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Petro evitó condenar a Ortega para buscar negociación en aplicación de sentencia CIJ

“Es ingenuidad”, cuestiona la experta Sandra Borda; excanciller Caldera considera que el fallo de la CIJ no es negociable para Nicaragua

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, pronuncia su discurso de investidura en la Plaza Bolívar de Bogotá. //Foto: Efe

Redacción Confidencial

27 de agosto 2022

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Cuando era candidato presidencial Gustavo Petro cuestionó al régimen de Daniel Ortega, y se acercó al chileno Gabriel Boric para presentarse como uno de los líderes de la nueva izquierda en la región. Pero el viernes 12 de agosto, en su primera oportunidad desde el poder para condenar a la dictadura nicaragüense, Colombia se ausentó en la Organización de Estados Americanos (OEA), donde 27 países rechazaron la represión contra la Iglesia católica.

La ausencia de Colombia en la sesión fue justificada de forma oficiosa, alegando que el embajador del nuevo Gobierno aún no había asumido el cargo, desatando fuertes críticas en la opinión pública colombiana a través de editoriales de los diarios Tiempo y el Espectador.


Sin embargo, fuentes vinculadas al gobierno colombiano revelaron que detrás de la posición del ejecutivo se escondería el interés de crear condiciones favorables antes de iniciar una negociación con el régimen de Daniel Ortega sobre la aplicación de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia, un fallo en que Nicaragua resultó ganador desde 2012.

En sus primeras declaraciones como presidente Petro indicó la prioridad que representa para su Gobierno la relación bilateral con Nicaragua, para negociar la implementación del fallo de La Haya en el diferendo territorial. El 22 de agosto pasado, el canciller de Petro, Álvaro Leyva Durán, anunció que estaban preparando sus argumentos en el caso de la demanda de Nicaragua por la delimitación de la plataforma continental más allá de las 200 millas náuticas.

Según las fuentes vinculadas al Gobierno de Colombia, la cancillería consideró que no era conveniente iniciar ese proceso respaldando una resolución de condena al Gobierno de Ortega y prefirieron ausentarse y dejar correr la versión oficiosa de que son un gobierno nuevo, sin embajadores acreditados.

Las críticas se multiplicaron en Colombia y Nicaragua. El exembajador de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, sugirió a Petro enviar aun carta solicitando que añadieran a Colombia en la lista de los países patrocinadores de la condena, pero el Presidente mantuvo invariable su posición.

“La cosa no pinta bien” para Colombia

Sandra Borda, profesora e investigadora de la Universidad de los Andes, encaró públicamente a la naciente Administración Petro preguntando en un artículo publicado en Infobae si la ausencia en la OEA obedecía a un olvido, a negligencia o simplemente se trataba de ingenuidad y de una pésima estrategia de parte del líder colombiano.

Para Borda es posible que en “un acto de ingenuidad enorme, este gobierno y la Cancillería estén pensando en hacer buenas migas con Ortega con miras a obtener un mejor resultado de todo el lío relacionado con el diferendo”.

La internacionalista explicó que la implementación de la sentencia deberá darse durante el Gobierno de Petro, heredero de una tormenta política en su país, después que la CIJ reconoció en 2012 a Nicaragua cerca de 75 000 kilómetros cuadrados como Zona Económica Exclusiva.

“Y la cosa no pinta bien. El gobierno puede entonces estar tratando de prevenir que se desate una tormenta política como la que tuvo lugar gracias a la decisión de la Corte en el 2012. La ausencia en la sesión de la OEA puede ser un intento por enviar un mensaje amistoso para que Ortega estudie la posibilidad de suspender el proceso ante la Corte”, dijo Borda.

“Si esto es así, ¡tamaña ingenuidad en la que están incurriendo!”, agregó Borda, pues “las audiencias finales orales están a punto de empezar y se necesitaría un giro muy brusco a última hora para que tan tarde en el proceso, Managua decidiera dar su brazo a torcer”.

“Un gesto de buena voluntad que equivale a condonar, o al menos a mirar para otro lado cuando se discute la persistente violación de derechos que tiene lugar en un régimen que dejó de ser democrático hace mucho tiempo, es una estrategia de negociación poco sofisticada y medio pueril”, criticó la internacionalista.

“Y si la estrategia funciona, no es imposible que Ortega decida intercambiar una demanda territorial por un poco de legitimidad internacional”, argumentó Borda, “tampoco creo que sea presentable para Colombia renunciar a sus convicciones más íntimas en principios fundamentales como la preservación de la democracia y el respeto a los derechos, a cambio de mantener la incertidumbre sobre la situación de la plataforma”.

