10 de septiembre 2024
El Gobierno del presidente Bernardo Arévalo, en Guatemala, acogió al grupo de 135 presos políticos desterrados de Nicaragua, por “una cuestión humanitaria” y por una solicitud del Gobierno de Estados Unidos, confirmó el canciller de Guatemala, Carlos Ramiro Martínez, en entrevista con CONFIDENCIAL. El funcionario advirtió que, aunque su país ha brindado todas las facilidades migratorias, la mayoría de exreos de conciencia están completando trámites para ser reubicados en EE. UU.
También, sostuvo que la excarcelación de los presos políticos fue el resultado de negociaciones entre el Gobierno de Estados Unidos y el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Sin embargo, dijo que “estaban buscando un país que los recibiera” y Guatemala fue el país que ambas partes aceptaron.
“Fue una cuestión humanitaria y (en Guatemala) estamos tratando de hacer las cosas de la mejor manera posible”, subrayó el jefe de la diplomacia guatemalteca.
El canciller Martínez también se refiere a las razones por las cuales el Gobierno de Guatemala no publicará la lista de los presos políticos excarcelados, a la relación entre el Gobierno de Guatemala y el régimen Ortega-Murillo, y a la falta de consenso para elegir al secretario general del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), vacante desde noviembre de 2023.
Canciller de Guatemala: "No tuvimos" comunicación directa
¿Por qué Guatemala aceptó recibir a 135 presos políticos desterrados y excarcelados por Daniel Ortega?
Esta administración del presidente (Bernardo) Arévalo tiene un compromiso con la democracia, con la protección y promoción de los derechos humanos y es en eso que se encaja esta acción de recepción a estos 115 (135) nicaragüenses. Es un esfuerzo de hermandad. Son vecinos nuestros históricamente vinculados, así que esa fue la actitud del Gobierno.
¿Tuvo su Gobierno comunicación directa o indirecta con el Gobierno nicaragüense?
No, no la tuvimos. Hasta donde sabemos, y no puedo tampoco especular, fue un proceso de negociación entre Estados Unidos y Nicaragua. Se tomó sus buenos meses, según me comentan, y se fue afinando poco a poco.
Si Estados Unidos lideró estas gestiones, ¿por qué no los acogió en ese país, como ocurrió con el grupo de los 222 (presos políticos desterrados) en 2023? ¿Cuáles fueron los acuerdos entre la administración (Joe) Biden y el presidente Arévalo?
No sé hasta donde la experiencia en términos prácticos fue exitosa. Lo que sí sé es que (EE. UU.) estaban buscando un país que los recibiera. Si fue parte de la negociación con Nicaragua no tengo detalles, pero sí sé que se comentó la posibilidad de otros países y fue Guatemala el que aceptó también el Gobierno nicaragüense. ¿Qué damos a cambio nosotros o que pedimos? Nada. No nos están pidiendo nada, ni nosotros vamos a cobrar factura, no es esa la intención del Gobierno. Fue una cuestión humanitaria. Estamos tratando de hacer las cosas de la mejor manera posible.
¿Desde cuándo Guatemala sabía que se produciría esta excarcelación?
Hace unos 10 o 12 días, jueves 29 o viernes 30, recibimos la solicitud de una reunión por parte de la Embajada de los Estados Unidos en Guatemala. Pedían con especial interés que la reunión fuera con el presidente Arévalo, no solo con la Cancillería. Entonces tuvimos la reunión, nos plantearon la situación y el presidente no dudó un momento en aceptar la solicitud.
Han pasado cinco días y el régimen de Ortega no ha dicho ni una sola palabra, hizo como que si esto nunca ocurrió, tampoco publicó la lista de los excarcelados, ¿la publicará el Gobierno de Guatemala o el Gobierno de Estados Unidos?
En la ocasión anterior fue el Gobierno de Nicaragua quien la hizo pública y nosotros esperábamos un procedimiento similar. ¿Por qué? Porque hay una preocupación de familias, de amigos, sobre quienes son los 135. Habrá preocupación, habrá angustia, y para nosotros lo mejor hubiera sido esa publicación. Los Estados Unidos no la ha publicado y no sé cuándo lo hará. Y en el caso nuestro, tenemos el compromiso de no publicarla. Evidentemente tuvimos la lista desde un inicio, tuvimos la explicación casi caso por caso, de quiénes eran estas personas, pero el compromiso está en no hacerla pública. Eso es algo que personalmente lamento… Y llama también la atención que un hecho tan importante no haya sido publicado por el Gobierno de Nicaragua. Es una noticia que ha repercutido en todos lados menos hacia lo interno, como una noticia emitida de los medios nicaragüenses.
