Guillermo Rothschuh Villanueva
13 de agosto 2017
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Los cambios de hábitos y costumbres siguen su marcha inexorable. La televisión no sabe cómo enfrentar los desafíos de las redes sociales.
I. México-Nicaragua. Existe un conjunto de aspectos en el libro de Villamil —La rebelión de las audiencias— cuya lectura se vuelve imperiosa para académicos, expertos y estudiosos del dispositivo mediático nicaragüense. La historia de la TV mexicana es muy similar a la nuestra. La estructura de su propiedad es de carácter duopólico, igual que en Nicaragua. El gobierno —como en México— tiene una alta propensión por favorecer más allá de todo límite a supuestos aliados. Cuando Ángel González renegoció la devolución de Canal 4, la familia presidencial le otorgó como recompensa la frecuencia de Canal 9. Algo parecido pasó en México.
La aparición de TV Azteca —prohijada por Carlos Salinas de Gortari— fue proseguida por el otorgamiento de 62 frecuencias a Televisa. La compra de Estesa debe entenderse como una derivación de la guerra corporativa y política entre al magnate Carlos Slim y su monopolio América Móvil-Telmex y los barones de la televisión, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas, entre 2006 y 2014. A partir de entonces Slim comenzó a comprar empresas de televisión por cable en el continente con el ánimo de transformar Telmex en un futuro operador de televisión restringida. Proceso en marcha en Nicaragua.
Contrario a lo ocurrido inicialmente en México, Carlos Slim logró —en un abrir y cerrar de ojos— capturar la telefonía fija, móvil, televisión por cable e internet. Su posición sigue siendo envidiable. Ángel González optó por convertir los noticieros de los canales 9, 10 y 11, en propuestas anodinas. No desea entrar por ahora en contradicción con el presidente Ortega. En Guatemala opera a la inversa. Sus beneficiarios terminaron convirtiéndose en rehenes de sus canales televisivos. Algo análogo acontece en México.
Televisa funcionó durante muchísimos años como un ministerio de información priista. El giro del poder mediático ocurrido en México —su campo de operaciones sobrepasa los linderos de la televisión, incluye telefonía móvil e internet— se revirtió contra la clase política. Los barones de la televisión privada dejaron de ser ‘los soldados del presidente’ y del PRI para transformar a los políticos en sus vasallos. Hoy buscan el favor de los dueños de ambos conglomerados. ¿Actuará en forma parecida Ángel González en Nicaragua en fecha próxima?
El cambio radical en el comportamiento de las audiencias llegó con la aparición de la web 2.0 y su involucramiento anárquico. La modificación provino de la creciente participación y su incidencia en el poder, sin depender de quienes lo detentan. También entraron en contradicción con la narrativa oficial mexicana. Las tentativas de encajonar a las audiencias en un esquema unidireccional se han traducido en continuo fracaso. El esquema fue roto. Las disputas encaminadas alterar la comunicación que las audiencias realizan se revierten contra sus gestores.
II. El desafío de la posverdad. La anarquía se expresa por carecer de los atributos de jerarquización informativa, publicitaria y de entretenimiento. Los usuarios se enfrentan a una marejada de mensajes que llegan por oleadas en las redes sociales. Sus narrativas y los flujos incesantes que generan, transforman la opinión pública a través de una variedad de agendas. La hegemonía de la televisión y los periódicos queda desfondada. El reto consiste en distinguir si lo que dicen es verdadero o falso. La inexistencia de filtros permite que la posverdad se instale.Las formas de legitimación obedecen al número de contactos y visitantes que formulan comentarios o dejan sus likes. Como expresa Rosalía Winiur —citada por Villamil— la cantidad de likes y no los comentarios u opiniones, convierte a los posteadores en microcelebridades, al alcanzar un valor simbólico. La especialista está convencida que los intercambios público-privados más que evidenciar la pobreza de la opinión ciudadana, muestra la génesis constitutiva de la opinión pública. Esta circunstancia permite entender la forma cómo circulan y se apropian de los mensajes en la polis de los medios.
La observación anterior ilumina el nacimiento de una nueva dinámica público privada. Pone de cabeza el famoso triángulo gestor de la opinión pública (medios-políticos-encuestas). Su funcionamiento es otro. La variación sustantiva ha sido que las redes han dejado de ser para muchos escaparates narcisistas, para transformarse en poderosas plataformas de discusión pública, contrainformación, catarsis social y portavoces de diversas causas. Son quienes levantan nuevas banderas de lucha.
