoria en la "farsa electoral" del 6 de noviembre de 2022 durante la clausura de un Congreso de la Juventud Sandinista. Foto: Confidencial | Tomada del 19 Digital.

¿Cómo se puede gobernar un municipio en el que el Frente Sandinista representa una minoría? porque la gran mayoría de la población no votó, aparte de que otra habría tenido otras opciones políticas. ¿Estas son alcaldías de ocupación en territorios donde el FSLN es una minoría? 

Más que ocupación, son colonias del Frente Sandinista. El Frente Sandinista ha colonizado los municipios y no va a gobernar, va a administrar las decisiones que le lleguen desde Managua. No puede gobernar, va a ser una gestión de lo que le indiquen, de lo que le receten y sabiendo que lo está haciendo en contra del sentir y la demanda de los pobladores. Por ejemplo, pienso en los pobladores, yo trabajé mucho tiempo en la zona de Boaco, Chontales, donde no son sandinistas. Es saber que vas a gobernar de espaldas a esa población que no te quiere, que no te traga por ser sandinista. No va a gobernar, va a gestionar decisiones que se tomen fuera.

Las 12 alcaldías que todavía no gobernaba el Frente Sandinista desde 2017, aparte de otras que asaltó policialmente, las que estaban administradas por el partido CxL, en estos sectores ganó el Frente con un porcentaje de votos 30% menor que el que se emitió en 2017. Pareciera entonces que solo votaron los sandinistas.

Exacto. Los resultados no dependían del Gobierno central, ni del Frente Sandinista y yo creo que ahí lo que hay que hacer es un reconocimiento a la población de estos municipios. Yo te digo: “les rindo el charro”, se quedaron en su casa, se abstuvieron. Yo leería esa abstención en estos municipios como un triunfo de la población porque les dio un portazo, les dio en la cara con su abstención, “quieren tomarme el pelo, pues ahí se los dejo, que se lo coman con tortilla”.  

Habrá que hacer una lectura más fina en los próximos días sobre esa actitud cívica de la población, de hacerle el vacío al régimen, de cerrarle las puertas con la ausencia. Yo creo que es una lección de civismo y de esperanza de la población porque es la población que quiere el autogobierno, que es un tema en que hay que poner el acento. Con estas elecciones se acabaron los últimos resquicios que había de autogobierno en el país, se acabó, ya no hay autoridades que vayan a ejercer su función pública pensando en decisiones propias.

Los partidos colaboracionistas, el PLC, ALN, el PLI y otros- obtuvieron un 26% de los votos válidos pero no les asignaron ninguna alcaldía, aunque van a tener un reembolso de 120 millones de córdobas ¿Estos partidos dejaron de ser funcionales, dejaron de ser relevantes para la estrategia del FSLN de aparentar la existencia de un multipartidismo? ¿Se puede decir que ahora en Nicaragua hay ya un régimen de partido único?

Hay varias cosas implícitas dentro de esto. Primero, la vergüenza de los partidos zancudos de no haber ganado por voluntad del régimen, ni siquiera una de las alcaldías, ni la más chiquita. Yo era de la opinión de que le iban a dejar algún caramelito, algún municipio muy chiquito. Es una vergüenza para los partidos zancudos, que ni siquiera eso les hayan permitido. La función de ser del partido, que es disputar el poder, disputar el Gobierno en los municipios, se ha perdido. Yo creo estamos bajo un partido único, no de hecho, de facto, porque se ha eliminado toda posibilidad de que los partidos gobiernen allá donde el Frente Sandinista no tiene la mayoría.  

Creo que los partidos zancudos van a seguir existiendo para medrar, para mamar la teta de esos 120 millones de córdobas. Dirán de lo perdido que es el consuelo, “esto nos va a quedar”. No sé qué van a decir frente a los miembros de sus partidos, pero es claramente que hay una gran vergüenza. Ahora, ¿van a poder ellos con sus concejales dentro de las alcaldías hacer un contrapeso, hacer una fuerza de resistencia ante los Gobiernos del Frente Sandinista? No sé, van a ver en la misma posición en la que están los 16 diputados -colaboracionistas del régimen- de la oposición en la Asamblea Nacional, en la misma posición que están los magistrados entre comillas en los poderes del Estado; van a estar pintados, les van a pagar por llegar. 

Daniel Ortega justificó esta imposición de una votación unánime por el Frente Sandinista y dijo: así tenía que ser, no hay otra alternativa, la gente solo tiene la alternativa de votar por el Frente Sandinista ¿claramente está diciendo este es un sistema de partido único? 

