22 de octubre 2016
El gobierno de Daniel Ortega y la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) instalaron este veinte de octubre su “mesa de conversación e intercambio constructivo”, a dieciséis días de las votaciones del próximo seis de noviembre.
El encuentro se realiza bajo un hermético silencio oficial acerca el contenido del informe sobre el actual proceso electoral nicaragüense, que el secretario general Luis Almagro envió a Ortega el pasado 14 de octubre, y sobre quiénes son los representantes del gobierno en la mesa con el organismo continental.
Representantes de la oposición nacional integrados en la Coalición Nacional por la Democracia (CND) y el Frente Amplio por la Democracia (FAD) dudan de la verdadera voluntad del caudillo del Frente Sandinista para establecer un diálogo genuino sobre el cuestionado proceso electoral, y demandan que el tema que debe discutirse es la solución a la situación actual del país, que a su juicio no es otra que la suspensión de los comicios que califican como “farsa electoral”.
“Los nicaragüenses no aceptaremos el engaño de Ortega. Una dictadura dinástica es inadmisible en América; se equivoca Ortega al creer que con sus maniobras desviará la atención internacional”, reclama el Frente Amplio es un comunicado publicado este viernes, en el cual agrega que “la Carta Democrática Interamericana contempla varias etapas en las que el diálogo es solo la primera” y advierte que “su falta de voluntad y mala fe durante esta etapa podrá abrir las siguientes que el Derecho Internacional contempla frente a la destrucción del orden democrático”.
Herdocia: “es importante producir resultados tangibles”
El experto en Derecho Internacional, Mauricio Herdocia, opina que el establecimiento del diálogo con la OEA “puede ser una ventana de oportunidad si se logra que los resultados correspondan al espíritu con el cual se ha venido trabajando en el marco de la OEA la elaboración de un informe que fue presentado a Nicaragua el 14 de octubre”.
Según Herdocia, el encuentro “puede permitir realmente avanzar en la revisión del proceso electoral nicaragüense y encontrar acciones que pueden implementar para enmarcarlo dentro de la normativa democrática que tiene la Organización de los Estados Americanos y la Constitución de Nicaragua.
El acuerdo sobre la mesa de conversación indica que el gobierno y la OEA “se comprometen a apoyar el fortalecimiento de las instituciones democráticas del país”.
“Estamos hablando de las normas que vinculan a Nicaragua en materia democrática, que son por supuesto las contenidas en la Carta Interamericana de la OEA y sus reformas, que establecen que el modelo de organización de un Estado Americano es forzosamente —y no puede ser otro— que la democracia representativa”, y a su juicio esto incluye “por supuesto” el tema de los procesos electorales nicaragüenses.
“Lo más importante es producir resultados tangibles y que haya también información para el pueblo de Nicaragua, subrayó Herdocia.
¿Con quienes hablará Almagro?
El secretario general Luis Almagro vendría a Nicaragua el próximo primero de diciembre, es decir, después de las votaciones del próximo seis de noviembre, y previa invitación de Ortega, según el acuerdo sobre la mesa de conversación, divulgado este viernes.
El documento está firmado por Denis Moncada Colindres, en calidad de representante permanente de Nicaragua ante la OEA, y Almagro, el pasado quince de octubre. Su contenido fue publicado en el sitio web de la Secretaría General de la OEA, y más tarde por el gobierno de Ortega, que no ofreció mayores detalles.
El diputado y presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional, Jacinto Suárez, rechazó brindar detalles sobre el acuerdo. “Ya está dicho todo en el comunicado. ¿Qué más te voy a decir? El comunicado dice suficiente”, argumentó.
El también secretario de relaciones internacionales del Frente Sandinista, aseguró a Confidencial que ignora quiénes son los representantes que designó el gobierno o donde se van a reunir, y brevemente opinó que “todo el mundo dice (que el diálogo) es lo correcto, y el diálogo soluciona todos los problemas”.
El acuerdo indica que la mesa de conversación estará integrada por tres representantes del Secretario General y tres representantes del gobierno de Ortega “que serán designados mediante notas verbales”.
El objetivo de la mesa es que estos representantes aborden “en forma conjunta y de manera constructiva” los temas contenidos en el informe de la Secretaría General, en dos encuentros al mes durante los próximos noventa días.
En su visita a Nicaragua, Almagro se entrevistaría con “autoridades nacionales y partidos políticos”, según el acuerdo. Sin embargo, el gobierno de Ortega mantiene anuladas a las fuerzas opositoras.
En 2008, el gobierno anuló la personalidad jurídica del Movimiento Renovador Sandinista (MRS) y en junio pasado arrebató la representación legal del Partido Liberal Independiente (PLI) al grupo liderado por Eduardo Montealegre, que fue la segunda fuerza política más votada en las elecciones de 2011, según los resultados del Consejo Supremo Electoral (CSE).
El FAD insistió en que no reconocen “como interlocutor en representación de los nicaragüenses a un gobierno dictatorial, violador de derechos humanos, ni a partidos satélites del orteguismo que son parte de esta farsa electoral”.
Si Ortega bloquea encuentros, “será peor para él”
El jurista y exdiputado liberal, José Pallais, confía en que Almagro no se dejará imponer a los interlocutores en Nicaragua y considera que el secretario general “está claro” sobre las exclusiones del régimen de Ortega y estima que si el mandatario sandinista bloquea algún encuentro “será peor para él”.
El ex vicecanciller, Víctor Hugo Tinoco, estima que el mandatario debe estar claro que su encuentro con la OEA es “la única escalera que tiene para bajarse del lío en que se ha metido”.
La Coalición Nacional por la Democracia, indicó el lunes en un comunicado que “el tema central” en entre el gobierno de Ortega y la OEA debe ser “el cumplimiento de la Carta Interamericana Democrática, y la suspensión de la farsa electoral, para que en un plazo determinado se programen unas nuevas elecciones libres, bajo condiciones transparentes y democráticas, con nuevas autoridades electorales y la observación electoral nacional e internacional, para tener un proceso legítimo, creíble y competitivo”.
El seis de noviembre, Ortega busca un tercer período presidencial consecutivo, en compañía de su esposa Rosario Murillo, como candidata a vicepresidenta.
El proceso está a cargo de un sistema electoral colapsado, que los mismos observadores electorales, entre ellos la OEA, ya habían alertado desde 2006 y 2011, y ahora se ha agravado con la prohibición de la observación independiente y la inhibición de la segunda fuerza política más votada en 2011.
El acuerdo sobre la mesa de conversación deja abierta la posibilidad de que no hayan resultados de los encuentros, pues detalla que en tres meses el gobierno y la Secretaría General presentarán un informe conjunto, pero que “de no existir acuerdo para la presentación del informe, cada parte presentará su propio informe.