Nadie discute que las redes están saturadas de insultos y banalidades. Villamil calcula —apoyándose en encuestas— que entre el 10 y 20% de sus contenidos rompen con la gestión tradicional y vertical de la opinión pública. Emerge la horizontalidad. Con potencialidades evidentes. En el caso mexicano Twitter ha sido la red que más ha transformado la deliberación pública. Advierte el error de suponer los trending topic (TT), son equivalentes al rating. Operan de otra manera.
Existen tres tipos de promotores. 1. Los activistas, periodistas y líderes sociales. A través de las redes sociales despliegan sus causas, demandan, denuncian obteniendo apoyo de las comunidades digitales. Sus cuentas son activas aunque no necesariamente las de mayor número de seguidores; 2. Los Community Managers o Influencers, nuevo oficio digital en pleno desarrollo; 3. Cuentas institucionales o de gobiernos, cuya eficacia obedece por estar apoyadas por un ejército de jóvenes bajo contrato, de encargarse de promover y replicar las oleadas de mensajes que se vehiculizan en la llamada twittosfera.
III. Facebook sigue absorbiendo. La Agenda trending es una de las más dinámicas y eficaces en la configuración de la Agenda setting. 1. Media events: espectáculos, deportes y ceremonias de promoción. Los grandes espectáculos deportivos (olimpiadas, los Oscar, Grandes Ligas, etc.) fueron rápidamente fagocitados por las redes. 2. Burlas, ironías, parodias. Los memes son frecuentes en las redes sociales nicaragüenses. Son virales y los más preferidos. 3. TT de odio o maltrato, es un recurso frecuente de quienes buscan desviar la atención, mediante la aparición de escándalos políticos y empresariales. Casi siempre son mensajes racistas, homofóbicos o misóginos. La recomendación de Villamil: no caer en la tentación de contestarles o replicarles. Se utilizan para propagar rumores y se escudan en el anonimato.
Sabemos que Facebook y el mundo like sigue creciendo a velocidad exponencial. Su peculiaridad ha sido absorber, copiar y reutilizar las ideas surgidas en otras redes sociales. Las ha subsumido. Una acusación permanente contra Zuckerberg. La renuencia para prevenir mensajes de odio, la proliferación de mensajes falsos y las acusaciones de cooperación con el espionaje, son remarcadas de manera sistemática. Gobiernos de distintos países promueven leyes para obligar a sus directivos a rectificar e introducir correctivos vigorosos.
Facebook constituye un enorme desafío para la privacidad y seguridad de los usuarios. Las denuncias de Edward Snowden calaron profundamente en el imaginario. La cooperación que mantiene Facebook con la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), no ha podido ser acallada. Una acusación similar ha sido lanzada contra Google, Apple, Microsoft y Skype. La connivencia que mantienen con los servicios de espionajes estadounidenses, se percibe a través de los servicios de vigilancia activa que prestan estos aparatos. La privacidad hace crisis.
El quiebre obedece a que adolescentes y jóvenes manifiestan preferencia por informarse y entretenerse a través de sus smartphone. El tiempo que pasan con este dispositivo es mayor al que mantienen frente al televisor. La sensación de verosimilitud ofrecida por la TV viene en picada. Sus gustos y preferencias se inclinan por la utilización intensiva de los llamados teléfonos inteligentes. Los políticos —mientras tanto— siguen creyendo en los poderes omnímodos de la televisión. Las nuevas generaciones —a la inversa— prosiguen migrando hacia las redes sociales.
Los cambios de hábitos y costumbres siguen su marcha inexorable. La televisión no sabe cómo enfrentar los desafíos de las redes sociales. Instagram y Youtube son los predilectos de adolescentes y jóvenes. La televisión ha sido puesta en jaque. En la medida que el uso de las redes sociales siga expandiéndose, en esa misma proporción disminuirá su fortaleza. Netflix le asestó otro golpe mortal. Los usuarios tienen la prerrogativa de elegir cuándo y a qué ritmo desean ver una serie o una película. Una nueva era fija su rostro.
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Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.
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