Exactamente. Lo que dijo Ortega es lo que ha pensado siempre, para que el poder de la revolución se ejerza debe haber un solo partido, ese es el concepto leninista caduco de partido único y centralizado. Lo que dijo, para mí, en una gala de un cinismo brutal, porque dijo han votado por la única opción, porque no hay otras opciones. Yo creo que lo que revelan las palabras del dictador es un deseo de que el país no tenga más partido que el Frente Sandinista, pero está asumiendo que va a pagar costos políticos por eso, porque no se gobierna con partido único tan fácilmente.

Si no, que lo digan Cuba, Corea del Norte y otros países donde hay un partido único. En Nicaragua eso es posible pero bajo una dictadura que cancela todas las libertades civiles y políticas.

Silvio Prado, doctor en Ciencias Políticas y experto municipalista. Foto: M. Largaespada | 1001 trópicos.

 ¿Qué queda de la cultura de participación ciudadana, del municipalismo y de la participación cívica en estos municipios, donde el Frente Sandinista es una minoría y ahora se va a imponer a administrar los Gobiernos municipales por la fuerza?

Yo creo que queda la cultura. Estos últimos años, desde 1990 hasta la fecha, se ha desarrollado dentro de la población una cultura de la participación, de la intervención en la en las decisiones públicas y por qué no decir, se ha desarrollado una cultura municipalista. Es la primera vez que en nuestro país hay un movimiento municipalista. Yo creo que ahí es donde va a residir las raíces del municipio autónomo, como se ha conocido,  para que cuando vuelva la democracia en nuestro país no tendríamos que partir de cero, como se partió en 1990. Yo creo que ahí la sociedad civil, la red local y otras expresiones del municipalismo tendrán bajo su responsabilidad atesorar lo que han sido todas estas experiencias de participación, de descentralización y de desarrollo local. Yo creo que ahí nos va a tocar a los municipalistas de nuestro país.

En estas elecciones municipales, hubo incluso muchas más personas detenidas por la Policía que en la farsa electoral de noviembre de 2021. ¿A qué le teme el Frente Sandinista si tiene el control total, el control de todos los espacios públicos y de todos los municipios?

Le teme a la incertidumbre, le teme a que se produzcan casos como en Camoapa, hace cinco años, donde lo derrotaron de forma brutal, le teme a no controlar todas las variables posibles implícitas en una elección, le teme a eso. 

Los regímenes dictatoriales son rehenes de la incertidumbre, de no poder saber qué está pasando con las personas, qué piensan las personas, si van a concurrir, si no van a concurrir, cómo van a votar, le temen a la incertidumbre que los demócratas dan como ciertas, como de lo más normales, por eso es que ha seguido echando  presos a todas estas personas.

¿Esto puede ser una norma permanente de Gobierno, seguir encarcelando, seguir radicalizando la represión? 

Por supuesto. Y va a ir cada vez en nuevos ámbitos. ¿Por qué el régimen ahora ha enfilado sus baterías hacia las empresas de telecomunicaciones? porque es uno de los pocos ámbitos donde se ejerce todavía la autonomía individual. A mí no me extrañaría que el régimen cancele el acceso libre de Internet de las personas porque ya ha terminado con casi todas las esferas de la sociedad para ejercer la autonomía personal.  La última fue la fe religiosa al atacar la Iglesia católica. ¿Cuál queda? las comunicaciones, la libre expresión del pensamiento por las redes sociales. A mí no me extrañaría que el régimen cierre el acceso libre de los nicaragüenses a las telecomunicaciones. 

Ellos van a seguir escalando porque hace tiempo me decía Dora María Téllez, ‘las dictaduras nunca se conforman con las cuotas de poder que van ganando, siempre quieren más’. Creo que esta es una lección para la empresa privada y otros tontos útiles que creen que se puede dialogar y negociar, que se puede apaciguar a la dictadura haciéndole concesiones.

¿Qué alternativas quedan bajo este sistema de estado policial en el endurecimiento de la represión que hay hoy, en este momento, en contra de los reos políticos, de sus familias, de los perseguidos?

Resistir, resistir en todos los ámbitos como lo está haciendo la población del país. Resistir y alimentar la esperanza, documentar todo lo que está pasando. No sé si vos habrás visto la película argentina 1985 donde se ve la importancia de documentar todo lo que está pasando. Ahora mismo documentar, llevar el registro de todo lo que pasa es una forma de resistencia porque la memoria al fin y al cabo es una fuerza de resistencia frente al olvido que pretende imponer la dictadura.


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Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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