Una segunda posibilidad: la confluencia ideológica

Otros especialistas atribuyen a razones ideológicas la ausencia de Colombia, que puso fin a una votación a favor de 13 resoluciones  criticando a Ortega en la OEA. Mauricio Reyes, profesor de la facultad de derecho, ciencias políticas y sociales de la Universidad Nacional de Colombia, considera que la decisión de Petro en la OEA muestra una “confluencia ideológica” entre ambos políticos.

Además de su silencio en la OEA, Petro nombró a un nuevo embajador, León Freddy Muñóz, quien en sus primeras declaraciones celebró “los vientos de cambio para que nuestro país vuelva a la hermandad en Latinoamérica”, lo que debe ser interpretado en el sentido expreso de sus palabras, según Reyes.

CONFIDENCIAL solicitó una entrevista al recién nombrado diplomático colombiano para hablar sobre el futuro de las relaciones diplomáticas con Nicaragua, pero no recibimos respuesta a la petición. “Claramente, en el caso de Ortega, hay una serie de situaciones que lo colocan por fuera de la democracia. El gobierno colombiano, no tenía una opción distinta a condenar ese tipo de situaciones”, recalcó Reyes.

Caldera considera que el fallo no es negociable

El excanciller nicaragüense, Norman Caldera, durante el período 2002 a 2007, afirmó que el colombiano definió su posición más rápido de lo que esperaba, mientras afirma que no da crédito a la teoría de que hubo un impasse en el hecho de que el nuevo embajador nombrado por el gobernante colombiano no había tomado posesión, tal como alegaron desde el Palacio de Nariño para apaciguar el escándalo.

“La Cancillería colombiana es muy respetable (me ha tocado enfrentarla) y tiene personal de primera que perfectamente pudo haber tomado asiento en la reunión y votar como es debido. Estados Unidos ha estado plazos largos sin embajador en el Consejo Permanente de la OEA y no se ausenta de las votaciones. Temo que el nuevo gobierno de Colombia es un aliado de Ortega”, explicó Caldera, quien considera que las “izquierdas populistas tienen una visión tuerta sobre los derechos humanos”.

Caldera dijo que no ve ninguna posibilidad de negociación de parte del representante de Nicaragua en La Haya, el doctor Carlos Argüello, a quien describe como una persona consecuente con los principios de defensa territorial en toda su trayectoria como jurista.

“Además, el trabajo de La Haya ya está prácticamente en fase final y la Corte no va a modificar sus posiciones salvo que apareciera un tratado que modifique las posiciones de uno u otro. Además, las posiciones del sandinismo, incluyendo el punto de vista del General (Humberto) Ortega—fundador del Ejército y hermano del gobernante—no dan pie para que se cambie”, fundamentó vía correo electrónico Caldera.

Para el excanciller nicaragüense, sobre la posibilidad de una negociación post sentencia, siempre existe la posición más civilizada de un acuerdo conjunto de cuido de las áreas protegidas en el arrecife coralino, un proyecto binacional de Naciones Unidas para asistirle a ambos países en esas áreas medioambientales, o hasta el patrullaje conjunto para evitar narcotráfico que cubra las respectivas zonas económicas exclusivas que pueden ser el resultado de acuerdos bilaterales de buena voluntad.

CONFIDENCIAL escribió a Laura Gil, viceministra de Cancillería en asuntos multilaterales para conocer la posición colombiana pero tampoco respondió a la solicitud.

Caldera reiteró que la relación de Petro con Ortega debería ser aplicando lo que el líder colombiano predica internamente en su país sobre el respeto a los derechos humanos.

Petro apoya a Cristina Fernández

Mientras Petro se mantuvo callado con las violaciones a los derechos humanos y el desmantelamiento de la democracia en Nicaragua, el 24 de agosto pasado expresó su solidaridad con Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta de Argentina y representante del peronismo populista,  quien es investigada por actos de corrupción por la justicia de su país.

En una carta pública, firmada por el colombiano, se alineó con Andrés Manuel López Obrador (México), Luis Arce (Bolivia) y el propio presidente de Argentina, Alberto Fernández. “Dicha persecución tiene como objetivo apartar a Cristina Fernández de Kirchner de la vida pública, política y electoral, así como sepultar los valores e ideales que representa, con el objetivo final de implantar un modelo neoliberal”, indicaron los mandatarios, entre ellos el colombiano.

En su primer mes de mandato, Petro ha buscado un restablecimiento de las relaciones diplomáticas y políticas con Venezuela, aliado de Ortega, y,  de manera paralela,  mantiene una estrecha comunicación con el presidente Boric de Chile. La diferencia, según Mauricio Reyes, es que el chileno es un firme crítico de los abusos de derechos humanos cometidos por Ortega.

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Redacción Confidencial

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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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