19 de enero 2022
El informe que Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), tiene previsto entregar este miércoles durante la sesión del Consejo Permanente, es una de las últimas cartas a la que apuesta este organismo para convertirse en un actor determinante en el restablecimiento de la democracia en Nicaragua.
Este informe es el resultado de las gestiones del secretario general con el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo con el propósito de abrir una vía de comunicación para que aceptaran una comisión de alto nivel del organismo para negociar la realización de elecciones transparentes y con observación creíble. Se desconoce los resultados de las gestiones de Almagro con el régimen, pero todo indica que fueron infructuosas.
Hasta ahora, los instrumentos del organismo regional han sido ineficaces en frenar la carrera dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo, lo que ha dejado a esta instancia en una encrucijada sobre su efectividad para lidiar con el autoritarismo en el hemisferio.
Daniel Zovatto, director regional del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), en una entrevista en el pódcast del Washington Post, expuso lo que desde su perspectiva son las razones por las cuales las presiones desde la OEA y las sanciones de la comunidad internacional no lograron impedir que Ortega se impusiera la banda presidencial este 10 de enero.
Carta Democrática Interamericana de la OEA está desactualizada
Afirmó que el principal instrumento de presión política y diplomática a la que puede echar mano la OEA, que es la Carta Democrática Interamericana, ha resultado obsoleta para lidiar con autoritarismos como el orteguismo en Nicaragua o el chavismo en Venezuela.
“Los instrumentos que se diseñaron en la región para proteger la democracia, como la misma Carta Democrática Interamericana han quedado desactualizados frente a este nuevo tipo de autoritarismos. La Carta Democrática Interamericana fue pensada para proteger a la democracia de los tradicionales golpes de Estado. Hoy, las democracias ya no mueren a través de golpes de Estado, sino que mueren a través de este nuevo tipo de autoritarismo que llega al poder a través de elecciones más o menos libres y que luego se perpetúan en el poder, acabando con la división de poderes, el Estado de derecho, violentando los derechos humanos y matando la democracia desde adentro”, expuso Zovatto en su entrevista.
La Carta Democrática fue adoptada en una Asamblea Extraordinaria de la OEA llevada a cabo en Lima el 11 de septiembre de 2001. Solamente ha sido utilizada una vez como parte de un proceso de suspensión de un país, que fue Honduras, a raíz del golpe de Estado que terminó con la presidencia de Manuel Zelaya en 2009.
Ruptura del consenso a favor de las democracias
Zovatto advirtió que la falta de efectividad de la Carta Democrática va de la mano, de lo que él denomina, como una “fragmentación” de las posturas democráticas en Latinoamérica.
“Se rompió el consenso en favor de la democracia que existía en la región latinoamericana y que permitió se logrará adoptar la Carta Democrática Interamericana. Hay una gran aceptación del autoritarismo y países como México y Argentina, han tenido una actitud muy condescendiente con la dictadura de Daniel Ortega, diciendo que no pueden inmiscuirse en los asuntos internos. Además, tienen el apoyo explícito y expreso de las dictaduras como Cuba y Venezuela, además de otras dictaduras fuera de la región, como es el caso de China y Rusia”, agregó Zovatto.
Sobre este punto, Michael Shifter, presidente del centro de pensamiento y análisis político Diálogo Interamericano, expresó que no estima posibilidades de que el nuevo ciclo dictatorial del orteguismo que inició este 10 enero, implique un cambio de postura en Buenos Aires y Ciudad de México.
“No me parece muy probable que México ni Argentina cambien su postura con respecto a Nicaragua. Ambos Gobiernos han manifestado enorme desconfianza frente a la OEA, dirigida sobre todo contra el actual secretario general, por su actuación en los casos de Venezuela y Bolivia. También han expresado su compromiso al principio de soberanía y no intervención en los asuntos internos de países en la región, aunque en la práctica ese principio ha sido aplicado en una manera muy selectiva, de acuerdo a afinidades ideológicas”, opinó Shifter.
Organismos financieros desconectados de la OEA
Zovatto mencionó como otro de los puntos claves para la falta de resultados de la OEA, la desconexión del organismo regional con las posturas que toman los organismos financieros internacionales con respecto a Nicaragua.
“Hay una evidente desconexión entre las decisiones y sanciones que se adoptan en el seno de los órganos políticos del sistema interamericano, entiéndase la OEA, y las decisiones que se adoptan en el ámbito de los organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y de manera especial, con el BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica)”, expuso Zovatto.
“Mientras los órganos políticos condenan a la dictadura por sus violaciones a los derechos humanos y no reconocen la legitimidad de las elecciones pasadas, en el ámbito de los organismos financieros se siguen aprobando préstamos y haciendo desembolsos, en definitiva, financiando a la dictadura. Esta desconexión entre lo político y lo financiero le resta eficacia a la lucha y presiones en contra de la dictadura de Ortega y Murillo”, agregó.
Desde que la comunidad internacional comenzó a darle la espalda al régimen de Daniel Ortega por las acusaciones de crímenes de lesa humanidad con 355 asesinatos documentados, el BCIE se constituyó en la principal fuente de recursos de la dictadura, a la que aprobó proyectos por 2289 millones de dólares entre enero de 2017 y junio de 2021.
Incluso el 14 de diciembre se conoció que el BCIE aprobó un nuevo préstamo por 382.6 millones de dólares, para la ejecución del décimo ‘Programa de Ampliación y Mejoramiento de Carreteras’, lo que aumentó la cantidad desembolsada a favor del régimen orteguista en los últimos cinco años a 2671.6 millones.
La pérdida del liderazgo de los Estados Unidos
Finalmente, otro punto que ha debilitado la eficacia de la OEA es la pérdida del liderazgo de los Estados Unidos en la región. Incluso a la fecha, el Senado del país norteamericano sigue sin confirmar la propuesta para representante permanente ante el organismo regional hecha por el presidente Joe Biden, que se trata del profesor cubanoestadounidense Frank O. Mora, de la Universidad Internacional de Florida (FIU).
“El liderazgo de Estados Unidos está muy debilitado hoy para liderar como en el pasado, una fuerte ofensiva en contra de la dictadura y a favor de la democracia, lo cual en nuestra región se ve agravado precisamente por la ruptura del consenso a favor de las democracias que ha dado en la región”, apuntó Zovatto en su entrevista.