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Involución televisiva

Mientras el desarrollo y perfeccionamiento de la imagen televisiva sigue su curso por el mundo, en Chontales involuciona.

Las proyecciones son ambiciosas

25 de agosto 2019

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Mientras el desarrollo y perfeccionamiento de la imagen televisiva sigue su curso por el mundo, en Chontales involuciona. En vez de avanzar, los operadores de los canales televisivos locales retroceden. Caminan para atrás como el cangrejo. El mal está enquistado en todos los canales. No solo los canales 14, 17 y 20 de la Empresa Americable. También el canal 48 de Estesa-Claro adolece del mismo mal. Después de más de ocho años de estar transmitiendo las corridas de toros durante las fiestas agostinas en Juigalpa (del 14 al 18), en vez de avanzar han empeorado. Todos tienen las mismas inconsistencias. Ver las transmisiones de las corridas constituye un sufrimiento. En vez de volver placentera las tardes a los televidentes los martirizan.

No han mostrado interés por mejorar su oferta televisiva, sobre todo ahora que su cobertura llega hasta Santo Domingo, La Libertad, San Pedro, Santo Tomás, Villa Sandino, Acoyapa y Cuapa. Casi todo el departamento de Chontales, con excepción de Comalapa y el Coral. El error de la mayoría de los canales televisivos es olvidarse que ahora compiten con los canales internacionales. El gusto de los televidentes ha venido mejorando. Distinguen desde lejos el heno de la paja. No pueden ser engañados fácilmente. Incluso han tenido la oportunidad de valorar las transmisiones de las corridas de toros transmitidas desde México y España para todo el planeta. La solvencia de los narradores y la excelencia en el manejo de las cámaras.


Las debilidades en las transmisiones de las fiestas taurinas son múltiples. No se circunscriben a un solo aspecto. El más evidente ocurre con el uso de las cámaras. La televisión es pura imagen. Cuando esta llega defectuosa, intermitente y desenfocada, pierde sentido continuar pegados al televisor; una debilidad mostrada por todos los canales. No hubo uno que se salvara. El toro iba por un lado y las cámaras de canal 48 por el otro. Lo más simple era fijar las cámaras hacia el coso, para ser sorprendidos de repente con la salida de los toros. Narradores y camarógrafos estaban en todo menos atentos al desarrollo del evento. Su reacción era tardía. Canal 17 estuvo más preocupado por cumplir con sus anunciantes que con sus televidentes. Un desastre.

El sonido de los canales era rajado, con estática y sin el más elemental conocimiento de lo que debe ser una narración taurina. Se parecen a muchísimas narraciones de beisbol. Nos dicen lo que estamos viendo. No añaden nada. Ni siquiera están expectantes a replicar el nombre del astado. No sabían cómo se llamaban en un departamento donde existe la tradición de rememorar año con año los nombres de los toros más bravíos. Tampoco decían de que ganadería provenían. Son mejores las trasmisiones en palco realizadas por Lenin Flores y Guiver Rivera. Lenin conoce los nombres de los toros, de los montadores más famosos de fuera y dentro del departamento de Chontales. Explica el abc de los movimientos de los astados por desbarrancar al montado y del montado por mantenerse firme sobre sus lomos.

Las fiestas agostinas constituyen la ocasión envidiable para que las bandas musicales muestren su garbo y maestría, las trasmisiones estuvieron totalmente ajenas a los sones de toros. La música de ambiente fue música grupera. En sus transmisiones no cuentan con un mínimo repertorio de sones de toros. En este aspecto son también hijos de la improvisación. ¿Cómo no reaccionar ante semejante despropósito? ¿Qué opinión tendrán los chontaleños duchos en corridas de toros? ¿Las siete bandas musicales locales no se sentirán defraudadas? La única oportunidad que tienen los hogares juigalpinos de escuchar sones de toros es para el desfile de las gigantonas y el goce que sienten las personas encaramadas en palco y medidas en la barrera.

Un músico del talante de Hugo Castilla Gil —hijo del recién desaparecido Hugo Castilla Sandoval, compositor consagrado de sones de toros— se lamenta de la pérdida de una de las más caras tradiciones: los verdaderos sones de toros están en proceso de desaparición. Basta que lo diga un conocedor de este tipo de música para permanecer alertas. Una de las más importantes atracciones chontaleñas, seguirán siendo las corridas de toros. Una de las razones por la que los chontaleños que viven en San Francisco, Miami, México, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala visitan a sus familiares, es para estar junto a ellos y compartir las corridas. Una tradición en la que se amamantaron y mantienen viva en sus recuerdos.

Una rectificación oportuna de los dueños de los astados fue darse cuenta que seguir llamando jaripeos a nuestras corridas era la falsificación de una tradición centenaria. Pocos siguen con este desatino. En un mundo cada vez más globalizado la influencia cultural venida de afuera se vuelve más perceptible. La imitación de los rodeos texanos falsifica y pervierte nuestra tradición. Plagio, puro plagio. En vez de ensayar variantes locales les ha dado por copiar burdamente. Se acabó el uso del bramadero. Los buenos lazadores escasean. Hay que estar prevenidos. ¿Venir a Chontales para disfrutar algo similar a lo que ven en los lugares de dónde provienen? La pizza que comen en New York es la misma que preparan en Pizza Hut. Dónde esta el chiste.

Los operadores de los canales locales, incluyendo a los propietarios de Claro, están llamados a reflexionar. Percatarse de todos los desatinos en que incurrieron durante el presente año, para no volver a repetir estas pifias. Las contradicciones y fragmentación en que viven resultan letales. La raíz del mal se debe a las disputas por los anunciantes. ¿En algún momento se podrán de acuerdo? La verdadera competencia entre ellos debería ser la calidad en sus transmisiones. Dejar a un lado la dejadez. Don René Meneses —Renesito para mí— debería reunirse con ellos y concertar cursos de preparación profesional, en conjunto con la Universidad Católica Juan Pablo II (Ucajup). Los sacerdotes Elmer Moncada y Jairo Mejía —su rector y decano de comunicación— de seguro serán sensibles a este llamado.

Los errores y debilidades en las transmisiones televisivas de las corridas de toros constituyen un buen pretexto para realizar cambios radicales en el contenido de los telenoticieros. Una buena oportunidad para dar el salto hacia adelante. Lo peor que están haciendo los directores y periodistas de estos noticieros ha sido copiar sin escrúpulos la nota roja. Un periodismo facilón y deshumanizante. A Ucajup asisten como alumnos muchas personas que laboran para los canales locales. El desempeño que deberían evaluar es la forma que hacen televisión más allá de la universidad. Mientras los dueños de Americable y Claro no se muestren exigentes, las trasmisiones televisivas continuarán a la deriva. Un mal que están obligados a remediar.

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Guillermo Rothschuh Villanueva

Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.

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