Presos políticos desterrados sin restricción migratoria
Por ahora, los 135 nicaragüenses desterrados están en un limbo migratorio. ¿Qué les ofrece Guatemala?
Como nicaragüenses son parte del esquema CA4. Ellos no tienen ninguna limitación migratoria para estar en Guatemala. Lo que sí se hizo, por la situación tan particular, fue que el Instituto Guatemalteco de Migración les extendió una visa humanitaria temporal de 90 días perfectamente renovable. Así que no hay un limbo migratorio para ellos, tienen todo el respaldo del Gobierno (de Guatemala) y la documentación que requieren. Lo que estamos tratando de facilitar y apoyar, es un proceso que está más en manos de los Estados Unidos. Sabemos que un buen número, la mayoría de los 135, desean movilizarse hacia los Estados Unidos. Guatemala tiene las puertas abiertas si algunos desean quedarse. Además, tienen la posibilidad de ir a un tercer país. Entonces, las posibilidades están en función de los intereses de ellos, de donde están sus familias y por dónde quieren continuar una nueva etapa de vida.
¿A qué otros países tienen alternativas de ir con el programa de Movilidad Segura?
No tengo una lista, pero yo le diría que el escenario es abierto. El programa da esas facilidades. Como usted bien lo señala, es el programa de Movilidad Segura, que presenta un abanico de opciones un poco más abierto que otro tipo de programas.
¿Por cuánto tiempo recibirán asistencia humanitaria, hospedaje, alimentación en Guatemala?
El que sea necesario. Evidentemente queremos acelerar el proceso en función de ellos, que todo el trámite migratorio o toda la regularización que se tiene que hacer, con los Estados Unidos principalmente, y es el compromiso de ellos también. Estados Unidos nos ofreció esa celeridad porque nosotros lo vemos indispensable. Entonces, los plazos máximos son los 90 días, que son perfectamente renovables. ¿Qué quisiéramos nosotros? Que en pocos días, un par de semanas a lo mucho, empezarán poco a poco a moverse las primeras personas.
¿Se ha hecho alguna evaluación sobre la condición de salud del grupo de los 135 nicaragüenses?
Desde el primer día. Cuando ellos fueron recibidos en la Fuerza Aérea, fue en el área de Centro de Atención a los Retornados y el Centro de Atención cuenta con una infraestructura mínima institucional. Es un centro donde convergen, por ejemplo, Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Salud, Instituto Guatemalteco de Migración, la Secretaría de Bienestar Social. O sea, hay un montón de instituciones del Estado que son las que acogen, digamos en ese primer momento a quienes llegan al país. En este caso, la evaluación de salud fue inmediata. Teníamos desplegada más gente del Ministerio de Salud que la usual, precisamente para evaluar si venía algún caso. No teníamos ningún reporte de la salud de los 135. El acompañamiento también es, para quien lo requiera, de ayuda psicológica. Hay un apoyo de todos los frentes posibles, para que su estadía sea algo en medio de las circunstancias lo mejor posible.
Un Gobierno "receptivo" para los nicaragüenses
¿Qué impacto tiene esta medida, esta asistencia humanitaria, que ha tomado el Gobierno de Guatemala en las relaciones diplomáticas con el Gobierno de Nicaragua?
Yo esperaría que no tuviera un efecto negativo. Pienso que ellos están en su función de gobierno y nosotros en una posición de un gobierno receptivo y abierto para los nicaragüenses. Yo esperaría que no hubiera ningún tipo de reacción. Mantenemos las relaciones abiertas, participamos en escenarios regionales, como usted sabe el tema del SICA y no lo vemos como una confrontación de gobierno a gobierno, lo vemos como una asistencia humanitaria a nacionales, en este caso de Nicaragua, tratando de asistirlos y apoyarlos en lo que se pueda.
Su gobierno ha sido claro en cuestionar, en criticar el autoritarismo en Nicaragua, el autoritarismo de Daniel Ortega y de Rosario Murillo. ¿Cómo definiría el estado de las relaciones diplomáticas en este momento entre ambos países?
Yo le diría que están en un momento alejado. Evidentemente el presidente Arévalo ha sido muy claro en su calificación al régimen del presidente Ortega y de la vicepresidenta Murillo. La apuesta de Guatemala, y somos un ejemplo de lo que ha sucedido en los últimos 13 meses, es por la democracia. Hay principios que no se negocian. Hay cosas que conllevan el compromiso de un Estado hacia otro, en este caso del gobierno del presidente Arévalo. Y creo que en ese aspecto es muy claro cuál ha sido la actitud nuestra durante todo este tiempo. En su momento no se visitó Nicaragua, cuando el presidente Arévalo hizo una gira por los países del SICA, no estuvieron presentes el 14 de enero en la transmisión de mando y alrededor de eso usted puede construir cuál es nuestra posición y una visión muy clara que el Presidente, cada vez que le preguntan, la define con más claridad que yo.
