6 de diciembre 2016
Desde antes de la primarias republicanas, cuando Donald Trump era desdeñado como un bufón del entretenimiento político, el excanciller de México Jorge Castañeda, advirtió en solitario la posibilidad de que incluso ganara la elección presidencial y el peligro que el magnate republicano representaba para su país.
Consumada la victoria de Trump, Castañeda, insiste en que el gobierno de Enrique Peña Nieto no debería intentar apaciguar a Trump, sino contraatacarlo en el tema de las deportaciones y el muro, y conformar una alianza con Centroamérica y el Caribe para neutralizar sus políticas.
A raíz de la elección de Trump hay una especie de debate entre quienes alegan que una cosa fue la retórica de campaña sobre el muro y las deportaciones, pero que ahora en la presidencia tiene que moderarse por un sentido de realismo ¿Cuál es tu percepción?, ¿Hay razones para que México se sienta amenazado?
Yo pienso que, desde luego, Trump no va a hacer todo lo que prometió, y sobre todo no lo va a hacer de inmediato, pero va a tener que cumplirle algunas promesas, a algunos, dentro de un plazo razonable. Pensar que todo esto fueron simple retórica de campaña y que llegando a la presidencia va a abandonar todo esto, a mí me parece un poco iluso, ingenuo, y más bien creo que hay que prepararse para el peor de los escenarios, y si después no resulta ¡hombre, enhorabuena!.
¿Cómo han reaccionado el gobierno de Enrique Peña Nieto y la sociedad mexicana?
Ambos están un poco paralizados. El gobierno de Peña Nieto está totalmente pasmado, está inmerso en una discusión absurda sobre si hicieron bien o mal en invitar a Trump a México a finales de agosto. En realidad fue un error entonces y sigue siendo un error hoy, y la sociedad mexicana, en parte porque no entiende muy bien qué está sucediendo, porque en algunos sentidos sí todavía somos un país medio mágico, es decir creemos qué, ¡ojalá las cosas salgan bien! O bien le pedimos a la Virgen de Guadalupe que nos proteja, o bien pensamos que los problemas tienden a desvanecerse con el tiempo, pero sí hay, en mi opinión, una falta de perspicacia y de sensibilidad para lo que puede venirse.
En un artículo que publicaste en el New York Times, vos hiciste un llamado a una especie de movilización. El muro, por ejemplo, ya existe un muro en una parte de la frontera, ¿puede México frenar la construcción del muro de Trump?
Bueno, lo que ya está construido no, pero también he de recordar que no se ha construido más, en buena medida, porque no se ha podido, no tanto por lo que México ha hecho sino porque gente dentro de Estados Unidos se ha opuesto por razones ecológicas, culturales, de comunidades binacionales, pero yo sostengo, y no soy, ni mucho menos, el único, el actual presidente de Perú (Pedro Pablo) Kuczynski ha dicho lo mismo, y el expresidente Ricardo Lagos de Chile también, es decir, México debe oponerse al muro, no a pagarlo, sino a que se construya. ¿Cómo? Pues con todos los canales, todas las redes que existen en esta sociedad tan porosa que es Estados Unidos.
Los cancilleres del triángulo del norte de Centroamérica: El Salvador, Guatemala y Honduras, se reunieron con la canciller de México, para diseñar una estrategia común, en una reunión en la que estuvo ausente Nicaragua. ¿En qué debería de enfocarse esa la relación México-Centroamérica hacia Estados Unidos?
Tengo entendido que originalmente se pensaba que fuera una reunión de presidentes y quién la rebajó de nivel fue Peña Nieto, porque parece que no quería estar formando un frente anti-Trump. Yo creo que la estrategia debe enfocarse a varios aspectos, pero el primero, porque es común a los tres países, son las deportaciones, y los cuatro países, México más el triángulo del norte, tienen un recurso muy potente para congestionar el sistema norteamericano y en los hechos elevar enormemente el costo de las deportaciones: que es que cada país solo acepte a deportados cuya ciudadanía, o nacionalidad de ese país, sea comprobada por el gobierno de Estados Unidos antes de deportarlos. Es decir, cada uno que nos quiera mandar a nosotros, tienen que comprobarnos, mientras está la persona en Estados Unidos, que se trata de un ciudadano mexicano, si no, no lo aceptamos. Pero si nos dicen lo vamos a mandar a Honduras, los hondureños tienen que decir lo mismo: no, solo vamos a aceptar ciudadanos hondureños, comprobados, antes de que lleguen a Honduras.
Yo sé que esto es elevar un poco la intensidad del conflicto, pero cientos de miles, en el caso de México incluso, uno, dos millones de deportados, no es un asunto menor, si no hacemos algo para pararlo puede suceder, y eso genera enormes tensiones sociales dentro de nuestros respectivos países.
