Guillermo Rothschuh Villanueva
7 de mayo 2023
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Son tantas la personas que se dan cita para las fiestas agostinas, que el palco fue creciendo de manera desorbitada
“Pues sí, la tradición es sagrada”.
Wilmor López
1. Albergué la idea que la nueva barrera de Juigalpa, sería un espejo resplandeciente en donde todos podríamos mirarnos. Desde que el alcalde, profesor, Erwing de Castilla, hizo el anunció de su construcción, sentí que por vez primera una autoridad municipal, se interesaba por cumplirle a los juigalpinos, uno de sus más caros deseos. Contar con una barrera digna de la tradición taurina chontaleña. Durante varias décadas llegamos a pensar, que algún día una autoridad central o municipal, se haría cargo de impulsar esta iniciativa. Desde siempre pensé que la nueva barrera tendría las mismas dimensiones que la barrera Vicente Hurtado Morales “Catarrán”. Es tanto su prestigio a nivel departamental y nacional, que dábamos por un hecho que se respetarían sus medidas. La única en su género en todo Nicaragua.
2. Chontales debe su fama al desarrollo ganadero y a sus corridas de toros. Una fama bien ganada. Los astados chontaleños son valorados como los mejores sementales en todo el país. Tanto que compradores de distintos departamentos y de Costa Rica, vienen a Chontales a comprar toros para ser jugados en sus respectivas barreras. Lo hacen bajo la convicción que no hay otro lugar en toda Nicaragua, donde obtener un lote de toros con la gallardía suficiente, como para dar realce y volver más atractivas sus corridas de toros. Los asistentes a la Feria de Expica son testigos fieles. Abarrotaban el local y vibraban de entusiasmo, cada vez que se anunciaban montaderas de toros provenientes de las ganaderías chontaleñas. Nuestra provincia debe parte sustantiva de su prestigio, a sus haciendas, campistos y montadores.
3. Las dimensiones de la barrera Vicente Hurtado Morales “Catarrán”, provocan perplejidad y regocijo, entre quienes vienen a Juigalpa a disfrutar de las corridas. Acostumbrados al tamaño de las barreras de sus pueblos y ciudades, no pensaban que encontrarían un local capaz de rebasar su imaginación. Entonces comprendían porque los juigalpinos sienten orgullo especial por su barrera. Montadores de diversos sitios y de otros municipios chontaleños, vienen a la barrera juigalpina, en busca del vellocino de oro. Es tanta la fama acumulada por la barrera Vicente Hurtado Morales, Catarrán, que hasta el mismísimo Lenin Flores Fonseca, el más versado en toros y barreras en todo Chontales, afirmó que mientras no narrara las corridas celebradas en la barrera de Juigalpa, jamás lograría su consagración. Para que lo diga Lenin.
4. Reducir las dimensiones de la barrera constituye una estocada en el corazón de los juigalpinos. Esperar tantos años para que finalmente vengan a frustrar nuestras aspiraciones, resulta sumamente doloroso. Una decisión inesperada. Todavía hay tiempo para reflexionar y compensar a los juigalpinos, por los muchos años de espera. El jefe de la comuna no puede caminar a contracorriente. Si desea que su paso por la alcaldía juigalpina sea gratamente recordado, debe actuar en correspondencia con nuestros sueños y esperanzas. No se trata de cualquier decisión. Está frente a una oportunidad histórica que no debería malgastar o desperdiciar. Las autoridades edilicias deben actuar en consonancia con los deseos de sus pueblos. Es la vía regia para dejar entre nosotros su impronta y un recuerdo perdurable.
5. La principal responsabilidad, en cualquier institución pública o privada, la tienen quienes encabezan su organigrama. El profesor, Erwing de Castilla tiene la última palabra. Sobre sus hombros recae todo el peso de la decisión de achicar o mantener las dimensiones de la barrera más célebre en toda Nicaragua. La nueva propuesta debe resaltar nuestra más preciada tradición. A la que llegan en romería, propios y extraños, para validar los motivos por los que los chontaleños mantenemos en alto la estafeta: el sentimiento de orgullo que nos depara, sabernos como indiscutidos representantes de la tradición taurina nicaragüense. La ruta turística chontaleña debe comenzar y terminar mostrando las haciendas y fincas ganaderas más connotadas del departamento de Chontales. No abrigamos dudas, hay mucho que mostrar.
6. Al arquitecto y escultor Federico Matus, debe realizar el encargo comisionado por la comuna de la mejor manera. Aunque no estaría de más que sugiriera o aconsejara no mermar el espacio del recinto sagrado, donde todos los agostos del calendario cristiano, los chontaleños dispersos por el mundo, se dan cita para mantener el cordón umbilical que les ata con la tierra de los Chontales. Vienen con la intención de reencontrarse con sus raíces. Todos los 15 de agosto, la barrera Vicente Hurtado Morales, Catarrán, vibra al unísono de los sones de toros. Entre cuatro o cinco mil personas, que además de elevar sus plegarias al santísimo, sienten el deber de asistir a la barrera, con el propósito de evocar su adolescencia y juventud. Las corridas como catarsis. Estoy convencido que todavía queda tiempo para enmendar el oprobio.
