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Visiblemente más delgado y pálido, el dictador y caudillo Daniel Ortega, de 79 años de edad, reapareció en un acto oficial tras 25 días ausente de la esfera pública, durante los cuales volvieron a circular rumores sobre el deterioro de su salud y hasta posible agonía en redes sociales y algunos medios de comunicación.
El dictador, atornillado en el poder desde su regreso a la Presidencia en enero de 2007, entregó 100 buses donados por la Agencia China de Cooperación Internacional para el Desarrollo, en honor al al comandante guerrillero Germán Pomares Ordóñez, conocido como “El Danto”, un dirigente de la lucha armada contra la dictadura somocista, que murió en el cerro La Cruz, de Jinotega, el 24 de mayo de 1979.
Desde 2012, Ortega ha reducido sus eventos públicos y salidas al interior del país, limitándose a conmemoraciones, aniversarios y algunos eventos protocolarios e incrementando sus períodos de ausencia hasta por más de 50 días. Aunque 25 días están dentro del promedio de sus períodos de ausencia, en esta ocasión los rumores sobre el deterioro de su salud circularon nuevamente porque se ausentó del 130 aniversario del natalicio de Augusto C. Sandino, quien inspiró la fundación del Frente Sandinista, del cual Ortega es caudillo y secretario general desde hace décadas.
En el acto, realizado en la Avenida Bolívar participaron su esposa y “codictadora”, Rosario Murillo, funcionarios, operadores políticos, y transportistas de Managua y Ciudad Sandino. También asistió el embajador de China, Chen Xi, otros funcionarios de la Embajada, y el viceministro de Transporte e Infraestructura (MTI) de Nicaragua, Mauricio Sebastián Aguilar.
En su discurso, Ortega hizo su acostumbrado repaso histórico, habló de los gobiernos “neoliberales”, de su extinta alianza con el sector privado y de la “traición” de los obispos “basura” en el diálogo nacional durante las protestas de 2018 de las que volvió a quejarse y otra vez tildó de actos criminales. También habló de la guerra de Rusia en Ucrania y de la solidaridad de China.