Hay señales de que la migración de Centroamérica hacia Estados Unidos ya se está incrementando antes de que Trump asuma la presidencia. ¿Cuál será la posición de México ante este fenómeno? ¿Actuará como una especie de policía de Estados Unidos rechazando a los centroamericanos, o les debería permitir el paso hacia Estados Unidos?
Esto creo que lo conversamos el año pasado contigo en Nicaragua. Yo creo que fue un error del presidente Peña Nieto, desde el 2014, hacerle el trabajo sucio a Estados Unidos y tratar de sellar nuestra frontera sur para que ellos, los norteamericanos, no tuvieran que sellar su frontera sur, y entonces descendieron enormemente las deportaciones de estados Unidos a Centroamérica, y subieron enormemente las deportaciones de México a Centroamérica.
Yo veo que hoy que, en efecto, está subiendo el éxodo, la migración centroamericana incluyendo familias, niños no acompañados a Estados Unidos por una razón, por cierto, muy lógica, si alguien te dice: -te voy a poner un muro-, pues quieres entrar o irte antes de que pongan el muro, no se necesita un premio nobel de matemáticas para entenderlo. Bueno, yo creo que México debiera ser muy claro – ya no vamos a hacer ese trabajo sucio-, nunca debimos hacerlo, y en todo caso es una ficha de negociación, no lo vamos a hacer a cambio de nada, por ejemplo, no lo vamos a hacer a cambio de que no haya muro, o a menos de que no haya deportaciones de mexicanos y centroamericanos.
En relación al tema comercial, en Centroamérica alguna gente dice -- el principal problema es Nafta no es Cafta. ¿Qué implicaría que Trump revise los términos que planteó el Nafta, y cómo afectaría a Centroamérica?
Es difícil pensar que Trump vaya a compartimentalizar su hostilidad al libre comercio, o a algunos países sí, y otros no. De las pocas cosas que Trump cree firmemente desde hace treinta años es su hostilidad a los acuerdos de libre comercio, pues no veo por qué sería amistoso, con Centroamérica y no con los demás.
Con México, el gran peligro para nosotros es que si se reabriera la negociación, eso tomaría tiempo inevitablemente, sobre todo con un nuevo gobierno de Estados Unidos. Si eso sucede, durante el compás de espera que se va a abrir, se van a congelar las nuevas inversiones norteamericanas y del resto del mundo en México. Porque van a esperar a ver cuáles son las nuevas reglas, que pueden ser mejores o peores, pero van a ser distintas, y lo que va a suceder es que se van a detener hasta que haya claridad, y eso para México es dramático ¿Por qué? Porque este país sigue sin crecer, ya no vamos a crecer al dos por ciento el año siguiente también, y si además se reduce la inversión extranjera, que es lo único que más o menos mueve a la economía mexicana, pues vamos a crecer mucho menos.
En resumen, México es el país de América Latina que se perfila más amenazado por la presidencia de Trump ¿podría México convertirse en una línea de contención?, ¿Tendría eco en el resto de América Latina?
Yo creo que en América del Sur no, porque salvo pronunciamientos como el del presidente Kuczynski de Perú, el de Lagos que ya mencionaba, y quizás algunos otros, conviene recordar que nunca fue muy bien visto por los sudamericanos el que México haya buscado y firmado su tratado de libre comercio de América del Norte, y es comprensible que así lo vean, y además los intereses no son convergentes, son muy pocos los países de América del Sur que tienen fuertes exportaciones a Estados Unidos, hay varios que tienen tratados bilaterales de libre comercio: Panamá, Colombia, Perú, Chile, y para ellos vamos a ver qué sucede, no va a ser tampoco tan sencillo. Pero que México encuentre gran solidaridad sudamericana, lo dudo.
En cambio, yo creo que sí México debiera formar una alianza muy sólida, muy estructurada con los países centroamericanos, y en particular con el triángulo del norte, pero no únicamente, y con los países del caribe, en particular República Dominicana.
El otro país que se va a ver terriblemente afectado por todo esto es Cuba, ahí si México no tiene mucho que ver porque son temas muy distintos los que están en la agenda de Cuba y de Estados Unidos. Pero Trump ha sido muy claro de que él quiere revertir casi todo lo que Obama hizo por decreto ejecutivo, lo puede hacer, y además le debe en buena medida su elección a los cubanoamericanos en la zona de Florida que votaron por él, es decir. , él ganó entre ese sector por un margen superior al que ganó Romney en ese sector hace cuatro años. Ese cambio se lo debe Trump a los cubanoamericanos que efectivamente quieren que revierta todo eso.