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Las tarjetas de crédito ¿Maldición o bendición?

¿Cómo es posible que se cobre una tasa de interés del 50%, cuando a los depositantes se les paga apuradamente el 2% por sus depósitos?

Enrique Sáenz

9 de septiembre 2017

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¿Sabía usted que el 70% del total de préstamos en córdobas del sistema bancario se canaliza a los poseedores de tarjetas de crédito?

¿A cuánto asciende el monto total de las deudas en tarjetas de crédito?


Se aproxima a 370 millones de dólares, si sumamos las deudas en córdobas y las deudas en dólares. Lo repito, aproximadamente 370 millones de dólares es el monto de la deuda con los bancos, por la vía de las tarjetas de crédito.

Para que tengamos una idea de cuánto representa esta suma, consideremos que se aproxima al total de los créditos que se canalizan hacia el sector agrícola, que es el principal sostén de la economía nacional

Otro dato que importa destacar es la cantidad de préstamos: Más de un millón de préstamos. Esta cifra supera al total de los afiliados al instituto de seguridad social.

Por otra parte, el Banco Central informó que en el primer semestre del año corriente, los el crédito en tarjetas de crédito creció en un 20%.

En este período perdieron aceleración los créditos al sector ganadero, al sector comercio, al sector agrícola, al sector hipotecario, pero en el caso de las tarjetas de crédito más bien se aceleró.

Estos datos conducen a una conclusión simple: las tarjetas de crédito constituyen un negocio sumamente relevante para el sistema bancario nacional.

Ahora pasemos a la otra cara de la moneda. La cara que mira hacia los poseedores de las tarjetas.

Comencemos con las tasas de interés.

La superintendencia de bancos publica en su página web las tablas de costos de las tarjetas de crédito, es decir, las tasas de interés y otras condiciones para cada categoría de tarjeta, de todos los bancos asentados en el país.

El primer dato a resaltar es que la tasa de interés de la tarjeta clásica es del 50% anual, sin incluir el mantenimiento de valor. Una tasa de interés que es una irracionalidad desde el punto de vista social y una barbaridad desde el punto de vista económico, si consideramos que las cuentas de ahorro, tanto en dólares como en córdobas, reciben un interés promedio que apenas supera el 2% anual.

Recordemos que los bancos obtienen sus utilidades de la diferencia entre la tasa de interés que pagan por los depósitos de los ahorrantes y las tasas de interés que cobran por los créditos que otorgan. En el caso de las tarjetas de crédito, la relación es: 50% que cobran por los créditos, mientras pagan a los depositantes, como ya dijimos, un promedio ligeramente superior al 2% anual.

Una simple operación aritmética nos revela la magnitud de las utilidades que obtienen los bancos con los préstamos a los poseedores de tarjetas de crédito.

Sigamos examinando el caso de las denominadas tarjetas “clásicas”.

Si usted es poseedor de una tarjeta clásica lo más seguro es que se endeuda en córdobas porque lo más probable es que sus ingresos sean en córdobas. Si esto es así, al 50% de interés anual tiene que agregar el 5% a causa del deslizamiento cambiario.

Si por desgracia pierde el empleo o sufre un quebranto de salud o un gasto inesperado, o el alza de precios lo ahoga y cae en mora, tendrá que pagar intereses moratorios. ¿Cuál es la tasa de los intereses moratorios? Un módico 25% de interés. Sumemos: 50% la tasa de interés ordinaria anual; 5% el porcentaje de la devaluación; y 25% de interés moratorio: usted llegó al 80%. Una sumita más corresponde a los recargos en concepto de cobro extrajudicial.

¿Estamos hablando de usura, de abuso o de qué?

En estas condiciones, si no pudo pagar la cuota ordinaria, más difícil será que pueda pagar la deuda que se le acumulará de día en día y de semana en semana con semejante tasa de interés. Llegado a este punto, si usted tiene su casita o su terrenito, comience a rezar para que no se la quiten. Y si vive de un salario pues prepárese para trabajar para su acreedor porque pasará encadenado por varios años, y si se descuida tal vez de por vida.

Estamos hablando aquí de una persona honrada, trabajadora, que tiene el privilegio de un empleo estable, pero que cayó en desgracia por los agobios de la situación económica.

Es cierto que nadie le pone en la cabeza una pistola para endeudarse. Pero también es cierto que es muy difícil resistir la tentación del consumo, más allá de lo que permiten los ingresos. Lo que definitivamente es más cierto: cuando el salario no alcanza para cubrir las necesidades de la familia y los agobios económicos acosan, como es en el caso de la mayoría, a veces resulta inevitable resbalar y caer por la pendiente del endeudamiento. Y si a cada rato lo llaman a uno ofreciéndole las bondades de las tarjetas, como en efecto ocurre, pues peor.

Pero el punto central aquí es la desigualdad: ¿Cómo es posible que se cobre una tasa de interés del 50%, cuando a los depositantes se les paga apuradamente el 2% por sus depósitos?

Bendición para unos. Maldición para otros.

Es natural: se trata de una más de la economía socialista, cristiana y solidaria.

 

Publicado en el blog del autor.

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Enrique Sáenz

Enrique Sáenz

Economista y abogado nicaragüense. Aficionado a la historia. Bloguero y conductor de la plataforma de comunicación #VamosAlPunto

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