9 de enero 2017
La Asamblea Nacional de Nicaragua, en este 2017, estará controlada por 70 diputados sandinistas y 21 diputados de otros partidos que obedecen a los intereses del Frente Sandinista y particularmente del comandante Daniel Ortega, perdiendo completamente su autonomía.
El exdiputado Eliseo Núñez, ahora miembro de la coordinación nacional del Frente Amplio por la Democracia, considera que los diputados de Pedro Reyes que en agosto pasado asumieron los escaños de los defenestrados legisladores del PLI del excandidato presidencial Eduardo Montealegre, mostraron la tendencia que tendrá ahora el parlamento, aunque con caras nuevas y polémicas como la de Alfredo César, María Fernanda Flores de Alemán y hasta un Maximino Rodríguez que la semana pasada entregó su declaración de probidad, a pesar que antes dijo que no estaba seguro si asumiría su escaño.
También resalta mucho la presencia de Byron Jerez, el exdirector general de ingresos durante el Gobierno de Arnoldo Alemán, quien fue acusado por desviar fondos que estaban destinados a ayudar a los afectados por el Huracán Mitch para construir una terraza en Pochomil. Jerez posteriormente fue absuelto e indemnizado por el Estado Nicaragüense y causó sorpresa cuando fue incluido en las listas de diputados por la Alianza por la República.
“Lo mismo que puede hacer con 70 diputados lo puede hacer con 63”, remarcó Núñez, pues desde las elecciones del 2011, Ortega se hizo con 63 diputados en la Asamblea con los que podía hacer su voluntad sin nadie que se le opusiera, a pesar que 29 legisladores se declaraban opositores, pero sin posibilidad de generar cambios, aunque eran voces críticas dentro del Hemiciclo y podían denunciar atropellos a las leyes.
Entre los nuevos diputados que asumirán sus escaños este nueve de enero estarán 14 parlamentarios del Partido Liberal Constitucionalista del caudillo Arnoldo Alemán, quien es considerado un “rehén” de Daniel Ortega por la excandidata a la vicepresidencia del Partido Liberal Independiente, Violeta Granera. Aún así, ella no espera que sean ellos quienes lleven la voz crítica a los diálogos de la Asamblea, pues además considera que sus cargos son designados por el comandante Ortega y no electos por voluntad popular.
“No tengo ninguna evidencia de que haya habido una oposición (después que expulsaran a los diputados del PLI de Montealegre), creo que los que están ahí saben que están porque esa fue la voluntad de Daniel Ortega. Todos sabemos por qué y cómo llegaron a ese lugar”, expresó Granera.
Eso significaría que a lo interno de la Asamblea y durante la aprobación de las leyes, los parlamentarios simplemente se limitarían a votar sin cuestionar lo que ocurre, o, como expresa Núñez a “criticar, pero luego dar el voto”.
Granera recuerda que han sido pocos los diputados oficialistas que se opusieron a una voluntad expresa de Daniel Ortega en el parlamento, un ejemplo de ellos es la exdiputada Xóchilt Ocampo, quien fue destituida de su cargo luego que se negara a prestar su voto para la aprobación de la Ley 840 para la construcción del Canal de Nicaragua.
El guiño al Ejército
Pero este parlamento también podría tener una particularidad: un guiño directo al Ejército de Nicaragua. Esto es lo que cree el analista Oscar René Vargas, quien ve que el general en retiro y vicepresidente actual de la República, Omar Halleslevens, es el candidato más probable para que ocupe la silla vacía del fallecido René Núñez, como presidente del parlamento.
Halleslevens es considerado uno de los hombres fieles a Daniel Ortega. Además de él, la junta directiva de la Asamblea, según Vargas, estaría compuesta por otros siete miembros sandinistas y dos cargos que le entregarían a otros diputados de los partidos que son considerados zancudos y que participaron en las elecciones del pasado seis de noviembre.
