Siete propuestas en la Cumbre de Ginebra

Durante los días del 16 al 18 de mayo, se llevó a cabo en Suiza la Cumbre de Ginebra. También conocida como “Geneva Summit”, esta conferencia internacional es una de las más importantes y destaca situaciones urgentes de derechos humanos que requieren atención a nivel mundial. Se lleva a cabo alrededor de la sesión principal anual del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), cuando los ministros de Relaciones Exteriores se reúnen en Ginebra para abordar temas críticos en la agenda internacional.

Me llenó de inspiración que la causa de Nicaragua y la apelación mundial a la solidaridad democrática con nuestra lucha por los derechos humanos ocupó un lugar central en la ceremonia de apertura y en las reuniones concurrentes sostenidas en el Palacio de Naciones, sede de la ONU. Precisamente, la misión y la razón de mi participación en cada uno de estos espacios internacionales es movilizar la solidaridad democrática en apoyo a nuestra lucha por la libertad, con miras al fin de la dictadura.

A lo largo de la semana se realizaron encuentros y reuniones sobre los urgentes temas de derechos humanos destacados en la cumbre. El año pasado, mientras yo estaba aún encarcelado y condenado a trece años de prisión arbitraria, mi esposa Berta Valle expuso la situación de los presos políticos en Nicaragua. En esta ocasión el tema de Nicaragua volvió a ser abordado con atención para informar a la comunidad internacional y solicitar acciones concretas que avancen nuestra lucha.

Durante la cumbre, propuse las siguientes siete acciones que en esta ocasión comparto con ustedes. Las propuestas fueron:

1. Promover un nuevo convenio internacional contra el arresto arbitrario y la prisión política, que proteja a los defensores de los derechos humanos y a los disidentes de caer víctimas de encarcelamientos arbitrarios: “Este convenio elevaría a la categoría de crimen de lesa humanidad, el encarcelamiento de personas inocentes por el simple hecho de expresar sus ideas, ejercer una opción política, profesar su fe o religión o simplemente por pertenecer a un grupo étnico o demográfico. Los instrumentos disponibles han demostrado ser ineficaces.”

2. Campaña internacional por la liberación de Monseñor Rolando Álvarez y los otros presos políticos de Nicaragua: “Desconozco otro lugar en América Latina donde se encarcele a un líder de una comunidad religiosa simplemente por ejercer su derecho a practicar su fe y predicar la paz, la no violencia y la justicia desde el púlpito de su iglesia.”

3. Apoyar el trabajo continuo del grupo de expertos de la ONU, cuyo mandato ha sido extendido por dos años.

4. Evaluar nuestra propuesta de declarar la ilegitimidad del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, dado que llegaron al poder sin ningún proceso electoral legítimo.

5. Implementar las recomendaciones del Grupo de Expertos de la ONU sobre Nicaragua, en particular en lo que respecta a cortar los canales financieros que apoyan al régimen opresivo.

6. Tomar medidas humanitarias urgentes para abordar las necesidades apremiantes de cientos de miles de nicaragüenses desplazados por la fuerza, que han buscado refugio, se han desplazado o se han convertido en solicitantes de asilo en varios países de todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, Costa Rica, España y México: “Señores Embajadores y jefes de misión, les pido usar  su influencia para que el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) tome acciones rápidas y significativas para aliviar el sufrimiento de mis compatriotas nicaragüenses atrapados en situaciones migratorias irregulares debido a la dictadura.”

7. Apoyar los procesos de búsqueda de justicia internacional ante los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo: “Les pido solidaridad en nuestra búsqueda de justicia y fin a la impunidad por los crímenes contra la humanidad que han sido documentados repetidamente por diversas organizaciones de derechos humanos. Estos crímenes atroces no deben ser olvidados.”

Como expresé en mis palabras de clausura, confío en que juntos, podemos abrir un camino hacia un futuro donde se respeten los derechos y libertades básicas de las personas, donde se celebren las voces disidentes en lugar de silenciarlas y donde la oscuridad de la injusticia sea reemplazada por el resplandor de la esperanza.