Guatemala eligió entre las ternas propuestas de Nicaragua
En la última reunión de cancilleres Guatemala se negó a apoyar la intención de Ortega de imponer a Valdrack Jaentschke que como secretario general del SICA y ahora Jaentschke es el canciller de Nicaragua. ¿Seguirá vacante la Secretaría General del SICA?
En la última reunión de cancilleres yo fui muy claro en decir que si estábamos en este problema, en esta situación, era por Nicaragua, no por el resto de países. Hubo un acuerdo hace dos años, se eligió al anterior secretario general y el resto de la historia usted y yo lo sabemos. En este proceso de los últimos meses, que se discutió precisamente a la última reunión de ministros, que fue hace dos semanas, Guatemala lo que hizo fue votar, al igual que otros dos países, por una de las personas que integraba la terna. Nicaragua nos presenta a tres personas. Cada país hizo la evaluación que correspondía hacer de los candidatos y entonces la decisión nuestra, como de otros dos países, incluyendo Nicaragua, fueron alrededor del Señor Jaentschke, pues dio un resultado dividido, un cierre abrupto de la reunión y estamos esperando una nueva convocatoria para conocer una nueva propuesta.
¿Fue abrupta porque no hubo consenso?
Fue abrupta porque estábamos todavía platicando y de repente se terminó la reunión. De un momento a otro. Lo abrupto fue que tal vez no esperaban que algunos países escogiéramos dentro de los otros candidatos. En el caso del señor Jeantschke, pues ahora es el Ministro de Relaciones Exteriores, y desde mi puesto, como Canciller de la República de Guatemala, me toca trabajar con él. Trabajaba con Denis Moncada y trabajaría con quien esté en esa posición. Personalmente no tengo ningún problema hacia él o hacia otras personas.
Pero regresando al momento ese (la reunión de cancilleres), ahí hubo una decisión. Pero yo creo que no entendieron bien que el escenario en el que estábamos actuando Guatemala y otros países, era un escenario de escogencia de una persona dentro de una terna que nos presentó Nicaragua. Ya si el régimen tenía una equis en uno de los tres nombres, esa es otra historia. Pero a usted le presenta una terna para que escoja, usted escoge.
¿Qué le hace falta a los candidatos para que lleguen a un consenso?
Se busca un poco de todo. Por supuesto que la experiencia en el campo de la integración es fundamental, pero también unos aspectos fundamentales son el compromiso con cierta visión regional, con un desprendimiento de la nacionalidad para ponerse al servicio de la región y de los países del SICA, por mencionar dos o tres elementos.
En una entrevista con el diario El País, el presidente Arévalo dijo que si no existe democracia en un país, refiriéndose a Nicaragua, nos afecta a todos. ¿Cómo afecta la situación de Nicaragua a la integración centroamericana?
Regreso al tema de la elección del secretario general, ¿cómo afecta? En que no hemos podido elegir, en que nos pasamos, antes de elegir al señor Werner Vargas, más de un año buscando una persona para la Secretaría General. Que aunque todos han reconocido, por el acuerdo del 2016, que le corresponde a Nicaragua, Nicaragua tampoco ha ofrecido una terna donde los países se sientan cómodos haciendo la selección. Recuerda que para elegir al señor Vargas pasamos por un par de ternas previas en donde no se encontraba la persona que idealmente podría desempeñar ese puesto. Entonces, afecta, y le pongo de ejemplo, solo alrededor de la secretaria general, pero en general ha de afectar toda la institucionalidad. Entiendo que los consejos sectoriales, por ejemplo, el Comieco, el de los Ministros de Economía, eso sí funciona. Ahora, la explicación de que funcione es porque en la época de crisis y de guerra en Centroamérica, finales de los setentas y los ochentas, el comercio intrarregional fue el hilo conductor de la integración. Decayó el intercambio, pero nunca se perdió. Y la instancia reguladora, en este caso los ministros de Economía, siempre se reunieron. Entonces el ejemplo es que, aunque esté afectando otras áreas del proceso, los ministros de Economía se reúnen cuando hay una necesidad de avanzar.
¿Tiene un impacto en la situación de Nicaragua, en la democracia de la región, la democracia de Centroamérica?
Yo diría que hay un impacto a nivel de América Latina y hay un impacto a nivel de Centroamérica. O sea, lo que vemos y lo vemos con preocupación, es un deterioro de la democracia, de la institucionalidad democrática, del respeto a los derechos humanos. Ese es un fenómeno o un fantasma, más bien dicho, que lastimosamente camina en Centroamérica y camina en el resto de América Latina. Es preocupante.