7. ¿No habrá algún amigo o autoridad local o nacional, que se acerque al profesor De Castilla, para aconsejarle lo que resultaría más beneficioso al momento de juzgar su estadía al frente de la comuna juigalpina? Alguien que le sople al oído que lo más conveniente sería complacer a los juigalpinos. ¿Estarán dispuestos a decirle que no puede desperdiciar la ocasión, para volver trascendente su gestión como alcalde? ¿Cuál de sus consejeros —ojalá les oiga— cumplirá con el sagrado deber de advertirle que no dilapide su prestigio, haciendo caso omiso a la demanda popular? ¿Cómo hacerle entender que no se trata de ningún capricho, sino más bien de disuadirlo para que no cercene las dimensiones de una barrera que se mantiene y mantendrá por muchísimos años, en el imaginario de los chontaleños? ¿Quién? ¡Díganme quién?
8. El viejo adagio cristiano sostiene: por sus obras los conoceréis. Un adagio que calza como anillo en el dedo del alcalde De Castilla. En una entrevista dijo que se trataba de una obra insignia —algo que nadie pone en tela de juicio. Para que se convierta en auténtica obra magna, tendría que atenerse a las aspiraciones de los juigalpinos. No creo que el alcalde pertenezca a la estirpe de aquellos que piensan que se trata nada más de doblarle el brazo y que él jamás estaría dispuesto a dejar retorcérselo. ¡No! Se trata que se percate de la importancia y tome conciencia de la urgencia y necesidad que la barrera Vicente Hurtado Morales, Catarrán, continúe siendo la barrera más grande y sugestiva de toda Nicaragua. Solo así podremos expresar a gritos, ¡que amamos y respetamos nuestra más sentida tradición! Es la única forma.
9. ¿Cómo hacer valedera la consigna de darle al pueblo lo mejor? Los juigalpinos queremos una barrera totalmente diferente a las barreras construidas en Santo Tomás, Villa Sandino o La Libertad. Deseamos que el diseño de la barrera Vicente Hurtado Morales, Catarrán, sea lo más representativo de las construcciones de las casa-haciendas chontaleñas. El arquitecto Matus conoce muy bien este tipo de arquitectura. Solo basta no cortarle alas a su creatividad. Para que trabaje a gusto, lo primero sería dejar inalterable el espacio, que se mantenga como se ha mantenido a lo largo de los años, desde que fue instalada en el barrio Pueblo Nuevo. Precisamente fue mudada de lugar —antes estaba donde es ahora el colegio Regina Mundi— para que tuviera las dimensiones que hoy tiene. La anterior resultaba pequeña.
10. Son tantas la personas que se dan cita para las fiestas agostinas, que el palco fue creciendo de manera desorbitada. Era la única forma de dar cabida a millares de personas. El palco más grande de toda Nicaragua. Bordea la barrera por los cuatro costados. Solo con estas dimensiones podía contenerse el desborde. Los más viejos muestran a sus hijos, sobrinos y nietos, el camino; razón de más para evitar que la guillotina cercene, lo que las evidencias ponen frente a nuestros ojos. A las tres de la tarde no cabe un alma más. El apretujamiento es total. Solo llegando temprano podrán ubicarse en el mejor lugar. Las bandas musicales alegran el ambiente. En el alma de cada chontaleño anida un “Chema como cueros”. El más grande cultor de las corridas de toros de todo Chontales. La tradición registra el hecho y lo confirma.
11. La barrera Vicente Hurtado Morales, Catarrán, terminó convirtiéndose en un lugar imantado. La posibilidad que millares de personas se concentren en su interior, constituye uno de sus mayores atractivos. Cuando el toro embiste, la adrenalina se dispara y el corazón palpita. La barrera les ofrece la oportunidad de improvisar como toreros. La mayoría sale en desbarajustada. Se muestran incapaces de hacerle frente al toro. Solo unos cuantos, con cuatro tragos de Morir Soñando, hacen frente al animal. Ese agosto quedará para siempre fijo en su memoria. Un hermoso recuerdo. Surgirán anécdotas inolvidables. Contarán a sus hijos que ellos participaron de la algarabía surgida desde lo más hondo de sus sentimientos. Adulterarán el dato. Dirán que se jugaron la vida, enfrentando a los toros más bravíos; forma parte de los mitos.
12. Pese a demostraciones en contrario, sigo siendo optimista, pienso que el alcalde De Castilla, para no traicionar el mandato popular, reconsiderará su decisión de achicar la barrera Vicente Hurtado Morales, Catarrán, para que mantenga las dimensiones actuales. Me confiaron que él fue quien instruyó reducir el espacio. ¿Se mostrará como una persona reflexiva? ¿Permanece atrapado en los claro-oscuros y la ceguera que impone la política? Los argumentos esgrimidos para reducir su tamaño, no son valederos. A la barrera se llega a ver las corridas de toros. Los millares de personas que visitan Juigalpa en el mes de agosto, lo hacen para gozar del espectáculo taurino ofrecido por los chontaleños. Los criadores de toros deberían ser los primeros en urgir al alcalde de no capar la barrera. Además de un error, sería recibir una bofetada.
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Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.
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