“Primero, (Halleslevens) es el que tiene mayor peso político al interior de la futura Asamblea y sí creo que representa los intereses del Ejército. (También participó en la toma de la casa de Chema Castillo y liberó a Daniel Ortega. No hay otro personaje que reúna esas características que pueda competir con él”, señaló el analista.
Pero además, Halleslevens podría ser el que garantice la sucesión en el poder de Rosario Murillo, quien ahora tiene un mayor peso político, estima Vargas. En un hipotético caso de que Daniel Ortega llegara a faltar como presidente de Nicaragua, por Ley Rosario Murillo sería la que lo sucedería y la Asamblea, dirigida por el general en retiro, sería la encargada de escoger un nuevo vicepresidente respaldando la sucesión con el Ejército de Nicaragua de aliado, considera Vargas.
Y es que según el analista, Murillo no tiene el mismo poder que Daniel Ortega, contrario a lo que comúnmente se piensa. Él dice que el nombramiento de la actual secretaria de Comunicación y Ciudadanía es la garantía de Ortega de la sucesión familiar en el poder, por lo que intenta otorgarle un mayor peso político y así pueda negociar con diferentes sectores que Vargas considera “poderes fácticos”, como la empresa privada, la iglesia y el grupo que todavía forma parte del Frente Sandinista, pero que ha sido relegado por Murillo.
“En este juego político ella no lo controla todo. Es necesario que el Ejército también la apoye. Siempre creí que si Ortega la nombraba como vicepresidenta a ella es porque (él) no está muy bien de salud. Si ella quedaba fuera de lo constitucional, no tenía el poder para negociar mientras que ahora sí tiene cuota de poder”, analiza Vargas.
Para Eliseo Núñez también puede generarse otro panorama dentro de la Asamblea si no se escogiera a Halleslevens como presidente del parlamento, y es que Murillo logre colocar a algún personaje leal a ella en ese cargo. “Hasta el momento la Asamblea se mueve bajo la égida exclusiva de Ortega, sin influencia de Rosario, pero eso es aparente porque son dos caras de la misma moneda. Nos han vendido la idea de que ambos tienen grupos disímiles y no es cierto, tienen grupos diferentes, pero los dos tienen una sola voz. Ella tiene como cinco o seis diputados que vienen de la fila del “rosarismo”, sería uno de estos muchachos nuevos con el que ella controlaría”, expresa el exdiputado.
La deuda petrolera con Venezuela
Otro de los grandes peligros que los analistas ven esta nueva Asamblea Nacional es que pueden aprobarse leyes tan nocivas para el país como ya ha ocurrido con la la concesión del Canal Interoceánico entregada al empresario chino Wang Jing.
Núñez cree que en este período, Daniel Ortega podría aprovechar para nacionalizar la deuda venezolana que se estima en más de 3,600 millones de dólares, según los documentos publicados por Confidencial en agosto del 2016. “Pero también pueden ensayar una capitalización de Petronic y Petronic es a la vez el socio de Albanisa, que le debe a PDVSA. Básicamente lo que estarías haciendo es aumentando la cantidad de dinero con que Petronic responde por la deuda que está ahí”, comenta Núñez.
El exdiputado Enrique Sáenz explica que si se hiciera pública la deuda venezolana, que ve como una gran posibilidad, el ciudadano nicaragüense será el más afectado y considera que al acción es “criminal”, porque esa deuda limitaría la capacidad de crecimiento del país.
“Lo que ocurre ahora es que no es lo mismo tener una oposición activa, aunque fuera minoritaria que una Asamblea fantoche. Ahora muchas de las cosas que se tramiten en la Asamblea no van a ser de conocimiento público”, expresó Sáenz.
Otra consecuencia sería que se encarecerían las transacciones internacionales de Nicaragua, según el exdiputado y también afectaría el clima de negocios del país. “Y para la gente de la calle, el que está desempleado, difícilmente tendrá posibilidad de conseguir empleo y seguramente tendrían que hacerse ajustes fiscales y los temas de educación y salud se verían afectados”, concluyó.
