20 de abril 2020
AA
No es mi costumbre hacer notas de polémicas públicas ni en medios, ni en redes sociales, mi inclinación, es hacer y escribir la práctica social en los espacios con aquellos y aquellas que comparto ideas, sentimientos y vida. Estoy consciente que es un derecho a la libre expresión en todos los espacios, sean privados o públicos, todos tenemos derecho a decir y escribir lo que se deseamos, pregunto. ¿Hay límites?
El escrito o la narrativa de una opinión, tendrá mayor utilidad en todo caso en nuestro contexto, si tiene coherencia en el análisis y veracidad en lo afirmado y respeta los derechos humanos que la libertad de expresión fomenta.
Resulto difícil no reaccionar y no escribir una nota, pública, a un artículo de José Luis Rocha titulado: La sangre de abril y la continuidad de Ortega. Por lo general leo los artículos del señor José Luis Rocha, hay unos mejor logrados que otros. Pero este último me llamo la atención por su carga misógina y nivel frustración.
Desde hace dos años vivimos Nicaragua en continua represión, ejercida por un Estado policial, el aparato institucional al servicio de un régimen que además autoritario es patriarcal por esencia está encabezado por un violador. Esa situación de meses, de muerte, de exilio de miles, en muchos casos genera agresividad y frustración.
La frustración emerge como primera jerarquía de respuesta ante tantas restricciones cotidianas, en algunas nos podemos se quedar en esa primera fase de la respuesta. No me sorprende que ese estado emocional influya en la conducta y escrito de José Luis Rocha. ¡Pero lo que más me sorprende es su carga misógina en la descripción de la oposición, y las causas de las debilidades en la lucha contra dictadura! ¡Las Evas o Lillith, que distraen de las tareas esenciales! La conducta agonística agresiva de Rocha con las mujeres es gratuita, es decepcionante, porque realmente se espera más….
El artículo mencionado, inicia con la descripción en seis párrafos sobre la aparición del dictador después de 34 días ausencia, que se puede resumir en esta frase: "Fue un cuadro de lamentable decadencia". Luego, Rocha da un salto y pasa su descripción de la oposición, en párrafos de superficialidad y donde revuelve de todo con todo, a lo que él llama una oposición incapaz porque no escucha, ( ¿será solo un tema de escucha?) y según él, que está reducida a pleitos personales, casi a un pleito de vecinos que no se toleran! Y cito: “Todas y todos los opositores parecen tener a sus enemigos favoritos en la misma oposición y no en el régimen” y dice a manera de ejemplo en forma misógina: “Muchas feministas buscan hombres muy malos” para el violación de derechos en los feminicidios, violaciones para que denunciar y movilizarze. Ya que eso no es oposición, según esa frase corta!…sino que las mujeres nos dedicamos a “¡¡buscar hombre malos!!” y para cerrar cita un único nombre que menciona es el de una mujer “la muy meritoria doña Francisca Ramírez prefiere distanciarse del Movimiento Campesino anticanal por diferencias con sus actuales dirigentes y pasear por Europa disfrazada de una versión nica de Rigoberta Menchú".
Conocí a Doña Francisca hace más de cinco años creo, a inicios de la lucha campesina por el canal, nos la presentó Mónica López Baltodano. Me impresionó su mirada, directa, sus palabras construidas con inteligencia natural que la caracteriza. La vi en 2018 en primera fila, sé en las condiciones que vive actualmente en Costa Rica y de la solidaridad militante de esa gran mujer, mas cien campesinos que comparten y sobreviven en un proyecto comunitario en condiciones de pobreza. Pero también la vi hace unos días entregando parte de la producción de plátano, frijoles para los exiliados ante la amenaza de mayor miseria que está generando la pandemia del covid-19. Creo que el señor José Rocha tiene que autoanalizarse y manejar su nivel de frustración y machismo y no pisotear a las mujeres en sus escritos, eso también es violencia machista pero por qué no decirlo, también clasista.
