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Elecciones y competencia discursiva

Las elecciones ratificaron las limitaciones que confrontan los medios para tomar distancia de las fuerzas y alianzas políticas enfrentadas

Roberto Rivas, sancionado por EE.UU. lleva más de veinte años como magistrado del CSE. Carlos Herrera | Confidencial.

Guillermo Rothschuh Villanueva

13 de noviembre 2016

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“En una sociedad cansada, que se siente defraudada por el engaño…

la mentira, la corrupción que vicia a las instituciones y degrada

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a la democracia, renovar la credibilidad política es urgente”. 

Patricia Espinosa Torres

  1. ¿Por qué la televisión.Si en algo ha mostrado lucidez la familia Ortega-Murillo, ha sido hacerse del control de la televisión. Desde hace más de un quinquenio el dispositivo mediático de la familia presidencial ha venido robusteciéndose, hasta conformar el duopolio que acapara la televisión en VHF. El viraje ocurrió en enero de 2010 con la compra de Telenica (Canal 8). Un año después amplió su portafolio con el otorgamiento de parte de Telcor, de la licencia de Canal 13 a los jóvenes Camila y Maurice Ortega. La TV constituye una prima muy alta en el ámbito político. Juega un rol sumamente importante. Además de la necesidad de que sus canales sean solventes, su mayor interés está encaminado a redituar la efectividad que muestra la TV en la propagación de imágenes y la incidencia de sus narrativas en la construcción de la realidad. Aprovechar la condición hegemónica de la TV. Su énfasis consiste en hacer de la TV una maquinariaque favorezca la gestión de gobierno del comandante Ortega. La han convertido en eje central de su política de comunicación.
  1. Una manera de comprobarlo. En las recién pasadas elecciones quedó mostrada la importancia de acaparar la TV. Sus periodistas salieron a la calle muy temprano. A partir de las seis de la mañana la orquestación de los canales 2, 4, 6, 8 y 13, era notoria. Estaban dispuestos a poner ante los ojos de los televidentes las largas filas de votantes. Ante los reiterados llamados del Frente Amplio por la Democracia (FAD) y Ciudadanos por la Libertad, invitando a la ciudadanía a no votar, el desafío encomendado era demostrar a las audiencias que las Juntas Receptoras de Votos (JRV), rebosaban de votantes. Dispusieron apelar a la verosimilitud que conceden las imágenes.Convertir a los televidentes en testigos de los acontecimientos. Estaban interesados en hacer prevalecer su discurso. ¿A cuál otorgaría mayor credibilidad la ciudadanía? ¿Cuánto incidiría saber que estaban frente a versiones interesadas sobre un hecho histórico de alcances incalculables? A las imágenes televisivas se respondió—especialmente— con centenares de fotografías mostrando urnas vacías.
  1. Medios oficiosos. El partido gobernante cuenta a su favor con la política editorial e informativa de El Nuevo Diario. Cabe preguntarse acerca de su efectividad. La manera que informó los tres meses que duró la campaña electoral asumió un perfil bajo, sin quererlo volteó las espaldas, embargó las comparecencias de las fuerzas políticas opositoras, sus fuentes —imitando a los medios oficiales— prefiere que sean oficiales, jamás ha dado cabidaa cuestionamientos antigubernamentales. El día anterior a las elecciones confirió mayor importancia a las elecciones de Estados Unidos que a las elecciones nacionales (publicó en su primera plana dos notas de una columna referidas al cotejo electoral). La debilidad estructural de El Nuevo Diario es que dueños y editores, no han comprendido que los medios requieren —igual que los políticos— revestirse de legitimidad, algo de lo que carecen. Demasiado oficioso. Evita entrar en contradicción con el gobierno. Su comportamiento pone al desnudo la dura hipoteca que pesa sobre El Nuevo Diario.
  1. Competencia discursiva. Las narrativas gubernamentales eran contrarrestadas por Canal 12, La Prensa y la alianza hecha por Confidencial con varias radioemisoras (La Costeñísimaen Bluefields, y Caribe, en Bilwi, Camoapa Estéreo, en Boaco; Darío, en León; Stereo Romance, en Jinotepe, y el programa Onda Local, en Managua), el programa televisivo Café con Vozen Canal 23, Managua, y el canal TeleNorte, en Estelí. La desventaja era evidente. El FSLN disponía también deRadio Sandino, Nueva Radio Ya, diversos sitios en la web, varios canales y emisoras diseminadas por el resto del país. Ocurre que en las disputas discursivas no basta tener mayoría, importa la naturaleza del discurso que oponen las fuerzas contrincantes. Mientras unos insistían en la presencia masiva de los votantes, los otros mostraban lo contrario. ¿Cómo se dirime la contradicción? Existen una diversidad de factores que lectores y audiencias toman en consideración. Siendo elecciones nacionales, todos tenían oportunidad de verificar in situ, quiénes mentían y quiénes no. El discurso simbólico podía ser pasado por la criba de la realidad. Esta sigue siendo la mejor forma de contrastar los hechos.