Granera cree también que se podría ver una amenaza grave a la libertad por la aprobación de leyes como la Ley de Seguridad Soberana aprobada en 2015. Esa ley fue criticada desde el interior del parlamento por los diputados opositores de aquel momento.
“(Con la nueva Asamblea habrá más) insensibilidad a los problemas urgentes de la población, el tema de la energía, pérdida de libertades como pasó con la Ley de Seguridad Soberana y también amenazas a la seguridad jurídica, a la seguridad de la propiedad como pasó con la Ley del Canal”, expresó Granera.
[destacado titulo="El nuevo Gobierno de Ortega tras el triunfo de la abstención"]
*Analistas coinciden en que fuerzas políticas opositoras no han sabido captar el interés de una mayoría que expresó su descontento con la forma de gobierno de Ortega
Después del aplastante triunfo de la abstención electoral en las elecciones presidenciales y legislativas del pasado 6 de noviembre, quedó claro que una mayoría de nicaragüenses expresó un descontento sobre la forma de gobernar del presidente Daniel Ortega. Sin embargo, analistas consultados por Confidencial, dijeron que no hay aún en Nicaragua un punto en el que converja toda esta población que no se siente representada por alguna fuerza política.
Para Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, esto se puede explicar porque “la política en este país se ha convertido en el arte de hacer componendas de pactos, estrategias para mantenerse en el poder o para mantener cuotas de poder y todo esto ha ido frustrando y desencantando a la población”.
El prelado además señala que otra causa de la condición que atraviesa el país, es por la falta de cultura política y la memoria de corto plazo de la población, e insiste que es necesario volver a los inicios, recordar las luchas y no perder la memoria histórica, porque de lo contrario la gente se despersonaliza y no se identifica con la realidad e intereses sociales del país.
Para el politólogo Félix Maradiaga, los partidos políticos tienen que entender que si no evolucionan y no ofrecen su institución política partidaria para que la población pueda participar de manera innovadora y diferente, será muy difícil que estos puedan crear ambientes de confianza y simpatía.
Maradiaga también se refiere a la juventud como uno de los recursos esenciales para cualquier partido político en cualquier lugar del mundo para asegurar su sostén, sostenibilidad y permanencia. Maradiaga dice que este es uno de los elementos más importantes que tiene el Frente Sandinista, la cooptación de los más jóvenes, aunque para criterio de monseñor Álvarez, esa juventud “está siendo sujeta de manipulación”.
El reto de la juventud nicaragüense
Felix Maradiaga afirma que las diferencias entre la juventud rural y la juventud urbana eran mucho más marcadas antes de que las nuevas tecnologías de la información se introdujeran en la cotidianidad campesina, sin embargo para monseñor Álvarez los jóvenes campesinos tienen más sensibilidad social “porque los adultos se ha encargado de transmitirles a las nuevas generaciones, las realidades del pasado”.
José Adán Rivera, dirigente nacional de la Asociación de Trabajadores del Campo, asegura que las limitaciones económicas y de todo tipo que los jóvenes campesinos puede tener, además de la inserción a temprana edad al mundo laboral rural, les genera “un criterio, una visión y aspiraciones” que parten de esa realidad que le permite interesarse por los problemas sociales, ambientales y decisiones políticas que los afecta. En cambio, Rivera asegura que en su mayoría el joven de la ciudad está “sumergido en el consumismo” y el campesino no es necesariamente así.
Para el sociólogo Cirilo Otero, la juventud nicaragüense está “en su propio desarrollo”, recibiendo todos los mensajes que produce su entorno político y afirma que está “construyendo un propio modelo” de hacer política que va a tener una expresión más importante en los próximos 20 años posiblemente.[/destacado]