  1. Factores en contra.El hecho que haya sido el propio comandante Ortega — presidente-candidato— quien haya negado a través de un fuerte discurso,la posibilidad de la observación electoral nacional e internacional,dejó de nuevo en entredicho la independencia del Consejo Supremo Electoral (CSE). Uno de los ejes discursivos de la oposición ha sido señalar la suplantación y sumisión que el presidente Ortega ha logradoen los distintos poderes del Estado. Su discurso restó aún más credibilidad a un CSE debilitado. Su anuncio se interpretó como una directiva que debía asumir el CSE. El silencio que guardó se revertió en su contra. El gobierno demanera repentina decidió iniciar conversaciones con la Organización de Estados Americanos (OEA), después de haber pedido la renuncia de su Secretario General, Luis Almagro, lo que fue considerado como una maniobra de última hora. Su decisión generó suspicacias. Sean cuales sean las razones, su respuesta fueinterpretada como una medida tendiente a ganar tiempo.
  1. Ratensa y Canal 15. ¿A qué obedeció que los canales 9, 10 y 11, propiedad de Ángel González, no hayan hecho coro al discurso gubernamental? Se daba como un hecho que se sumarían de manera amplia a la cobertura electoral. La distancia adoptada fue notoria. Mantuvieron su programación habitual, con excepción de las transmisiones de Canal 10 a las siete de la mañana, una de la tarde, siete de la noche y el enlace que hizo con Canal 6, cuando el CSE rindió su primer informe. Los canales 9 y 11 permanecieron mudos y ajenos a este evento. No ofrecieron ninguna información sobre su desarrollo. Canal 15 —100% Noticias— apostó por una posición pluralista. En su transmisión del 6 de noviembre desfilaron personalidades de todas las tendencias políticas, propiciando acalorados debates. Las informaciones que brindó eran comedidas. Ocurrió lo que los televidentes esperan. Su distancia frente al discurso oficial tiñó de diversos colores sus pantallas. Las discusiones abrieron la posibilidad que los televidentes se asomaran a planteamientos con distintos matices.
  1. Presencia ubicua de las redes sociales. Las redes sociales se convirtieron en una inmensa plataforma por donde desfilaron relatos de los más disímiles. Los memes se multiplicaron al infinito. La causticidad fue evidente. Las burlas estuvieron a la orden del día. Ataques y contraataques se sucedían. Transpiraba libertad.Abundaron las expresiones de intolerancia y hastade mal gusto. Cualquiera podía decir lo que quería. Sandinistas, antisandinistas, sin partidos pero con voz, jugaron el rol que antes asumían los medios tradicionales. En una danza sin fin, circularon miles de Twitter y WhatsApp. Los votantes exhibían en Facebook su dedo en limpio como señal de abstención, la réplica de quienes habían votado surgía de inmediato. La utilización intensivade las redes sociales sirvió para comprobar lo complejo que resulta cumplir con el silencio electoral. En estas plataformas nadie lo observó. Los votantes hacían saber de inmediato por quiénes habían votado. Todos se sintieron tentados de hacerlo. En la elaboración de la nueva ley electoral —una realidad en puertas— debe discutirse la posibilidad de su supresión. Las nuevas tecnologías sobrepasan fronteras.
  1. ¿Ganó la abstención? El juego discursivo se mantiene, las fuerzas políticas —cada una por su lado— continúan disputándose la credibilidad. El debate lejos de amainar sigue su curso. La respuesta del FSLN ha sido movilizar a sus bases. Las grietas provocadasen el discurso oficial plantean enormes dudas sobre la veracidad de las cifras dadas a conocer por el CSE. Las exclusiones de las alianzas y fuerzas políticas consideradas como opositoras, la reacción tardía de aceptar la presencia de la OEA como invitada a las elecciones, la votación en una JRV preparada especialmente con dos urnas,una para que depositara su voto el comandante Ortega y la otra para que lo hiciera la poeta Rosario Murillo —un desliz innecesario— resultó un bumerang,ratificaba la percepción dominante sobre lafalta de autonomía del CSE. Este conjunto de factores restó credibilidad al desarrollo de las elecciones. ¿De qué manera pueden revertirse las dudas que oscurecen el resultado final? ¿Podrá el gobiernorecuperar en algún momento su credibilidad?¿Será posible?
  1. Se profundizó la polarización. El país quedó partido en dos. La polarización persiste. Las elecciones ratificaron las limitaciones que confrontan los medios para tomar distancia de las fuerzas y alianzas políticas enfrentadas. El atrincheramiento partidario de las organizaciones gremiales, en vez de desincentivar la polarización, la agudiza. Con el mismo interés que los miembros del Colegio de Periodistas de Nicaragua (CPN) —consumidos en un silencio sepulcral— Unión de Periodistas de Nicaragua (UPN) y Asociación de Periodistas de Nicaragua (APN), demandan evitar las descalificaciones y los discursos confrontativos, las organizaciones gremiales tienen la obligación de nocontinuar funcionandocomo apéndices para-partidarios. Su mejor contribución —junto con los medios escritos, televisivos y radiales— sería bajar la calentura política, abriéndose a todas las expresiones sociales, educativas, socioeconómicas, religiosas, políticas y culturales. ¿Lo querrá el gobierno? Sus medios con cotos cerrados. ¡Un reto mayúsculo! ¿Estarán preparados?

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Guillermo Rothschuh Villanueva

Guillermo Rothschuh Villanueva

Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.

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